¿Sería usted capaz de quemar un libro?

Un funcionario de la UNESCO dio la orden de quemar CIEN MIL

 

Texto: María Olivera Zaldua

La UNESCO contravino la norma de preservar los libros. La excusa de quemar libros para ganar espacio, reciclar papel y ahorrar gastos en transporte también llegó al organismo responsable de la cultura mundial.

No se entiende como un funcionario de esa organización ordenó quemar 100.000 libros por falta de espacio, entre los que se encontraban muchos títulos de interés y entre ellos La historia general de Latinoamérica (El Mundo 15-04-2008).

Volvemos así al mundo imaginario que Ray Bradbury describió en la novela Fahrenheit 451, título que hace referencia a la temperatura a la que el papel de los libros se inflama y arde. En el mundo real la experiencia fue puesta en práctica por la Inquisición y en la Alemania de 1933 los nazis tomaron el relevo de la “santa” institución.

En las empresas y en los hogares se destruyen sistemáticamente los libros por falta de espacio, pero también por falta de interés y por otros motivos, no oscuros sino estúpidos.

Las bibliotecas están abiertas a los libros, al igual que cientos de instituciones, librerías de viejo o de lance, bibliófilos o cualquier pagano que se embelesa contemplando una cubierta.

Hacemos pues un llamamiento a todo el que sienta la tentación de destruir un libro para que no lo haga:

¡POR FAVOR, NO LO HAGAN.

Los libros, nuestros libros, los libros de todos, forman parte de nuestra cultura.

Cada libro es único y aporta ese valor tan extraño que llaman conocimiento.

¡POR FAVOR, NO LO HAGAN!

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10 comentarios

  1. Me encanta ver arder el papel. Tiene algo de morbo quemar un libro. Es como destruir la historia, el pasado e incluso el futuro.

    La belleza del fuego coombinada con los tipos de la imprenta…

  2. Es alarmante la nota que acabo de leer, no lo he corroborado, pero de ser cierto; significaría un atentado en contra del conocimiento de toda la humanidad. Yo creo que mínimo el que tomó está medida, debío donar estos libros a otras bibliotecas que hubieran estado deseosas de tenerlos en sus anaqueles, o incluso a particulares como tú, o como yo.

  3. Arder en el infierno de la sabiduría, del conocimiento, del placer por tomar entre las manos un libro en apariencia insignificante y descubrir un mundo de sensaciones usando como hilo comunicador las letras que dibujó la tinta de un viejo cálamo ahora convertido en teclado. Éste es para algunos, no por norma los más cuerdos y entre los que me incluyo, el verdadero morbo que transmite quemar una a una las páginas de un libro.

    La ignorancia y la insensatez dan como fruto este tipo de medidas, por lo que el cultivo de la cultura se alza como el único arma capaz de combatirlo.

    Hubiera sido interesante que acompañara al texto la fuente de la cual se extrajo la noticia para poder ampliar la información (no quiero decir con esto, que el contenido que nos presenta su autora pierda por ello relevancia).

  4. Estoy de acuerdo con mi amigo Víctor Rosas Martínez (Salu2 México), cuando dice que los libros deberían donarse a otras bibliotecas antes de ser quemados por el fuego. Mi memoria no es capaz ahora de recordar que escritor dijo que una vez que acababa un libro ya no era de él, sino de sus lectores.

    Lo digo una vez más, los libros son de todos. Nadie tiene derecho a quemarlos.

  5. Sin el conocimiento no somos nada. ¿Que funcionario tan dispuesto? Seguro que otras órdenes no las cumple con tanta celeridad. Vivan los libros. Muera el orden!!!!!

  6. Un tanto ingenuo y simplificado el artículo, y los comentarios, con perdón. No se si han tenido en cuenta la estadística de que de todos los papeles que se guardan tan solo un 20% se vuelve a consultar alguna vez. No conozco, pero imagino que existe, una estadística similar sobre qué porcentaje de libros se consultan, no ya que se lean.

    Tampoco creo que pueda sacarse de la argumentación si el libro ya se conserva en otro lugar o no. Y tampoco se puede ignorar el coste que tiene el almacenaje y el transporte, así como el tiempo. Y por supuesto que hay libros que no se merecen mucho el ser guardados. Las edioriales rutinariamente destruyen libros que no venden.

    A mí me gustaría que publicasen datos y no ingenuos sentimientos, lo demás es sacralizar a un objeto. Mientras tanto los encuentran y los publican vaya mi homenaje a Pepe Carvalho y a su chimenea.

  7. Sr. Vicente: ¿Datos?

    Se refiere usted a las mentiras de los editores en cuanto a tiradas, ediciones, reimpresiones, etc.

    Dígame los datos que quiere y se los hago llegar…

    "Lo que a mi me gustaría"… esa si que es una opinión.

    Si al escribir tuviera que pensar el autor del texto en lo que nos gusta a cada uno…

    De todos los papeles que se guardan tan solo se consulta un 20%, pero la reflexión suya tambien es ingenua… porque usted nunca sabrá de antemano que 20% será consultado (lo que significa que deben guardarse todos para que podamos consultar ese 20%)

    ¿Correcto listillo?

  8. Señor "estadístico",

    pues no, no me parece correcto, ni su argumento ni su estilo. Empecemos por lo primero, si no se precisa lo que merece la pena guardar acabaríamos por coleccionar todos los ejemplares de la guía telefónica, como usted sabe un libro con pobre argumento pero con una gran riqueza de personajes.

    Creo que se necesita conocer la utilidad, y el valor de algo para poder tomar una decisión. Todo en la vida exige elegir y en la elección hay algo que se pierde, no lo podemos tener todo, pero lo que pido es tener cuantos más datos mejor para que la decisión tenga fundamento. Lógicamente me equivocaré alguna vez, pero ahí está el criterio de responsabilidad.

    ¿Tiene usted datos? pues me parece a mí que no se yo si fiarme de alguien que para empezar descalifica a los editores, que mal que bien algo se preocupan de la difusión de lo que publican, es de lo que comen.

    Pues claro que el autor ha de preocuparse de lo que le "gusta" a la gente, si es que quiere comunicar algo; eso es lo que implica una "publicación". Cuando su autor se va al cementerio, los cuadernos personales tienen una gran probabilidad de ser depositados en el contenedor, y se acabó el problema.

    Pues claro está que lo que doy es una opinón, ¿acaso es que usted emite decretos? Faltaría más que a estas alturas de la película no pudiese expresar una opinión.

    Y por último, podría usted ahorrarse lo de "listillo" no le añade más que bilis a su respuesta, que se refugia además en el anonimato de un seudónimo. Mira que me fastidian, y es otra opinión, los que en cosas tan sencillas como hablar de los libros, no son capaces de dar la cara .

    Un saludo

    Miguel Vicente

  9. Amigos y colegas:

    Gracias a todos por los comentarios.

    Saquemos una concluisón primera: el tema libros, edición y bibliotecas interesa.

    No perdamos los nervios. En unos y otros casos se observa interés y eso es lo positivo.

    Por favor, mantengamos las formas. No es necesario utilizar términos peyorativos o despectivos y, por supuesto, los comentarios pueden hacerse bajo seudónimo (siempre con el máximo respeto).

    Sigamos hablando de libros. Si alguno de los contertulios quiere o puede añadir información (estadísticas, etc.) por favor que no dude en hacerlo.

    Gracias de nuevo a todos por la participación.

  10. Hola,

    mira Juan Miguel, a mí me trae al fresco que el Señor "estadístico" me llame lo que quiera siempre y cuando se identifique para decirlo. Pero por pura cortesía para con los lectores y si lo hubiese enviado a mi blog lo hubiera borrado.

    Pero el meollo de la discusión es bajo mi punto de vista que se quiera convertir al "libro", bueno para agunos debiera esribir "EL" libro, en una vaca sagrada. Lo siento pero no me gusta que se sacralicen las cosas, porque entonces cualquier discusión racional se me hace imposible.

    Puestos a discutir ¿se sabe cuánto cuesta mantener un libro en una biblioteca? ¿se sabe cuánto cuesta mantener ese libro según el lugar en el que esté la biblioteca? ¿cuánto cuesta simplemente almacenarlo? ¿se sabe cuántos lectores tiene un libro como media en una biblioteca? ¿y fuera de ella?

    A partir de datos como esos, que seguro que los bibliotecarios, libreros y editores tienen, es como se puede realizar la discusión, creo, y con el debido respeto para el amigo Pepe Carvalho, que además de buen cocinero era un escéptico lector.

    Un saludo

    Miguel Vicente

    Miguel Vicente

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