Texto y fotos: MOZ

El sábado 21 de octubre por la noche, Madrid se llenó de luz, música, vídeo y creatividad. Para conmemorar los trescientos años de historia del Paseo del Prado y del Retiro se pusieron diversas instalaciones desde Cibeles hasta Atocha:

En la Puerta de Alcalá, tres audiovisuales que la convertían en un gran lienzo. Las fuentes de Cibeles, Nepturno y Apolo se llenaron con más de 60.000 botellas de plástico recicladas, para concienciarnos del uso masivo de ese producto. Junto al Ayuntamiento, una gran cabeza proyectaba en tiempo real la cara de las personas que paseaban por allí

Entre Cibeles y Neptuno, más de una veintena de personajes de luz se movían al ritmo de la música. El Museo del Prado presentaba dos instalaciones: la primera en la explanada con varios conos de 8 a 14 metros de altura de diferentes colores que cambiaban según el movimiento de los paseantes; la segunda, en la puerta principal, un vídeo en 3D de figuras geométricas.

En el Paseo del Prado, colgados entre los árboles, se encontraban los Voyageurs, hombres de luz y dos pájaros que volaban entre las ramas. Para terminar, junto al Jardín Botánico, unos cubos de luces brillantes que cambiaban en el momento de tocarlos; formas geométricas entre los árboles y ramos de flores gigantes con mil reflejos y colores cambiantes.

Una noche para pasear por ese eje y disfrutar del ambiente, de la música y el colorido. Imágenes efímeras de las que obtuvimos fotografías que no lo son. La realidad de lo irreal.

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