MEZCLAS Y COLORES, PATENTES PARA QUÉ OS QUIERO
Una de las principales novedades que ha introducido la entrada en vigor el 1 de abril de 2017 de la nueva Ley de Patentes 24/2015, de 24 de julio, es la posibilidad de proteger como modelo de utilidad cualquier producto o composición, incluyéndose por lo tanto los productos químicos, exceptuando aquellos que recaigan sobre materia biológica y las sustancias y composiciones farmacéuticas.
Este cambio abre una vía nueva para el registro de composiciones que, aun siendo nuevas, quizá no cumplirían con el requisito de actividad inventiva, que como ya se ha comentado en otros posts de este blog (La actividad inventiva – el requisito de patentabilidad y Profundizando en el concepto de actividad inventiva: el conocimiento general común del experto en la materia) es un requisito cuya evaluación entraña en ocasiones muchas dificultades.
Y pesando en posibles composiciones que se podrían beneficiar de este cambio normativo surge el ejemplo de los colores.
¿Sería posible patentar un color?
La idea es que la mera descripción de un color no sería protegible pues no sería la solución técnica a un problema técnico, pero si suponemos que una pintura surge de una mezcla, de una composición química, podrá ser protegida como patente siempre que:
– se describa de manera clara y completa en la invención
– sea nueva y con actividad inventiva
– y tenga aplicación industrial
Un ejemplo de este tipo de solicitud es el “Vantablack”, un recubrimiento para superficies que tiene el record de ser la sustancia más oscura elaborada por el hombre y que está disponible en dos versiones, una para su aplicación por deposición al vacío y otra más reciente, conocida como Vantablack S-VIS, que se aplica en spray, y sobre el que la empresa Surrey NanoSystems ha solicitado varias patentes dos de ellas en fase de tramitación:
– Solicitud PCT WO2017033031 “Ultra low reflectivity hydrophobic coating and method therefor”, todavía en tramitación.
– Solicitud PCT WO2017033027 “Low reflectivity coating and method and system for coating a substrate”, todavía en tramitación.
– Y una solicitud más antigua, WO2010086600 ”Providing gas for use in forming a carbon nanomaterial”, que ha sido retirada.
Primera página de la patente WO2017033031
Este recubrimiento ha sido objeto de una gran polémica (El secreto del Vantablack y la leyenda de la patente Azul Klein: entre colores anda el juego), pues su utilización para fines artísticos ha sido cedida en exclusiva al artista Anish Kapoor , lo que ha levantado en pie de guerra al mundo del arte y en especial al artista británico Stuart Semple que ha lanzado al mercado su propia pintura negra, que esta al alcance de todo aquel quiera comprarla desde su página de internet pero siempre que no sea el propio Anish Kapoor, pues en el formulario de compra se incluye esta cláusula:
Otras formas de protección de un color: el enveloppe Soleau
Pero el ejemplo del “Vantablack” no ha sido el único dentro del mundo del arte para tratar de proteger la exclusividad de un color. Es conocido que el artista Yves Klein (1928-1962), en colaboración con Edouard Adam, un proveedor de pinturas artísticas parisino, desarrolló lo que se conoce como International Klein Blue (IKB). Pero frente a lo que habitualmente se escribe, Klein no llegó a tener realmente una patente en vigor para el IKB, sino que en mayo de 1960, Klein depositó en el Instituto Nacional de la Propiedad Industrial de Francia (INPI) un enveloppe Soleau en el que describió la fórmula de la pintura, bajo el nombre de International Klein Blue (IKB).
Un enveloppe Soleau equivale a un depósito previo que da fe, autentifica en qué fecha se hizo un registro. Sería equivalente a lo que en España se hace para el Registro de la Propiedad Intelectual y que en Francia también se utiliza para invenciones técnicas. Este enveloppe Soleau tiene dos partes, una se sella y se devuelve al solicitante, y la otra la guarda el INPI durante 5 años y se puede renovar por otros cinco años más. Pasado ese tiempo el sobre se destruye. En el año 1960 Klein hizo este depósito, que es el que consultando distintas fuentes aparece identificado con el número FR63471. La copia en poder del INPI fue destruida en 1965, pero la copia de Klein, que el INPI le entregó debidamente sellada en su momento, sigue existiendo. Al no tratarse de una patente, este registro no aparece recogido en la Base de datos espacenet pero en internet se puede localizar una imagen de este recibo.
Nos podemos quedar con un secreto industrial
Así como Yves Klein decidió proteger el IKB a través del Enveloppe Soleau (quizá porque el artista fuera consciente de las dificultades para que su “invención” cumpliera los requisitos de novedad y actividad inventiva) y Stuart Semple ha decidido no proteger sus pinturas para uso y disfrute de todos (excluyendo a Anish Kapoor), hay otro tipo de creaciones que se ha decidido mantener como secreto industrial.
Es el caso de la composición WD-40 , un producto desarrollado en los años 60 del siglo pasado por la empresa Rocket Chemical Company para la industria aeroespacial y que pasó a utilizarse como lubricante de uso doméstico.
La fórmula no se patentó, precisamente para mantenerla en secreto y lo único que se sabe de ella es lo que aparece en la ficha de seguridad.
Una nueva vía: los modelos de utilidad
La nueva ley de patentes abre una nueva vía para proteger composiciones que no nos importe divulgar y que quizá no tengan suficiente actividad inventiva.
Y aunque por el momento no se ha publicado ninguna solicitud de modelo de utilidad que describa una mezcla, un color, es posible que en los próximos meses conozcamos alguna como por ejemplo “el rojo más rojo de la Roja” o “el blanco más blanco del Real Madrid”.
Se admiten apuestas.
Me ha aclarado el problema bastante, que es muchísimo para lo complejo que es, y me ha abierto posibilidades reales.