Bioseguridad: Instalaciones de alta seguridad biológica en España (IV). El Laboratorio Central de Veterinaria del MAGRAMA

 

Continuamos en este blog presentando instalaciones de alta seguridad biológica en España. Ya hemos presentado el CISA, el CReSA, y la instalación de VISAVET. Esta vez le toca el turno al Laboratorio Central de Veterinaria (LCV), mi antigua casa. He pedido a mi colega, colaborador y amigo Rubén Villalba, que es el Jefe del Departamento de Enfermedades Emergentes de dicho Laboratorio, que nos haga un resumen de su instalación de alta seguridad biológica y sus funciones, a lo cual ha accedido encantado, y le quedo muy agradecido por ello. Quiero agradecer igualmente a Montserrat Agüero, directora del LCV y a los responsables de la sanidad animal del MAGRAMA su disposición tan favorable a divulgar a través de este medio la información acerca de este laboratorio y las actividades que se desarrollan en él.

Reproduzco a continuación el resumen elaborado por Rubén Villaba:

 

El Laboratorio Central de Veterinaria del MAGRAMA: Una instalación de alta seguridad biológica para la sanidad animal en España.

Rubén Villaba

El Laboratorio Central de Veterinaria (LCV), situado en Algete (Madrid), es un laboratorio de análisis en sanidad y genética animal que pertenece al Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MAGRAMA).

El LCV es Laboratorio Nacional de Referencia (LNR) en España para las principales enfermedades infecciosas de los animales, tanto de origen vírico como de origen bacteriano, incluyendo enfermedades con carácter zoonótico que, por tanto, pueden afectar también a las personas. Cabe destacar entre ellas por su especial relevancia las pestes porcinas (clásica y africana), la fiebre aftosa, la influenza aviar o la encefalitis del oeste del Nilo (West Nile). También es Laboratorio de Referencia para la Unión Europea (LR-UE) y para la OIE (Organización Mundial de Sanidad Animal) para la peste equina africana, una importante enfermedad producida por un Orbivirus, que afecta gravemente a los équidos y se transmite a través de un vector (Culicoides spp.). Si bien en la actualidad esta enfermedad está presente únicamente en países del África Subsahariana, la posible aparición de un brote de esta enfermedad en nuestro país, como ya ocurrió en el pasado, podría suponer enormes pérdidas económicas.

En el ámbito de la sanidad animal, las funciones del LCV no se limitan únicamente a la realización de análisis en el marco de los programas oficiales de vigilancia, control y erradicación, sino que, como LNR para muchas enfermedades de los animales, tiene otras funciones como la de colaborar con los LRs-UE en su ámbito de competencias, coordinar las normas y los métodos establecidos en los laboratorios oficiales encargados del análisis de muestras, organizar ensayos comparativos entre los laboratorios oficiales nacionales, difundir a la autoridad competente y a los laboratorios oficiales nacionales la información suministrada por los LRs-UE ó facilitar a la autoridad competente asistencia científica y técnica para la puesta en práctica de los planes de control coordinados.

Por otra parte, el LCV está integrado en diversas redes de laboratorios, destacando la Red de laboratorios oficiales y autorizados de Sanidad Animal – RESALAB- o la Red de Laboratorios de Alerta Biológica –RE-LAB-.

Para cumplir con las funciones de LNR y LR-UE, se precisa en muchos casos la manipulación del agente infeccioso o muestras sospechosas de poderlo contener, por eso el LCV tiene un área de laboratorios de nivel 3 de contención, al cual se accede desde el área de nivel 2, que cuenta con 4 laboratorios y zonas de servicio como cuarto oscuro, sala de congeladores, vestuarios, pasillos, zonas técnicas o zonas de entrada y salida de material, lo que supone un total de aproximadamente 300m2 en contención, con 32 personas autorizadas para el acceso, incluyendo personal técnico de laboratorio, mantenimiento y limpieza.

La estructura de la zona contenida se basa en hormigón o paneles farmacéuticos, y cuenta con todos los sistemas de tratamiento de aire, efluentes, residuos sólidos y cualquier otro objeto, de modo que “no pueda salir nada” que no haya sido previamente tratado. Para ello está equipado con doble filtro HEPA (alta eficacia para retener partículas) en el aire extraído y HEPA simple en el aire impulsado, reactores térmico y químico para el tratamiento de los efluentes, autoclave de vapor para los residuos sólidos, pasos de doble frontera equipados para la descontaminación con peróxido de hidrógeno y un tanque de inmersión en descontaminante químico para pequeños objetos.

Además toda el área contenida se encuentra en presión negativa, con gradiente negativo a medida que se avanza desde la zona de entrada hacia los laboratorios. También cuenta con un sistema de control de entrada para las personas, vigilancia durante las 24 horas, equipos alternativos de suministro eléctrico o cabinas de seguridad biológica tipo II.

Todas estas instalaciones y equipos, en muchos casos bastante complejos, deben ser utilizados y mantenidos de una forma correcta, por eso es fundamental realizar una buena gestión en bioseguridad, biocontención y biocustodia, así como tener procedimientos adecuados y una correcta formación del personal. Por eso en el LCV la gestión de la bioseguridad se encuentra incluida en un sistema integrado de gestión, que engloba la gestión ambiental según la ISO 14001 y el aseguramiento de la calidad según la ISO 17025, en ambos casos acreditados desde hace ya varios años, así como la prevención del riesgo de los trabajadores, incluido el riesgo biológico.

Entre los procedimientos anteriormente mencionados, cabe destacar normas fundamentales en este tipo de instalaciones, como la ducha obligatoria de todo el personal a la salida o el establecimiento de cuarentenas para visitar lugares con especies animales susceptibles a los agentes biológicos manipulados.

Dentro de este sistema de gestión, resulta fundamental la identificación de peligros y evaluación del riesgo. En este sentido, todas las actividades que se realizan en el LCV con los agentes patógenos clasificados como nivel 3 ó 4 (OIE), han sido evaluadas y se ha establecido qué técnicas o partes de una técnica deben ser realizadas en el nivel 3, así como si requieren o no la utilización de equipos de protección individual.

Por último, destacar que el LCV está autorizado para manipular el virus de la Fiebre Aftosa (clasificado como grupo de riesgo 4 por la OIE, no por afectar a las personas, sino por su elevada capacidad de difusión, produciendo graves pérdidas económicas). Esta autorización supone el cumplimiento de estrictas normas internacionales de bioseguridad, avalado por inspecciones por parte de la Unión Europea.

 

Enlaces a posts relacionados en este blog

Bioseguridad: Instalaciones de alta seguridad biológica en España (I). El CISA

Bioseguridad: Instalaciones de alta seguridad biológica en España (II). El CReSA

Bioseguridad: Instalaciones de alta seguridad biológica en España (III). El Laboratorio de Seguridad Biológica L- 3 de VISAVET – UCM

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