• Cálculos infinitesimales

    LA luz de esas estrellas ya ha ocurrido.
    En una lejanía inapropiada
    para nuestra penosa sensatez,
    ya han muerto las estrellas que miramos.
    Millones de millones de años luz,
    agujeros del tiempo inconcebibles,
    la confabulación de la energía,
    más allá de cuanto nos resulta soportable,
    en una aterradora fiesta sin nosotros.
    Todo el escrupuloso asombro de la ciencia
    parece que conduce hasta este asombro
    con que contempla el cielo un ignorante.
    Según nos dicen, hay que seguir viviendo
    cercados de preguntas sin respuestas.

  • Cuantos

    Tanto tiempo deslumbrados
    por lo grande,
    tanto tiempo persiguiendo
    la gloria,
    el poder,
    la riqueza,
    pero
    conforme más pequeña es la materia,
    más cuesta penetrarla.
    Dios es Ínfimo.

  • Conjunción

    Mínimo destello en un océano iluminado,
    monarca menor que con su menguada corte
    deambula extraviado, inseguro de su rango,
    deslumbrante tan sólo para su plebe.

    Leve nódulo celeste, con un corazón de lava
                                  que se extingue
    y una corteza apenas rescatada del frío

  • Corpúsculos

    ¿Es posible, Dios escondido,
    que la música
    de la lira que tañes
    sea el origen del universo?
    ¿Es posible
    que disfraces tus pensamientos
    de estrellas, de rocas,
    de agua, de animales?
    ¿Es posible
    que los hombres que han existido,
    que existen, que existirán,
    no sean sino los corpúsculos
    que construyen una y otra vez
    tu cuerpo infinito?

  • Lección sobre el átomo

          Dice el filósofo sapiente
    como en el siglo XVI:

          << En esta brizna de hierba
    ves el universo. >>

          Cierto es.
    El cósmico viento
    que mueve el átomo
    y dispersa en orden
    el enjambre de las galaxias,
    también borda
    el mínimo infinito de esta hoja.

          En página 26, párrafo 3,
    renglón 7, abajo para arriba,
    lo dice este libro.

  • En lenguaje binario, la presencia ...

    En lenguaje binario, la presencia
    a la ausencia se opone, sin terceros.
    Como el día a la noche, como el alba al crepúsculo: el sol
    sale o se va. Se va.
    ¿Dónde está el sol (en lenguaje binario)
    toda vez que anochece?
    No es uno ya, cero es.
    Es.
    ¿Hay ceros amarillos?
    ¿Será redondo el uno tras el alba?

    Terceros, terceros son
    los ceros y los unos.
    (¿Qué no ha sido tercero alguna vez?)

  • Tsunami

            a María Matos

    Un solitón
    es una singularidad
    en una onda
    en marcha, un borde
    que se desplaza
    sólo en esa dirección.
    Filmamos en una ocasión
    uno que se movía
    descuidadamente
    por una superficie de platino.
    Los solitones pasan
    imperturbables
    unos
    a través
    de otros.

  • Astronáutica

    Hoy he pensado: fin de una jornada,
    eso soy yo; el final de un plan inmenso
    que no se acaba nunca, yo me acabo
    pero el hombre se extiende inmensamente
    hacia un proliferar inagotable.
    Hombres y estrellas, dije en otro tiempo
    sin saber que expresaba lo secreto
    del corazón: racimos, dije entonces
    de hombres y estrellas lejos y tan cerca
    oscuramente unidos estos hombres
    y las lejanas luces del espacio
    cual si una indicación me revelara
    que un mismo melancólico mensaje
    late en el pulso humano y en los centros
    del mundo sideral una promesa

  • Dr. Freud

    Freud soñó que era Dr. Freud   y acosaba a sus aterrorizados pacientes  con las más obscenas preguntas   sobre la vida de los sueños     Al despertar procuró algún significado  para su pesadilla   pero ya era demasiado tarde   le había salido una barba entre canosa y negra  como de sabio   le habían crecido los dientes  muy ansiosos     Y la noche siguiente  al pedirle su mujer   como todos los sábados  que se acostaran juntos   él no pudo menos que preguntarse  cuáles serían los motivos   qué terrible tensión del pasado   se liberaría en ese instante fugaz   

  • De quodam cristoforo colombo mentis

    Y lo de nuestro espíritu es errar en el centro del mar multiplicado
    a veces bajo amasadas nubes de tormenta;
    a veces bajo la luz hondísima de grandes calmas sin vellón,
    en la proa que roza las estrellas y al instante se abisma,
    mas siempre en el presagio de una travesía sin fin hacia la Real
    con las bodegas del ser hasta los topes repletas de silencio
    Sobre el espejo de la mente exfoliada.