Si yo fuera diputado… (Mario Moreno «Cantinflas», 1951)

Reseña Carlos Ávila:

«Si yo fuera diputado» (1951) es la vigésimo séptima película del intérprete Mario Fortino Alfonso Reyes Moreno, o mejor conocido internacionalmente como «Cantinflas».

 

En «Si yo fuera diputado» Cantinflas interpreta a un humilde barbero que tiene de cliente un anciano abogado con el cual intercambia cortes de cabello por lecciones de leyes. El anciano, al ver que ya no puede seguir llevando los casos del pueblo, empieza a meter a Cantinflas al mundo de los abogados y la defensa de juicios, teniendo de base las simples lecciones que él le dio y claro, con la picardía inconfundible del personaje principal. Cantinflas después de combatir algunos juicios, será lanzado como diputado del pueblo, dónde tendrá que contender en contra de Don Próculo y sus artimañas para quitarle la diputación del pueblo.

 

Es una película que está basada en la corrupción y cliché del gobierno mexicano, donde todo se arregla con acuerdos por debajo de la mesa, sobornos y violencia pero claro, sin dejar atrás el humor que caracterizaba al legendario pícaro y sus películas.

 

Durante la película, Cantinflas hace sátira a lo que es el político mexicano. Esto lo podemos comprobar notablemente comenzando por la forma en que se expresa cuando ayuda a una mujer de unos gendarmes que están a punto de embargarla. El pícaro al llegar a escena, comienza a dar un discurso de leyes totalmente inventadas y sin bases existentes. Es un lenguaje completamente inculto y popular que al ser dicho en un tono autoritario, crea alusión a que es real.

 

«Cantinflas, de manera astuta e inventiva se vale de la exageración del lenguaje para deconstruir el discurso elaborado del poder. Este tramposo del lenguaje utiliza, picarescamente, varios artificios para mostrar lo hueco del lenguaje. Lo hiperbólico, lo hinchado, lo incoherente y lo irracional del lenguaje de Cantinflas enfatizan el menosprecio a la lógica cartesiana europea del discurso racional, sistemático y coherente. Su discurso se organiza a través del palabreo, encubriendo el sentido en vez de desvelarlo.» [1]

 

En México, los discursos políticos se basan en las mismas reglas que las del pícaro, donde no importa si lo que se dice tiene sentido o no, si tienen bases o cifras que los comprueben, basta con que suene convincente para el pueblo, que pinte una esperanza y que sea entonado majestuosamente para darle veracidad. Puedo citar a Miguel Ríos cuando dice: «Es como si Cantinflas fuera, más que nadie, el dictador mexicano del optimismo. Coquetea con la política como si fuera el político más experimentado. Se convierte en líder y proletariado con sólo cambiarse el sombrero o una frase».[2] Este tipo de comportamiento, lo podemos encontrar sobretodo en los políticos de izquierda, quienes se rebajan al nivel del pueblo, y se vuelven sus amigos a la hora de hablar, usando una jerga coloquial y una falta de vocabulario profesional.

 

No sólo Cantinflas usa la retórica, sino también las costumbres típicas que se presentan en la política mexicana. Como ejemplo perfecto tenemos la escena donde Cantinflas defiende a una mujer que es acusada de asesinar a su amante. En esta escena aparecen diferentes personajes, teniendo cada uno su significado.

Por un lado tenemos al Juez, quien es la máxima autoridad y está representada como un hombre perezoso, morboso y coscolino.

Tenemos también al abogado que estará en contra de Cantinflas. En este caso, el abogado representa la verdad y la justicia ya que es el único que se apega a las leyes al margen de la letra, sin violarlas ni una sola vez. Es la justicia real e ideal.

El caso gira en torno de Fátima, la bella y seductora prostituta que ha sido acusada de asesinato. Fátima representa el crimen y lo ilícito.

Para terminar, está Cantinflas, quién es el abogado defensor, lleno de picardía, falta de educación y saltándose todos los artículos y leyes como el pelado que representa en el cine.

 

Podemos empezar por la parte donde el juez, quién es la máxima autoridad, está dormido y sin tomarle importancia alguna al juicio. Aquí observamos una metáfora en la cual se traduce en como la máxima autoridad nunca le toma importancia a cosas que no son de su interés al menos que le beneficien. Esto lo comprobamos más adelante cuando Cantinflas le ofrece una cita al juez con la acusada y una amiga suya y así, el juez termina interesado en el asunto y declarando inocente a la acusada.

 

Después tenemos la parte donde el mismo Cantinflas intenta sonsacar al jurado alardeando de la belleza y el físico de la acusada. Enseguida aparece el abogado que está en contra de Cantinflas, pidiendo «objeción por sugestionar al jurado con armas insinuantes», lo cual está completamente correcto, pero Cantinflas con su picardía termina por sobornar al mismo juez de nuevo con la belleza que la acusada posee y le es otorgada la orden de continuar, aunque esté violando las mismas leyes. Después, Cantinflas termina cometiendo una violación mayor, cuando comienza a insinuarse sexualmente a la acusada, frente a todo el jurado y poder de la ley sin tener ninguna falta ni castigo por esto. Al final, Cantinflas soborna al juez con una cita entre la acusada Fátima y una amiga suya, y así, declaran totalmente inocente a esta y Cantinflas termina ganando el juicio. Escribe Robert Merton acerca de esta actitud:

 

«La reacción del malandro-picaresco adquiere un carácter de anomia que puede ser definida como la ausencia de normas de comportamiento en una sociedad inestable. Es el resultado de la exageración cultural que conduce al hombre a obtener éxito de cualquier manera, despreciando el apoyo de las normas y valiéndose de la violencia, de la agilidad, de la astucia, o hasta de la sensualidad»[3]

 

Cantinflas, al ser un pícaro, podemos ver que desprecia el apoyo de las normas, se vale de la astucia y de la sensualidad de la mujer para poder llevar el caso.

 

Esta escena es un clásico retrato hacía la realidad en la política mexicana,  en donde aunque sepamos que los mismos políticos son los que actúan de una forma ilegal, sucia y sin escrúpulos, siempre terminan teniendo la razón, no obstante se tengan todas las pruebas de lo contrario.

Aunque Cantinflas sea el héroe de la película no podemos dejar pasar el hecho de que consigue lo que quiere por medio de la corrupción y la picardía, esto se debe, según María Casas de Faunce:

 

«La filosofía picaresca se ríe de la sociedad, de sus prejuicios y, en ocasiones, de lo que considera sus mitos (amor, honor, patriotismo, trabajo, virtud…). Con amable sonrisa o punzante sarcasmo penetra en la sustancia de la realidad para liberarla reflexivamente de lo superfluo y presentarla al desnudo, como una serie de valores puros y universales desprovistos de artificio» [4]

 

Para terminar, la parte que completa este reflejo sociocultural es cuando Cantinflas está a punto de dar su discurso para lanzarse como candidato para diputado del pueblo y uno de sus compañeros le dice «Échele dialéctica». Esta frase en la cultura mexicana se refiere al uso exagerado de palabras, a hablar de más con tal de que el público se sorprenda más que con lo que dices, con cuánto lo dices. Carlos Monsiváis dice: «Todos los diálogos de Cantinflas lo que intentan es rendir al interlocutor que, ante la incomprensión, acaba fatigado, desmayado y dispuesto a aceptar lo que el otro le diga.»[5]

 

Cantinflas tenía esa genialidad de captar al Mexicano que siente que no está lo suficientemente documentado ni tiene una cultura muy vasta, sin embargo, su forma de hablar lo lleva a querer dar la apariencia de que sabe, cuando realmente no sabe nada.

 

Dice Gregorio Luke: «Entender a Cantinflas, es entender lo que ha pasado en México en todo el siglo pasado». Y es en esta misma película donde este gran actor, nos regala un cuadro perfecto de lo que son nuestros diputados y nos pone en cara las bases mínimas y escasas que se necesitan para llegar al poder.

 

Analizando esta peculiar forma de dialecto y discurso podemos darnos cuenta del gran legado que el señor Mario Moreno ha dejado en la cultura habla hispana. Gran prueba está con saber que «Cantinflada», «cantinflas», «cantinflear», cantinflesco» y «acantinflado» son vocablos ya incorporados al DRAE. Dice Fernando Díez Losada: «El hombre del dislate verbal, del discurso deslavazado e incongruente, ha dejado, paradójicamente, una huella indeleble en el léxico oficial de nuestro idioma.»[6]

 

 

 

CITAS

[1]  REIS PINHEIRO, Suely. Cantinflas: La parodia del lenguaje picaresco en el cine. Ponencia en el Congreso de Zacatecas, 1997.

[2] RÍOS, Miguel. Cantinflas, humor eterno. El informador. Guadalajara, Jalisco, 2011

[3] MERTON, Robert K. Estructura social e anomia. Sociología; teoría e estrutura. Sao Paulo: Mestre Jou, 1968.

[4] CASAS DE FAUNCE, María. La novela picaresca latinoamericana. Madrid: Cupsa, 1977. Página 10.

[5] MONSIVÁIS, Carlos. <<Ahí está el detalle>>: El habla y el cine de México. Ponencia en el Congreso de Zacatecas, 1997.

[6] DÍEZ LOSADA, Fernando. La tribuna del idioma. Editorial Tecnología de Costa Rica, 2004. Página 45.

 

BIBLIOGRAFÍA

– WILT, David E. The Mexican Filmography, 1916 through 2001. McFarland & Company, Inc., Publishers. 2004

– CASAS DE FAUNCE, María. La novela picaresca latinoamericana. Madrid: Cupsa, 1977.

– MERTON, Robert K. Estructura social e anomia. Sociología; teoría e estrutura. Sao Paulo: Mestre Jou, 1968.

PILCHER, Jeffrey M. Cantinflas and the chaos of mexican modernity. Rowman ¬ Littlefield, 2001.

– DÍEZ LOSADA, Fernando. La tribuna del idioma. Editorial Tecnología de Costa Rica, 2004.

– HINOJOSA CÓRDOVA, Lucila. El cine mexicano: La identidad cultural y nacional. México: Trillas, UANL, 2003.

 

WEBGRAFÍA

http://cvc.cervantes.es/obref/congresos/zacatecas/cine/comunicaciones/reis.htm

http://erevistas.saber.ula.ve/index.php/actualinvestigacion/article/view/2641/2571

http://www.informador.com.mx/entretenimiento/2011/313954/6/cantinflas-humor-eterno.htm

http://lasnoticiasmexico.com/95480.html

http://cvc.cervantes.es/obref/congresos/zacatecas/cine/ponencias/monsivais.htm

Carlos Ávila, 2013.

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