Ébola, África Occidental, 6 meses después: ¿es un virus emergente?

Tras 6 meses desde la declaración del primer caso, el actual brote de ébola en África occidental sigue aumentando y representa un riesgo creciente para la salud pública en el ámbito internacional, tal como ha alertado la OMS el 8 de agosto. Se trata de una alerta sanitaria por un virus emergente en una zona en la que esta enfermedad apenas se había manifestado antes. Entre los factores que han conducido a la presente situación, inédita por lo que respecta al virus ébola, destacan la débil infraestructura sanitaria de los países más afectados, Liberia, Sierra Leona y Guinea-Conakry, pero también actividades humanas como la deforestación y la construcción de carreteras y vías de comunicación hacia zonas remotas que facilitan los contactos con la fauna selvática que constituye el reservorio del virus.

Ébola en África Occidental: situación actual 

La OMS publicaba  en su web el  pasado martes, 23 de septiembre, un informe titulado «Seis meses después de la primera notificación del brote de ébola : ¿Qué sucede cuando un virus mortal golpea a los desposeídos?» que nos recuerda que hace 6 meses desde la primera notificación del brote de virus ébola por esta organización, y que el 8 de agosto se declaró la alerta internacional por virus ébola (ver post anterior), en vista de que la situación, lejos de mejorar, iba a peor. Las cifras de casos notificados durante estos 6 meses, actualizadas hoy en otro informe (ver este enlace) ascienden a 6.242  de los que 2.909 han fallecido. La OMS recuerda la difícil situación de los sanitarios en esta epidemia. Hasta hoy, 373 sanitarios han resultado infectados y de ellos 208 han fallecido a consecuencia de la infección. También reconoce que estas cifras, que son las de casos declarados, distan bastante de la realidad, ya que las cifras reales pueden ser bastante más altas.

Para comprender mejor la situación actual de este brote epidémico debemos examinar la evolución del mismo en los últimos meses: recordemos que el 8 de agosto, cuando fue declarada la alerta internacional, los casos totales eran 1.711, de los que habían fallecido 932, y ya era el brote de ébola de mayor magnitud registrado. Un mes y medio después las cifras se han multiplicado por un factor algo mayor de tres, si bien la proporción de casos mortales se ha reducido ligeramente (de 54% a 48%). En la siguiente gráfica, incluida en el informe de la OMS mencionado anteriormente se puede ver mejor la evolución del número de casos.

Casos declarados de ebola a 24_9_2014
Histograma combinado de casos confirmados y probables de infección por virus ébola en África Occidental, a 24 de septiembre de 2014. Fuente: Organización Mundial de la Salud.

Como puede verse en la figura anterior, de los cinco países que han declarado casos por el momento, el más afectado es Liberia, con alrededor de 3.300 casos de infección, seguido de Sierra Leona con 1.900 y Guinea, con 1.000. A estos tres países, que reúnen la gran mayoría de casos declarados hasta ahora, se han unido más recientemente Nigeria, con 20 casos, y Senegal con 1 caso declarado. Mientras que en Guinea, donde ocurrieron los primeros casos de este brote, la situación se ha ido estabilizando, en Liberia, el país más afectado, las cifras de casos han aumentado notablemente en las últimas semanas. El numero de casos declarados también sigue aumentando en Sierra Leona, aunque a menor ritmo que en Liberia. El virus ha comenzado a circular en las capitales de estos dos países, Monrovia y Freetown, respectivamente, que están densamente pobladas (cerca de 1 millón de habitantes en ambos casos), lo cual ha contribuido a agravar la situación, acelerando la transmisión y la aparición de nuevos casos.

 

Distribución geográfica de los casos de infección por virus Ebola en África Occidental
Distribución geográfica de los casos de infección por virus ébola en Guinea, Liberia y Sierra Leona, hasta el 21 de septiembre de 2014. La figura muestra la localización de los casos a través de los países con transmisión amplia e intensa. El número de casos acumulados en cada área se muestra en círculos grises, mientras que los círculos rojos señalan el número de casos declarados en los últimos 21 días (hasta el 21 de septiembre). Basado en información oficial transmitida por los Ministerios de Sanidad. Fuente: Organización Mundial de la Salud.

¿Es el ébola un virus emergente?

Aunque el ébola es un virus conocido desde hace décadas, la situación actual en África Occidental supone la expansión de un virus conocido a una zona donde apenas ha sido percibido hasta ahora (aunque existe evidencia de su presencia en África Occidental desde hace décadas), y además, a diferencia de brotes previos, en este brote el virus se está transmitiendo más intensamente y de forma más prolongada, lo que ha conducido a una situación nueva, nunca antes experimentada. más grave que las anteriores, lo cual, recordemos (ver posts previos de este blog: enlace 1, enlace 2) encaja en la definición de virus emergente. Por ello hay que considerar el actual brote por ébola como una genuina alerta por un virus emergente. Esta situación inédita motivó que la OMS declarara el 8 de agosto la alerta internacional ya mencionada, calificándola en su comunicado como «evento extraordinario de riesgo para la salud pública de otros Estados«.

Cabe pues preguntarse cuales son los factores que han provocado esta emergencia por virus ébola. En un editorial recientemente publicado en The Lancet Infectious Diseases el 15 de agosto pasado, se señalan dos importantes factores a tener en cuenta: el primero es «la fragilidad de los sistemas sanitarios de los países afectados«, lo que, unido a que la enfermedad apenas se había presentado en esos territorios y por lo tanto existía poca preparación para identificar y manejar los primeros brotes, provocó un retraso en la respuesta frente a esta crisis sanitaria. Ello determinó que ésta no se pudiera contener con eficacia, ni se pudiera evitar la posterior expansión de la enfermedad, especialmente hacia las grandes ciudades.  El segundo motivo que apunta el editorial es la «mejora de las carreteras«, que habría permitido a la enfermedad expandirse más rápido. Este segundo factor, apuntado tan lacónicamente por The Lancet, merece un examen más detenido. En un reciente artículo en la web de «Climate Action«, una organización auspiciada por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP), van un poco más allá, señalando al «cambio climático y la deforestación» como factores subyacentes que en parte han determinado el curso más grave de este brote  de enfermedad por virus ébola.

En el mencionado artículo se recogen declaraciones de expertos como Jonathan Epstein, de la prestigiosa organización EcoHealth Alliance, quien dice que:

La expansión del impacto humano realmente puede desencadenar brotes: la deforestación, la construcción de carreteras, la localización de explotaciones agrícolas y ganaderas en áreas que fueron antes densas masas forestales, todo ello incrementa las oportunidades para que los animales salvajes entren en contacto con el ganado y con los humanos.

Aunque el primer caso declarado de este brote a la OMS es de hace 6 meses (marzo de 2014), retrospectivamente se ha podido determinar que el primer caso realmente ocurrió al parecer en diciembre de 2013 en un área del sureste de Guinea lindando con Liberia y Sierra Leona (aproximadamente en el centro del mapa de la figura anterior). Como en brotes precedentes, la chispa que inició la transmisión a humanos pudo ser zoonótica (desde un hospedador animal), y más concretamente a través del consumo de «carne silvestre» (traducción libre del término inglés «bushmeat» que se refiere a carne procedente de animales salvajes), alimento bastante común en la selva tropical y subtropical. Entre los animales que pueden ser infectados por el virus ébola se cuentan ciertos primates (gorilas, chipancés), y algunos tipos de murciélagos, que son considerados su reservorio natural. Estos animales son consumidos regularmente por las poblaciones cercanas a la selva que constituye su hábitat natural, como puede ser el área donde ocurrió el primer caso. Desde este área remota el virus se ha expandido por los tres países con inusitada celeridad. La expansión de la actividad humana hacia zonas remotas de la selva ha sido más intensa en tiempos recientes. El acceso a estas zonas por carretera conlleva un efecto no deseado como es facilitar la expansión de organismos patógenos como el ébola, cuyo reservorio selvático no convive con el hombre de forma natural, sino que se encuentra en hábitats restringidos y poco accesibles al ser humano.

La deforestación es algo corriente en el África occidental. El artículo de «Climate Action» señala que desde la década de 1920 la deforestación ha dejado intacta tan sólo el 4% de la cubierta forestal original de Sierra Leona, según el Programa de las Naciones Unidas (UNEP). En Liberia, el desarrollo agrícola ha absorbido alrededor del 20 por ciento de los bosques densos del país desde 1979, según un informe del Gobierno. En Guinea alrededor de 20 por ciento de las zonas boscosas se han perdido desde 1990, según datos de las Naciones Unidas. La pérdida de hábitat se ha traducido en un aumento significativo de las concentraciones de las poblaciones de animales salvajes en el bosque restante, poniendo a los reservorios de Ebola, antes lejanos, en mayor proximidad con los seres humanos. Las grandes inversiones para explotar la riqueza natural en África Occidental, incluyendo sus ricos yacimientos minerales, han generado una infraestructura de transporte hacia aldeas que antes eran remotas, lo que facilita tanto el contacto con el virus como su diseminación.

Este artículo también menciona el cambio climático como otro factor que puede determinar la frecuencia con que ocurren las epidemias por virus ébola. En particular señalan los resultados de investigaciones que han relacionado las epidemias de ébola con periodos de fuertes lluvias tras períodos de extrema sequía. No obstante, aunque fenómenos de cambio climático puedan tener indirectamente alguna influencia, los otros factores mencionados, como la deforestación y la  construcción de carreteras a zonas remotas de la selva, pero sobre todo, la precariedad de los sistemas sanitarios de las zonas más afectadas, guardan una relación mucho más directa con la situación actual de agravamiento de la crisis sanitaria por virus ébola.

Todos los expertos, incluyendo el editorial de The Lancet Infectious Diseases y los que menciona el artículo de «Climate Action» referidos en este post, pero también el reciente comentario publicado en Emerging Microbes and Infection (revista «filial» de Nature para el área de las enfermedades infecciosas emergentes) por su editor en jefe, Hans-Dieter Klenk, coinciden en señalar que el desarrollo de la infraestructura de salud pública en la región es vital para prevenir los futuros brotes de enfermedad por virus ébola. Sistemas sanitarios desarrollados y sólidos pueden controlar eficazmente a este virus. Es la carencia de sistemas sanitarios apropiados lo que convierte al ébola en un riesgo sanitario de importancia, precisamente en aquellas poblaciones sin acceso a medios sanitarios adecuados. En particular, en su comentario, el Profesor Klenk señala los brutales efectos de las carencias sanitarias de los países más afectados, donde los hospitales se perciben en algunas ocasiones como «trampas mortales«. A pesar de los múltiples anuncios de vacunas y medicamentos en camino para combatir al ébola, la realidad es que actualmente no hay ni vacunas ni tratamientos eficaces contra esta enfermedad, y que estos tardarán un tiempo indeterminado en estar disponibles. Por ello, la única forma de luchar contra esta lacra, que afecta a los más pobres dentro de los países más pobres, es incidir sobre los sistemas sanitarios, mejorar sus infraestructuras, su preparación, sus medios. Convertir las «trampas mortales» en auténticos proveedores de salud para las poblaciones vulnerables de estos países. Esto solamente es posible mediante un programa urgente de ayuda internacional. A pesar de algunos esfuerzos realizados, la ayuda internacional ha resultado insuficiente hasta ahora para controlar este brote epidémico, como diversas organizaciones no gubernamentales desplegadas e la zona, como Médicos Sin Fronteras y Cruz Roja-Creciente Rojo, han venido señalando en comunicados recientes.

Como reflexión final, no deja de ser paradójico que la inversión en infraestructuras, promovida por el interés económico para obtener beneficios de la explotación de riquezas naturales presentes en la zona, no tenga otra contrapartida para la población local que traer consigo una lacra sanitaria del calibre del virus ébola, y que encima multiplique sus efectos por la facilidad del transporte. Poner el beneficio económico por encima de cualquier otra consideración tiene efectos perversos como este, efectos que, a la vista está, no soluciona la simple acción de los mercados. Una explotación más racional, que retorne la parte que corresponda del beneficio obtenido con los recursos naturales de estos países y los dedique a infraestructuras sanitarias y de otro tipo, sería no solo más deseable, sino también más justo. Paliar los efectos de plagas como el ébola no es una cuestión simplemente económica, es una cuestión ética y de humanidad y nos concierne a todos.

Enlaces de interés

WHO: Ebola Response Roadmap Situation Report 24 September 2014.  http://apps.who.int/iris/bitstream/10665/134771/1/roadmapsitrep_24Sept2014_eng.pdf

WHO: Six months after the Ebola outbreak was declared: What happens when a deadly virus hits the destitute? http://www.who.int/csr/disease/ebola/ebola-6-months/en/

Editorial: Ebola in west Africa. The Lancet Infectious Diseases (2014) 14, (9) 779 doi:10.1016/S1473-3099(14)70785-6  http://www.thelancet.com/journals/laninf/article/PIIS1473-3099(14)70785-6/fulltext

Climate Action, 20 August, 2014 Ebola epidemic being driven by deforestation and climate change  http://www.climateactionprogramme.org/news/ebola_epidemic_being_driven_by_deforetation_and_climate_change

Klenk, H.D. Lessons to be learnt from the ebolavirus outbreak in West Africa. Emerging Microbes and Infections (2014) 3, e61 doi:10.1038/emi.2014.68  http://www.nature.com/emi/journal/v3/n8/full/emi201468a.html

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4 comentarios

  1. Hola Miguel Ángel, ya he corregido el enlace a tu post que estaba mal. Gracias por tus comentarios.
    Si aclararte que en tu caso el que edites menos post no es una crítica. Son dos modelos distintos. El mío es poner en Internet información en español, que hace mucha falta, mientras que por la naturaleza de tu blog, muy a menudo vas a remolque de las noticias. Y haces bien en no ir narrando día a día el tema de moda sino sopesar muy bien tras un tiempo de seguimiento y reflexión que va ocurriendo cuando hay algo que decir con sustancia.
    Un abrazo y de nuevo muchas felicidades por tus exquisitos post.
    Juan José Ibáñez

  2. […] este post) ha editado el segundo cuya lectura os recomiendo vívidamente a todos vosotros: “Ébola, África Occidental, 6 meses después: ¿es un virus emergente?”.  El autor nos informa de que efectivamente se trata de un virus emergente conforme a la […]

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