Microplásticos en sangre, pulmones, heces, placenta. ¿Qué más?

En marzo de este año se publicó un trabajo que describía, por primera vez, la detección de microplásticos en la sangre humana, lo que demuestra que las partículas pueden viajar por el cuerpo y alojarse en los órganos. En un estudio publicado recientemente se analizaron muestras de sangre de 22 donantes anónimos, todos adultos sanos, y se encontraron partículas de plástico en 17. La mitad de las muestras contenían plástico PET, que se usa comúnmente en botellas de bebidas, mientras que un tercio contenía poliestireno, que se usa para envasar alimentos y otros productos. Una cuarta parte de las muestras de sangre contenían polietileno, con el que se fabrican las bolsas de plástico.

Este trabajo se publicó en la revista Environment International. Algunas de las muestras de sangre contenían dos o tres tipos de plástico. El equipo de investigación, usó agujas de jeringuilla de acero y tubos de vidrio para evitar la contaminación, y analizó los niveles de base de microplásticos utilizando muestras en blanco.

Otro estudio reciente descubrió que los microplásticos pueden adherirse a las membranas externas de los glóbulos rojos y pueden limitar su capacidad para transportar oxígeno.

También hace muy poco se han detectado por primera vez microplásticos en lo más profundo de pulmones de personas vivas. Las partículas se encontraron en casi todas las muestras analizadas.

Se tomaron muestras de tejido extraído de 13 pacientes sometidos a cirugía y se encontraron microplásticos en 11 casos. Las partículas más comunes fueron polipropileno, utilizado en envases y tuberías de plástico, y PET, utilizado en botellas. Dos estudios anteriores habían encontrado microplásticos en tasas igualmente altas en tejido pulmonar tomado durante autopsias. El PET es «tereftalato de polietileno, politereftalato de etileno, polietilenotereftalato o polietileno tereftalato (más conocido por sus siglas en inglés PET, polyethylene terephthalate) es un tipo de plástico muy usado en envases de bebidas y textiles. Algunas compañías manufacturan el PET y otros poliésteres bajo diferentes marcas comerciales que han pasado al uso común, por ejemplo, en los Estados Unidos y el Reino Unido usan los nombres de Mylar y Melinex.»

Ya se sabía que respiramos esas diminutas partículas, además de consumirlas a través de los alimentos y el agua. También se sabe que los trabajadores expuestos a altos niveles de microplásticos han desarrollado diversas enfermedades.

La investigación, publicada por la revista Science of the Total Environment, utilizó muestras de tejido pulmonar sano junto a los objetivos de la cirugía. Se detectaron partículas de hasta 0,003 mm de tamaño y se empleó espectroscopia para identificar el tipo de plástico. También utilizó muestras de control para tener en cuenta el nivel de contaminación de fondo.

Un estudio de 2021 realizado en Brasil sobre muestras de autopsias encontró microplásticos en 13 de las 20 personas analizadas, cuya edad promedio era superior a las evaluadas en este trabajo. El polietileno, utilizado en las bolsas de plástico, fue una de las partículas más comunes.

Un estudio estadounidense de pacientes con cáncer de pulmón en 1998 encontró fibras plásticas y vegetales (como el algodón) en más de 100 muestras. En el tejido canceroso, el 97 % de las muestras contenía fibras y en las muestras no cancerosas, el 83 % estaba contaminado.

Una revisión reciente evaluó el riesgo de padecer cáncer y la exposición a plásticos y concluyó: “Se necesita urgentemente una investigación más detallada sobre cómo los microplásticos y los nanoplásticos afectan las estructuras y los procesos del cuerpo humano, y si pueden transformar las células e inducir la carcinogénesis y cómo pueden transformarlas, particularmente a la luz del aumento exponencial de la producción de plástico”.

La producción de plástico se duplicará en 2040 es necesario destinar más fondos a la investigación sobre el impacto del plástico en la salud humana. La UE ya está financiando investigaciones sobre el impacto de los microplásticos en fetos y bebés, y en el sistema inmunitario.

El peligro está en los plásticos que no vemos. Nuestra conciencia se tranquiliza con no comprar bolsas de plástico. Desde la década de los 80 se emplean “microplásticos, partículas de menos de 5 milímetros se emplean en productos como pasta de dientes, detergentes, cosméticos de amplio espectro (limpiadores, exfoliantes, protectores solares…), cremas solares, fibras sintéticas de ropa, etc. Usualmente se emplean compuestos de plásticos como polietileno, polivinilo, polipropileno o poliestireno y su tamaño hace que sean que las depuradoras e instalaciones de tratamiento de aguas no los retenga.”

Ya en 2019 publicamos una entrada sobre la detección de“partículas de policloruro de vinilo (PVC), polipropileno, tereftalato de polietileno (PET) y hasta una decena de plásticos diferentes en muestras de heces de personas de países tan distantes y distintos como Reino Unido, Italia, Rusia o Japón. La longitud de las partículas oscilaba entre las 50 y las 500 micras. De media, los investigadores encontraron 20 microplásticos por cada 10 gramos de materia fecal.” Los microplásticos son 10 veces más altos en las heces de los bebés en comparación con los adultos y que los bebés alimentados con biberones de plástico tragan millones de partículas de microplásticos al día. Se han encontrado microplásticos en las placentas de mujeres embarazadas, y en ratas preñadas pasan rápidamente a través de los pulmones al corazón, cerebro y otros órganos de los fetos. Sabemos que los microplásticos dañan a diversos tipos de células humanas.

Sé que estamos todos muy cansados. La pandemia. Las guerras. La crisis. Tampoco hay que vivir aterrorizados pero es necesario que estemos informados. Tal vez pensamos que esto no nos afecta y que el que venga detrás que se busque la vida. Por desgracia es muy probable que muchas de las enfermedades que padece la humanidad sean más graves por este tipo de contaminación. No vamos a dejar de usar plástico de golpe pero si podemos intentar que todo el mundo lo vayamos utilizando menos. No es suficiente con que los “concienciados” lo hagan. Necesitamos alternativas para las zonas del mundo que apenas consiguen sobrevivir.

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