El «inestable» pez cofre. Estable pero inestable.

El pez cofre (Ostracion cubicus) no parece muy ágil. De aspecto rechoncho y rectangular, parece un contenedor de plástico amarillo con aletas. Pero en un arrecife de coral, estos peces «cúbicos» entran y salen en espacios pequeños, cazando camarones que se ocultan en estrechas grietas. Esto ha inspirado décadas de investigación sobre cómo logran moverse con tanta agilidad. Parece que la clave está en un elemento poco estudiado: la cola del pez. Fuente Foto: 

Algas asesinas en Tarifa. Especies invasoras.

El alga Rugulopterix okamurae es originaria de aguas templadas cercanas a China, Corea, Filipinas y Japón. Se cree que llegó a bordo de alguno de los buques que surcan el Estrecho. Tardó en conocerse su presencia porque es muy similar a algunas especies locales. Ahora es un gravísimo problema para distintas actividades que dependen del mar.

Memoria de pez

Mucho empleamos la expresión «memoria de pez» para referirnos a nuestra mala memoria o la de los demás. De hecho Dory, de la película Buscando a Nemo, sufre el trastorno de perdida de la memoria a corto plazo, conocido médicamente como amnesia anterógrada, que es la es la incapacidad de recordar información reciente o formar nuevos recuerdos. ¿Tienen o no tienen memoria los peces?

Océanos. Millones de virus.

Los océanos están repletos de virus. Esto es lo que se podría pensar de los hallazgos de publicados recientemente por un equipo internacional de investigadores. Han identificado cerca de 200.000 nuevos virus marinos, una cifra muy superior a los 15.000 conocidos hasta ahora, según un estudio publicado en la revista científica Cell. No olvidemos que en un litro de agua de mar hay mil millones de virus.

Turu, turu, turu … el genoma del gran tiburón blanco.

El tiburón blanco genera un gran interés. Su imagen de depredador incansable y feroz, su tamaño (más de 6 metros y 3 toneladas), su poderosa mandíbula y que parece que sea capaz de engullir lo que se le cruce por delante, alimenta este interés. Recientemente se publicó la secuencia de su genoma que probablemente contiene la explicación de su larga vida,  que sus heridas cicatricen con rapidez e incluso de su larga vida (más de 70 años).