Stieg Larsson y la fotografía

La documentación fotográfica en la novela

Texto: Manuel Durán Blázquez

La primera de las entregas de Millenium, del  escritor sueco Stieg Larsson, titulada Los hombres que no amaban a las mujeres consta de 665 páginas y en la portada se reproduce una ilustración de Gino  Rubert, que no es fotográfica,  sino la imagen de una mujer que el lector pudiera identificar de alguna manera con la protagonistas Lisbeth Salander de los tres libros la colección. Lógicamente con obra de ficción, utilizar una fotografía en la cubierta en este caso tendría su complicación, porque los protagonistas y la trama solo existen en la  mente del autor, salvo que se utilizaran fotografías de Estocolmo o los lugares en que se desarrollan las historias. Viene esta reflexión de por qué no se ha utilizado fotografía en cubierta, porque este primer libro de Larsson que acabamos de citar es un homenaje a la fotografía y a lo que ésta significa y ha significado en el siglo XX y en la actualidad.

Nos moveremos con cuidado para no dar demasiadas pistas sobre el desarrollo y solución del argumento de Larsson en Los hombres que no amaban a las mujeres. Digamos que lo fotográfico aparece desde el principio  del libro: colección de fotografías que se estudian para descubrir una desaparición. La clave aparece en el capítulo 16, donde sobre una instantánea del  desfile del Día del Niño en Hedestad, Michael Blomkvist, el otro protagonista de toda la serie observa que una mirada no sigue los parámetros de todas las demás. Es la mirada asustada de la persona desaparecida y es la última fotografía en la que aparece. Es una mirada distinta a las del resto que parecen como espectadores en el desfile. Unos miran el propio desfile y otros observan a los payasos desfilando, los más cercanos a la plataforma del camión donde actúan muchachas ligeras de ropa, miran a éstas, pero Harriet Venger, -digamos el nombre de la desaparecida- mira asustada en otra dirección.   Los pasos siguientes de Blomkvist irán encaminados a saber qué miraba Harriet aquel día, el de su desaparición, casi cuarenta años antes. Inspección del lugar del fotografiado y del fotógrafo y el escaneado de los negativos de todas las fotografías de prensa del periódico local que se obtuvieron para conmemorar aquel desfile del Día del Niño.

Ampliaciones, contrastes, aumento de nitidez, trabajo de photoshop e identificación y recreación de otros componentes y encuadres en las fotos de aquel día…. no debemos desvelar más, pero el capítulo 16 del primer tomo de Millenium es un homenaje a lo que la fotografía puede aportar  en distintas facetas: lo judicial, documental, identificación… El libro, la trama y la historia a lo largo de los 29 capítulos y el epílogo están plagados de referencias fotográficas para mostrar, recordar, intentar saber qué ocurrió aquel día de 1966 en que desapareció Harriet Venger. No se asusten por las 665 páginas. La novela negra, en este caso Stieg Larssson, aunque no sea Cervantes, tiene derecho a explayarse y a utilizar argumentos de la vida cotidiana en los siglos XX y XXI, al igual que Cervantes lo hizo con lo que sucedía a caballo de sus dos siglos el XVI y el XVII.   Les animo, si les gusta la fotografía, a buscar esos detalles… y si se centran en el ya citado capítulo XVI es como si hubieran recibido un curso acelerado de tratamiento y documentación fotográfica.