PATENTES E INVENCIONES: LEYENDAS Y TEORÍAS CONSPIRATIVAS (Parte I)

El mundo de las invenciones y de las patentes es propicio a la aparición de historias no confirmadas y que se apartan de la “normalidad”. Por otro lado, y como podrán corroborar todos aquellos que hayan trabajado en contacto con inventores, algunos desarrollan un fuerte temor (en ocasiones justificado) a que terceros, incluidos los Estados, se apropien de sus invenciones. Ello dificulta que, en esos casos, los agentes de la propiedad industrial puedan redactar solicitudes de patentes que cumplan con el requisito de “suficiencia de la descripción”.  Son también numerosas las historias confusas alrededor de cuál fue el auténtico inventor de algunas de las grandes invenciones de la historia, desde el teléfono a la radio, pasando por nuestra fregona (ver referencia a la sentencia que reconoció a Manuel Jalón como inventor) . A continuación, repasamos algunas de estas historias no confirmadas sobre patentes:

¿INVENTÓ UN ESPAÑOL LA MÁQUINA DE VAPOR?

La máquina de vapor es uno de los grandes inventos de la humanidad, gracias al cual se vivió la revolución industrial del siglo XIX. Tradicionalmente, se ha atribuido su invención a James Watt, sin embargo, también se suele afirmar que el navarro Jerónimo de Ayanz y Beaumont la inventó con anterioridad.  Ya previamente, se tienen noticias de la invención por parte del inventor y marino Blasco de Garay de un motor impulsado por vapor, en concreto para su aplicación en barcos. Al respecto se habla de una prueba de navegación no confirmada, sin velas ni remos, en la que se utilizaba una gran caldera de agua hirviendo y que fue realizada en el puerto de Barcelona en 1543.

Máquina de vapor de Jerónimo de Ayanz y Beaumont. Fuente: Museo virtual del archivo histórico de la OEPM

EL HOMBRE DE PALO DE JUANELO TURRIANO

Hay una leyenda que dice que el inventor e ingeniero Juanelo Turriano diseño y construyó una especie de muñeco de madera, que tenía capacidad de mover piernas y brazos y estaba destinado a recoger limosnas.

Según una de las versiones, el artilugio era capaz de andar buscando a posibles benefactores e incluso hacía una reverencia cuando recibía alguna moneda. La leyenda tiene cierta semejanza con la del Golem de Praga.

Supuestamente, un ejemplar de este “hombre de palo”, de 40 cm de altura y que aún funciona, se encuentra en el Museo Smithsonian de Washington.

ANTONIO LONGORIA Y EL “RAYO DE LA MUERTE”

Antonio Longoria nació en Madrid en 1890 y con 21 años emigró a los Estados Unidos, donde se estableció, obteniendo la nacionalidad estadounidense.  Tras estudiar medicina e ingeniería, se convirtió en el presidente de la empresa “Sterling Electrical”. En la base de datos Espacenet es posible encontrar 23 documentos de patente a su nombre, la mayoría sobre soldadura, que era su campo de especialización. Parece ser que, en sus investigaciones sobre aparatos terapéuticos consistentes en el suministro de descargas eléctricas y sobre nuevos métodos y dispositivos de soldadura llegó a una máquina capaz, según afirmaba, de generar lo que denominaba un “rayo de la muerte” que mataba a perros, gatos y conejos de manera instantánea, transformando su sangre en agua. La década de los años 30 del siglo XX fue testigo de otros supuestos inventos consistentes en rayos que causaban la muerte a distancia. Nicola Tesla decía haber inventado lo que llamaba la telefuerza. Otro rayo de la muerte famoso fue el de Harry Grindell Mathews.

Figuras y comienzo de la descripción de la patente US1302391

En un artículo publicado en la revista “Modern Mechanix” en septiembre de 1934 se afirmaba que la invención había sido declarada secreta por el Gobierno de los EE.UU. para su uso como arma defensiva en caso de necesidad.

EL CASCO EMISOR Y RECEPTOR CUYA PATENTE SUPUESTAMENTE SE VENDIÓ A HITLER

La patente española de número ES0152626 con fecha de presentación 29/04/1941 tiene por objeto un casco militar provisto en su interior de un dispositivo emisor y un receptor, con una antena telescópica en su parte frontal. El inventor fue Juan Manuel Álvarez de Lorenzana, Vizconde de Barrantes, que combatió en el bando nacional durante la guerra civil como Capitán del Cuerpo de Ingenieros en el Tercio Requeté de Campaña. Su experiencia en el campo de combate le había hecho ver que los enlaces radiofónicos entre compañías o batallones se empleaban con frecuencia después de parapetos y como se utilizaban ondas de 4 metros, también llamadas ópticas, las comunicaciones no eran posibles si no había visibilidad de antena entre los corresponsales, con el consiguiente riesgo para dichos corresponsales. El invento permitía que el soldado pudiera asomar la antena al exterior, permaneciendo protegido, cosa que no era posible si el aparato de radio se montaba a la espalda como se venía haciendo hasta entonces.

El propio inventor afirma en su autobiografía que la invención fue comprada por el ejército alemán durante la segunda guerra mundial, aunque no se dispone de pruebas. De cualquier modo, si se hubiera presentado una patente sobre la invención en Alemania, con toda probabilidad habría sido declarada secreta y como ya se mostró en una entrada anterior, todas las patentes secretas se quemaron durante los últimos días de la segunda guerra mundial ¿Será cierto o una leyenda más alrededor de una patente?

Compartir:

Un comentario

Deja un comentario