DOCUMENTACIÓN DESCLASIFICADA: LAS PATENTES Y LA CIA

Son ya varios años buscando información sobre distintos aspectos del mundo de las patentes y no es la primera vez que en este blog se abordan temas “oscuros”; baste recordar las entradas dedicadas a las teorías conspirativas y las patentes (1 y 2) así como a las patentes que financiaron a las SS. A mediados del pasado mes de enero, la Agencia Central de Inteligencia CIA anunció que ponía a disposición del público en una base de datos, 12 millones de páginas de su documentación desclasificada.

La tentación fue muy fuerte y el que escribe estas líneas no pudo reprimir la curiosidad de tratar de conocer qué información sobre patentes se encuentra entre esa documentación que un día fue clasificada por la agencia de inteligencia de los Estados Unidos de Norteamérica.

Los primeros resultados pusieron de manifiesto que, dado que durante muchos decenios la URSS fue el principal enemigo de los EE.UU., existía mucho interés en todo lo relacionado con las patentes soviéticas, lo cual era totalmente previsible.

Así, esta documentación de 1948 analiza con detalle el sistema de protección de invenciones vigente en la URSS poco después de terminada la Segunda Guerra Mundial. Existía la posibilidad de obtener una patente propiamente dicha o un certificado de inventor, pero aparte de esta peculiaridad, la legislación analizada no se apartaba demasiado de lo existente en otros estados. Este informe de 1950 consiste en una traducción al inglés de la Ley de patentes del nuevo estado comunista chino. Se hablaba de “certificados de inventor” y también de unos llamados “derechos especiales”. De igual modo que en la URSS, en China estaba prohibida la concesión de patentes o similares sobre productos químicos, algo que también ocurrió en España hasta el 7 de octubre de 1992.

Portada del informe sobre las patentes en la URSS

Este documento, fechado en 1959, muestra cómo la muerte de Stalin había provocado cierto deshielo en las relaciones USA-URSS, lo cual permitió que se firmara un acuerdo para el intercambio de patentes entre la USPTO (Oficina Norteamericana de Patentes) y la Biblioteca de patentes de la URSS. El objeto del intercambio era por un lado las “gacetas oficiales” y por otro tres certificados de inventor soviéticos y un grupo de patentes norteamericanas. En aquellos años la “publicación de las patentes” no garantizaba un fácil acceso a los documentos. En este otro documento se menciona un intercambio más ambicioso; 614 patentes soviéticas frente a 4.000 estadounidenses.

Encabezamiento del mensaje relativo al intercambio de patentes entre los EE.UU y la URSS.

En este escrito de 1947 se informa de que los rusos habrían descubierto 500.000 documentos de patente en una biblioteca de Sajonia, documentos que habrían sido enviados a Moscú para su análisis. Probablemente estas patentes son parte de las que se dispersaron por toda Alemania en los últimos días de la 2º Guerra Mundial, acabando en su mayoría en una mina de Heringen y posteriormente en manos norteamericanas (ver la entrada “las patentes que financiaron a las SS”). Aunque el grueso de la documentación sobre patentes alemanas acabó en bibliotecas de Estados Unidos, este documento demuestra que una parte también terminó en Moscú.

Las patentes japonesas encontradas tras la ocupación de Japón por las tropas estadounidenses también fueron foco de atención y en este informe se ofrecía la redacción de resúmenes en inglés de patentes japonesas para que se pudiera valorar si debían ser clasificadas o debían ser puestas a disposición de la industria estadounidense.

Otra muestra de lo difícil que era acceder a las patentes publicadas en los países del este durante la guerra fría es este comunicado donde se informaba que se encontraban a disposición de aquellos interesados en la biblioteca de la CIA, 15 patentes sobre invenciones electrónicas concedidas en Alemania del Este en 1952. La Oficina de Patentes de Berlín Este estaba bajo vigilancia, porque en este informe de 1950 se comunicaba que, aunque el director de dicha Oficina parecía haber abandonado su puesto y residía en Berlín Oeste, se sospechaba que aún trabajaba para la Oficina de Patentes en la zona rusa.

En este informe se analiza la incorporación de la Unión Soviética a la organización antecesora de la OMPI (Organización Mundial de la Propiedad Intelectual), la denominada Unión de París para la protección de la Propiedad Industrial. El documento afirma que la incorporación de la URSS al antecedente de la OMPI favorecía más a esta que a los países occidentales, pues tras la época de Stalin en la que las patentes se consideraban “trucos burgueses” para obtener monopolios, se estaba creando un sistema de patentes soviético y la incorporación a la Unión de París, supondría la posibilidad de beneficiarse del derecho de prioridad y de presentar solicitudes en el extranjero. Aun cuando los occidentales podrían también presentar solicitudes de patente en la Unión Soviética, dada la ausencia de un tejido industrial privado, difícilmente podrían explotarlas.

En este documento se reproduce una noticia del Washington Post fechada en abril de 1985 y cuidadosamente analizada, a tenor del subrayado, donde se detallaba documentación filtrada por Francia en relación con el espionaje soviético. Entre los objetivos soviéticos filtrados se incluían listas de patentes occidentales “militares”. Es de suponer que se trataba de patentes mantenidas en secreto por ser de interés para la defensa.

En este informe de 1984 se detalla el balance comercial en relación con las patentes de la Unión Soviética con los países occidentales.

La desaparición de la Unión Soviética no hizo que disminuyera el interés por lo que Moscú podría patentar. En esta nota se recoge que Radio Moscú había anunciado que el gobierno ruso pretendía patentar una nave en forma de “platillo volante”, con capacidad de hasta 2000 pasajeros y que podría despegar y aterrizar en cualquier superficie, incluyendo el agua.

El “platillo volante” se denominada EKIP, aunque parece que no llegó a despegar, principalmente por motivos económicos.

     Platillo volante ruso EKIP      Figura de la patente rusa RU2033945C1 sobre el EKIP

 

Gracias a este memorándum conocemos que en 1971 la CIA contaba con un llamado “Patents Board” o Comité de patentes, compuesto por 6 miembros con derecho a voto y al menos un asesor, que valoraba si las invenciones remitidas por miembros de la organización eran de interés para la misma y debían ser patentadas o no. En el informe se pone de manifiesto que la regulación existente tenía un efecto disuasivo y reducía el incentivo a la generación de invenciones por parte de los miembros de la organización, por lo que se proponía su modificación

Entre la documentación que se ha puesto a disposición del público se encuentran numerosos escritos como este donde se pedía a la USPTO la desclasificación de patentes que ya no eran de interés para la defensa nacional.

Este otro informe de 21 de febrero de 1950, comunica la existencia de un dispositivo en el que estaría interesado el departamento de comunicaciones de la CIA. Aún no se había concedido ninguna patente sobre el mismo, aunque sí se habían presentado dos solicitudes. Aunque estaban interesados en el dispositivo, tenían dudas sobre cómo hacerse con él. Se barajaba que la invención se podría vender al público en general y para uso de la CIA se podría alterar de modo que no fuera detectable. Sin embargo, no encontraban ningún empresario interesado en su fabricación. Quizá fuera la versión norteamericana mejorada del ingenioso dispositivo soviético conocido como “the thing”.

En esta carta de 1956, un coronel retirado, probablemente agente de patentes de la compañía “Toulmin & Toulmin” (famosa por haber tramitado las patentes de los hermanos Wright) denunciaba a la CIA, ante la falta de atención prestada por los dirigentes de la USPTO y del Departamento de comercio, que existía peligro de filtración del contenido de las solicitudes de patentes en tramitación. Se refiere a una carta de Hoover, director del FBI, que le había contestado que no había base legal para actuar.

Fragmento de la carta de denuncia de la falta de seguridad que rodeaba a las solicitudes de patente en tramitación

 

En este otro documento, se solicita ayuda a la CIA ante la demanda del titular de una patente (US2885248) contra el gobierno de los EE.UU. por supuesta infracción de la misma,  al haberse utilizado supuestamente, el objeto de la patente en el bombardero F111. La ayuda solicitada consistía esencialmente en una búsqueda del estado de la técnica que permitiera anular la patente. También se puede encontrar un documento donde se solicita compensación a la CIA por los daños causados por la imposición de secreto sobre una patente.

El F111 y figuras de la patente US2885248, supuestamente infringida, sobre un cojinete de baja fricción

 

En este escrito, la compañía “Pergamon International Information Corporation” creadora de la base de datos sobre la situación legal de patentes “INPADOC” (ahora gestionada por la Oficina Europea de Patentes) ofrecía a la CIA proporcionarle toda la información de dicha base de datos, que incluía la traducción al inglés de títulos de patentes de Japón, la Unión Soviética y de la mayoría de los países del Este de Europa.

En esta documentación de 1985, que incluye los documentos de trabajo de un grupo de propiedad intelectual, se observa que se estudió la posibilidad de crear una Oficina de Patentes para todo el continente americano, inspirada en el modelo de la Oficina de Patentes Europea.

Fragmento donde se barajaba la posibilidad de constituir una oficina de patentes para todo el continente americano.

 

En este memorándum se pone de manifiesto la ineficiencia del procedimiento que existía en 1966 para obtener una búsqueda del estado de la técnica. La CIA estaba interesada en la obtención de una patente sobre un dispositivo, pero antes de presentar la solicitud, solicitó una búsqueda del estado de la técnica a una Oficina del ejército, a la cual le llevó más de un año realizar la búsqueda, que, a la postre mostró que la invención no cumplía con los requisitos de patentabilidad.

Parece que los miembros de la CIA eran muy conscientes de los requisitos que una invención debía cumplir para poder ser patentada; en este memorándum se organiza en 1962 la inspección de una invención relativa a un lector de código binario y el redactor apunta la necesidad de que se firme una especie de “contrato de confidencialidad” que evite que la divulgación afecte la posterior patentabilidad de la invención.

Otros documentos, como este informe, muestran que uno de los objetivos de la CIA era obtener información sobre tecnología de interés militar. En este caso concreto, se trata de la “gasolina solidificada”, una especie de quimera de gran interés militar por su facilidad de almacenamiento y transporte. En el documento se enumeran todos los intentos de obtención de la misma comenzando con la invención patentada por el inventor francés Jean Pathus-Labour, recalcando que los resultados obtenidos en los EE.UU. no habían sido nada satisfactorios y que la Unión Soviética podría haberlo logrado.

Jean Pathus-Labour (inventor en una patente sobre la gasolina solidificada) y fragmento de la descripción de la patente US2578432, donde se pone de relieve el interés militar de una “gasolina solidificada”.

 

Otro de los objetivos de la CIA según muestra la información desclasificada, era el aspecto económico de las patentes. En este memorándum de 1985 se analiza el sector de los semiconductores y se pone de manifiesto la preocupación estadounidense por la falta de respeto de la propiedad intelectual e industrial norteamericana en numerosos estados fabricantes de semiconductores, principalmente del extremo oriente. En este otro informe de 1988, el tema de preocupación era la falta de respeto de los derechos de patente sobre productos farmacéuticos en la Argentina de la década de los 80. La situación ha comenzado a cambiar muy recientemente, aunque lentamente ya que, por ejemplo, Argentina no acaba de entrar en el PCT (Patent Cooperation Treaty).

Impacto en las empresas estadounidenses de la política argentina en relación a los medicamentos durante los años 80.

 

Se ha encontrado también una información procedente de España, fechada en octubre de 1947, donde se menciona que poco antes de la derrota total de Alemania, la compañía alemana D.K.W (Dampf-Kraft-wagen) había trasladado a España los diseños, planos, materiales y personal necesarios para la continuación aquí de la fabricación de sus vehículos. Ello, así como el apoyo del gobierno español habría permitido la fabricación en Barcelona de un modelo denominado “Eucort” (nombre derivado del  empresario tarraconense Eusebio Cortés) por parte de la sociedad “Automóviles Eucort, S.A.”. El Eucort tenía un motor bicilíndrico de dos tiempos y 764cc (21CV) y se llegó a exportar a Argentina, uno de los pocos países con los que España tenía relaciones en aquellos años de autarquia.

Anuncio de uno de los primeros modelos de EUCORT y Modelo de utilidad ES14256 de EUCORT, probablemente de origen alemán.

En el pequeño informe se menciona que el 11 de septiembre de 1947, Carmencita Franco había recibido el primer vehículo que había salido de la fábrica como regalo. La CIA obtuvo información procedente del parque de automóviles de El Pardo que le confirmó que se trataba de un vehículo D.K.W con pequeñas modificaciones, especialmente en la carrocería, destinadas a camuflarlo como un vehículo español. Todo ello se enmarcaba dentro de la preocupación estadounidense por el desplazamiento de medios productivos alemanes a España, incluyendo la obtención de patentes, que permitía medios de subsistencia a la numerosa colonia alemana vinculada con el régimen nazi que utilizó España como refugio tras la guerra.

CONCLUSIONES

Espero que este ejercicio de “arqueología de las patentes” consistente en la recopilación de documentos relacionados de algún modo con las patentes entre la documentación desclasificada por la CIA haya resultado de su interés y le haya proporcionado una idea del tipo de actividades que en relación con las patentes lleva a cabo la principal agencia de inteligencia. De cualquier modo, se trata de una reducida selección, en ningún modo exhaustiva y seguramente una búsqueda adicional, a la cual animo, proporcionaría jugosas historias sobre el mundo de las patentes y el espionaje.

 

 

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2 comentarios

  1. Realmente interesante. Muy curioso. Me pregunto si el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) también ofrece una base de datos similar que permita consultar on-line la documentación desclasificada en España.

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