Un mundo pequeño para unos seres diminutos: los virus emergentes

Supongo que si han llegado hasta aquí es porque les ha interesado el título de este blog. Desde luego, hay que reconocer que los “virus emergentes” poseen cierto gancho. Para mi tienen atractivo por sí mismos, pero seguramente me llevará unos cuantos posts convencerles de ello. Por el contrario, comprendo que para los que no se pasan el día husmeando en el mundo de estos pequeños seres, el atractivo de los virus emergentes es aquel que explota su “lado salvaje”, su poder devastador, su capacidad de destrucción. Aviso que no será este el aspecto en el que se incidirá en este blog. El aspecto «catastrofista» de los virus emergentes ya está demasiado sobredimensionado, sobre todo por la mayoría de los medios de comunicación, ayudados por algunas superproducciones cinematográficas, lo que supone que desgraciadamente es este aspecto sensacionalista de los virus emergentes lo que más llega al público. La idea más generalizada sobre los virus emergentes es la que se asocia a los “bombardeos mediáticos” que acompañaron episodios como el de la gripe aviar, o el más reciente de la nueva gripe A H1N1. asociados a una iconografía básica proporcionada por películas como “Estallido” (Outbreak, 1995).

Teniendo en cuenta lo anterior, no es de extrañar que en torno a los virus emergentes se genere miedo. El miedo es natural y si se mantiene en unos niveles racionales puede servir para adoptar medidas de prevención adecuadas, pero cuando es irracional desencadena pánico, lo cual es completamente inútil y contraproducente. El miedo irracional surge de la ignorancia, así que una forma de combatirlo en este ámbito consiste en difundir el conocimiento científico disponible sobre los virus emergentes y las enfermedades que producen. Esta será la misión principal de este blog.  Estos pequeños organismos forman parte de nuestro medio natural y convivimos con ellos desde la noche de los tiempos, por lo que no está mal conocerlos mejor. Hablaremos de virus, de las enfermedades que causan, y de las circunstancias que concurren para que un virus “emerja”, es decir, llegue a causar brotes de enfermedad, a veces de gran virulencia. También hablaremos del “sesgo mediático”, fenómeno que se produce en todas las crisis sanitarias asociadas a los virus emergentes. En virtud de este fenómeno, la información más difundida en una crisis sanitaria no es la más veraz ni la más útil para solucionar el  problema, sino la que causa más alarma, porque es la que tiene más repercusión en el público, y por ende la que más periódicos vende y más audiencia consigue. Desde aquí intentaremos modestamente contrarrestar ese sesgo, con información basada en la evidencia científica sobre los virus emergentes y las consecuencias que tienen las crisis sanitarias tanto para las poblaciones humanas como para las especies animales, domésticas y silvestres que se ven afectadas.

Un aspecto interesante de las enfermedades víricas emergentes es su capacidad de expansión e invasión de nuevos territorios. El mundo se ha convertido en un lugar pequeño para estos pequeños virus, que se mueven a su alrededor con gran facilidad, especialmente a raíz del fenómeno conocido como “globalización”, que supone un incremento espectacular en los movimientos de productos, animales y personas alrededor del mundo.  En ciertos ámbitos, en particular en la sanidad animal, se ha acuñado el nombre de “enfermedades transfronterizas” específicamente aplicable a aquellas enfermedades infecciosas que afectan a los animales y que tienen gran potencial de expansión e invasión de nuevos territorios.

Algo que caracteriza a las enfermedades víricas emergentes es sin duda la capacidad de sorprender. Los virus emergentes son los maestros de “lo inesperado”. ¿Quién esperaba que apareciera un virus de reminiscencias tan africanas como el virus West Nile (Nilo Occidental) en Nueva York en 1999, y se extendería por toda América poco después? ¿quién podía sospechar que el virus de la lengua azul, en otro tiempo restringido a los trópicos, apareciera en Holanda en 2006 y en poco tiempo asolara la ganadería de toda Europa? ¿quién hubiera predicho la emergencia del virus de la peste porcina africana en el Cáucaso, o que el virus de la gripe aviar causaría sus mayores estragos en humanos en Egipto? ¿o que un virus de murciélagos como el del SARS (Síndrome Respiratorio Agudo Severo) causaría brotes de enfermedad letal en humanos en Hong Kong y otros lugares en 2003? Podría seguir y no terminaría. La impredicibilidad de los eventos asociados a enfermedades emergentes está justificada, y no es fácil de soslayar. A pesar de los esfuerzos que hacen los investigadores para intentar predecir el comportamiento de estos virus, esto no siempre es posible debido sobre todo a que en buena medida los virus emergentes suelen ser una novedad para la ciencia, ya sea porque han sido descubiertos recientemente, o porque han evolucionado recientemente para afectar a nuevas especies, y/o porque afectan nuevos territorios donde nunca antes se habían observado. En todos estos casos concurren circunstancias nuevas que necesitan cuidadosos estudios para conocer el comportamiento (la epidemiología) de las infecciones producidas por los virus emergentes. Sin datos clave sobre este comportamiento, las predicciones tienen que basarse en los datos disponibles de casos lo más parecidos posible al caso actual, algo que a veces funciona y a veces, no. Téngase en cuenta esto cuando se pronostican cifras de afectados de la “próxima pandemia de gripe”. En 2006 los medios difundieron “predicciones” de “expertos” que sostenían que la gripe aviar H5N1 (que por aquel entonces empezaba a generar alarma por causar algunas decenas de casos humanos), estaba destinada inexorablemente a producir una pandemia que causaría “millones de víctimas” de forma inminente. Desde luego, cuanto más “inminente” y más “millones de víctimas” fuera a causar, más atención recibía el “experto” que opinaba ante los medios, de forma que hubo una “selección natural” de “expertos” hacia aquellos que ofrecían cifras más alarmistas, en lo que, más que información científica, parecía una subasta. Cinco años despúes de este «momento crítico», los «millones de víctimas» no se han producido aún, afortunadamente (según la OMS, la gripe aviar H5N1 ha producido 578 casos clínicos en humanos, de los que 340 han sido mortales (OMS, 16 de enero de 2012)), aunque  mientras tanto se ha producido una pandemia de gripe H1N1 (confirmando el principio de imprevisibilidad de las enfermedades emergentes arriba enunciado) de consecuencias menos dramáticas de lo anunciado (aunque esa es otra historia, y habrá que contarla en otro post). En este blog no se dará nunca información que no existe. La incertidumbre forma parte de la vida, y cuando no se sabe algo, lo mejor es reconocerlo y poner los medios para averiguarlo si es posible.

Para terminar con este primer post de presentación del blog, creo que no hay que ignorar un aspecto ciertamente arraigado en el imaginario popular sobre los virus emergentes: las teorías conspirativas en torno al surgimiento de nuevas enfermedades “creadas” en el laboratorio. En este blog dedicaremos algún espacio a explicar que la emergencia de nuevos virus es un
fenómeno natural, que no necesita “conspiradores” para que tenga lugar. Eso sí, las actividades humanas no son ajenas al surgimiento de nuevas enfermedades: fenómenos como la deforestación, la urbanización, las transformaciones de usos del territorio, la superpoblación, los cambios climáticos, o la mencionada globalización, por ejemplo, pueden favorecer la emergencia de nuevas enfermedades infecciosas.

Si han llegado hasta el final es que no les he aburrido demasiado. Espero que les haya interesado el tema y poder seguir ofreciendo información que sirva para conocer mejor el curioso mundo de los virus emergentes. Intentaré emplear un lenguaje sencillo, sin renunciar al rigor científico, para llegar a un público amplio, que es a quien va dirigido el blog.

 

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6 comentarios

  1. […] publiqué la primera entrada de este blog sobre virus emergentes y cambio global, titulada “Un mundo pequeño para unos seres diminutos: los virus emergentes“, en la que expresé la “declaración de intenciones” del mismo: informar y […]

  2. […] == "undefined"){ addthis_share = [];}TweetHa pasado un año desde que publicamos el primer post (“Un mundo pequeño para unos seres diminutos, los virus emergentes”), que incluía toda una declaración de intenciones, que puede resumirse en informar sobre virus […]

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