Fecha
Autor
Duarte, Carlos M. CSIC y Libros de la Catarata. Madrid, 2011. 101 páginas.

Cambio Climático.

UNA CONTRIBUCIÓN AL PROBLEMA DEL CAMBIO CLIMÁTICO<br> Reseña realizada por Antonio Ruiz de Elvira<br> Universidad de Alcalá

El libro es una transcripción, con una serie de prólogos, de un debate sobre el problema del cambio climático que debió tener lugar en el CSIC en algún momento del año 2011 (el libro no señala cuando, y hubiese sido conveniente que lo hubiera hecho).

En el debate participaron científicos de diversas disciplinas y formaciones, y la periodista especializada en temas científicos, Alicia Rivera.

Las intervenciones de mayor extensión fueron las del oceanógrafo Carlos Duarte y del ingeniero Miguel Losada, experto en temas de oleaje. Intervenciones muy valiosas también fueron las de los científicos Dres. Emilio Muñoz, Javier L. Facal, Sergio Alonso, Manuel Vargas, Álvaro Jiménez, Gregorio Parrilla, Susana Agustí, Iván López, Miguel Delibes y Emilio Criado.

Duarte analiza el problema del cambio climático desde la perspectiva del método científico, considerando las ideas de Popper, Kuhn y Oldroyd. Según estos estudiosos de la filosofía de la ciencia, ésta tiene validez solo en cuando que es capaz de predecir y enunciar afirmaciones falsables. Estas afirmaciones terminan por configurar un paradigma, un esquema mental que encorseta el desarrollo de una disciplina, rechazando de plano cualquier dato u observación que lo invalide o pueda invalidar.

Acepta el Dr. Duarte, a pesar de todas las incertidumbres que menciona sobre la evolución actual del clima, que es la actividad humana, mediante la emisión excepcional de gases polimoleculares que absorben predominantemente radiación electromagnética en el rango del infrarrojo, el rango en que emite la superficie recalentada de la Tierra, la que está produciendo un aumento anómalo de la temperatura media global del planeta.

Interviene el Prof. Losada en el debate, y su tesis es que (cito literalmente) ". . . Efectivamente, la Tierra se está calentando, pero el principal motor no ha sido el hombre. . . . " .

Es curioso. Medimos la temperatura media global del planeta y vemos que sube, con altibajos, como corresponde a la de un sistema complejo no lineal. Medimos la concentración de una serie de gases que sabemos retienen la radiación infrarroja que sale hacia el espacio. Y vemos que esta concentración sube desde hace al menos 140 años, los mismos de subida de la temperatura del planeta.

Y deducimos que, por mera casualidad, la subida de temperatura no tiene nada que ver con la subida de la concentración de gases traza poliatómicos, sino que es una subida natural que, sin saber a que se deben, sigue unas oscilaciones cuya causa no se especifica, que tienen una escala temporal de unos mil años, un "ciclo milenario" en la expresión del Prof. Losada.

Estamos en la calle. Vemos que una persona se acerca a otra. Escuchamos el ruido de una explosión y vemos que la primera persona cae al suelo, muerta.

Deducimos que esta persona iba, de cualquier forma, a morir de un ataque al corazón, siguiendo un ciclo vital propio de causas desconocidas, y que curiosamente ha muerto unos milisegundos antes de que la segunda persona haya disparado la pistola.

El libro puede inducir a confusión a sus posibles lectores.

Tanto Popper como Kuhn eran filósofos de la era relativista. Como consecuencia de la primera guerra mundial, y del inmenso sufrimiento que generó para absolutamente nada, el inmensamente influyente coreógrafo Diaghilev promovió en Paris, basado en una comprensión imperfecta de la teoría de la relatividad de Einstein propuesta en 1905, una idea de relativismo filosófico y cultural que se extendió como el fuego en la pradera a lo largo y ancho de toda la cultura occidental. Popper tenía 17 años al finalizar aquella guerra.

Kuhn tenía 23 años al finalizar la segunda guerra mundial, otro espectáculo de futilidad humana con millones de muertos en su haber. Tanto Popper, como Kuhn, como el científico Polanyi, que tenía 28 años cuando terminó la primera guerra mundial, pensaban que las experiencias subjetivas de los científicos hacen de la ciencia una disciplina relativa. No se aplicaron el cuento a ellos mismos, y si seguimos sus recomendaciones podemos, siguiéndoles, pensar que esa opinión de relativismo es subjetiva y deriva de sus propias experiencias traumáticas y carece de gran valor.

La ciencia la escriben y proponen los científicos. ¿Cómo y quien si no? Pero una vez escrita y propuesta, la ciencia describe una realidad que cualquiera puede comprobar, si se toma la molestia de hacerlo, independientemente del 'consenso' científico, que no es, al fin y a la postre, otra cosa que el consenso del colegio de cardenales que rechazó las teorías de Galileo.

La música la escriben los compositores. Pero una vez escrita es independiente de ellos. Los cuadros de Rembrandt, de Picasso, las esculturas de Miguel Angel, los edificios de Bruneleschi y de Wright, llevan la impronta de sus personalidades, pero una vez realizados podemos olvidar quien los hizo, de la misma manera que no nos preocupamos por los complejos o experiencias de Fidias o de Ictinos y Calícrates cuando contemplamos el Partenón en Atenas, complejos y experiencias humanas que desconocemos completamente.

La ciencia la han hecho un ateo (Galileo), un místico alquimista enamorado de los misterios herméticos (Newton), un cristiano convencido (Leibnitz), un revolucionario francés (Laplace), un mártir de esa revolución (Lavoisier), un fanático puritano (Kelvin), un protestante convencido (Maxwell), un deísta sin religión (Einstein) , etc., etc.

No se ve que la ciencia tenga mucho que ver con la personalidad ni con las experiencias subjetivas de los científicos. Dos bolas del mismo diámetro, ambas igual de pulidas, una de madera de roble de densidad 900 kg/m3, otra de oro, de densidad 19300 kg/m3, dejadas caer al suelo desde la misma altura, de manera simultánea en la Tierra, golpean el suelo también de manera simultánea, tras un recorrido de 19.6 metros en 2 segundos, independientemente de cualquier predicción y de cualquier subjetividad de Galileo, Newton o Cavendish.

De la misma manera, la ciencia de los sistemas complejos no lineales es ciencia a pesar de que para esos sistemas no haya predicción exacta posible.

La predicción estadística del movimiento de tres esferas de masas similares en interacción gravitatoria mutua es posible, pero la predicción exacta de sus trayectorias no lo es. ¿Deja de ser ciencia esa descripción estadística del movimiento?

Es imposible predecir el movimiento de la superficie del mar y del oleaje. ¿Necesitamos un consenso científico para diseñar los diques de los puertos y los rompeolas de las playas?

El cambio climático es una realidad, y el cambio climático actual, medido hasta el aburrimiento, es una realidad como la de la caída simultánea de dos esferas pulidas de densidades diferentes. Este (!! este y no otro ¡¡) cambio climático tiene como causa directa la retención de radiación infrarroja, emitida por la superficie del planeta, por las moléculas de más de dos átomos que hay en su atmósfera, principalmente vapor de agua y dióxido de carbono; y el cambio climático está ya siendo y será cada vez más disruptivo de la vida social de un inmenso número de ciudadanos de nuestro mundo.

Cualquier otra opinión es esencialmente conversación de café, ganas de marear la perdiz e inyección de confusión en las mentes de los ciudadanos.

Como con el experimento de las esferas indicado más arriba, cualquiera puede acceder a los registros de temperaturas, de concentraciones de gases traza, y cualquiera puede pensar y sacar sus conclusiones.

Esto es la ciencia, que no depende del 'consenso' científico, sino de la medida, de la observación desapasionada y del conocimiento, no hermético, no esotérico, sino público y abierto, de las leyes y teorías de las ciencias, de la física, química, geología y biología, con la herramienta inmensa de las matemáticas.

El libro es una contribución al problema del cambio climático, pero puede llevar a error a lectores que se fíen más de las opiniones de otros que de sus propias búsquedas e investigaciones.

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