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La lámpara, la rueda y el espejo

Mediante un simple pero ingenioso experimento, Armand Fizeau consiguió medir la velocidad de la luz en el siglo XIX

Armand Hippolyte Louis Fizeau fue un físico francés del siglo XIX que pasó a la historia por, entre otras cosas, medir con sorprendente precisión la velocidad de la luz mediante un experimento terrestre. 

En 1849, Fizeau ideó un montaje artesanal pero audaz. La clave del experimento era convertir un tiempo imposible de medir directamente en un efecto visible. Para ello colocó una lámpara en París y la apuntó hacia un espejo situado a unos 8 kilómetros, en la colina de Suresnes. Frente a la luz, Fizeau colocó una rueda dentada que giraba a velocidad controlada. Tras pasar por el hueco de la rueda, el haz de luz recorría los 8 kilómetros hasta el espejo. Allí la luz se reflejaba y volvía hacia París siguiendo exactamente el mismo camino.

A baja velocidad, la luz regresaba por el mismo hueco de la rueda dentada y Fizeau veía un destello. Pero al acelerar la rueda, llega un punto en el que la luz tarda exactamente el mismo tiempo que necesita la rueda para girar medio diente. Así que cuando el haz regresa del espejo, el hueco ya no está, lo que hay es un diente, y la luz desaparece.

Midiendo la velocidad de giro, Fizeau pudo inferir el tiempo de ida y vuelta del haz. Estimó que la velocidad de la luz era de unos 313.000 km/s, un resultado apenas 4% superior al valor actualmente aceptado.


Imagen de portada: Celette

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