¡Ay, Carmela! (Carlos Saura, 1990)

Reseña de Rocío Martínez Peco:

¡Ay, Carmela! Es una película de 1990 dirigida por Carlos Saura, con guion del mismo junto con Rafael Azcona. El film está basado en la obra teatral de José Sanchis Sinisterra publicada en 1986.

La adaptación de obras escritas al lenguaje audiovisual no es algo nuevo, al contrario,  el teatro se caracteriza por la inmediatez del momento y aspecto único de cada función, algo que el cine jamás podrá conseguir. A pesar de ello, el cine cuenta con unos aspectos técnicos que le permiten representar espacios y sucesos de forma más realista. “La diferencia entre el cine y el teatro es que el teatro es un plano general que dura una hora y pico, hay que organizar ese espacio bien, y el cine puedes trabajar la misma escena, a veces dos veces o tres días, se repite, aquí no.” [1]

Alcaine es el encargado de la fotografía de esta película, con la iluminación de las escenas consigue transmitir una serie de sensaciones que no se podrían simular con la misma precisión mediante el uso de los focos en el teatro. Utiliza una luz azul grisácea durante la mayor parte de la película, expresando la tristeza y agonía que envuelve a los protagonistas, esta iluminación contrasta con la luz cálida que se cuela por las ventanas y tablas del escenario en la primera parte de la film, simbolizando la felicidad de los soldados del frente republicano al presenciar la función de Paulino y Carmela.

Así es, mientras la película de Saura es bastante lineal comenzando en el frente republicano, sin realizar ningún salto en el tiempo, la obra teatral, en cambio “se dará un juego de «teatro dentro del teatro», puesto que Paulino se encuentra en el escenario del teatro donde la mataron, y a lo largo de la obra representan algunos momentos de las varietés de su repertorio. Son continuos los comienzos in media res y los relatos Qnflash-back. Las diversas apariciones de Carmela provocan un diálogo con Paulino que consiste en una especie de ‘movióla’ recuperadora de lo que aconteció, al mismo tiempo que suscita en el espectador variados sentimientos.”[2]

El drama se oculta hábilmente entre el humor, equívocos y doble sentido,  sin que por ello el espectador pierda ni un instante  la percepción del dramatismo y la angustia en que están sumidos  los personajes, tanto en la obra de Sanchis Sinisterra como en la adaptación de Saura, esto se percibe y cala, consiguen hacernos reír envueltos en angustia.

La película  comienza con Carmela, Paulino y Gustavete, amenizando, como pueden, a los soldados republicanos, mientras que la obra teatral comienza con la aparición de Carmela ya muerta dirigiéndose a Paulino, son cómicos de tercera  que se encargan de entretener a ese ejército maltrecho y hambriento que es el ejercito de la República, las penalidades son grandes por lo deciden cambiar de aires, marcharse a Valencia,  donde esperan conseguir mejores condiciones de vida.  En el viaje a Valencia se pierden, cayendo prisioneros de las tropas rebeldes,  atrapados, se supone que en Belchite.  Comienza una transformación de la personalidad hacia direcciones opuestas de Paulino(pragmático y cobarde) y Carmela (espontánea y sensible) , a esto Sanchis Sinisterra hizo referencia mediante una conversación que mantiene mientras ensayan la obra que ha escrito el teniente, mientras que Saura, en su discurso lineal nos lo muestra en la primera parte de la película.

Se incorporan a la película varios personajes entre ellos Gustavete y el teniente, como personajes físicos, en la obra teatral se hace referencia a ellos, pero nunca salen a escena, Carlos Saura, se implica en el guion, lo hace suyo junto con Rafael Azcona y es junto con él con quien decide su adaptación:   “Cuando vi y leí la obra de teatro (…) ya me pareció imposible realizarla sin la colaboración de Rafael. (…)”.  “Lo más importante es que en la obra de teatro Carmela estaba muerta, era, por así decirlo, un personaje fantasmal. Nosotros contamos la historia de una manera lineal, hacemos vivir a Carmela las situaciones que ella rememora en la obra teatral. Esto hizo necesario crear nuevos personajes.”  [3]

El filme nos muestra dos mundos contrapuestos, por un lado la jovialidad y solidaridad dentro de las penalidades de las tropas republicanas donde reina el humor, podríamos llamar basto, natural, del pueblo…  por el otro la seriedad de las tropas franquistas, con espectáculos encorsetados, esperpénticos hasta el ridículo, un ejemplo la transformación de la  canción “Mi jaca” en una caricatura sin sentido. “El espectáculo de “Carmela y Paulino, Varietés a lo Fino” ante el público republicano concluye con una escena estática: Carmela togada sosteniendo unas basculas, Paulino vestido de soldado, Gustavete disfrazado de león y la bandera tricolor erguida propagando los ideales políticos republicanos. La subordinación de la cultura a los ideales políticos, resalta en el momento en que la tropa de comediantes camino de Valencia fue interrogada por los nacionales. Creyendo que todavía estaban en la zona republicana, Paulino alzó el brazo izquierdo con el puño cerrado. (…) El golpe del nacional le reveló a Paulino el error que había cometido, y de inmediato alzó el  brazo derecho con los dedos extendidos. (…) Esta escena resulta harto reveladora porque comunica un hecho clave durante la guerra: que la supervivencia dependía de la capacidad de adaptarse.”[4]

Saura nos  muestra a los prisioneros internacionales, cercanos, alegres, ilusionados con cierto aire místico,  a pesar de su situación preocupante ante una muerte segura, como si lo que realmente les esperase fuese el paraíso.  Estos prisioneros juegan un papel muy importante en la película, es gracias a ellos el motivo de la transformación de Carmela. En filme, Carmela siente un instinto maternal  tras conocer al joven brigadista polaco, contrasta con el razonamiento de Carmela en la obra de Sanchis Sinisterra, Carmela no conoce a los prisioneros polacos, “¿y es verdad eso que ha dicho el teniente? […] de esos milicianos que han cogido presos y que los van a traer a vernos y que mañana los fusilan…”, [5]“Polaco, comunista, huérfano, y venir a morir a un pueblo que no sabrá ni decir”. [6]Mientras en la película esa misma reflexión la hace Carmela mientras se están maquillando para la función.

Saura nos muestra  desde el principio quién será el vencedor de la guerra, especialmente a la hora de sentarse ante la comida, las raquíticas raciones  en el bando republicano, nada tiene que ver con las del bando nacional, “pues yo te digo una cosa, si los fascistas comen así todos los días hemos perdido la guerra seguro”[7].

Para los cómicos, acostumbrados al ambiente desenfadado y espontaneo del lado republicano, les resulta difícil la actuación encorsetada que impone el lado franquista, pero lo que realmente choca es el intento de ridiculizar a los miembros de las brigadas internacionales[8]A Carmela le indigna el ser partícipe de aquella burla a los brigadistas, necesita emborracharse para actuar, esto unido a la bajada de la regla o la indisposición de Paulino por la ingesta de un “conejo”, que en realidad era gato,  convierte la situación en algo esperpéntico, recargando sus rasgos grotescos y absurdos, que provoca la burla de la burla, la indignación ante la representación grotesca que se ven obligados a representar.  Ambos hacen de “tripas corazón” y sale a representar la función, creciendo sobre el escenario la conciencia de Carmela paralela al camino opuesto que emprende la de Paulino.

Según J.L.G, su momento es “la función teatral, simétrica de la que abre la película, (…) que permite a la protagonista en el siempre emblemático pasodoble Suspiros de España, a la vez una despedida, un grito de dolor, una declaración de amor: en ese momento Saura y Maura son un gran equipo”. [9]

Dentro de dicha función teatral es la secuencia final, cuando Carmela y Paulino deben representar un número “cómico” que atenta contra el buen gusto y contra las simpatías ideológicas de sus protagonistas. “La República va al doctor”, es el número que idea el  teniente italiano para  humillar a los prisioneros polacos de las Brigadas Internacionales, los cuales son obligados a asistir a la función antes de ser ejecutados. La representación es una torpe  alegoría en el cual Carmela, en el papel de “República Española”  lleva un mono de miliciana, a la cual acompaña un ridículo soldado ruso, Gustavete. Carmela visita a un doctor afeminado, Paulino, a medida que avanza el dialogo en Carmela va ascendiendo su indignación y rabia.  Cuando  Carmela se quita el mono, aparece cuerpo envuelta en la bandera republicana, inversa, lo cual produce tanto la indignación de los militares rebeldes como el alboroto de los prisioneros polacos aunque por motivos opuestos.   Los prisioneros son reprimidos al tiempo que comienzan a cantar la canción del Paso del Ebro, acto seguido, indignada,  les acompaña Carmela, la cual termina asesinada. “La escena es importante no sólo porque sirve de desenlace argumental sino porque tematiza, además, la representación de un malestar general de variada sintomatología, cuya etiología se determina en gran parte por el trauma, tanto psicológico como social, causado por el advenimiento y la permanencia del régimen franquista en la sociedad española”.[10]

Tanto Sanchis Sinisterra como Carlos Saura con “Ay Carmela”, saben plasmar lo complejo de la situación española, retratando no ya el enfrentamiento, sino el sentimiento de temor e incertidumbre.  Carmela se representa como un símbolo, una alegoría misma de la República, su muerte es precisamente eso, una metáfora de la muerte de la República, de los ideales y del amor a la dignidad de las personas, la esperanza perdida.Por su parte Paulino vive, se adapta a la nueva situación, en la obra de teatro aparece vestido de falangista, traiciona o cede sus ideales en favor de continuar en aquella España gris, tal vez la única salida que le queda. La presencia de Gustavete  también es metafórico, es el pueblo indeciso, que recibe en silencio los palos de unos y de otros, callado, mudo, pero que termina encontrando su voz, desgarradora ante la injusticia, da la última palabra, el último grito, como queriendo decir que la última palabra le corresponde al callado, al mudo, al pueblo.

La adaptación de Saura es magnífica, ha sabido representar de forma magistral los valores y sentimientos de la obra de Sanchis Sinisterra, haciéndonos reír en un drama que no cesa, ambos han sabido llevar el humor a la representación de una vida enjaulada. El mismo es consciente de ello «Es de esas ocasiones en las que he sentido que el trabajo de los intérpretes era perfecto».  [11]

“¡Ay, Carmela! Se sitúa en nuestra “incivil” guerra civil. Y se decanta abiertamente por la tragedia del compromiso. (…) A algunos ha sorprendido ese aire de comedia en un film de Saura. No deben conocer su obra, porque esa clase de humor, socarrón y de componente trágico, está presente en casi toda su filmografía.”   [12]

La escena  ante la tumba de Carmela, de Paulino y Gustavete resume toda  la película de manera magistral, un final muy triste pero inevitable para mostrar la brutalidad e intolerancia de la guerra y sus vencedores. Podemos ver que la luz principal parece provenir del sol en el fondo detrás de ellos a la izquierda, iluminando suavemente sus caras para mostrar su emoción.  Hay poca profundidad de campo para resaltar el simbolismo de los objetos que llevan en sus manos, Paulino lleva flores ya marchitas, tal vez como preludio de lo que estaba por llegar, mientras que Gustavete lleva una pequeña pizarra en la cual escribe el nombre de Carmela y la fecha 1900-1938.  Ya no necesita la pizarra, recobra voz en el instante del asesinato de Carmela, con ese grito: “¡Ay, Carmela!”, grito de dolor, rabia, rebeldía y tal vez, solo tal vez, esperanza.

Este tipo de adaptación es un gran reto, así lo ha expresado Saura en varias ocasiones, solo lo podía llevar a cabo junto con Rafael Azcona.  Hay algunos aspectos que llaman la atención, el tono amable  que mantiene el teniente italiano en la película y el abuso exagerado de tópicos italianos, tal vez con la intención de llegar al público del país alpino, al ser una coproducción hispano-italiana.  También quedan claras las simpatías de Saura y Sanchis Sinisterra por la República, implicándose en la superioridad moral de esta sobre el bando rebelde.

Los personajes principales pueden llegar a parecer vulgares, pero están dotados de pasión, sufrimiento, dolor, miedo y solidaridad, intentando plasmar las cualidades y defectos de la raza humana en conjunto, inmersos en una encrucijada donde se sienten indefensos y frágiles ante el entorno, sabiendo y dudando al mismo tiempo que independiente de la decisión que tomen puede ser acertada o equivocada dependiendo del receptor y el modo que estos lo perciban.  El desenlace con proyectores, la luz parpadeante e imágenes deformadas auguran el final trágico antes incluso de la aparición de la bandera republicana, los militares comienzan a estar agresivos mientras los prisioneros comienzan a cantar ¡Ay Carmela!  Seguido por la misma Carmela, que cae provocando el grito de desesperación de Gustavete.

Se trata de una película diferente sobre la Guerra Civil Española, partiendo de las peripecias de dos cómicos republicanos a los cuales Saura agrega a Gustavete como modo de representar el espíritu del pueblo callado que es víctima de las decisiones de los demás pero que en cualquier momento puede romper su silencio. Durante el film vemos el desarrollo emocional y personal de los dos principales protagonistas, Carmela, interpretada por Carmen Maura, en una de sus mejores interpretaciones y Paulino, interpretado por Andrés Pajares, sin duda su mejor interpretación. No debemos olvidar que una película es, en primer lugar, un guion que se desarrolla en fragmentos, una historia a través de diálogos, imágenes, descripciones y narraciones, se acepta normalmente que la esencia del lenguaje fílmico, sus elementos exclusivos, son la puesta en escena o contenido de cada plano, el montaje y la banda sonora, siendo muy diferente la adaptación que permite el cine a la que pueda admitir una obra teatral. Carlos Saura convierte la obra de Sanchis  Sinesterra mediante sucesivas transformaciones en la estructura, en contenido narrativo y la puesta en imágenes, en relato propio expresado en forma de texto fílmico.  Texto,  teatro y cine son distintas formas y modos de narrar una historia.    “Ay Carmela”, puede decirse que es una gran adaptación.

Bibliografía

AULADELL PÉREZ, Miguel Ángel: “¡Ay, Carmela!”: antítesis de teatro filmado, Universidad de Alcalá de Henares, 1994.

FERRADÁS, CRISTINA: La construcción del espectador en el teatro breve de José Sanchis Sinisterra, Artezblai, Bilbao, 2013

GÓMEZ, MARÍA ASUNCIÓN: Estrategias metatextuales en el teatro y cine españoles: “Bodas de Sangre” y “¡Ay, Carmela!”, Episteme, Valencia, 1998.

GONZALVO, Ángel: Un día de cine: “¡Ay, Carmela!”, IES Pirámide Huesca, Huesca, 2001

PILLADO-MILLER, Margarita: “La República va al doctor”: síntomas de la Guerra Civil en tres películas de Carlos Saura, Grinnell College.

SANCHIS SINISTERRA, José: ¡AY, Carmela!; El lector por horas, Espasa, Valencia, 2007.

SANCHIS SINISTERRA, José: ¡Ay, Carmela!, Ministerio de Cultura, Instituto de las Artes Escénicas y de la Música, Madrid, 1989.

TOBIN STANLEY, MAUREEN: El cuerpo femenino como emblema nacional en los filmes ¡Ay, Carmela! y El espinazo del diablo, University of Minnesota, Duluth.

Hemeroteca:

HERNÁNDEZ, Virginia: Carlos Saura: “La familia es el nacimiento de la corruptela”, El mundo, Madrid, 18/04/2013.

J.L.G.: Una tragicomedia a la italiana, tratada a modo de esperpento, Fotogramas nº. 1763, Madrid, 1990, p.14.

FERNÁNDEZ RUBIO, Andrés: La Academia del Cine de España elige “¡Ay, Carmela!” para los Oscars de Hollywood, El País, Madrid, 5 de noviembre 1990

Webgrafía:

http://teatroaycarmela.blogspot.com.es/2009/02/autor-jose-sanchis-sinisterra.html

http://wikiloquial2010.wikispaces.com/Cr%C3%ADtica+Ay+Carmela

http://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_Saura

http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/35793620003350617400080/p0000001.htm?marca=ay%20carmela#60

http://www.cinehistoria.com/ay_carmela.pdf

http://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_Saura

https://www.escritores.org/biografias/4608-sanchis-sinisterra-jose

http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article6639.html

http://www.clubcultura.com/clubcine/clubcineastas/saura/obra.htm

http://www.redescena.net/actualidad/ficha.php?id=5030

http://www.elmundo.es/elmundo/2013/04/16/cultura/1366119716.html

 

Rocío Martínez, 2013



[1] HERNÁNDEZ, Virginia: Carlos Saura: “La familia es el nacimiento de la corruptela”, El mundo, Madrid, 18/04/2013.

[2] AULADELL PÉREZ, Miguel Ángel: “¡Ay, Carmela!”: antítesis de teatro filmado, Universidad de Alcalá de Henares, 1994

[3] MÉNDEZ, José:Carlos Saura: “Carmen Maura no sólo es genial, sino una trabajadora infatigable, de la vieja escuela”, El País, Madrid, 9 de Marzo de 1990.

 

[4] TOBIN STANLEY, MAUREEN: El cuerpo femenino como emblema nacional en los filmes ¡Ay, Carmela! y El espinazo del diablo, University of Minnesota, Duluth.

[5] SAURA, Carlos: película ¡Ay, Carmela!, 1990. 00:45:22-00:45:27 min.

[6] SANCHIS SINISTERRA, José: ¡Ay, Carmela!, Ministerio de Cultura, Instituto de las Artes Escénicas y de la Música, Madrid, 1989. II Acto, pág. 76

[7] SAURA, Carlos: película ¡Ay, Carmela!, 1990. 00:46:00-00:46:05 min.

 

[8] SAURA, Carlos: película ¡Ay, Carmela!, 1990. 01:02:42-01:02:52 min.

[9] J.L.G.: Una tragicomedia a la italiana, tratada a modo de esperpento, Fotogramas nº. 1763, Madrid, 1990, p.14.

[10] PILLADO-MILLER, Margarita: “La República va al doctor”: síntomas de la Guerra Civil en tres películas de Carlos Saura, Grinnell College.

[11] FERNÁNDEZ RUBIO, Andrés: La Academia del Cine de España elige “¡Ay, Carmela!” para los Oscars de Hollywood, El País, Madrid, 5 de noviembre 1990

[12] GONZALVO, Ángel: Un día de cine: “¡Ay, Carmela!”, IES Pirámide Huesca, Huesca, 2001

 

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Un comentario

  1. ¡Ay, Carmela! (Carlos Saura, 1990) , es genial, desde que os recibo no puedo parar de mirar todas vuestras sugerencias y me alegra cuando recibo uno más, sois lo mejor en español, me encata vuestra presentación y el curre que hay detrás. Un beso y abrazo,GRACIAS POR VUESTRO TRABAJO, nos alegrais la vida.

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