Leer o no leer. No hay tal dilema, solo se trata de disfrutar
Hablaba yo esta mañana con un amigo de la infancia y me decía que cada vez le cuesta más leer,
y no por falta de ganas sino de tiempo. Y me ponía un ejemplo contundente.
Cuando le preguntan a un político cual es su libro de cabecera (de la cama, se entiende…),
siempre responde con un título que asusta.
Y mi amigo se preguntaba como hacen los políticos para leer en la cama
con lo agotador que resulta estar pendiente de resolver la cantidad de problemas
que genera esta sociedad de  locos.
-Mienten- Le contesté-
Con tantos problemas en la cabeza no pueden centrarse en la lectura,
y por lo tanto no pueden disfrutar.
Entonces mi amigo me ha confesado que no es capaz de leer novelas de más de cien páginas,
sea el autor que sea…
y que si un escritor no es capaz de contarnos una historia en esas páginas
es que no escribe sino que martiriza.
Dejo a mi amigo y cuento mi experiencia. Si el libro me interesa por la trama (caso de una novela)
quiero llegar cuanto antes al nudo y al desenlace… así que me sobran muchas páginas. pero si trata de
un poemario… entonces… ¡ah, entonces!
Disfruto pasando las páginas hacia delante y hacia detrás. Disfruto rozando el papel,
repasando las palabras. Leer o no leer no es el dilema.
El asunto es disfrutar.
Este verano he hecho propósito de enmienda; es decir, que leeré lo que no leído en el invierno.
Me engaño solo… No leeré casi nada.
Sin embargo, lea lo que lea lo haré para difrutar…
Una advertencia: quienes abran las páginas de El ruiseñor y la rosa de Oscar Wilde
no podrán cerrar el libro.

Juan Miguel Sánchez Vigil

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Un comentario

  1. Me identifico plenamente con el pensamiento de tu amigo, aunque tu reflexión es soberbia. Apunto el nombre del libro para cuando tenga tiempo (esto los que me conocen pueden tomarlo como que nunca leeré el libro jejejejejeje).

    Saludos

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