No puedo comer carne ni pescado, ni nada que tenga ojos
o se mueva por sí mismo.

No puedo comer carne ni pescado, ni nada que tenga ojos o se mueva por sí mismo; soy incapaz. La depredación es propia de serse irracionales, de leones, de tigres, de hienas. Matar para seguir viviendo es un contrasentido. No, ni carne ni pescado, ni nada que tenga ojos o se mueva por sí  mismo. La sangre no fluye para ser derramada, sino para nutrir las células que encienden nuestra vida. Además, la sangre es un amasijo de fibras, nervios y vasos agarrados a huesos que se ennegrecen cuando se descubre su interior. El pescado, una gelatina plastificada por fuera y veneno de vísceras por dentro.
Los frutos de la tierra son, en cambio, un rico mosaico de jugos y texturas en armonía con la naturaleza, un canto a la vida, al equilibrio, a la razón y a la salud. Los frutos de los árboles, los tubérculos, las legumbres y las verduras de la tierra, todo está ahí para nuestro sustento. Nacen, crecen y maduran, para que los animales nos alimentemos. Ninguna lechuga asoma para la putrefacción, ninguna naranja preñada de prieta pulpa quiere como destino el suelo del naranjo. No tiene sentido, como tampoco lo tiene el que los animales nos alimentemos de animales. Está claro: nosotros nos alimentamos de las plantas, y las plantas se alimentan de la materia inerte de la tierra. Es perfecto. REcoleción y vida; depredación y muerte. No hay más.
Yo he elegido la recolección y la vida. en mi torrente sanguíneo no hay ni rastro de materia cadavérica. Mis colmillos no saben lo que es desgarrar un pernil, mi paladar no conoce los sabores de la muerte ni mis jugos gástricos jamás se han tenido que emplear a fondo para descomponer nutrientes agonizantes en restos de vida.
Mis lanzas y mis flechas son mis manos. No cortan ni hieren, solo alivian de peso al frutal o toman agradecidas de la tierra lo que la tierra expulsa hacia fuera. Sólo una vez tuve que matar: fue a un hombre que quería aliviar de peso mi manzano.

Israel Cuchillo

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4 comentarios

  1. Pues no sabes lo que te pierdes, el buen jamoncito, la buena gambita y muchos etcéteras más. Me parece patético que en un blog que supuestamente es un “Compromiso social por la ciencia”, los científicos no tengan otra cosa que hablar que sus preferencias personales. Vaya documentación que nos estás brindando a la “gente de a pie”, justamente lo que no tiene discusión. Tu come frutos de la tierra, vale , pero yo y muchos otros millones comemos productos de la tierra, del mar y del paraíso, porque el jamón es paradisíaco, a ver si te enteras chiquitín.

    Ojalá muchos de los miles de niños que mueren a diario por hambre tuvieran esos cadáveres que tu dices para comer. Hombre, por favor, un poquito más de conciencia, que a ti te leen mucha gente de todas partes del mundo.

  2. Estimado Pepe

    Obivamente no has entendido nada. Se trata de un texto literario, por cierto premiado en un concurso, en el que se hace una critica a los vegetarianos. Todo lo contrario de lo que has interpretado (no es necesario explicar que el personaje que critica a quienes no comen carne es capaz de matar sin escrúpulos, como se dice en el ultimo párrafo de este cuento).

    En el blog de Documentación siempre tendrá cabida la literatura como arte, como creación, como conocimiento.

    Estamos abiertos también a tu colaboración y por supuesto si necesitas algunas clases sobre ciencia, arte, etc. también.

    Un abrazo

    Juan Miguel Sánchez Vigil

  3. Señor Pepe se le recuerda que un cuento es un relato breve de una pericia inventada, sucedida a uno o a varios personajes, con argumento muy sencillo; a veces con una finalidad. que gira alrededor de un único incidente predominante al que se le da una resolución definitiva; todo esto expresando de una manera que logre despertar en nosotros un único efecto emocional, evidentemente en ti se logró tal vez de una forma incorrecta.

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