Regreso a la Velintonia de Aleixandre

La revista El Ateneo dedica un monográfico a Vicente Aleixandre

 

Aleixande, el poeta de Espadas como labios e Historias del corazón, ha vuelto a escribir sus versos en los muros de Velintonia. Lo hizo ayer, anteayer, y lo hará siempre mientras el espacio donde lloró los sentimientos no sea rescatado del olvido para ser transformado en la Casa de la Poesía.

 

Con el nombre del poeta estampado en oro sobre la portada, el Ateneo le recuerda “humildemente”, como indica Alejandro Sanz en el editorial de la revista, y evoca el nombre de quien fue todo un “ejemplo de bondad y generosidad”.

El monográfico es un canto apasionado de quienes escriben, una referencia bibliográfica y un documento de documentos ya que incluye el epistolario del poeta con el editor, escritor y crítico literario Arturo del Hoyo. Se ilustra con más de un centenar de  fotografías, muchas de ellas inéditas, y con dibujos de Ricardo Zamorano.

 

Esa casa de Velintonia, triste en la desolación de las paredes solas, reclama justicia al pasado en un presente cerrado a la cultura. Reclamo una huelga de poetas en la Feria del Libro del Retiro, también de poetastros y poetillas, también de los que amaron algún verso y escaparon del mundo por segundos con cualquier palabra reinventada.

Querido Alejandro: si esa Casa muriera en el escombro con ella acabarían los encantos, pero que nadie se atreva a vivir en ese espacio porque serán los demonios y no los dioses los que se encargarán de vengar las ignominias.

J.M.S.V. 

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Un comentario

  1. Hola Juan Miguel:

    Gracias por incluir la revista del Ateneo (o más bien de Alejandro) en tu blog. Si este país fuera como es debido, este número llegaría a ser un referente en la poesía española. Me encanta lo que dices acerca de que los demonios vengarán las ignominias. Ojalá sea así, pero ¿no son precisamente los demonios los que alimentan la desolación de Velintonia? En cualquier caso, nosotros no perdemos la esperanza.

    Tus fotos de las corridas son estupendas, claras, llenas de luz y de magisterio. Mira que yo soy antitaurina, pero me rindo ante el arte, desde luego.

    Un abrazo,

    Choni

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