Reseña de Margaux Subra-Gomez:

En la edición del 12 de septiembre de 1992, un artículo de El País relata la conferencia de prensa que tuvo lugar en Venecia para la 49° Mostra, el famoso festival de cine. Ese año, el director español Bigas Luna recibió el León de plata para su película Jamón, Jamón. En un ambiente tenso y frente a opiniones divididas, pronuncio un discurso voluntariamente provocador diciendo: “Amo a las putas y amo comer. Amar y comer son cosas imprescindibles y complementarias para nosotros, los españoles, y Jamón, jamón es un himno a este gozo. Amo a las mujeres mediterráneas, porque saben dar de comer, y sobre todo porque mientras comemos hablan de comida. Esto es imposible que lo entienda un anglosajón: el amor y la belleza se disfrutan comiéndolos«[1].

Así, el  director pone en perspectiva dos elementos principales de su película: el sexo y la comida que son protagonistas propios de la historia. Se miran y se responden en una especie de juego de espejos que recuerda el ritmo binario del titulo, Jamón, Jamón. A lo largo de la película, Bigas Luna desarrolla un sistema de símbolos relacionados con esos dos temas para cumplir su objetivo: retratar a España como un país de sensaciones, pulsiones, pasiones. La comida como metáfora sexual no es el único recurso de Bigas Luna, la riqueza simbólica de su largometraje parece infinita. Los colores, los animales, los paisajes desérticos de los Monegros que contrastan con la sexualidad exacerbada de los protagonistas… Todos estos elementos y la estructura del relato sobre el modelo clásico del cuento de hadas contribuyen a hacer de Jamón, jamón una mitología moderna sobre la esencia ibérica.

Silvia (Penélope Cruz) esta embarazada de José Luis (Jordi Molla), hijo de industriales ricos que le ha prometido casarse con ella. Pero la madre de José Luis no acepta que su hijo se case con una chica de clase inferior. Contrata a Raúl (Javier Bardem), almacenero en una fábrica de jamones, para que seduzca a Silvia y destroce su pareja. A este triangulo amoroso, Bigas Luna añade otro, más complejo, en el que se encuentran los padres: Carmen (Anna Galiena), la madre de Silvia, Conchita (Stefania Sandrelli) la madre de José Luis, y Manuel (Juan Diego) el padre de José Luis, y a todos les corresponden un alimento.

En Bigas Luna. El ojo voraz, Carolina Sanabria escribe: “La cocina funciona como forma de congregación local – la gran paella de la empresa Sansón a sus empleados jubilados, la caracolada alrededor de la cual gira la conversación entre Manuel y su hijo-, la gastronomía se revela constitutiva de todo proceso de construcción identitaria: el jamón, la tortilla de patatas, el ajo, las olivas…[2].

Pero, además de su dimensión social, la comida conlleva un aspecto erótico muy fuerte en Jamón, Jamón. Al comer, los protagonistas satisfacen un placer primitivo que les encierren en una situación de seres de instintos. El mismo placer que encuentran en sus relaciones sexuales. Esto es particularmente relevante en las escenas de Silvia con su novio José Luis y su amante Raúl. Ambos le comen los senos como si fueran un alimento pero se nota una diferencia en la forma de hacerlo: aunque para José Luis no saben a nada, Raúl con su sexualidad desbordante dice que saben “a tortilla de patatas, a guindilla, a jamón, a todo”. Aquí con los pechos, el director hace una correlación entre sexualidad y nutrición y sugiere que los dos hombres se han quedado en lo que Freud describe como la fase oral de la sexualidad infantil. Bigas Luna asume completamente esa correspondencia que establece entre comida y sexo ya que confiesa a una entrevista al Periódico de Cataluña: “Cuando rodamos el plano en el que Javier Bardem le come las tetas a Penélope Cruz, le dije a él que no tenía que parecer sexual, que tenía que interpretar de manera que pareciese que se estaba comiendo un flan[3].

Las referencias comestibles a personas son frecuentes en la película y Bigas Luna se divierte manipulando los instintos antropófagos de los personajes como por ejemplo cuando Raúl le dice a Silvia “Me gustas tanto como el jamón”.

Por supuesto el jamón es un elemento clave de los símbolos manejados por Bigas Luna. Explora toda la riqueza de la lengua española para designarlo: cerdo, guarro, cochino, marrano… El director confiesa: “El origen de todo es mi decisión de retratar el país a través de la comida y del sexo. Como desde mi punto de vista, el jamón es la mejor cosa de nuestra gastronomía nacional, pensé que seria un buen titular”[4]. El jamón se convierte en el recurso de la tragedia final, cuando José Luis y Raúl luchan hasta la muerte con jamones de la fábrica de Raúl, “Los conquistadores”. Esa ultima escena de duelo a jamonazos recuerda el famoso cuadro de Goya Duelo a garrotazos.

El ajo desempeña también un papel importante en la película. Tradicionalmente, se asocia con una imagen positiva de protección pero Bigas Luna decide convertirlo en un disparador de violencia y de sufrimiento. Raúl pone un ajo en el culo de un cerdo que se pone a guarrear, la madre de José Luis empieza a llorar cuando siente el olor del ajo que le recuerda su noche con Raúl…

El director catalán sigue desarrollando su sistema simbólico con una reflexión sobre el cuerpo humano que a veces flirtea con la animalidad. Es particularmente relevante en Jamón, jamón cuyos protagonistas se encuentran en posiciones bestiales. Por ejemplo, en el puticlub donde trabaja Carmen, la madre de Silvia, hay un loro que solo puede decir una palabra: “polla, polla”. Esa apropiación del lenguaje humano cuestiona otra vez los límites entre humanidad y animalidad. Así, cuando José Luis viene al club para ver a Carmen, ella le propone “¿quieres qué te haga el loro?” y empieza a decir “Guaca”, imitando al animal. Jean-Claude Seguin analiza en su artículo “La metáfora de los cuerpos”: “Todo el cine de Bigas Luna crea inestabilidad, todo puede transformarse, modificarse, perder su identidad. Los signos identitarios del ser humano siempre parecen evolucionar hacia otras identidades mas heterogéneas, mas complejas[5]. Raúl y Silvia también mantienen esta confusión de los géneros cuando se llaman “guarro”, “chorizo” y “jamona”.

Siguiendo con su bestiario, Bigas Luna asimila Raúl a un lobo en la escena donde Silvia, vestida con un corto vestido rojo, vuelve de las compras con una bolsa llena de alimentos. El esta haciendo vueltas en motocicleta y parece a una versión moderna y hispánica del cuento de la Caperucita Roja.

El toro, icono de España, encarnado aquí por el famoso toro de Osborne, es claramente un símbolo de la sexualidad desmesurada de los personajes de Jamón, jamón y forma parte de la identidad ibérica. Así cuando José Luis en un acto desesperado de furor pega los testículos del toro hasta que se caen es una perdida de consustancialidad y Bigas Luna dice: “Creo que hemos llegado todos a un alto nivel de europeanizacion. Hoy el toro de Osborne de Candasnos (donde fue rodado Jamón, Jamón) ya no tiene testículos y eso representa una pérdida de parte de nuestra identidad. No me gusta esto pero estoy dispuesto a perder algunas cosas si se crean otros signos identitarios”[6]. Aquí también la asimilación de la bestia con el cuerpo humano es bastante relevante como lo nota Carolina Sanabria: “El enorme miembro del toro representa la seguridad y el resguardo (viril) de los que la misma Silvia ha carecido y que busca en su acomodado novio, cree hallar en Raúl, pero finalmente encuentra en Manuel. Su búsqueda se plasma como metáfora en la secuencia donde, tras la discusión con José Luis, cae una tormenta y, para ampararse de la lluvia, se sirve del genital desprendido[7].

Además, todos los animales puestos en escena por Bigas Luna son ligados a la muerte: los animales de crianza como el cerdo y el toro pero también las moscas que aparecen en el sueño de Silvia y prefiguran la tragedia final donde José Luis muere bajo los golpes de Raúl, y se queda ensangrentado en la arena, igual que un toro después de la corrida.

Con Jamón, Jamón Bigas Luna vuelve a la significación inicial del simbolismo como movimiento artístico que querría establecer una analogía entre las ideas abstractas y las imágenes. Así, el director catalán lleva a cabo una reflexión sobre la exaltación de los cuerpos y de la sexualidad a través de metáforas gastronómicas  y animalistas. También Jamón, Jamón que inaugura lo que se suele llamar la trilogía ibérica de Bigas Luna (junto con Huevos de oro y La teta y la luna) es un himno a la identidad hispánica que se inscribe en un contexto particular. En efecto, la película se estreno en 1992, año intenso para el país ya que se organizaron los juegos olímpicos en Barcelona, el 500 aniversario del descubrimiento de América, la exposición internacional en Sevilla y Madrid era la capital europea de la cultura. Entonces rodar Jamón, jamón, a la hora de la construcción europea, fue una manera de exaltar y reflexionar sobre la esencia hispánica en sus peculiaridades, de promover el retrato de una sociedad contradictoria en sus deseos e instintos básicos.

Bibliografía

 AGULLO, Xavier: « La comida y el sexo son inseparables », El Periódico, 13 de septiembre de 1992

ANGULO BARTUREN, Javier: El poderoso influjo de Jamón, jamón, El tercer hombre, Madrid, 2006

ESQUEMBRE, Jaime: « Decidí hacer un retrato del país a través de la comida y el sexo”, Cambio 16, 28 de septiembre de 1992

FERNANDEZ-SANTOS, Ángel: «Bigas Luna y su ‘Jamón, jamón’ provocan una intensa división de opiniones», El País, 12 de septiembre de 1992

SANABRIA, Carolina: Bigas Luna. El ojo voraz, Laertes, Barcelona, 2010

SANCHEZ, Alberto: Bigas Luna. La fiesta de las imágenes. Huesca, España, 1999

SEGUIN, Jean-Claude : « Les métamorphoses du corps » en Le cinéma de Bigas Luna, Presses universitaires du Mirail, Toulouse, 2001

 

Reseña de Margaux Subra-Gomez, enero 2012.

 


[1] FERNANDEZ-SANTOS, Ángel : «Bigas Luna y su ‘Jamón, jamón’ provocan una intensa división de opiniones», El País, 12 de septiembre de 1992

[2] SANABRIA, Carolina: Bigas Luna. El ojo voraz, Laertes, Barcelona, 2010

[3] AGULLO, Xavier : « La comida y el sexo son inseparables », El Periódico, 13 de septiembre de 1992

[4] ESQUEMBRE, Jaime : « Decidí hacer un retrato del país a través de la comida y el sexo”, Cambio 16, 28 de septiembre de 1992

[5] SEGUIN, Jean-Claude : « Les métamorphoses du corps » en Le cinéma de Bigas Luna, Presses universitaires du Mirail, Toulouse, 2001, pag. 19

[6] SANCHEZ, Alberto: Bigas Luna. La fiesta de las imágenes. Huesca, España, 1999, pag. 93

[7] SANABRIA, Carolina, Bigas Luna. El ojo voraz. Laertes, Barcelona, 2010, pag. 67

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Un comentario

  1. Soy profesora de lengua castellana en una universidad de New York. Vimos, como parte de mi clase, Jamon, jamon y mis alumnos tuvieron dificultad para entender el significado de la pelicula. Este articulo me ha servido para hacerles ver la simbologia iberica y las ideas de Bigas Luna tras lo aparente de la trama. Muchas gracias por una resena tan informativa y clara. Volvere a utilizarla el proximo semestre en un curso que impartire sobre el elemento erotico en el cine de habla castellana.

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