Fecha
Fuente
La Razón
Autor
Julio Miravalls

Margarita Salas: “Las mujeres no se echarán atrás en la ciencia”

La mejor científica española llega a la fase final del Premio al Inventor Europeo en el reconocimiento a la labor de toda una vida

Es la científica más importante de España. A sus 80 años, Margarita Salas, pionera de la biotecnología molecular, puede hablar con autoridad del pasado, del presente y del futuro de su disciplina científica, ahora herramienta clave de innovación. Y eso es lo que le ha reconocido la Oficina Europea de Patentes (EPO) incluyéndola en la terna de candidatos para su premio anual en Reconocimiento a la labor de toda una vida. Salas competirá con el austriaco Maximilian Haider, creador de un microscopio electrónico, y la polaca Marta Karczewicz, inventora de la compresión AVC para vídeo en streaming. 

"Tuve la suerte de que viví el nacimiento de todo, de la biología molecular y de todos los grandes descubrimientos que hubo en los años 60, 70, 80...", asegura Salas, en conversación con INNOVADORES recién conocida su nominación. ¿Y no habría preferido empezar ahora, que la biotecnología es un campo con tanto impacto? "Esos años los viví y los disfruté. O sea, que no. No me arrepiento de no haber nacido más tarde para tener estos otros... Al fin y al cabo, también los estoy viviendo, ¿no?".

La razón de que una investigadora sea candidata a un premio para inventores es que de su "investigación científica básica surgió una aplicación tecnológica, que ha dado lugar a una patente, a su explotación y a sus rendimientos".

Salas detalla que su equipo trabajaba sobre el virus bacteriano Phi29. "Cuando infecta la bacteria Bacillus Subtilis produce la síntesis de varias proteínas, entre ellas una ADN polimerasa, que es la enzima encargada de duplicar el ADN del material genético". Esa enzima se convirtió en una herramienta clave para analizar ADN. Algo esencial para la secuenciación genética en antropología y para el concepto moderno de policía científica.

"En criminalística, donde se tiene un rastro como una gota de sangre o un pelo, con muy poca cantidad de ADN, con la ADN polimerasa de Phi29, esa pequeñísima cantidad se amplifica millones de veces para el análisis. A partir de muy pocas moléculas se pueden duplicar millones de copias de este ADN de modo fiel".

La ADN polimerasa fue patentada en Estados Unidos en 1989. "La licencia de explotación la obtuvo una empresa americana que creó un kit para amplificar ADN circular y otro para amplificar ADN genómico lineal. Se han vendido muy bien y han dado unas regalías muy importantes para el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, que es el propietario de la patente, para los inventores, para mi laboratorio y para el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, en el que trabajo". 

Salas, que empezó con el Nobel Severo Ochoa, sigue investigando e impartiendo sus conocimientos, con especial interés en la presencia de mujeres en las aulas y en la ciencia. "Haciendo tesis doctoral, en este momento, en los laboratorios de bioquímica y biología molecular, hay más mujeres que hombres. Aunque todavía no hay muchas ocupando puestos de liderazgo, esto tiene que cambiar, va a cambiar necesariamente, teniendo en cuenta el número de mujeres que está iniciando ahora una carrera investigadora y que van a seguir adelante, no se van a echar atrás. Yo predigo que, en un futuro no demasiado lejano, la mujer ocupará en el mundo científico el puesto que le corresponda, de acuerdo con su capacidad y su trabajo, independientemente de que sea mujer".

Del presente, no rehúye la polémica sobre la edición genética: "Hay procedimientos para terapia que son válidos. Lo que no es aceptable, y creo que es el sentir de todos los científicos, es la manipulación embrionaria [humana]. Las mejoras biotecnológicas para hacer que una planta sea más resistente no lo veo mal, siempre que se sigan las normas correctas, que no se hagan cosas que no deban hacerse". 

Y del pasado, proyectado al futuro, la ejemplaridad del maestro: "Para mí, Severo Ochoa fue un modelo. Fue mi maestro, mi mentor. De él aprendí la biología molecular y también su rigor experimental, su entusiasmo y su dedicación a la investigación. En el caso mío [como maestra], que yo haya podido salir adelante creo que es un buen ejemplo para muchas mujeres que van a decir ‘si Margarita ha podido, yo también’".

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