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Sara Medialdea

Así será el día después del Covid-19, según los expertos de la mayor universidad presencial de España

Profesores de una docena de facultades y escuelas de la Universidad Complutense explican cómo ha influido la pandemia y cómo marcará el futuro

¿Cómo será el mundo después del Covid-19?¿De qué manera afectará a las Ciencias, a la Sociología, a la Medicina, al Periodismo? Expertos de distintas ramas del saber de la Universidad Complutense de Madrid, la mayor presencial de España en número de alumnos, adelantan su análisis d e lo que nos encontraremos en la era postCovid: una realidad que ha cambiado para siempre, en la que muchos jóvenes han descubierto que “es más importante una mascarilla que una tablet”, donde estaremos más solos y a la vez más conectados que nunca, donde la digitalización se habrá impuesto y en la que si hemos aprendido la lección, dedicaremos más presupuestos a Ciencia y a Sanidad.

Bellas Artes

Elena Blanch González, profesora en la facultad de Bellas Artes, cree que para el arte y la cultura será la hora de convertirse en “refugio” y en “espejo”. Descubre puntos positivos en la transformación que hemos sufrido: “Hemos recuperado el sentimiento de ciudadanía”, donde “todos nos sentimos miembros de un mismo grupo” donde “los frágiles también son nuestro problema”.

La solidaridad se ha materializado en acciones como los museos que se “abren” a visitas virtuales, festivales solidarios en plataformas digitales, o artistas que muestran su proceso creativo y hasta permiten participar de él, explica. La importancia de la cultura ha sido, cree, un “redescubrimiento” de la humanidad, para “evadirse del miedo”, para sonreir o para llenar un tiempo que el confinamiento ha vaciado en cierto sentido.

En paralelo con el modo en que los sanitarios curan el cuerpo, los artistas han asumido el reto de “curar el espíritu”, “ayudar a pasar página y plasmar con belleza lo vivido”.

Comunicación

El vicedecano de Estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Información, Cristóbal Fernández Muñoz, ve en esta crisis un “punto de inflexión” para la comunicación. Las redes sociales permiten a cualquiera participar en la creación y difusión de contenidos, que pueden tener un alcance viral, recuerda. Algo que se ha traducido también en “desinformación” y “fake news”. En esta época de “escasez de medios, inmediatez, competencia feroz y dictadura del clic”, se necesita “más que nunca un periodismo independiente de verdad”, algo para lo que habrá que hacer también “pedagogía en la sociedad” para que se entienda el valor de los periodistas “como elemento garante de control en la democracia”.

La otra epidemia de estas semanas, recuerda, ha sido “de bulos sobre el coronavirus, una infodemia” que “aumenta el miedo” y aprovecha la pandemia con “fines espurios”. .

El futuro lo ve en modo digital, una transformación que “se ha impuesto dados los acontecimientos”. Las premisas para la nueva época del periodismo deben ser, concluye, hacer “prevalecer la libertad sobre la seguridad, la verdad sobre la mentira, la paz sobre el conflicto. Tenemos por delante una oportunidad para hacer un mundo mejor”.

Educación

En el mundo de la Educación, el confinamiento ha reinventado las formas de enseñanza. En su análisis, el profesor Juan Luis Fuentes, de la Facultad de Educación, pone en valor el centro educativo como “espacio de socialización” en el que “aprendemos a relacionarnos con los otros”, y donde hay que formar “para el compromiso cívico”.

De cara al futuro tras la crisis, señala que “es ineludible concentrar esfuerzos en la formación científica de nuestros alumnos”. La ciencia se convierte así en un escudo protector frente a futuras situaciones extremas. “La formación científica de nuestros estudiantes debe sentar las bases de la transformación del modelo productivo actual”. Pero también se hace necesaria una “formación del profesorado, inicial y permanente”, en el uso de la tecnología. Por último, aconseja un “giro ético en la educación” que insista en valores como “la solidaridad, la responsabilidad, la generosidad, la paciencia o el cuidado de los más frágiles”.

Enfermería y fisioterapia

El coronavirus nos ha traído un miedo nuevo: como analiza el profesor de la Escuela de Enfermería y Fisioterapia Miguel Carretero, “repentinamente, la salud y la vida se han puesto en peligro, apareciendo la incertidumbre, la aprensión y el miedo a enfermar y morir en la vida cotidiana”. Un sentimiento desconocido para una “adocenada sociedad occidental” con abundancia de “jóvenes hiperprotegidos” que de forma súbita “han descubierto que es más importante una mascarilla que una tablet, un profesor que una pantalla y un abrazo de sus padres que miles de likes”.

El golpe más brutal ha sido para muchos descubrir “la carencia de recursos y profesionales sanitarios necesarios” ante la llegada de una amenaza que “cambiará nuestras vidas”. Su visión es pesimista: “La desconfianza ante el otro, el aislamiento y la sensación de peligro constante se instalarán en nuestras vidas”.

Otra lección fundamental ha sido descubrir “que la sanidad universal es una buena idea, pero que los recortes en salud no lo son, porque el eficientismo económico aplicado a la sanidad produce un dolor inmenso que palpamos cada día”.

De ahí el relieve que recuperan profesionales como enfermeras o fisioterapeutas. Patricia Martín Casas, profesora en la Complutense y fisioterapeuta, recuerda cómo la pandemia ha afectado a muchos profesionales que “han tenido que cerrar sus consultas” por no disponer de equipos de protección. “Nuestro trabajo depende en gran medida de la cercanía y el contacto”, y estas son las armas “del enemigo en este tiempo oscuro”.

Estadística

Una rama del conocimiento que se está demostrando especialmente útil en la pandemia es la Estadística. La profesora María del Rosario Cintas del Río, de la Facultad de Estudios Estadísticos, resalta cómo “nos hemos familiarizado con las curvas que muestran la evolución de la enfermedad, aprendiendo lo terrible que puede llegar a ser un crecimiento exponencial y el poder clarificador de una escala logarítmica”.

Una vez convertidos en “expertos en picos”, somos más permeables a considerar la eficacia de estos análisis estadísticos. De ahora en adelante, pronostica, “resultan imprescindibles equipos multidisciplinares de profesionales con el conocimiento, la habilidad, la creatividad y los principios éticos necesarios para el tratamiento y explotación de estas ingentes bases de datos”, tan útiles para “tomar decisiones”.

Las estadísticas oficiales permitirán “cuantificar el impacto real de la pandemia” y “reforzar los puntos débiles, diseñar estrategias de prevención y protección”, destaca. Será vital el papel de los “bioestadísticos” para el cuidado de nuestra salud, tanto en la administración pública como en el sector privado.

También la aplicación de técnicas estadísticas serán útiles para conseguir redes más seguras y con capacidad para soportar todo el tráfico, en una sociedad que se ha tenido que digitalizar por la fuerza en el confinamiento para teletrabajar, comprar o contratar servicios. También será útil para estudiar los flujos de personas y vehículos una vez se reinicie la vida “normalizada”.

Filología

La profesora de la Facultad de Filología Emma Dafouz detalla cómo el confinamiento por el Covid-19 ha afectado a una de las universidades, la Complutense, que más alumnos internacionales recibe en Europa. “Desde el punto de vista ideológico -recuerda-, la pandemia ha generado, cuanto menos, desconfianza hacia el foráneo”. De ahí que haga hincapié en que “la diversidad y el carácter internacional son las señas de identidad de las Filologías”. Este sería el primer reto al que enfrentarse. Hay otros: “Intensificar la cooperación interdisciplinar” para evitar “manipulación y fake news que dañan nuestras democracias”. Otro será “constituir verdaderas comunidades virtuales de aprendizaje, y hacerlas más accesibles a alumnos y profesores”. Y, sobre todo, poner en valor las filologías en “un momento en que la rentabilidad inmediata domina nuestra realidad educativa”; reivindicar sus enseñanzas, “a menudo invisibles y no cuantificables a corto plazo” pero que sientan “las bases de una generación global”.

Filosofía

Imposible eludir la lectura de la situación actual desde la Filosofía: el decano de la Facultad, Juan Antonio Valor Yébenes, se pregunta si la crisis del coronavirus nos hará mejores y peores. Él es pesimista. La realidad, cree, nos insta a una vida “online” -desde el trabajo hasta las relaciones comerciales-, que nos convierte en “individualidades clausuradas en su esfera tecnológica” impulsadas “por una única fuerza interna y autorreguladora: el interés propio”. Nace así una sociedad de invididuos que “estudian, trabajan, compran o se relacionan en ningún país en concreto, en ninguna cultura en concreto, sin ninguna restricción en concreto”. A Valor le parece una perspectiva negativa, porque con ella ”perdemos las riendas de nuestro destino. El individuo se disuelve, el sujeto pierde su consistencia, el ciudadano se transforma en el más fiel de los esclavos, y la persona olvida que un día tuvo sus propios proyectos”, advierte.

Medicina

Desde el mundo de la Medicina, la sacudida del Covid-19 ha dado lugar a muchas reflexiones. El doctor y catedrático Luis Montiel cree que ha llegado la hora de asumir que “la globalización implica inevitablemente la planetarización de las enfermedades infecciosas”, lo que obliga a replantearse “las necesidades de salud de la población partiendo de una nueva evaluación de riesgos”. El modelo de atención sanitaria “occidental, que solo contempla al resto del mundo desde la mirada paternalista de la llamada “cooperación internacional”” se ha demostrado insuficiente.

“El adelgazamiento del sector público, el escaso interés por la medicina social y la infravaloración y parcial abandono de la medicina de familia han costado y siguen costando vidas humanas”, recuerda, esperando que se aprenda la lección. Una excesiva medicalización y “la excesiva confianza en soluciones científicas a problemas de salud”, advierte, ha llevado a “inflación insostenible de la factura farmacéutica en detrimento de inversiones no menos necesarias tanto en la situación precedente como, sobre todo, en la actual”.

En lo que se refiere a la formación de los profesionales, cree “insostenible la carga de docencia presencial teórica” en un momento en que la enseñanza on line agilizaría la difusión de este conocimiento. Muchos creen, recuerda, que “el tiempo docente presencial debería destinarse en su mayoría al aprendizaje de habilidades clínicas y sociosanitarias”, no centradas en la práctica hospitalaria porque “serán mayoría los profesionales de la atención primaria quienes deban enfrentarse antes que nadie a los retos de salud en el presente y en el futuro inmediato”. Por último, lanza una propuesta que es toda una moraleja: “Habrá que volver a una concepción de las profesiones sanitarias centrada en su condición de servicio, no de nicho de negocio”.

Odontología

En la Facultad de Odontología, el catedrático Mariano Sanz alerta sobre la formación on line en una carrera como ésta en la que “la experiencia práctica sobre pacientes no es posible sustituirla con educación a distancia”. Pide una reflexión sobre el cierre de la Clínica Odontológica de la facultad y recuerda que “la Escuela de Estomatología de la Universidad de Wuhan en China nunca dejó de realizar atención odontológica durante todo el brote epidémico en esta ciudad”, convenientemente dotados de medidas de prevención, eso sí.

De cara al futuro, la Odontología tiene mucho que aportar, explica este catedrático de la Complutense, porque “la cavidad bucal es una de las rutas de infección que utiliza el virus Covid-19”. De ahí que, en el campo de la investigación, puedan hacer aportaciones relevantes. Y también por “el uso frecuente de agentes antimicrobianos en forma de colutorios bucales” que “han demostrado potencial efecto virucida” en el caso del coronavirus.

Políticas y Sociología

La socióloga Olga Salido indica que “es casi imposible recordar otro fenómeno de amplitud e intensidad semejantes a nivel global y con una capacidad tan destructiva hasta donde alcanza nuestra memoria” como esta pandemia. Hubo, recuerda, países que “lo vieron venir de lejos” y tomaron medidas “de forma temprana”, y otros donde “a pesar de todas las evidencias y haciendo alarde de un patriotismo desenfocado, se empeñan en despreciar al virus, a la ciencia y a todos los ciudadanos lanzándoles al abismo”.

Su recomendación para el “día después del Covid-19” señala que “las prioridades políticas habrán de variar; tendremos que replantearnos no sólo la necesidad de cuidar (y financiar adecuadamente) nuestro sistema sanitario como pilar fundamental de nuestro modelo de bienestar social” y “como un elemento crucial para nuestra propia subsistencia”.

Y recuerda: “El mundo, tal como lo conocemos, no volverá a ser el mismo”; “la seguridad se ha transformado en inseguridad, la certeza en incertidumbre”. Nuestros avanzados sistemas sanitarios, insiste, nos parecían “un escudo protector inviolable”, pero no lo eran. Para el día de mañana, aconseja “recuperar las redes de atención primaria y volver a dotar a los hospitales de los recursos humanos y materiales necesarios para funcionar a pleno rendimiento”; “invertir en ciencia básica” y que “las fronteras importan cada vez menos” a la hora de parar una crisis sanitaria: “Lo verdaderamente relevante son las diferencias de recursos entre unas y otras partes del mundo“.

Aconseja una mirada sobre “niños, ancianos, mujeres que sufren violencia de género, personas con problemas de salud o con necesidades especiales, población en circunstancias de exclusión social…”, para los que “la distancia física social puede convertirse en aislamiento” y agravar sus problemas. Y por último, advierte: “El aumento del control social puede conducirnos hacia sociedades más seguras, pero menos libres”.

Químicas

El catedrático Álvaro Martínez del Pozo, de la Facultad de Ciencias Químicas, desmonta mitos: “Que todo esto era imprevisible … Una afirmación que no es del todo verdad”. Los virólogos españoles llevaban “décadas” previniendo que esto podía ocurrir. No sólo no nos preparamos, sino que “se ha estado recortando financiación y recursos” para sectores “que ahora se revelan como imprescindibles: Sanidad, Ciencia y Educación”.

Propone potenciar “el entramado investigador de todas las ciencias”;el fomento de la industria química que ya existe y que “tiene que jugar un papel principal en la resolución de esta crisis y en la prevención de las venideras”. Y concluye con un deseo: “Un efecto deseable de esta crisis sería la definitiva desacreditación de charlatanes y chamanes”, y que “grupos antivacunas, o los que defienden la homeopatía hayan perdido gran parte de la desafortunada influencia que les venía asistiendo”.

Trabajo Social

María José Barahona Gomáriz, profesora de la Facultad de Trabajo Social, apunta a que “el Covid-19 ha mostrado las desigualdades no solo sanitarias sino también sociales que tienen que ser afrontadas en solidaridad y cooperación”; que “las personas marginadas se vuelven aún más vulnerables en las emergencias”, y por eso advierte de que en “la “corona-crisis”, los que corren más riesgo son las personas que se encuentran en los márgenes de nuestra economía y nuestra sociedad.”. Su última reflexión es un ruego compartido: ”Esperamos que no se cumpla aquella afirmación de Groucho Marx: “La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”.

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