La belleza del agua quebró la palabra

Texto y foto: Juan Miguel Sánchez Vigil

 

Me llevé la imagen en la retina y en la tarjeta de la digital que prolonga mis manos y mi mente. Agua, ligera y sutil, reventando en su propio cuerpo. Agua sobre agua. Desbordante placer de la mirada y el deseo de muchos en otros mundos. La belleza del agua quebró mi palabra. Dejé de hablar para contemplar el espectáculo y los ojos se fundieron con la espuma como millones de lágrimas vertidas en un recipiente de cristales venecianos.

El universo entero se inició con el agua y los océanos se abrieron para dejar espacio a las vegetaciones. Reventaron entonces las montañas para tocar el cielo infinito, y las aguas, danzando hacia los cauces, dibujaron irrepetibles imágenes doradas. Yo lo vi, y en la tarjeta digital de mi cámara, que prolonga mis manos y mi mente, me llevé a mi casa un sentimiento y la sensación de no ser nada. Quisiera ser tan solo una gota de esta estampa, para sentirme libre en este absurdo de la vida que cada día me hiere, me atormenta, me espanta.

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Un comentario

  1. Así como las fotografías tienen su propia historia, muchas veces nos olvidamos que las visten y decoran sus propias palabras, que a su vez les dieron origen, significado y sonido. Toda palabra es producto de una imagen y viceversa, una frase, una oración, un pie de foto, una metáfora escrita, son la simiente de esa combinación semántica entre el objeto y lenguaje, es decir, fotografía y literatura.

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