¿Quién puede matar a un niño? (Narciso Ibáñez Serrador, 1976)

Reseña de Enrique Aguado:

Génesis de una película pionera

A lo largo de la historia del cine hemos podido comprobar lo perversa que puede llegar a ser la infancia. Antes de la década de los setenta, el celuloide nos había mostrado infantes (e infantas) asesinos, crueles, despiadados; pequeños monstruitos que ponían cara de no haber roto un plato después de cometer una tropelía mayúscula.

Algunas de sus fechorías eran resultado de una sociedad que los había marginado, como ocurría en Los olvidados (1950) de Luis Buñuel, o que estaba a punto de marginarles, como nos contó Jack Clayton en A las nueve cada noche (1967). Otros jovencitos hacían suyo el instinto de supervivencia adulto, caso de El señor de las moscas (1963) de Peter Brook, nacían malvados como las niñas de La mala semilla (1956), de Mervyn LeRoy y La calumnia (1961) de William Wyler, o simplemente venían del espacio exterior a “jugar” con nosotros en El pueblo de los malditos (1960) de Wolf Rilla.

Estas películas se acercaban, en algunos casos, al cine de terror, pero a excepción de la La semilla del diablo (1968) de Roman Polanski, de Suspense (1961), de Jack Clayton, y otras versiones de Otra vuelta de tuerca [1], las demás no entraban de lleno en este género.

En la mayoría de estos filmes, los niños actuaban solos, y cuando lo hacían en grupo, había disensiones entre ellos,[2] o como en el caso de El pueblo de los malditos, eran extraterrestres manipulados por una mente colectiva[3].

¿Quién puede matar a un niño? (1976), fue la primera cinta de terror en la que los niños, movidos únicamente por el odio hacia los mayores, actuaban como un enjambre, como una única masa letal, implacable e imparable. Es el comienzo de un subgénero: El de los grupos de niños homicidas.

La novela y su adaptación

En los años 70 se produjo un pequeño boom literario de niños malignos, con algunas obras destacables que fueron trasladadas a la gran pantalla: El otro (1971), de Robert Mulligan, El exorcista (1971), de William Friedkin, o La profecía (1976) de Richard Donner, fueron un éxito de taquilla y cambiaron el panorama del cine fantástico a nivel mundial.

En España, un joven escritor de nombre Juan José Plans, publica El juego de los niños (1976), y poco tiempo después un avispado director devora su novela mientras una bombilla (O una calabaza) se ilumina en su cabeza. El realizador se llama Narciso Ibáñez Serrador y lleva un tiempo buscando una idea que este relacionada con el lado oscuro de la infancia: “Yo adoro a los niños, pero precisamente por su inconsciencia, pueden rozar la crueldad”[4]. De hecho, Chicho ya había tratado con críos aviesos en dos de sus Historias para no dormir [5]: Los bulbos (1964)  y La bodega (1966).

¿Quién puede matar a un niño? se estrenó en 1976. Proporcionó unos buenos ingresos en taquilla, pero no llegó a las cotas de La residencia (1969), su anterior film. Sin embargo, se distribuyó fuera de España y obtuvo reconocimiento internacional, a pesar de ser prohibida en varios países debido a su polémico contenido, infanticidios incluidos.

La película narra la historia de una pareja de turistas extranjeros que viajan de vacaciones a España, en concreto a la ficticia isla de Almanzora. Una vez allí, descubren que el lugar está desierto, los adultos parecen haber desaparecido y sólo se ven a unos cuantos niños comportándose de un modo extraño.

En realidad los niños han asesinado a casi todos los adultos y están dispuestos a hacer lo mismo con los turistas. Los niños se mueven en grandes grupos, pero se desplazan como uno solo; no hablan, ríen y cometen los actos más atroces como si todo formara parte de un juego. La película no explica el por qué de su comportamiento, pero lo intuimos gracias a un comienzo donde vemos varias imágenes documentales que hablan de guerras y hambrunas, y en las que los niños son siempre las victimas. En la novela, un profesor Premio Nobel de Medicina, dejaba entrever que era la propia naturaleza la que utilizaba a los niños para vengarse de una humanidad que amenazaba con aniquilar el planeta:

Y tal vez por ello la naturaleza acabe presentando una batalla biológica en contra nuestra, con la finalidad de hacer desaparecer esos cien millones de toneladas de protoplasma humano que le acarrean tantos disgustos. Para ello nada mejor que aunar a todas las especies contra la nuestra o, simplemente, crear una nueva especie con la misión de dar fin a la humana.”6

El director español se sirvió de este apunte para que los menores actuasen como si se hubieran convertido en una raza distinta, dispuesta a destruir a los adultos por todas las vejaciones sufridas. Paradójicamente, la película de Chicho está claramente influenciada por Los pájaros (1960)7 de Alfred Hitchcock,  y a lo largo del film se pueden encontrar varios homenajes al film del maestro del suspense.8

Sin embargo, Chicho decidió que el detonante para su film sería otra de las divagaciones del profesor; una en la que señalaba una posible venganza  de los niños contra los adultos: “Quizás los niños, siempre víctimas inocentes de los odios de los mayores, se habían cansado. Y, unidos, dispuestos a eliminar, a borrar de la faz de la Tierra a cuantos no fueran ellos.”9

A pesar de estar rodada a plena luz del día, ¿Quién puede…? tiene la gran cualidad de ser una cinta angustiosa, tensa, brutal. Hay escenas explícitas, sangrientas, macabras, y que responden a la pregunta del título del film cuando el protagonista decide defenderse para salvar su vida y la de su mujer. El realizador nacido en Uruguay crea un ambiente opresivo y único, y nos lega para el recuerdo algunas secuencias tan impactantes como aquella en la que los niños utilizan a un hombre de piñata improvisada. Nadie hasta esa fecha se había atrevido a mostrar a unos niños aparentemente normales10 como un grupo homogéneo de homicidas, y menos haciendo las cosas que hacen en este film.

Los chicos del maíz e influencias posteriores

En 1979, Stephen King publicó el cuento Los chicos del maíz, dentro de su estupenda antología El umbral de la noche. No sabemos con certeza si King llegó a ver la cinta de Chicho, pero los parecidos son evidentes, y la película que se estrenó en 1984 con el mismo título del cuento, dirigida por Fritz Kiersch, es una mala copia del film español. Los niños también masacran a los adultos de un pueblo aislado y se mueven en grupos armados con cuchillos y hoces, aunque aquí los motivos de su comportamiento sean la adoración a un Dios pagano y monstruoso. También tenemos a una pareja en apuros, niños jugando a matar e intentos de crear una atmósfera asfixiante, pero tras un inicio prometedor, el resultado es decepcionante, ingenuo y terriblemente comercial. Fue una de las producciones más taquilleras de aquel año, siendo la copia del modelo a su vez modelo de otras copias. Un año después de publicarse el cuento de King se estrenaron series-b como Cumpleaños sangriento (1981) de Ed Hunt, o Abrazo mortal (1981) de Max Kalmanowic, a las que siguieron otros títulos olvidables y numerosas secuelas de Los chicos del maíz11. Más recientemente, destacar la funcional pero efectiva Eden Lake (2008) de James Watkins o la interesante The Children (2008) de Tom Shankland, quizás la más cercana a los conceptos que el director español quiso plasmar treinta y dos años antes12. En todas ellas se sigue más o menos el esquema introducido por Chicho en su película: Niños que se valen de su aparente inocencia para destruir al adulto, grupos coordinados de infantes homicidas, y adultos incapaces de hacerles frente.

 

Una reflexión final

En todo caso, ¿Quién puede matar a un niño? sigue siendo el más atrevido de todos estos filmes. Se podría decir que esta película es un cruce entre Los pájaros y El pueblo de los malditos, pero esa mezcla ha dado como resultado una película pionera dentro del género de terror. Es un subgénero de niños crueles y felices de serlo, aparentes crios inocentes que se mueven como un conjunto asesino e irracional, y donde la diversión se encuentra en la aniquilación del adulto.

Chicho ha declarado en más de una ocasión que no quiso hacer una película cargada de crítica social o un film de denuncia; sólo pretendía inquietar al público.

Vaya si lo consiguió.

 

BIBLIOGRAFIA

 

AGUILAR, Carlos: “Cine fantástico de terror español”, Donostia Kultura, San Sebastián, 2004. Pág 251-

252

 

DE FEZ, Desireé: “Películas clave del cine de terror moderno”, Ediciones Robinbook, Barcelona, 2007.

Pág 82-84

 

GOLDMAN, William: “El señor de las moscas”, Alianza Editorial, Madrid, 2011.

 

PALACIOS, Jesús: “Goremanía”, Alberto Santos Editor, Madrid, 1995. Pág 207

 

PLANS, Juan José: “El juego de los niños”, La página ediciones, Tenerife, 2011.

 

KING, Stephen: “El umbral de la noche”, Ediciones Pomaire, Barcelona, 1979.

 

MENDÍBIL, Alex: “Narciso Ibáñez Serrador presenta”, Fundación municipal de cine, Valencia, 2001.

 

SERRANO CUETO, José Manuel: “Horromanía”, Alberto Santos editor, Madrid, 2007. Pág 77

 

Enrique Aguado Ramírez, enero 2012.

[1] Novela escrita por Henry James en el año 1898.

[2] En la versión del año 1963 de El señor de las moscas, y como ocurría en el libro de William Goldman,  los niños se dividían en bandos, siendo uno más irracional que el otro.

[3] BANGO, J.P: “Semillas de maldad: Los niños malvados en el cine de terror”. [En línea]. Disponible en Internet: http://www.cinefania.com/terroruniversal/index.php?id=129

[4] MENDÍBIL, Alex: “Narciso Ibáñez Serrador presenta”, Fundación municipal de cine, Valencia, 2001. Pág.  75

[5] Serie para TVE dirigida por Chicho entre los años 1966 y 1982

6 PLANS, Juan José: “El juego de los niños”, La página ediciones, Tenerife, 2011. Pág.  28-29

7 Plans, como Hitchcock en su película, trata en su novela el tema de la venganza de la naturaleza contra el hombre. Sin embargo, Chicho descarta la naturaleza como detonante, pero se sirve de esa imagen de grupo amenazante que poseían los pájaros para trasladarla a su película y dar un nuevo enfoque a los terrores infantiles.

8 En Los pájaros, hay una escena en la que la protagonista interpretada por Tippi Hedren se encuentra de espaldas a un columpio que se va llenando de cuervos; cuando se gira, ve que hay una auténtica bandada de cuervos amenazantes. En la película de Chicho hay varios homenajes al film de Hitchcock, aunque encontramos una secuencia muy parecida a la descrita anteriormente: Una mujer que está en una cala, ve como varios niños, de uno en uno, se sitúan frente a ella de forma intimidatoria. En el siguiente plano, vemos el rostro de la mujer, mientras pregunta a los niños por su actitud. Al fondo, detrás de ella, y sin que se dé cuenta, decenas de chicos bajan desde la cima de una montaña en su dirección.

9 PLANS, Juan José: “El juego de los niños”, La página ediciones, Tenerife, 2011. Pág.  162

10 Hay que recordar que los niños que aparecen en el film no son malvados porqué sí, ni están locos, ni poseídos, ni son extraterrestres. Son niños para los que matar al mayor es un juego nuevo, parte de una metáfora que representa la venganza infantil contra el adulto.

11 De momento, ocho secuelas, la mayoría carnaza de videoclub.

12 En The children, los niños parecen poseídos por un virus desconocido que los vuelve violentos, pero a su vez parecen querer vengarse del trato de los adultos, y se coordinan como si tuvieran un solo pensamiento en la cabeza.

 

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