Te doy mis ojos (Icíar Bollaín, 2003)

Reseña de Paula Ciruelos Mínguez:

Como escribió la propia directora: A veces ocurre en un restaurante. A veces en la cola de un banco o en plena calle. Una voz masculina que se alza, un mal gesto, un comentario despectivo, un empujón, una mujer que esconde la cara, avergonzada. Lo hemos visto todos, de cerca o de lejos, y sabemos que eso que vemos es sólo la punta del iceberg. ¿Qué pasa luego, cuando llegan a casa?1

Te doy mis ojos es el tercer largometraje de Icíar Bollaín, quien también participa como guionista del mismo junto con Alicia Luna. Basado en un corto de la misma autora, Amores que matan (del año 2000), aborda el tema del maltrato de género dentro del seno familiar. La cineasta madrileña triunfó en los Goya con esta película al llevarse siete de los nueve premios a los que optaba: Mejor Película, Dirección, Actor y Actriz principal, Actriz de reparto, Guion original y sonido2. Obtuvo, además, tres Fotogramas de Plata, seis distinciones del Círculo de Escritores Cinematográficos y el Premio Sant Jordi3, y también compitió en el Festival Sundance de cine independiente por su mezcla de ficción y documental4, en todos ellos como Mejor Película de 2003.

Dado que la opresión de género opera en la cultura, y por extensión en el cine5, la autora quiso ahondar en la figura del maltratador y no tanto de la maltratada. Las mujeres de la casa de acogida donde hizo una profunda investigación explicaron que sus parejas no se comportan así durante las 24 horas del día. Ese era el problema, como dice Marisol Donis6, no existe un perfil concreto para estos hombres: “No tienen una característica física (…) es uno de nosotros (…) tampoco es que sean todos encantadores, “muy abiertos”, los hay anodinos, hoscos, groseros”. Así surgía el problema de cómo diseñar a Antonio.

Las preguntas de Icíar eran claras: ¿Por qué no existe apenas un perfil del maltratador? ¿Por qué si el origen del problema está en ellos, no se aborda nunca ese problema sino el de las víctimas?7 Profundizar en el personaje masculino y convertirlo en víctima de sus propios miedos, celos e inseguridades dificultó la investigación. Una cosa era entender al personaje de Antonio y otra muy diferente justificarle. (…) Luis [Tosar] puede llegar a dar mucho miedo. Y también, por qué no, pena. (…) Cuando Luis [Tosar] la agarraba con ternura producía terror 8.

La historia comienza cuando Pilar huye de casa harta de soportar las continuas palizas propinadas por su cónyuge, Antonio, y se guarece en casa de su hermana. Durante las siguientes semanas él decide reconquistarla y, para ello, se ayuda de una terapia en grupo. En dichas charlas se da cuenta de los errores que comete con su pareja, de su inseguridad y sus celos. Icíar Bollaín acerca de tal manera el personaje que el espectador siente el miedo en el cuerpo, al igual que la mujer [Pilar], que cada noche se pregunta con ansiedad de qué humor volverá su marido9.

Una noche Antonio encuentra a Pilar volviendo a casa de su hermana. Cuando la ve correr para ponerse a salvo, él se enfurece y empieza a aporrear la puerta llamándola a gritos. Su rostro, visiblemente más oscurecido que el de ella, muestra de forma más grotesca los bruscos rasgos del personaje.

– Canija, ¿qué pasa, es que ya no me quieres?

– Tengo miedo… Lo siento… Perdóname…

– Tú eres mi sol, canija, yo sin ti no puedo vivir. Abre la puerta, Pilar.10

Las charlas en la terapia son de vital importancia. El protagonista, que al principio no quiere participar de las mismas, no parece comprender en qué pueden ayudarle estando allí, ya que no se reconoce en el resto de  testimonios. Julián, un excompañero, les explica que cuando golpean a sus mujeres no hacen que les «respeten» más, sino todo lo contrario: les temen, están anuladas, muertas de miedo. Así es como él ve a Pilar, ella misma se lo había reconocido. Cuando Antonio explica que lo que más le gusta de su mujer es su ruido, lo hace con un brillo en los ojos, enamorado, incómodo por desvelar algo tan íntimo, pero también orgulloso por haber sido capaz de encontrar algo tan delicado, cosa que contrasta mucho con la rudeza del propio personaje.

En las terapias en grupo parece que Antonio tiene intención de cambiar y puede hacerlo; sin embargo, a lo largo de la película, vemos que parece volverse más paranoico y controlador. Quiero destacar también que la presentación que hace Icíar del personaje frente al resto de sus compañeros es más humanizada, por así decirlo. Mientras el resto sólo piensan en sus esposas como mujeres que están ahí para servirles (para que les hagan la cena, les planchen, tengan limpia la casa, etc.), nuestro protagonista se presenta como un hombre capaz de pensar en los sentimientos de su pareja, lo que hace que confiemos en él y creamos, al igual que ella, que puede cambiar.

Las dos escenas más importantes, aquella que tiene lugar en el coche y la última pelea en el domicilio, son presentadas de manera tardía. La primera a los sesenta minutos de empezar el film, y casi treinta minutos después de ésta, la segunda. Aquí es donde verdaderamente sentimos miedo. En la primera, Antonio golpea el coche con furia y grita a su hijo y a su mujer, los cuales se abrazan buscando protección; en la segunda, desnuda y exhibe a Pilar en la terraza para que todo el mundo la vea y, cuando la hace entrar en la habitación, la agarra del cuello, le golpea la cabeza contra el cristal y ella, muerta de miedo, se orina encima. Él la mira enfadado y asqueado, la suelta y le dice “anda, lávate”.

Sorprende que un personaje como Pilar pueda seguir con un tipo como Antonio. Como reconoce la escritora y columnista Elvira Lindo: “Asombrosamente, hay amor en estos personajes. Amor equivocado, turbio, contaminado por los complejos, por la ira, por la sumisión. El espectador se identifica con la víctima, pero la directora consigue, eso es lo difícil, que reconozcamos en nosotros mismos algo de esa paranoia furiosa que padece el agresor”11.

La mirada del actor es fundamental en todas las escenas, pero cobra especial relevancia en las que se exhibe con mayor violencia, como las mencionadas en el párrafo anterior. Tal y como reconoce él mismo: “Toda la información está en los ojos. Focalizo mis energías en la mirada”12. Pero no es el único. Isabel Llinàs, diputada del PP en el Parlamento Balear y directora del Instituto Balear de la Mujer, conocedora en sus carnes del tema que trata la película, patrocinó el film aclarando: “Luís transmitía todo el sin vivir de la violencia de género sin dar ni un bofetón. La mirada, los gestos, el tono, los silencios: él era ese hombre que dice que te quiere y te machaca a la vez. Tosar era el maltratador. Le cogí tal manía que estuve tiempo sin poder ver nada suyo. Luego he visto la película cientos de veces y aún me da miedo. Eso sólo lo consigue un actor extraordinario”13. Y es innegable que sea un gran intérprete, reconocimiento que obtuvo con la Concha de Plata al Mejor Actor en el Festival de San Sebastián y el Goya a la Mejor Interpretación Masculina, ambas con Te doy mis ojos.

La propia autora reconoce: “En mis películas, las protagonistas se cuentan por sí mismas, el punto de vista recae sobre ellas. No las vemos a través de los personajes masculinos”14. Sin embargo Alicia Luna, la co-guionista de este film, nos cuenta en Los tres misterios de Te doy mis ojos15 que la directora quería hacer especial hincapié en Antonio. Si ella le recriminaba: “…Sí, vale, pero ésta iba a ser la historia de Pilar”, Icíar se revolvía: “¡Pero también la de Antonio! Y además, es que Pilar no es activa y con ella sola la película se cae”. Y no le faltaba razón. Si el film se hubiese centrado sólo en la pobre mujer maltratada hubiera sido sólo otro melodrama más de los que se le achacan a Bollaín. El hecho de enfocar con tanta relevancia la figura masculina como la femenina consigue que el público se identifique con ambos personajes.

Para finalizar, decir que Icíar hace un gran esfuerzo por representar a Antonio siempre más oscurecido y más engrandecido frente a la pequeña y débil Pilar, con gestos grotescos, gritando y amenazando, pero también con un lado sensible y atento. Sorprende cómo nos muestra este personaje como una figura contradictoria: preocupado por volver a enamorar a su mujer, con esa brusquedad y tosquedad que da miedo sólo mirarle, tan débil que parece un niño pequeño que sabe que ha hecho algo mal y rinde cuentas ante el terapeuta.

Es interesante también que, fuera de toda convención, es él quien va a terapia y no ella. Por una vez es el maltratador y no la maltratada quien pide ayuda externa, algo a lo que no estamos acostumbrados. Las convenciones sociales nos enseñan que las mujeres que sufren violencia de género tienen un número telefónico de atención y casas de acogida donde encuentran asistencia psicológica, como si fuesen sólo ellas las que tienen que ser tratadas y no sus parejas. Ante todo recalcar que la historia de este film se nos muestra con total naturalidad, pero sin olvidar que se trata de una escena cotidiana más del día a día de muchas mujeres.

 

Paula Ciruelos Mínguez, 2013

BIBLIOGRAFÍA

BOLLAÍN, Icíar: El País Semanal nº 1410, 5 de octubre de 2003

BOLLAÍN, Icíar y LUNA, Alicia: Te doy mis ojos. Guion cinematográfico, Colección Espiral, Ocho y medio, Madrid, 2003.

DONIS, Marisol: Hasta que la muerte os separe: víctimas mortales de la violencia familiar, Espejo de Tinta, Madrid, 2004

GUTIERREZ CARBAJO, Francisco: Seis manifestaciones artísticas. Seis creadoras actuales, UNED Ediciones, Madrid, 2006

INSTITUTO DE LA MUJER: La identidad de género en la imagen televisiva, Instituto de la Mujer (Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales), Madrid, 2004

 

WEBGRAFÍA

http://www.elmundo.es/elmundo/2004/02/01/cultura/1075604558.html (última consulta 24/04/2013)

http://elpais.com/diario/2006/02/01/espectaculos/1138748410_850215.html (24/04/2013)

http://www.elmundo.es/elmundo/2004/01/14/cultura/1074099676.html (última consulta 24/04/2013)

http://elpais.com/diario/2003/01/31/cine/1043967610_850215.html (última consulta 24/04/2013)

http://cultura.elpais.com/cultura/2003/09/24/actualidad/1064354401_850215.html (última consulta 24/04/2013)

http://elpais.com/diario/2010/10/17/eps/1287296815_850215.html (última consulta 24/04/2013)

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http://elpais.com/diario/2003/10/26/domingo/1067140359_850215.html (última consulta 24/04/2013)

1 BOLLAÍN, Icíar: El País Semanal nº 1410, 5 de octubre de 2003

http://www.elmundo.es/elmundo/2004/02/01/cultura/1075604558.html

http://elpais.com/diario/2006/02/01/espectaculos/1138748410_850215.html

http://www.elmundo.es/elmundo/2004/01/14/cultura/1074099676.html

5 INSTITUTO DE LA MUJER: La identidad de género en la imagen televisiva, Instituto de la Mujer (Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales), Madrid, 2004. Pág. 119

6 DONIS, Marisol: Hasta que la muerte os separe: víctimas mortales de la violencia familiar, Espejo de Tinta, Madrid, 2004 Pág. 21

7 http://elpais.com/diario/2003/01/31/cine/1043967610_850215.html

8 GUTIÉRREZ CARBAJO, Francisco: Seis manifestaciones artísticas. Seis creadoras actuales, UNED Ediciones, Madrid, 2006. Pág. 67

9 http://cultura.elpais.com/cultura/2003/09/24/actualidad/1064354401_850215.html

10 BOLLAÍN, Icíar y LUNA, Alicia: Te doy mis ojos. Guion cinematográfico, Colección Espiral, Ocho y medio, Madrid, 2003. Escena 13, pg. 35-38

11 http://elpais.com/diario/2006/02/01/espectaculos/1138748410_850215.html

12 http://elpais.com/diario/2010/10/17/eps/1287296815_850215.html

13 Idem

14 http://elpais.com/diario/2003/10/26/domingo/1067140359_850215.html

15 BOLLAÍN, Icíar y LUNA, Alicia: Te doy mis ojos. Guion cinematográfico, Colección Espiral, Ocho y medio, Madrid, 2003. Pág. 11

 

 

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