Cría cuervos (Carlos Saura, 1975)

Reseña de Alejandro Picazo:

Nacido en Huesca en los años de la Segunda República, Carlos Saura se convierte en cineasta a finales de los años 50, cuando dirige el documental Cuenca y filma Los golfos, su ópera prima, que ya llamaría la atención del panorama internacional al estar nominada a la Palma de Oro en el Festival de Cannes de 1960. La película presenta una crónica de la España de entonces, elemento que Saura otorgaría a sus películas desde ese momento.

Durante los años 60 y 70, Saura vive su etapa más prolífica, y con un tema en particular presente en sus películas: el franquismo. Desde La caza (que se llevará el Oso de Plata en Berlín), Saura enjuiciaría el régimen franquista a través del uso de la metáfora, siendo en 1973 cuando dirigió su película más crítica con el régimen así como con la Guerra Civil Española: La prima Angélica, película la cual, una vez rodada, Saura diría de ella que:

Es la película mía que resume más vivencias y reflexiones sobre la guerra de España, termina, limpia por completo el ciclo de compromiso conmigo mismo y quizá, ¿por qué no? Con los demás[1]

En cambio, en su siguiente película, Cría cuervos, pese a lo que dijera el propio Saura se sigue pudiendo ver ese compromiso tan marcado en el propio autor, compromiso que muchos analistas de la obra de Saura ven en este film como algo secundario, dando más importancia a las relaciones dentro de la intimidad de una familia. Cría cuervos es el canto de cisne de su etapa más crítica con el régimen, ya en declive y que Saura culminaba con esta película de cierto carácter intimista, pero indudablemente alegórica.

Marvin D’Lugo, analista de la obra de Saura, hablaría del film como una obra en la que se narra la situación de la mujer por encima de todo, siendo una crítica hacia el trato de ésta en la sociedad franquista, escribiendo que:

“(En la película) No sólo se escenifica la discusión marital de los padres y se revela la propia actitud desafiante de Ana (la protagonista), también conecta con una crítica de las actitudes de la sociedad española de tratar a la mujer como mero objeto de deseo.[2]

 

 

Esta perspectiva de la película sería compartida por Jean-Luc Douin, que escribiría para Télérama en 1976:

Más aún que una película sobre los falsos paraísos de la infancia, lo que se nos propone es quizá un filme sobre la angustia femenina.”[3]

Por su parte, Bernard Bentley considera que la película es una exploración completa de las memorias familiares de las que Saura ya había hablado en La prima Angélica, su anterior film:

En lo que concierne a la memoria, es más explorada en Cría cuervos, anunciada ya desde la secuencia de créditos iniciales con las fotografías (familiares)”[4]

Sin embargo, aunque el film escrito por Saura en solitario tras una larga colaboración con Rafael Azcona, esté tratado desde el punto de vista femenino y se adentre en el interior de una familia rota, la mayor intención de Saura en el film, su eje principal, es concluir su particular cruzada contra el régimen. Como otro analista de la filmografía de Saura, Agustín Sánchez Vidal, dijo de ella con respecto a La prima Angélica:

“(Saura) En su película anterior había llevado a cabo una purga de sus fantasmas personales a la que, como quien ha expulsado una tenia, sólo le restaba echar fuera la cabeza. La muerte de Franco y el rodaje de Cría cuervos en 1975 rematarían esa labor”.[5]

Y es que el film está cargado de metáforas y elementos que nos hablan de la España de ayer y de hoy (la de mediados de los 70), de una España que se preparaba para la muerte de su caudillo, y que veía temprano una etapa transitoria que aún se antojaba desconocida, pues el film fue rodado meses antes de la muerte de Franco. Todo ello a través de la vida de una familia, cuyo cabecilla, padre de tres niñas, posee un importante cargo militar.

La autoridad con la que el padre lleva la casa a su antojo, es difícil de no relacionar con el régimen o al menos con cualquier figura autoritaria, pero en cierto modo cada personaje tiene relación con la situación del país en el momento. Cuando el padre finalmente muere, la autoridad no se disipa, sino que aparecerá esta vez en la forma de la tía de Ana, la niña protagonista, y que continuará con el proceso de educación de las niñas, una vez muerta la madre verdadera de éstas, interpretada por Geraldine Chaplin.

La madre de las niñas no deja de ser una extensión de lo que podría considerarse la evolución de España, pues al comienzo del film podemos ver una sonrisa en ella a través de un álbum de fotos, en la que recibe a esa autoridad, su marido, con los brazos abiertos, pero una vez que el tiempo pasa, se dará cuenta de lo que ese matrimonio desafortunado ha conllevado: años de desapego, de autoritarismo e infelicidad. Hay que recalcar también que tras la sustitución del padre por la tía, Ana se imagina a sí misma arrojándose al vacío desde lo alto de un edificio, reforzando esa idea de la búsqueda de la muerte frente al autoritarismo que no acaba, que sólo se sustituye.

Es en este entorno donde crecen las niñas, unas niñas que deben esperar el cambio hacia una mayor felicidad, alejada de toda figura autoritaria, que sueñan con una modernidad que no llega, pues todos sus males aparecen primero en su padre y finalmente en su tía. Es Ana, la mentalmente más adulta de las tres, a pesar de ser la mediana de ellas, la que decidirá cortar por lo sano, e intentar acabar con la infelicidad de presenciar la muerte de su madre (en una terrible escena donde la madre verá la muerte de frente, y dirá que tras ella “no hay nada”, que todo es “una mentira” y que le han “engañado”, quizá haciendo una sutil referencia a aquella vida eterna tan prometida por la Iglesia española), muerte que Ana considera causada por su padre, decidiendo matar a éste con un supuesto veneno (que realmente es bicarbonato) que su madre le muestra antes de morir, y que Ana no dudará en usar contra él y finalmente contra su tía, tras creer que el veneno ha surtido efecto y es la verdadera razón de la muerte de su padre. Deberá aprender en la madurez que librarse del mal no es tan sencillo cuando vea que el veneno no ha funcionado contra su tía.

Toda esta alegórica construcción de personajes puede escapársele al espectador debido al carácter intimista que tiene el film. El mismo Román Gubern en su libro “Un siglo de cine español”, citará Cría cuervos en una etapa de Saura alejada de su compromiso social:

Sintomática es también la evolución de Carlos Saura, quien, tras ‘La prima Angélica’ abandona una trayectoria cada vez menos metafórica para replegarse en una nueva etapa mucho más intimista, ya sin la colaboración del guionista Rafael Azcona, con ‘Cría cuervos’, ‘Elisa vida mía’ o ‘Los ojos vendados’.” [6]

No es únicamente en el tratamiento de los personajes de la película donde Saura construye su metáfora, el espacio y la música también forman parte de ello:

Por un lado, el espacio en el que transcurre el largometraje casi en su totalidad es una casa de la que las niñas no pueden salir, sólo podrán ver el exterior desde el jardín de su hogar, y no será hasta el final de la película cuando puedan salir, con excepción de un pequeño viaje que hace la familia y en el que se ve a las niñas felizmente libres. La propia España saldría también de un largo período de opresión, y como las niñas de la película, que Saura filma al final saliendo de su casa adentrándose solas en la ciudad para acudir a un nuevo curso del colegio, también España se prepararía para un futuro nuevo para ella, un futuro incierto.

 

 

 

En cuanto a la música, la banda sonora se compone entre otras, de una canción de Imperio Argentina, “Ay Maricruz”, que Saura introduce para tratar el pasado y la memoria, como en la escena en la que la melancólica abuela de las niñas mira fotos antiguas. Esta música contrasta con la canción de Jeanette “Porque te vas”, que las niñas, como símbolo de la modernidad y los nuevos tiempos, escucharán, y que además tendrá un significado especial para Ana por la relación con su madre.

En 1976, año del estreno de la película, esta lectura pasaría desapercibida entre muchos censores debido a su carácter críptico, y otros, lo dejaron pasar. Tal como cuenta Bernard Bentley:

Los censores no querían dar mayor atención a un film que podía pasar desapercibido por los espectadores, sintiendo que el trabajo de Saura se había vuelto tan hermético y difícil de entender, que en cualquier caso, llamó la atención únicamente a aquellos pequeños grupos que eran contrarios al régimen.”[7]

De hecho, el propio Lorenzo López Sancho, en su crítica en el periódico ABC en enero de 1976, no hace eco de este carácter alegórico, tratando únicamente la complicada situación familiar de Ana, así como la de su infelicidad:

La idea de Saura es que la niñez no es feliz, Ana-niña es el testigo ineludible, frío, implacable de la vida familiar que la rodea. Asiste a las infidelidades del padre, comparte el dolor mortal de la madre, presencia los lancinantes dolores físicos de ésta, inquiere en el significado de las relaciones humanas, del amor, de la maternidad, de la muerte.”[8]

En conclusión, a pesar de la separación de Saura y Azcona, el director es capaz de seguir construyendo sus películas a partir de ese tono tan metafórico y crítico que tenían sus colaboraciones. Si bien Cría cuervos es, como dicen Sadoul, D’Lugo y Bentley, un film con un carácter más íntimo de lo habitual en Saura, ello no quita, como defiende Sánchez Vidal, que la verdadera intención del director sea la culminación de un periodo en el que Saura terminaba de sacudirse sus fantasmas personales, para por fin deshacerse a su modo del régimen.

 

 

 

BIBLIOGRAFÍA

 

D’LUGO, Marvin: The films of Carlos Saura, Princeton University Press, New Jersey, 1991.

GUBERN, Román: Un siglo de cine español, Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, Madrid, 1997.

P.E. BENTLEY, Bernard: A companion to Spanish Cinema, Tamesis, Woodbridge, 2008.

SÁNCHEZ VIDAL, AGUSTÍN: El cine de Carlos Saura, Caja de Ahorros de la Inmaculada de Aragón, Zaragoza, 1988.

HEMEROTECA

ABC, Crítica de Lorenzo López Sancho. 28 de enero de 1976.

WEBGRAFÍA

http://www.cinespagnol-nantes.com/scolaires2013/cria-cuervos.pdf (última consulta, 12-05-2013).

http://www.cinelogue.com/reviews/cria-cuervos (última consulta, 12-05-2013)

Alejandro Picazo, 2013.



[1] Entrevista con Jos Oliver, Cambio 16, n. 284, 22-5-1977, p. 101. John Hopewell (Out of the Past, Spanish Cinema after Franco, British Film Institute, London, 1986, p. 136)

[2] D’LUGO, Marvin: The films of Carlos Saura, Princeton University Press, New Jersey, 1991. Pág. 133

 

[4] P.E. BENTLEY, Bernard: A companion to Spanish Cinema, Tamesis, Woodbridge, 2008. Pág. 216.

[5] SÁNCHEZ VIDAL, AGUSTÍN: El cine de Carlos Saura, Caja de Ahorros de la Inmaculada de Aragón, Zaragoza, 1988. Págs. 97-98.

[6] GUBERN, Román: Un siglo de cine español, Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, Madrid, 1997. Pág. 141.

[7] P.E. BENTLEY, Bernard: A companion to Spanish Cinema, Tamesis, Woodbridge, 2008. Pág. 217.

[8] ABC, Crítica de Lorenzo López Sancho. 28 de enero de 1976. Pág. 70.

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