Nueve reinas (Fabián Bielinsky, 2000)

 

Reseña de Víctor Benéitez Panizo

(Esta reseña contiene uno o varios spoilers)

Tras trabajar como asistente en varias películas, el argentino Fabián Bielinsky sorprendió a propios y a extraños en el año 2000 con su primer trabajo como realizador en el film Nueve Reinas. Un rotundo éxito en su país natal donde cosechó varios galardones pero y que tardó en estrenarse en nuestro país donde logró buenas críticas por parte de expertos y una buena recaudación teniendo en cuenta las expectativas. [i]

Este largometraje trata sobre dos estafadores llamados Marcos y Juan que no se conocen y que tienen que colaborar juntos si quieren engañar a un millonario español que quiere comprar unos sellos llamados “Nueve Reinas”. La confianza entre los dos personajes siempre se cuestiona a lo largo del film y es el propio espectador el que no sabe en quién o qué creer hasta que se llega a un inesperado y muy elogiado final.

Para el crítico salmantino Carlos Boyero destaca sobre todo el personaje de Marcos: “Nueve reinas es ingeniosa, cínica, y un pelín tramposa. Sirve, entre otras cosas, para que descubramos al extraordinario Ricardo Darín.”[ii]

Para el crítico Casimiro Torreiro “Nueve reinas es un auténtico torrente, un imparable mecanismo de avance que abre, en abanicos constantes, siempre más de una posibilidad de desarrollo narrativo. Que deja literalmente clavado en la butaca a su espectador, que deberá permanecer con el ojo atento a las evoluciones de los dos protagonistas.”[iii]

Sin embargo, para el crítico catalán José María Caparrós Lera: “El final recuerda demasiado a El Golpe de George Roy-Hill, no está bien logrado; rompe con esa lógica que invoca el realizador a lo largo de la película[iv]

Recuerda al film de El Golpe en que los estafadores no son tratados como unos criminales, sino como gente que intenta sacarse un dinero para vivir aunque sea a costa de otros.

El propio Bielinsky comentó que “Se da un efecto curioso en los espectadores ya que la frontera del bien y el mal, o lo moral frente a lo amoral en ciertos delitos que no involucran violencia sino ingenio, se diluye un poco. No impulsan el rechazo habitual sino cierto grado de admiración, simpatía.[v]

Para poner un ejemplo: hay una escena en la que Marcos y Juan hacen una pequeña estafa a una señora a través del telefonillo de su casa haciéndose pasar Marcos por su sobrino y pidiendo que le dé dinero ya que lo necesita para que la grúa no se lleve el coche; además, el dinero es recogido por Juan, que actúa de amigo del sobrino de la señora. La señora pica, y el espectador no siente pena por la señora, sino que siente que los dos protagonistas son muy listos e incluso se merecen una cierta simpatía.

El público es una parte importante de la película: está siendo estafado, es el testigo imparcial de lo que estos dos delincuentes realizan lo que supone, de nuevo en palabras del propio Bielinsky: “El tema de la estafa es como el cine, se trata de generar una ficción para que alguien se crea que es verdad; excepto que en el cine sabemos que nos ‘estafan’[vi]

Para conseguir que el público se sienta como un testigo, el director recurre a lo largo de todo el film a lo que los teóricos Jost y Gaudreault denominan una focalización externa, es decir, “un foco cognitivo adoptando exterioridad que conlleva una restricción del saber del espectador en relación al saber del personaje”. [vii]

Esta focalización crea el enigma: el público siente una gran curiosidad por lo que pueda suceder, pero al saber menos que los personajes no podemos imaginarnos qué pasará. Esto no es lo mismo que el suspense, ya que este se da en la focalización espectatorial, es decir, “cuando el espectador tiene un ventaja cognitiva respecto a los personajes” donde la tensión es mucho mayor.[viii]

En esta película también se utiliza, lo que los teóricos Casetti y di Chio  llaman la mirada objetiva real: “cuando la imagen muestra una porción de realidad de modo directo y funcional, es decir, presentando las cosas sin mediación alguna y presentando todo aquello que en un determinado momento es necesario […] el destinatario se sitúa en una posición oculta, como un simple testigo”.[ix]

Estos dos conceptos, el de focalización externa y el de mirada objetiva real, son clave en crear un discurso en el cual, como ya se ha dicho, el espectador sea un tercer personaje que solo vea y escuche sin llegar a identificarse con los protagonistas en ningún momento, es personaje invisible y neutral.

El realizador quiere que el público, con su moralidad y forma de pensar, sea el que se imagine uno u otro devenir de los acontecimientos; para ello se sirve también de prácticamente no mostrarnos a ninguno de los dos protagonistas en soledad o con otras personas, lo que supone que todo lo que sabemos, se debe a las conversaciones que mantienen entre ellos dos o ambos con otros personajes secundarios.

Para conseguir lo mencionado del espectador como testigo imparcial, otro punto clave que surge a raíz de los anteriores son el de la poca o nula identificación con los actores que se da en Nueve reinas. La única que puede haber es una identificación de los argentinos con la situación que refleja el largometraje de su país.

Pero lo que interesa es que la identificación con los personajes es escasa ya que apenas se conoce nada de sus vidas, sus actos no tienen más motivación que la de conseguir dinero a través del engaño, no hay dos personajes opuestos para decantarnos a favor de uno o de otro; y esto hace que la película funcione muy bien, teniendo siempre presente el enigma (que no suspense) de qué va a suceder y cómo va a suceder sin llegar a importarnos que lleguen a sufrir los personajes.

 

En uno de los muchos consejos que da Michel Chion para que una narración sea exitosa en su libro “Como se escribe un guión” es la necesidad de “provocar, mantener y favorecer la identificación del espectador con un personaje concreto o con un grupo de personajes”.[x]

Sin embargo para Aumont: “el estado de identificación del espectador de cine ha sido a lo largo de la historia un problema ineludible, una traba para todos los cineastas que han tenido el deseo de hacer filmes con la intención de arrastrar a los espectadores hacia una toma de conciencia[xi]

Por tanto, aquellas personas que en un thriller buscan a un bueno y a un malo o que siempre quieran identificarse con uno u otro personaje, no podrán hacerlo debido al gran trabajo de dirección de Bielinsky, ni deberían hacerlo ya que si no, las oportunidades de “introducirse” en las calles de Buenos Aires junto a los dos protagonistas de una manera natural se esfuman.

Se necesita un público que escuche, no que opine, que sea testigo neutral y que hasta que esté todo resuelto no diga nada, solo así será capaz de disfrutar de Nueve Reinas y de su magnífico enigma.

Víctor Benéitez Panizo, 2013.



[i] HERBERA, Juan: http://blog.rtve.es/estrenos/2012/07/ricardo-dar%C3%ADn-idilio-interminable.html, 7 de Julio de 2012 [consultado el 11 de mayo de 2013]

[ii] BOYERO, Carlos: http://www.elmundo.es/encuentros/invitados/2003/03/671/, 7 de marzo de 2003 [consultado el 11 de mayo de 2013]

[iii] TORREIRO, Casimiro: http://elpais.com/diario/2001/09/07/espectaculos/999813616_850215.html , 7 de septiembre de 2001 [consultado el 23 de abril de 2013]

[iv] CAPARROS LERA, José María: El cine del Nuevo Siglo, Ediciones Rialp, S.A., Madrid, 2004.

[v] CLUBCULTURA: Entrevista a Fabián Beliensky, España, 2001. http://www.clubcultura.com/clubcine/nuevereinas/nuevereinas2.htm [consultado el 20 de abril de 2013]

[vi] ONE WAY FILMS: Entrevista a Fabián Belisnky, Argentina, 2001. http://onewayfilms.bligoo.com/entrevista-fabian-bielinski-director-de-nueve-reinas[consultado el 20 de abril de 2013]

[vii] GAUDREAULT, André, JOST, François: El relato cinematográfico, Paidós, Barcelona, 2010. Pág. 150-151.

[viii] GAUDREAULT, André, JOST, François: El relato cinematográfico, Paidós, Barcelona, 2010. Pág. 150-151.

[ix] CASETTI, Francesco, DI CHIO, Federico: Cómo analizar un film, Paidós, Barcelona, 2010. Pág. 220.

[x]CHION, Michel: Cómo se escribe un guión, Cátedra, Madrid, 2009. Pág. 102.

[xi] AUMONT, Jaques: Estética del Cine, Paidós, Barcelona, 2008. Pág. 259.

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