Carmina o revienta (Paco León, 2012)

Reseña de Marta Albi: 

No será por las tres nominaciones a los premios Goya: actriz de reparto, María León, dirección novel, Paco León y actriz revelación, Carmina Barrios. Tampoco por la buena película conseguida,  “contada como un falso documental” [1]. No será por como puede conseguir un relato, donde casi nada es positivo y donde enseñando la cara más mugrienta y dramática de la vida, es capaz de hacerte sonreir. Ni por supuesto por la manera que fue grabada en once días, con un coste de 100.000 €. Ni tan siquiera por las escenas de la secuencia de la cocina donde con una cabra al lado, Carmina, una señora de 58 años que regenta una venta en Sevilla, tras sufrir unos robos y no encontrar el apoyo de la aseguradora, inventa una manera de recuperar el dinero para sacar a su familia adelante y reflexiona allí, en esa cocina y con la compañía de esa cabra, sobre su vida, obra y milagros.

 

Paco León, director de Carmina o Revienta, no habrá realizado una revolución por todo lo anteriormente expuesto, no. Probablemente más que lo antedicho, el éxito del director estará en el novedoso sistema de distribución que ha elegido para su obra. Pues saltando el tradicional proceso: Cine-DVD-TV, por primera vez se combinó el pase en “streaming”. Está en Filmin, iTunes, Google Play, Imagenio y Mitele a unos 2 €-. Con proyección en 20 salas de cine a precio de taquilla y a la venta en DVD a 5,95 €. Se estrenó el 5 de Julio y los datos a finales de Diciembre eran los siguientes: 60.000 visionados en internet, el DVD más vendido con cerca de 70.000 copias y más de 17.000 espectadores en salas comerciales, lo que se traduce en unos 664.000 € recaudados. Sin lugar a dudas, todo un triunfo.

 

El caso internacional más parecido fue el de MarginCall en 2011, obra prima dirigida y escrita por J.C.Chandor  y protagonizada por actores de la talla de Kevin Spacey y Jeremy Irons, entre otros. Este largometraje se estrenó el mismo día en salas de cine de EEUU e internet. Y en España el realizador Carlos Vermut ha entusiasmado a los críticos con Diamond Flash, una mezcla de distintos géneros, superhéroes, drama, comedia, misterio, que costó únicamente 20.000 € y sólo se ha visto on line.

“Está claro que todo puede convivir” [2], como proclamó un exultante Paco León o igualmente, y aludiendo a las especiales características de su cinta “¿si no me arriesgo yo, quién lo va a hacer? Es un film con las condiciones ideales para hacer esta distribución”[3]. Aunque también, como afirma Juan Carlos Tous, socio fundador de Cameo y Filmin: “esto no quiere decir que el modelo de negocio sea aplicable a todo el cine, pero sí que cada película necesita su propio traje de distribución y salirse ya del modelo tradicional e inflexible donde todas, independientemente de su presupuesto y objetivos, han de ser tratadas igual” [4]. Podemos, a su vez, hacer referencia al discurso que realizó el expresidente de la Academia de Cine Alex de la Iglesia, en la fiesta de los candidatos finalistas a los premios Goya 2011, donde se refirió a que internet no era un problema para el cine, sino la solución. Juan Carlos Tous va todavía más lejos. “es más que una solución, es el futuro e incluso el presente”[5].

Así mismo, ha de tenerse en cuenta que para poder realizar este tipo de exhibición y distribución según la normativa vigente, no ha de tener el largometraje ninguna ayuda pública. Pues aquellas con subvención de Cultura han de dejar transcurrir un  mínimo de tres meses entre su estreno en salas y su salida en DVD.

Lejos quedan ya esos años de la década de los cincuenta, donde existió una expansión enorme de salas de cine porque era el entretenimiento más cercano a la población con unos precios bajos. Era una forma de esparcimiento barata y popular además de una manera de evadirse del entorno social de entonces. La televisión tenía escasa presencia en la sociedad, las proyecciones, menos en algunas ciudades importantes, se hacían una o dos veces a la semana, lo que llevaba en masa a la gente a los locales que, además de las salas comerciales habituales, también se daban en parroquias, cine-clubs, colegios, círculos de recreo, centros de Acción Católica y alguna que otra empresa.

 

Actualmente estamos asistiendo a una auténtica revolución en lo que a nuevas  tecnologías se refiere y el cine no es ajeno a estos avances e irremediablemente  ha llegado a la distribución cinematográfica. El hecho de poder acceder vía internet al estreno de una película crea una mayor accesibilidad al gran público para poder visionarla, amén de que económicamente también será más barato su disfrute, incluso con la subida del IVA se tendrá acceso a portales de internet donde, vía “streaming”[6], podremos ver una cinta por unos 3 € durante tres días. De esta manera, obras de escaso presupuesto podrán ver la luz on line, incluso algunas se realizarán para exclusivamente ser visionadas por este medio. Y en un futuro asistiremos al estreno mundial de cualquier largometraje en el mismo instante en que sea su primera proyección y acceder a ella  a través del medio que más nos guste o con el que podamos en ese momento, desde el teléfono móvil, ipad, internet, hasta las salas comerciales.

 

En el cine existen dos versiones, una  artística y otra económica, y la industria cinematográfica se asienta en tres pilares: producción, distribución y exhibición. La distribución es el paso intermedio entre la producción y las salas de cine, DVD, televisión e internet y ha de conseguir que llegue al mayor número de personas, porque lo que se busca es una recaudación óptima, es decir, la distribución busca la mayor rentabilidad para la película.

Las productoras norteamericanas, majors, buscan asegurar la salida de sus productos mediante la adquisición de salas de cine y la gestión de la distribución. “Una vez terminada las película, es necesario presentarla a los espectadores. Esta es la función de la distribuidora. Si no llega al público, la película no existe. Las distribuidoras extraen de ahí toda su fuerza”[7]. Competir, siendo una distribuidora independiente, con estas majors se antoja difícil y la mayor parte de las veces, una buena rentabilidad en una película viene precedida por una gran taquilla en su exhibición en salas, esto le produce una gran notoriedad y esta notoriedad repercute en la posterior vida comercial de la película.

 

Existen dos canales de distribución: analógico y digital. Como ya comenté anteriormente, el cine, como tantas otras cosas, no ha dejado pasar este tren digital.

 

Lo que ocurre es que existen una serie de ventajas e inconvenientes para la adaptación a esta nueva tecnología. Considerando el  equipamiento de las salas comerciales, el celuloide sigue siendo el formato más rentable de exhibición, la mayor parte de películas continúan filmándose en celuloide y las salas  de cine han incrementado su atractivo al hacerlas más cómodas: butacas más amplias, buena visibilidad de pantalla, gran sonido y calidad de visionado. Esto requiere, no obstante, un mayor coste en cuanto que se necesita un tiraje de copias y transporte físico, además de su mantenimiento. Las ventajas que podrían obtenerse al realizar la distribución exclusivamente mediante la vía digital serían por tanto: un menor coste en cuanto a tiraje de copias, ampliar el abanico de opciones de visionado, mayor facilidad para el estreno simultaneo en todo el mundo, reducción de los costes de transporte e intermediación de distribuidores locales y una ampliación del producto de catálogos ofertados. Pero también existen una serie de desventajas; como la incertidumbre para adaptar definitivamente el cambio por parte de las distribuidoras como por parte del resto de los procesos, ya que no solo las distribuidoras tendrían que adaptarse al nuevo formato, sino toda la cadena de producción  y salas de exhibición y habría de  tenerse en cuenta la piratería. También se verían afectadas las industrias auxiliares como los fabricantes de material fotográfico, laboratorios de fotografía y transportistas que están ligados al material analógico. Por el contrario, se abrirían otros sectores del tipo de fabricantes de equipamiento especializado, creadores de software específico y servidores de canal de transporte.

 

“Hay una ley de vida, cruel y exacta, que afirma que uno debe crecer o, en caso contrario, pagar más por seguir siendo el mismo”. No hay mejor definición que esta de Norman Mailer para aplicarla al mundo del cine, porque este ha decidido seguir adelante con los tiempos que le ha tocado vivir, así lo demuestran estas últimas publicaciones: “Últimamente un grupo de empresas ha presentado un nuevo e innovador sistema de distribución cinematográfica por satélite que hará llegar los títulos a las salas dotándolo de una mayor rapidez. El cine Callao de Madrid será el primero en la utilización de este novedoso sistema de distribución. En un principio podrán distribuirse 20.000 copias de películas y 30.000 trailers al año a cerca de 2000 salas de cine en todo el territorio nacional, a través del satélite Hispasat 1E y sin necesidad de utilizar soportes físicos. Pudiendo incorporar todo tipo de contenidos, desde HD y 3D hasta la futura ultradefinición”[8]

“Con ser el primero en la realización de este proceso, el cine Callao quiere seguir a la vanguardia de la tecnología y de la evolución de la industria cinematográfica como ha venido haciendo a lo largo de su historia”[9].

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El camino que nos condujo a un nuevo medio no deja de mostrarnos diferentes senderos por los que no hemos caminado nunca y muchos de ellos son dignos de recorrer. Paco León con su Carmina o Revientanos ha enseñado una nueva y novedosa forma de distribuir simultáneamente una cinta en diferentes plataformas y que todas ellas puedan convivir a la vez. Ha obtenido un sonado éxito que no se habría producido de seguir los canales habituales. Es por ello, por lo que dependiendo de lo que las diferentes películas realizadas quieran obtener, han de establecer unas diferentes vías de distribución, ya lo hemos visto también con Diamond Flash, obra que sólo se realizó para ser visionada en internet y que allí obtuvo el éxito deseado. Largometrajes de escaso presupuesto pueden y deben salir a la luz. En el cine ya se ha visto que hay dos versiones, la artística y la económica pero a veces, por falta de financiación, no podemos acceder a la que indiscutiblemente debe primar sobre la segunda,  y es la artística, pues el cine es un arte a pesar de que un actor de la talla de Fernando Fernán Gómez dijera lo siguiente: “el cine es un vehículo de expresión, pero no estoy muy seguro de que sea arte”. Nunca se podrá descubrir el talento de alguien si ese alguien no tiene opciones de demostrarlo porque no pueda llegar al público.

 

A veces vemos demasiado lejos el poder asistir a las salas de cine por diferentes motivos como falta de tiempo para desplazarnos o que la entrada nos parece muy cara. Si podemos tenerlo en casa sin necesidad de soportar atascos y de un modo más económico, bienvenido sea. No dispondremos del glamour de la sala, ni de su pantalla, pero podremos acceder a esa película que de otra forma… no podríamos ver. El cine es cultura y debe llegar al mayor número de personas posible, Paco León ha demostrado que así es y ha abierto una puerta muy interesante para futuras cintas con un venidero incierto.

Hay que aprovechar esta era digital y favorecer el visionado de películas por diferentes plataformas para que cada cual acceda a ellas por el medio que más le convenga. El hecho de exhibir los largometrajes a la vez en diferentes medios, no solo no va a provocar que ninguno de ellos se venga abajo, sino que atraerá a mas número de público al visionado de las mismas y muchas cintas están realizadas para ser exhibidos en unos determinados medios por ello hay que establecer la distribución según la película realizada y los objetivos que persiga.

 

Y también tener en cuenta que no hay que dejar de pensar en la rentabilidad de la obra pues, y parafraseando a Alfred Hitchcock: “Para mí, el cine son cuatrocientas butacas que llenar”. Todo ello, arte y rentabilidad, pueden coexistir con una distribución a la carta.

 

Marta Albi, 2013

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Bibliografía

 

AUGROS, Joel: El dinero de Hollywood, Editorial PaidosIberica, Barcelona, 2000.

 

CALVO HERRERA, Concepción: Diccionario de cine: producción, distribución y exhibición, Ediciones JC, Madrid, 2007.

 

CALVO HERRERA, Concepción: Distribución y lanzamiento de una película, Editorial Zumaque, Jaén, 2009.

 

GUBACK, Thomas H.: La industria internacional del cine, Editorial Fundamentos, Madrid, 1980.

 

HEREDERO, Carlos F.: Las huellas del tiempo, cine español: 1951-1961, Ediciones Documentos, Valencia, 1993.

 

 

 

 

Webgrafía

 

Página del periódico El mundo: http://www.elmundo.es/elmundo/2012/12/20/cultura/1356013671.html (última consulta, 8 de Mayo de 2013)

 

Página del periódico El país: http://cultura.elpais.com/cultura/2012/12/20/actualidad/1356015869_648226.html (última consulta, 9 de Mayo de 2013)

 

Página de La República Cultural: http://www.larepublicacultural.es/article6692.html (última consulta 12 de Mayo de 2013)

 

http://www.elseptimoarte.net/-carmina-o-revienta-exhibe-o-revienta-15050.html(última consulta, 5 de Mayo de 2013)

Página Fotogramas: http://www.fotogramas.es/Peliculas/carmina-o-revienta/El-experimento-de-Paco-Leon (última consulta, 9 de Mayo de 2013)

 

Página del periódico ABC: http://www.abc.es/tecnologia/electronica-imagen/20130313/abci-sistema-satelite-cine-201303131434.html (última consulta, 9 de Mayo de 2013)

 

Página del periódico La Razón: http://www.larazon.es/detalle_normal/noticias/1468374/la-revolucion-tecnologica-llega-a-la-distribuc(última consulta, 11 de Mayo de 2013)



[1] ALVAREZ, Javi- La RepublicaCultural.es (15-12-2013).

[2] GARCÍA, Rocío – El Pais. Cultura (20-12-12).

[3] PONGA, Paula- Fotogramas.es (3-7-12).

[4] MARTÍNEZ, Luis-El Mundo.es. Cultura (21-12-12).

[5] Vía el Séptimo Arte (7-7-12).

[6] Streaming: Distribución multimedia a través de una red de computadoras de manera que el usuario consume el producto al mismo tiempo que se descarga, sin necesidad de almacenar la película en la memoria del disco duro.

[7] AUGROS, Joel: El dinero de Hollywood. Editorial PaidosIberica, 2000. Pág141.

[8] ABC. Tecnología (13-3-13).

[9] Archivo: La Razón.es (11-5-2013).

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