La estrategia del caracol (Sergio Cabrera, 1994)

Reseña de Lorena Escobar:

Como si de una gesta  tratara, se abre el telón de la historia de una comunidad en uno de los barrios más pobres de Bogotá (Colombia). Un millonario ordena el desahucio de dos viviendas que por herencia le pertenecen y  tras el fatídico desalojo de “La pajarera”,  la primera de ellas, ordena otro sobre la “Casa Uribe”. Sus habitantes, a pesar de su desventaja social y económica, se solidarizan contra los intereses del propietario. Colaboran así en una estrategia urdida por el viejo anarquista español “Don Jacinto”: una descabellada construcción más una serie de argucias para ganar tiempo y mantener su dignidad.

Una cinta que fusiona lo irreal con lo real, es la herencia de la literatura latinoamericana: el realismo mágico. Como dicen Pérez Murillo y Fernández Fernández: “vivir la realidad latinoamericana rompe los esquemas de racionalidad europeos ya que la mente cambia de “chip”, comenzando a confundir lo real y lo mágico. Las nociones lineales de tiempo y “espacio” desaparecen para adentrar al espectador en una reiterativa circularidad que se debate entre “la realidad y el deseo”. Estos parámetros impregnan a todo el cine latinoamericano…”[1]

El tratamiento estructural que el director optó para esta película permite evidenciar precisamente esa comparativa entre lo real y lo irreal. Si ya la propia historia es utópica, Cabrera la enmarca como una gesta épica sirviéndose del papel juglaresco de “el paisa”. Éste, al relatar su versión de los hechos permite añadir un punto clave: veracidad, reforzada al situar la historia seis años atrás. La línea temporal del film progresa a medida que nuestro trovador avanza en su entrevista mediante el uso del flashback. La mezcla de fantasía y realidad invita al espectador a sacar sus propias conclusiones de la historia.

El carácter idealista tiene como antecedente las primeras impresiones que tuvo el director en algunos momentos de su vida. Así, el guión se basó en recuerdos personales, la historia de su padre, español exiliado durante la guerra civil, Fausto Cabrera y de la fábula china “El viejo tonto que movió la montaña”.[2] También se inspiró en una noticia que trataba sobre un desahucio, lo que lo llevó a pensar en ciertos aspectos del neorrealismo italiano que evidenciaba este tipo de prensa. Otros momentos que marcan su influencia ideológica son su conexión con el partido comunista, la revolución cultural china durante su juventud en ese país, sus cuatro años de militancia en el grupo guerrillero colombiano EPL (Ejército Popular de Liberación) y su formación como estudiante de cine en la London Film School (Londres).

Con la evolución de la ciudad capitalina durante la segunda mitad del siglo XX, la élite social abandonó paulatinamente sus pequeños palacios céntricos y pasaron a ocupar la periferia de la ciudad que contaba con zonas residenciales más lujosas y modernas. Los antiguos edificios serían ocupados progresivamente por población proveniente de lugares aledaños a la capital, en busca de un espacio para vivir dignamente. En general, comunidades enteras de vecinos vivían en cada casona.

El carácter realista de la historia, permite darnos a conocer el entorno urbano como protagonista de la trama: el esplendor de la vida cotidiana entre los patios de la casa Uribe, la vista de calles y casas coloniales, los cafés, los despachos notariales, las vistas de la periferia de la ciudad, además de pequeñas referencias de los lugares más emblemáticos de la capital. Un aspecto costumbrista es la llamada comedia coral[3],importante en la obra. Cabrera nos presenta personajes totalmente dispares entre sí, con amplias diferencias sociales, ideales y religiosas. Éstos utilizan un lenguaje coloquial propio de la cultura colombiana.

Si profundizamos en sus cuestiones, la obra hace alusión a la solidaridad, la lucha contra la injusticia, en la película: “la injusticia de la justicia” y “la falta de estrategia de la clase inquilinal”. Hace una mordaz crítica a las desigualdades de clase y a los problemas políticos. Con tintes humorísticos no abandona el drama y la amargura que padecen algunos de sus personajes. Sánchez Noriega afirma: “la estrategia del caracol vertebra la historia sobre tres ejes: un sentido popular que hace que el espectador empatice pronto con los vecinos de la casa; el humor que atempera el drama de las gentes sin hogar; y la crítica social presente al poner sobre el tapete el problema de la vivienda de gentes que han vivido durante años como inquilinos”[4].

El elemento simbólico, se encuentra conectado al título y remite al cuerpo central de la trama: la estratégica hazaña de llevar la casa a cuestas como los caracoles es, a su vez, una metáfora que enseña la importancia de luchar por nuestra dignidad. También la cinta expresa su versión romántica sobre la revolución a través de personajes frustrados, del exilio español en los años 30’s y 40’s y de la incapacidad de generar cambios positivos en el país.

Para nadie es un secreto que los temas más comunes o típicos del cine colombiano están directamente vinculados a dramas sociales como la pobreza, la impunidad, la corrupción política, la violación de los derechos humanos, el narcotráfico, la ocupación violenta de grupos armados y otros tantos más. Mas este largometraje, lejos de esto, reproduce un singular retrato de la realidad colombiana a través de una anécdota cotidiana. En palabras del realizador: “no se trata de un filme político, aunque en Latinoamérica se hizo este tipo de cine durante mucho tiempo. Creo que se ha evolucionado hacia un cine que conecta más con el público, de temática social, de propuestas que invitan a la reflexión. Los inquilinos del edificio que aparece en la película, son un microcosmos de lo que en realidad es Colombia, y el muro de esa casa es el que separa el mundo solidario del de la corrupción. Colombia es un país con muchos defectos, pero su gran virtud es que no los esconde y que lucha por subsanarlos, aunque a veces con poca fortuna”.[5] José María Caparrós afirma que, sin embargo, el director no  pudo escapar de estereotipos maniqueístas, situaciones disparates y erróneas que resultaron puntos en contra del film.

Aunque la producción cinematográfica en Colombia fue relativamente escasa hasta bien entrados los años ochenta, debido a intensos problemas tanto económicos, como políticos y sociales. En palabras de Gettino: “destaca el periodo en el que el público adoptó un amplio respaldo local a las últimas producciones realizadas en el país como sucedió con La estrategia del caracol que convocó a 1,5 millones de espectadores. Asimismo tres películas estrenadas entre 1995 y 1996 (La gente de Universal, Edipo Alcalde e Ilona llega con la lluvia, esta última de Cabrera) superaron rápidamente los 300 mil espectadores cada una, aunque dichas cifras resultan insuficientes para amortizar los costos de producción que superaron en algunos casos los dos millones de dólares.”[6]

Galardonada a nivel nacional e internacional con más de treinta premios en diversos certámenes. Destacan el Gran Premio Espiga de Oro, Premio del Público y Premio de la juventud en el Festival de Valladolid (España) en 1993, la nominación a mejor película extranjera de habla hispana en el 9° Premio Goya (España) 1995, el Premio del público en el 11° Annual Chicago Latino Film Festival ( Estados Unidos) en 1995, Gran Premio Sol de Oro, Premio del Público y Premio de la Federación Internacional de Cines de Arte y Ensayo en el Festival International de Biarritz Cinemas et Cultures de l´Amerique Latine en Biarritz (Francia) en el año1993.

 

En definitiva, es una película personal que describe muchos aspectos de la vida del director, con lo que no era una cinta destinada al éxito comercial. Más bien al contrario, es un reflejo fiel de lo que buscaba Cabrera produciéndola directamente de su propio bolsillo. Su obra es una mezcla de sus experiencias en el exterior, un sincretismo de las culturas que vivió, característica que gana mucho en sus trabajos cinematográficos. Como curiosidad, los asesores del director que vieron el guión, coincidieron en que la historia era muy original y bonita, pero que sin embargo era tan increíble que no era realista. No obstante, la historia tuvo éxito precisamente por el modo de estructuración, convirtiéndola en una de las obras más taquilleras de la época en el país. Es un film que se consolida como una metáfora sobre la realidad social y política, perfectamente adaptable a cualquier situación geográfica y temporal.

 

 

 

Bibliografía

BROULLÓN ACUÑA, Esmeralda: La memoria filmada: historia socio-política de América Latina a través del cine. La visión desde el norte. Editorial IEPALA, Madrid, 2009.

CAPARRÓS LERA, José María: El cine de nuestros días: 1994-1998. Editorial Rialp, Madrid, 1999.

GETTINO, Octavio: Cine iberoamericano: los desafíos del nuevo siglo. Editorial CICCUS, Buenos Aires, 2007.

PÉREZ MURILLO, María Dolores y FERNÁNDEZ FERNÁNDEZ, David: La Memoria Filmada: América Latina a través de su cine. Editorial IEPALA, Madrid, 2002.

SÁNCHEZ NORIEGA, José Luis: Desde que los Lumière filmaron a los obreros. Editorial  Nossa y Jara, Madrid, 1996.

Webgrafía

http://es-kanzhongguo.com/noticias/una-montana-%E2%80%93-movida-por-un-viejo-tonto/ (última consulta 20-04-2013)

http://bitacorateatral.blogspot.com.es/2009/02/actor-fausto-cabrera.html

(Última consulta 20-04-2013)

http://www.eltiempo.com/gente/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-10979663.html (última consulta 24-04-2013)

http://hawkmenblues.blogspot.com.es/2012/08/la-estrategia-del-caracol-sergio.html (última consulta 24-04-2013)

http://asbvirtualinfo.blogspot.com.es/2012/10/la-estrategia-del-caracol-sergio-cabrera.html (última consulta 24-04-2013)

http://palomitasconchoco.wordpress.com/2012/06/09/la-estrategia-del-caracol/ (última consulta 27-04-2013).

http://www.slideshare.net/elsaiorsi/la-estrategia-del-caracol-presentation

(Última consulta 27-04-2013).

 

 

Lorena Escobar, 2013



[1] PÉREZ MURILLO, María Dolores y FERNÁNDEZ FERNÁNDEZ, David: La Memoria Filmada: América Latina a través de su cine. Editorial IEPALA, Madrid, 2002. Pág. 223.

[3] La comedia coral se caracteriza por la inserción de varios personajes en una trama, quienes convergen a pesar de sus diferencias para lograr objetivos comunes y normalmente este encuentro,  es de tendencia humorística.

[4] SÁNCHEZ NORIEGA, José Luis: Desde que los Lumière filmaron a los obreros. Editorial Nossa y Jara, Madrid, 1996. Pág. 147

[5] CAPARRÓS LERA, José María: El cine de nuestros días: 1994-1998. Editorial Rialp, Madrid, 1999. Pág. 159

[6] GETTINO, Octavio: Cine iberoamericano: los desafíos del nuevo siglo. Editorial CICCUS, Buenos Aires, 2007. Pág. 151

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