Pájaros de Papel (Emilio Aragón, 2010)

Reseña de Antonio-Manuel Fernández Romero:

Nos encontramos en plena posguerra, donde una compañía teatral trata de vivir de las pocas representaciones que puede hacer por las ciudades y los pueblos españoles. Este grupo de cómicos del vodevil forman una curiosa familia de bailarines, malabaristas, magos, cómicos y ventrílocuos que viven bajo la represión de un gobierno totalitario liderado por el militar y dictador Francisco Franco. Sin embargo, no es tanto el control y el miedo los que les quitan el sueño sino más bien la pobreza en la que viven. Emilio Aragón, hijo del payaso español Emilio Aragón Bermúdez, más bien conocido como Miliki,  comenzó su carrera en el programa “El Gran Circo” de TVE en 1977. El mundo artístico le es familiar, lo cual se refleja claramente en la película “Pájaros de Papel”. Incluso me atrevería a suponer que se trata de una autobiografía metafórica del director o de la biografía de alguno de sus familiares. El propio director afirmó: “No sé exactamente cuando nació la idea de Pájaros de Papel como película. Sin embargo, si que puedo encontrar momentos de la historia que en ella se cuenta, en muchas de las anécdotas y aventuras que a lo largo de mi vida he escuchado en casa, en las sobremesas, en las celebraciones, y también en lo cotidiano.”[1] 

 

Emilio Aragón le da otro enfoque a la historia de la posguerra española. No se ven ni cárceles, ni fusilamientos, ni soldados muertos en el frente. Nos la muestra a través del arte, desde la comedia y el escenario de un teatro. Es un cambio radical utilizar el ambiente teatral a la hora de plasmar algo tan terrible y delicado como es la guerra. Entonces me pregunto: ¿Existe un lienzo entre la vida y el mundo artístico? El teatro es la vía de escape por excelencia tanto para los artistas como para los espectadores, aunque fuesen pocos los que iban a ver las representaciones, por desinterés o falta de dinero. Es un mundo paralelo temporal que le hace olvidar al público el horror en él que vive. Falta de libertad y de comida son algunos los rasgos más importantes de la situación que viven los ciudadanos en la posguerra española. Escenas y diálogos de la película  hacen referencia a ello. Me viene a la mente un diálogo entre los actores Imanol Arias y Lluís Homar, acompañados por el joven actor Roger Príncep, donde hablan del postre de esa noche. Dicen: “¿Que tienes de postre? Naranjas. Si de la China. ¿De verdad? Para ti si, para él cáscaras. Mentiroso. Muerto de hambre. Como todos. Como casi todos.” Estas réplicas hacen sonreír, a pesar de la dura y cruda realidad que reflejan.

Imanol Arias expresó su punto de vista declarando que: “La película habla de cómo superar el dolor. Un dolor hacia la pérdida que no tiene sentido. Hay una forma de ser artista que conlleva una cierta alegría, necesaria sobre el escenario, que puede transformar la vida. Esa alegría es la que permite a los personajes salir de todas las vicisitudes.”[2] Podemos vincular esta declaración con una frase de la película: «La vida es un drama… y a veces pura comedia.» La vida podría ser una representación teatral. Al actuar, se imita y se refleja la sociedad. Una compañía teatral está formada por personas tan unidas que se aparentan a los miembros de una familia. Esta película habla del amor hacia un hijo, una mujer o un amigo, es decir, de las relaciones y vínculos que creamos los unos con los otros. El escritor César Oliva afirma en su libro “Teatro español del siglo XX” que: “La plantilla mínima de una compañía era de ocho artistas y nueve actores, más un meritorio por sexo, con jornada de trabajo de cuarenta y ocho horas semanales, ocho diarias, que comprendían representaciones y ensayos. No había descanso semanal, pues los actores aceptaban clausuras adicionales que permitían trabajar todos los días. Aunque el número de representaciones era de dos veces al día, a veces, si el éxito de la obra lo aconsejaba, se podía ampliar hasta tres y cuatro. El sueldo mínimo diario de los actores, a finales de los cuarenta, era de 50 pesetas en plaza y 60 en giro, disminuyendo ligeramente en los técnicos. (…) Añadamos a ello el poco tiempo que había para ensayar como para preparar las representaciones. Lo normal era aprenderse el papel “como alfileres”, repetir algunas veces las entradas y salidas, y hacer el ensayo general “con publico”, que obligaba a estar pendiente del apuntador.”[3]

Si el teatro es el reflejo de la vida, cualquier equivocación durante la representación de la obra podría ser un paralelismo con los errores que cometemos a diario. La historia personal puede contarse con música o silencio, con un escenario vacío o cargado pero, al fin y al cabo, es el destino, él que sabe cual es el papel que nos toca actuar a cada uno. El director declaró que: “A medida que la historia avanza encuentro un denominador común, que es nuestra necesidad de arrancarle a la vida cuantas oportunidades necesitemos para llegar a donde hemos soñado. Y porque en cada número de música, de baile, de magia, de ventriloquia encuentro una razón para sonreír y para amar este maravilloso regalo que es la vida. Pájaros de papel es una historia llena de vida, y lo es porque cada uno de sus protagonistas han experimentado antes el vacío de la propia ausencia.”[4]  

La película, es una recreación de la realidad sin exagerar el comportamiento del bando nacionalista con su control y agresividad a la hora de actuar. Tiene una coherencia absoluta que provoca que el espectador se impregne totalmente del relato. La periodista Almudena Grandes, tras ver la película, afirmó que: “Hay algo misterioso en esta película, una fuerza interior capaz de cohesionarlo todo, de matizar cada detalle, cada gesto, cada plano, con una luz poderosa, un reflejo que ningún espectador puede esquivar. Cuatro artistas de una compañía de varietés de medio pelo, cenando a medianoche sopas de ajo frías, logran transmitir más rabia, más miedo, más tristeza que cualquier relato prefabricadamente cruel, sangriento, de la represión franquista. ¿Qué pasa? La verdad, pasa. Porque esta película es verdadera, es verdad, de verdad, está fabricado con una sustancia afín a la verdad, sin trampa ni cartón”[5].

Javier Álvarez nos ofrece otro punto de vista, parte de la perspectiva de los artistas para construir el lienzo con la vida: “La película afronta la vida de unos cómicos desde sus corazones desolados. Artistas que acostumbraban a silenciar sus sentimientos y opiniones en público. Sólo a través de los números musicales, rutinas cómicas  de variedades logran asomar sus deseos, su verdad oculta (…) Han formado una gran familia que les sirve de amparo y les da algunos minutos de felicidad, de risas compartidas, de valentía.”.[6] Javier Álvarez nos explica como fue el sufrimiento de estos artistas y como se refleja en la película. La vida tiene altos y bajos, provocados o no, y cada cual supera los obstáculos a su manera.

Entre las diversas opiniones, destacaría la del guionista Fernando Castets, nacido en Argentina en 1959 y reconocido con películas exitosas como “El mismo amor, la misma lluvia” (1999), “El hijo de la novia” (2001) y “Luna de Avellana” (2003). Según él, “Pájaros de papel” es un sueño para todos, porque es pura realidad.

El autor, Víctor García Ruiz exclama: “La revisión de todo el repertorio del teatro español que no ofrezca absolutas garantías en el orden ideológico, político y moral, a fin de eliminar de él, no solo aquellas obras, o fragmentos contrarios a los postulados del glorioso movimiento Nacional sino todas aquellas que no tengan la calidad artística, la dignidad moral, el decoro intelectual y político que es imprescindible exigir al teatro si se le considera como servicio de la cultura patria.” [7] Podríamos recurrir a muchos manuales que explican la historia del teatro y cual era su representación escénica en la época de la posguerra. En el libro de Felipe B. Pedraza y Milagros Rodríguez Cáceres, “Manual de literatura española”[8], se trata sobre el “teatro de la autarquía”, un teatro que se hacía en España  durante la década de los cuarenta. Ese tipo de literatura dramática española sufrió uno de los mayores baches de su historia por culpa de la censura. Los autores españoles plasmaban una literatura religiosa, tradicionalista y patriótica por lealtad al régimen. El resto de los escritores que no eran fieles al gobierno, como Alejandro Casona o Rafael Alberti, no podían seguir representando sus obras y la única escapatoria  que tuvieron fue el exilio.   

 

Finalmente, no se puede obviar un elemento primordial en la película: la música. Emilio Aragón además de ser director, es compositor. El periódico Lahiguera destaca que: “La película nació en la cabeza de Emilio Aragón desde la música.”[9] En el ámbito cinematográfico, el elemento musical acompaña al personaje para expresar sus estados de ánimos. La música es una metáfora de las emociones y se utiliza con el fin de intensificar el sentimiento que se quiere transmitir al espectador (convencerle que lo que ve es real). Lo percibe de forma individual, porque es un elemento subjetivo, intimo a cada uno. Igual que la vida. La música acompaña cada vida humana, dándole un valor simbólico, un efecto empático o anempático. El trabajo del director ha sido sutil y eficaz en el intento de transmitir esa melodía triste de posguerra. Con la ayuda del músico libanés, Ara Malikian, reconocido internacionalmente, han sabido hacer llegar al espectador esas notas de melancolía y de pena. La banda sonora de la película representa, con gran éxito,  el ambiente de la posguerra española llena de tristeza y desolación.

En la época de la posguerra, al tener poca comida, los artistas se alimentaban de espectáculos y representaciones, estos les traían paz, y les hacían olvidar por un instante el hambre que pasaban.

A través de esta reflexión, he constatado que “Pájaros de Papel” no es solamente una obra más, sino que destaca porque va mas allá de las fronteras cinematográficas. El director utiliza la música y el espectáculo de forma realista con el fin de transmitir un regalo infinito al público. Emilio Aragón ha conseguido ser el jefe y guía de un proyecto que plasma las vidas de los artistas en la pantalla como si fuese la nuestra. Las personas no representamos nada si vivimos sin focos, sin decorado y sin música que nos acompañe. Cada ser humano es un actor más encima del gran escenario que es la vida, un actor que trata de quererse a sí mismo y que el público le quiera.

 

Bibliografía

GARCIA RUIZ, Víctor: Teatro y Fascismo en España: El Itinerario de Felipe Lluch. Iberoamericana, Madrid, 2010.

OLIVA, César, Teatro español del siglo XX, Síntesis, Madrid, 2004.

POSADAS, Gervasio: Pájaros de Papel. Espasa Libros, S.L.U, 2010.

PEDRAZA JIMENEZ, Felipe B., RODIGUEZ CACERES, Milagros: Manual de literatura española. XIV. Posguerra: dramaturgos y ensayistas, Cénlit, Pamplona, 1996.

RODRÍGUEZ RICHART, José, El teatro de humor en la posguerraDiálogos hispánicos de Ámsterdam, 1992.

 

Webgrafía

http://www.larepublicacultural.es/article2554.html (última consulta 18-4- 2013).

http://www.pajarosdepapel.com/ (ultima consulta 20-4-2013).

http://www.lahiguera.net/cinemania/pelicula/4513/comentario.php (última consulta 21-04-2013).

http://es.wikipedia.org/wiki/Emilio_Arag%C3%B3n_%C3%81lvarez (última consulta 15-4-2013).

 

Hemeroteca

ABC. Actualidad. Hemeroteca. Julio Bravo/Víctor Lerena. Cómicos, memoria y pájaros de papel., 28 de febrero de 2010.

El País. Opinión de Almudena Grandes. Pájaros de Papel, 11 de abril de 2010.

 

 

Antonio-Manuel Fernández Romero, 2013.



[1] Antena 3. Pagina oficial de la película “Pájaros de Papel”. Notas del Director.

http://www.pajarosdepapel.com/

[2]  Archivos: ABC. Actualidad. Hemeroteca. Cómicos, memoria y pájaros de papel., 28 de febrero de 2010.

[3] OLIVA, César, Teatro español del siglo XX, Síntesis, Madrid, 2004, págs. 145-146

[4] Lahiguera. Comentario sobre la película “Pájaros de Papel”.Notas del Director.

http://www.lahiguera.net/cinemania/pelicula/4513/comentario.php

[5] Archivos: El País. Opinión de Almudena Grandes. Pájaros de Papel, 11 de abril de 2010.

[6] LaRepúblicaCultural. Comentario de Javier Álvarez.

http://www.larepublicacultural.es/article2554.html

[7] GARCIA RUIZ, Víctor. Teatro y Fascismo en España: El Itinerario de Felipe Lluch, Iberamericana, Madrid, 2010, Pág. 363.

[8] PEDRAZA JIMENEZ, Felipe B/ RODRIGUEZ CACERES Milagros, Manual de literatura española. XIV. Posguerra: dramaturgos y ensayistas, Pamplona, Cénlit, 1996.

[9] Lahiguera. Comentario sobre la película “Pájaros de Papel”. Música.

http://www.lahiguera.net/cinemania/pelicula/4513/comentario.php

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