La casa en Ana y los lobos, y Mamá cumple 100 años // El espacio en Ana y los lobos, y Mamá cumple 100 años.

Reseña de Belma Hdez-Francés León.

 

“¿Es usted la señorita? Pase, pase”

Ana y los lobos

 

Con ese “pase, pase” como quien entra en un espectáculo, nos adentramos en la casa de Ana y los lobos (Carlos Saura, 1972) y Mamá cumple 100 años (Carlos Saura, 1979). Carlos Saura nos retrata las aventuras y desventuras de una familia “tradicional” española en un caserón blanco, con una finca enorme, verde y muy alejada de la gran ciudad. Éste será el espacio, otro mundo, que rodeará a esta familia tan peculiar. Siete años separan a estas dos películas, pero no es lo único. El primer largometraje se realizó durante el franquismo y el segundo durante la Transición, por lo que a parte de los años también los separa el cambio político y social en España.

 

El guión de Ana y los lobos lo escribe Saura junto a Rafael Azcona y lo produce con Elías Querejeta[1]. Será una de las películas con las que Saura tenga más problemas con la censura, por lo que se vieron obligados a la utilización de continuas alegorías. El mismo comenta: “La censura me obliga a buscar la manera de contar las cosas dando un rodeo”[2] . Estas alegorías las volveremos a ver en Mamá cumple 100 años, y aunque España ya vive en plena transición política y no necesita escabullirse de la mano censora, Carlos Saura hace uso de estos símbolos característicos de su cine para dar rienda a la imaginación del espectador.

 

Ana, la institutriz que cuidará de las tres niñas pequeñas, se convertirá en la primera en enseñarnos los espacios en los que vive esta familia formada por: la madre, sus tres hijos, su cuñada y las tres nietas. Cada uno de ellos con un papel bien diferenciado dentro de este espectáculo: la madre constituirá la unión de la familia, el hijo mayor José, el autoritario, representa lo militar, Juan reprimido sexual, el dinero y Fernando la Iglesia. Las hijas de Juan, la nueva generación[3].

 

Desde la llegada de Ana a la casa, caminando entre los matorrales[4], veremos la estructura del caserón blanco y brillante. Si relacionamos el blanco como símbolo de pureza y transparencia, en Ana y los lobos y Mamá cumple 100 años se queda en la fachada. Aunque nos encontremos con espacios llenos de luz y brillo en la casa, el espacio siempre va a estar corrupto, un ejemplo es la utilización de los planos cenitales y contrapicados, que dan sensación de que alguien siempre está vigilando en la casa. Pero esto no implica que lo corrupto tenga que estar relacionado con el ayer sino con el ahora, así varios críticos intentan relacionar la casa con el estado no actual de la España franquista y relacionarlo a otros tiempos en los que todo fue peor: “Ana es una institutriz anglosajona que llega contratada, a un viejo caserón español, aislado en el campo, perdido en el ayer, ajeno a la vida de hoy”[5]. Y otro que comenta: “La joven institutriz Ana llega al suntuoso caserón aislado en el campo. El edificio revela un rango antiguo y decadente”[6]. Sería esta la visión de Saura a la hora encasillar a estos personajes, en un lugar donde no pudieran avanzar, tal y como estaba España en ese momento y no como querían verlo los críticos.

 

Según Carmen Becerra en el estudio de aproximación al espacio cinematográfico: “Otra relevante función del espacio reside en su capacidad para convertirse en exponente de relaciones de índole ideológica o psicológica”[7]. Atendiendo a esto, el discurso de ambas películas está enmarcada en una casa alejada de la sociedad, no tiene contacto alguno con el día a día político o social; la familia se encuentra totalmente aislada. Todo este aislamiento ha causado esa represión en los personajes, por tanto serán ellos los encargados de establecer y asumir las acciones, lo que permitirá que el espacio ayude a estructurar la propia narración. Becerra, en su estudio a Lotman, dice: «Los modelos históricos y lingüísticos nacionales del espacio, se convierten en la base organizadora para la construcción de una «imagen del mundo», un modelo ideológico global propio de un tipo de cultura dado».[8] Saura en las dos películas crea ese modelo ideológico político partiendo de la frustración político y social en la que vive España, creando su propio circo, como dice Antonio marido de Ana en Mamá cumple 100 años: “¡Qué familia!, ¡qué personajes!, ¡es un circo perpetuo!”

 

En Mamá cumple 100 años la casa se convierte en unos de los ejes principales. Parte de la familia se pone de acuerdo para matar a la madre y poder heredar, de esta manera podrán derrumbar el edificio, urbanizarlo todo. Un derrumbe significativo políticamente hablando ya que con la idea de tirar la casa abajo, Saura nos quiere representar la caída de la dictadura, son tiempos nuevos, y hay que empezar desde cero. Si tiran el caserón conseguirán construir cimientos nuevos, pero si la base de lo nuevo está formado por la misma maldad con la que se ha tirado volvemos a encontrarnos con un espacio corrupto.

 

La madre que vive obsesionada con la muerte, su muerte, siempre cuenta durante la cena sus pesadillas. Esta vez describe que ha soñado con una tormenta que acababa con todo, la nieta pregunta: “abuela, ¿estábamos todos dentro de la casa?” y le responde: “todos, estábamos todos, todos. Todos menos Fernando que estaba volando en el aire con su cometa”. Y Fernando que en Ana y los lobos no salía de una cueva y conseguía levitar, en Mamá cumple 100 años siempre permanece en el campo intentando volar, nunca lo consigue, es como si el espacio estuviera limitado también por el aire, resulta imposible salir de los limites de la casa.

Estos sueños que la madre tiene no son más que un presagio de lo que va a ocurrir después. Genialidad la de Saura al final de la cinta al realizar un plano contrapicado mientras la madre desciende desde el centro y de lo más alto de la casa junto con un halo de luz blanca, justo antes de que se produzca el intento de asesinato de ésta. El centro de la casa y la madre configuran el gran pilar que sujeta absolutamente todo: la familia. Ángel Pérez Gómez comenta: “Los intentos de los hijos por liquidar a la vieja España son inútiles. Allí está ella, pimpante de nuevo, tras el ciclón apocalíptico. Varían las circunstancias, pero nada cambia fundamentalmente”[9] Esa apocalipsis con la que ella había soñado y en la que todos morían se ve frustrada por Ana, ese personaje que en Ana y los lobos ejercía como elemento desorganizador del espacio en Mamá cumple 100 años está para estabilizarlo y que todo siga igual.

 

María Haislop ve el espacio en las películas de Saura como: “espacio de exilio y encierro, situada en los márgenes entre campo y ciudad, es el espacio que va a ejercer presión sobre el individuo que la habita, ya que es el lugar en donde se enfrenta a su vida presente y los fantasmas del pasado”[10]. En Ana y los lobos tenemos el pasado y en Mamá cumple 100 años el presente, y sin embargo, pocas son las diferencias las que se advierten entre ellas. Quizás ese fantasma sea la madre, el punto de unión entre la casa, el campo y el resto de la familia, incluso crea la unión entre los dos largometrajes. Sin ella, puede que el resto de los personajes sean capaces de liberarse de esas presiones como individuos y salir de ese espacio.

 

Krishnamurti dice: “Sabemos lo que es estar aislado, haber construido un muro alrededor de sí, un muro de resistencia, una pared que hemos levantado con el fin de no ser nunca vulnerables”.[11] El aislamiento que encontramos en Ana y los lobos y Mama cumple 100 años es total, mantiene a los personajes fuertes y delimitados pero ante la amenaza de una persona exterior, en este caso Ana y su marido Antonio en la segunda película, desorganiza todo lo que les rodea, poniendo a los personajes en situaciones límites.

 

Saura crea una maravillosa metáfora sobre la austeridad, paralela a España sin ser España, escoge todos los estereotipos negativos con los que ha vivido y sufrido cualquier país durante una dictadura, para crear un mundo en una casa en donde cada uno de los personajes tiene su espacio y su ideología, pero en conjunto forman un muro que no les deja ver más allá de lo que tienen, creando así un espacio único: un circo en el que cada uno tiene su propio número.

 

Belma Hernández-Francés León, Madrid, noviembre 2014

 

BIBLIOGRAFÍA

CAPARRÓS LERA, J.M: Historia del cine español. T&B Editores, Madrid, 2007.

BECERRA SUÁREZ, Carmen: “Aproximación al estudio del espacio: el espacio literario y el espacio fílmico”, Boletín gallego de literatura, nº 27, 2002

M. LOTMAN, Yuri: “El problema del espacio artístico”, en M. Lotman, Yuri: Estructura del texto artístico, editorial Iskusstvo, Moscú, 1970.

PEREZ GÓMEZ, Ángel: “La tradición sobrevive”, Vida Nueva, octubre 1979.

HAISLOP,  María: “La familia en el cine de  Carlos Saura” en RODRÍGUEZ FUENTES, Carmen (Coordinadora): Desmontando a Saura, Luces de Gálibo, Barcelona/Málaga, 2013.

KRISHNAMURTI, Jiddu: Historias sobre EL YO, Editorial EDAF, Madrid, 1998

 

WEBGRAFÍA

http://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_Saura

http://www.clubcultura.com/clubcine/clubcineastas/saura/home.htm

http://www.filmaffinity.com/es/film436132.html

http://www.filmaffinity.com/es/film640136.html



[1] Elías Querejeta producirá la mayoría de las películas de Carlos Saura.

[2] CAPARRÓS LERA, J.M: Historia del cine español. T&B Editores, Madrid, 2007. Pág.135

[3] En Mamá cumple 100 años Saura deja claro que esta nueva generación es exactamente igual que la anterior. A las niñas se les ha transmitido las mismas obsesiones que las de su padre y sus tíos.

[4] El personaje de Ana pasará sus peores momentos fuera de la casa: será violada y asesinada en Ana y los lobos. En Mamá cumple 100 años pisará un cepo para animales mientras huye de su marido con el que acaba pegándose.

[5] CEBALLADA, Pascual. Diario Ya, 17 de Julio, 1973

[6] AMAYA, artículo sacado de la carpeta de prensa de Ana y los lobos en la Filmoteca Española. 19 de Julio de 1973

[7] BECERRA SUÁREZ, Carmen: “Aproximación al estudio del espacio: el espacio literario y el espacio fílmico”, Boletín gallego de literatura, nº 27, 2002. Pág. 15

[8] M. LOTMAN, Yuri: “El problema del espacio artístico”, en M. Lotman, Yuri: Estructura del texto artístico, editorial Iskusstvo, Moscú, 1970. Pág. 272

[9] PEREZ GÓMEZ, Ángel: “La tradición sobrevive”, Vida Nueva, octubre 1979.

[10] HAISLOP,  María: “La familia en el cine de  Carlos Saura” en RODRÍGUEZ FUENTES, Carmen (Coordinadora): Desmontando a Saura, Luces de Gábilo, Barcelona/Málaga, 2013. Pág. 122

[11] KRISHNAMURTI, Jiddu: Historias sobre EL YO, Editorial EDAF, Madrid, 1998. Pág. 265

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