“La política de los grandes números” de Alain Desrosiéres: una historia y sociología de la Estadística (2ª parte)
Continuamos con la aproximación a la historia y sociología de la estadística, a propósito del libro “La política de los grandes números», que iniciamos hace un par de días (1ª parte). En esta ocasión, recordaremos la novela de “El nombre de
También veremos diferentes acercamientos, desde la estadística y la política, al problema de la pobreza en el XIX en Inglaterra. Y cómo ciertos elementos, aparentemente “técnicos” y “neutrales”, cómo la cumplimentación del certificado de defunción y el diseño de
La persona colectiva
Las controversias entre realistas y nominalistas (Guillermo de Occam) en el siglo XIV (mencionado en sentido figurado en “EL nombre de la rosa” de Umberto Eco), ya nos introducen en la idea de «lo colectivo». Posiciones opuestas afirman o niegan la posibilidad de que existan personas colectivas distintas de las personas singulares.
El libro «El nombre de la Rosa»
de Umberto Eco y «los nominalistas»,
seguidores de Guillermo de Occam
Pero ciertas regularidades apuntan a la persona colectiva, al homre medio. Así, la observación de la regularidad de las tasas anuales de nacimientos, defunciones, matrimonios, crímenes o suicidios de un país, estimulan la investigación sobre estas semejanzas asombrosas entre las formas de distribución de un gran número de medidas. El astrónoma belga Adolphe Quetelet (1796-1874) ve en estas regularidades una manifestación de un orden divino. Mediante el cálculo de la media de estos valores descubrimos el hombre medio ideal, que posee los atributos (físicos y morales) deseados por el creador.
La causalidad de las distribuciones
La explicación del origen de estas regularidades va a generar diferentes enfoques de la causalidad. Para algunos, la distribución de los atributos de una población se debe al propósito divino de reproducir un modelo perfecto (el caso de Quetelet). Para otros va a ser consecuencia del efecto del entorno material, climático o geográfico (modelo hipocrático e higienista del siglo XVIII). Para los darvinianos (seguidores de Darwin) va a ser la consecuencia de la selección natural y finalmente para los sociólogos del siglo XX, consecuencia del medio social y cultural.
Pearson, las correlaciones y el agnosticismo metodológico
La noción de causalidad va a ser rechazada por los eugenésicos como Karl Pearson, que inventa la noción y el instrumento estadístico de la correlación entre hechos observados. La correlación es un sinónimo de asociación. Es la relación parcial entre dos fenómenos, intermedia entre dos limites, independencia absoluta y dependencia absoluta.
La epistemología de Pearson se opone a la de Quetelet ya que hace hincapié en los individuos y sus variaciones (actualmente diríamos que se interesa más en las medidas de dispersión que de tendencia central) y niega toda realidad de los agregados y las causas primeras (las famosas “causas constantes”).
“Las variaciones son únicamente constatadas, medida por correlaciones para apoyar las propuestas de futuro. Las cuestiones de realidad y de causalidad de los objetos son metafísicas”.
Este agnosticismo metodológico se convertirá en un rasgo definitivo de la práctica estadística y determinara el futuro de “la cultura estadística”. Ello explica la diferenciación actual en el mundo de la Salud Pública y la Epidemiología, tan influida por esta cultura, entre los que, por un lado, están pegados al método (los metodólogos) y se limitan a medir y contar, y, por otro lado, los que son más dados a abstracciones causales y son acusados de “insuficientemente científicos” por filosofar (¿los filósofos?) y relativizan el método.
El problema de la pobreza en la Inglaterra industrial del XIX
La pobreza creciente en la Inglaterra victoriana del siglo XIX estimulara diferentes acercamientos políticos y filosóficos, que a su vez intentarán apoyarse en diferentes medidas estadísticas.
Grabado que representa el sistema de
asistencia social a los pobres («outdoor relief»)
en la Inglaterra del XIX
Francis Galton, primo de Darwin, dirige su atención hacia la diferencia entre los atributos de los individuos, utilizando las leyes de distribución normal y binomial para representar ordenadamente atributos como la estatura o la pertenencia a una clase social. Asimilará, desde este uso estadístico, un valor genético con un valor cívico. El objetivo ya no es encontrar al hombre medio (como Quetelet), sino al hombre ideal. Al fin y al cabo, el hombre medio estadístico no es más que un hombre vil que no quiere pagar sus impuestos ni ir a la guerra. Las herramientas estadísticas tienen como objetivo medir y descomponer el efecto de la herencia. Mediante la eugenesia se seleccionaría los más aptos y se mejoraría la raza. Cualquier política de ayuda a los pobres, a los menos aptos seria rechazada, pues iría en contra de esta labor de mejora de la raza, no solo por la selección natural, sino por una intencionada selección social mediante la “ingeniería” eugenésica.
Karl Pearson también reivindica un mayor poder social para los individuos más competentes, seleccionados por la enseñanza superior, contra la aristocracia bien instalada y conservadora. Será el creador de una red de laboratorios, cuya influencia llega hasta nuestros días: uno de estadística aplicada con su hijo Egon Pearson, otro eugenésico con Ronald Fischer y otro genético con Haldane.
La postura radicalmente contraria la representan el Movimiento de Salud Pública (Public Health Movement), fundado en los trabajos, entre otros, de William Farr (1807-1833). A partir de las herramientas estadísticas para describir agregados como la media de Quetelet, van calculandose supervivencias medias, tasas de mortalidad y esperanzas de vida. Se empieza a comparar estas tasas de mortalidad entre clases sociales y entre cuidades. La publicación de estas diferencias en las tasas de mortalidad general e infantil, permiten hacer ver a la sociedad el efecto de las condiciones de vida (la miseria ligada a la industrialización y el urbanismo anárquicos) de las clases pobres en la salud. La mejora en las tasas de mortalidad tendría que pasar por la mejora de las condiciones ambientales, laborales y de alimentación de estas clases desfavorecidas.
Lo que es más interesante es que ligarán desde el principio la elaboración de esta información a partir de datos sobre defunciones (de los censos parroquiales locales) a la acción pública, a través de la prevención. Establecen una alianza con las autoridades locales (a quienes «estimulan» mediante la publicación de las diferencias en las tasas de mortalidad entre las ciudades) y favorecen la creación de comisiones parlamentarias de estudio, que producen nuevas leyes para abordar el problema creciente de la pobreza.
Las leyes sobre pobres de Inglaterra y Gales. 1835
Otro importante efecto indirecto, será el desarrollo de los instrumentos censales y de las estadísticas sociales a través de la GRO (General Register Office) y su sucesora la OPCS (Office of Population, Census and Surveys). Como ya veremos en otros textos de este blog, sus estudios fueron pioneros en la consolidación de la Epidemiología Social moderna.
Las clasificaciones propuestas de las enfermedades y sus causas («endémicas», «epidémicas» o por otras causas.) van a estar asociados a la acción preventiva o “atenuante” y se desvía de una clasificación científica o clínica, fundada en el examen de casos singulares por el médico preocupado por curar a “su” enfermo. La GRO preparará el transito a una nueva función del estado, de una más autoritaria a la del Welfare State (estado de bienestar) del siglo XX
La imagen de modernidad: Eugenésicos vs. Higienistas
La imagen de modernidad científica de la época esta asociada con el darwinismo que se enfrenta a las ideas conservadoras de la iglesia. Frente al conservadurismo de la aristocracia, surge el reformismo social de los eugenésicos, que tratan de formular leyes generales de la herencia en sus laboratorios por medio de nuevos métodos matemáticos. Forjan alianzas políticas al más alto nivel, merced a su prestigio cómo ciencia moderna. Mientras que la imagen de sus adversarios, los higienistas, ligados al Movimiento de Salud Pública, resulta más anticuada: la asistencia social está todavía relacionada con la caridad, las Iglesias y la tradición conservadora de resistencia a la ciencia y al progreso. Los higienistas además no centran su atención en la búsqueda de instrumentos estadísticos sofisticado.
Por ultimo, la revolución bacteriológica acabará de “tumbar” el prestigio social de los higienistas, al ligarse, en el imaginario colectivo y en la acción política, la lucha contra las enfermedades al descubrimiento del microorganismo responsable, y su erradicación al desarrollo de la tecnología sanitaria, a través del descubrimiento de vacunas o antibióticos. La preocupación por el papel del medioambiente urbano y de las condiciones de vida de las clases pobres, insuficientemente teorizado a través de la teoría miasmática, quedará en niveles marginales de la ciencia y la política.
Solo la aplicación política posterior (exterminios y esterilizaciones selectivas por criterios étnicos, ideologicos, de orientación sexual, de estado de salud, etc) de las elaboraciones filosóficas y científicas del eugenismo en el siglo XX, especialmente por el nazismo y otros “fascismos”, aunque tambien en otro grado por las democracias liberales (no nos olvidemos los recientes escándalos por el descubrimiento de la practica prolongado de esterilizaciones selectivas en países como Suecia, Canadá o los EEUU), y sus criminales consecuencias, contribuirá a despojarles de este velo de “modernidad”.
«Wir stehen nicht allein» (no estamos solos). Cartel de la Alemania Nazi para justificar su ley de esterilización selectiva para mejorar la raza (1933).
Las banderas que aparecen en el cartel indican los países que según esta propaganda nazi tenían legislaciones o prácticas parecidas.Estas prácticas fueron posteriormente confirmadas, descubriéndose su vigencia, incluso durante décadas posteriores al fin de la Segunda Guerra Mundial y en países tan «democráticos» cómo Suecia o EE.UU.
Clasificar y codificar
“El trabajo estadístico pretende mantener unidas cosas en principio singulares, y dotar así de realidad y consistencia objetos más complejos y más amplios. Para la objetivación estadística hace falta un trabajo previo de equivalencia, codificación y clasificación”… que también ésta determinado por el contexto social y político.
Mediante la clasificación delimitamos la variedad de la realidad (definimos clases de equivalencia) y mediante la codificación se atribuye un caso a una clase. En el libro vamos recorriendo la construcción social de diferentes clasificaciones de gran importancia en la Salud Pública, como son la clasificación de profesiones y la clasificación internacional de enfermedades (CIE).
A partir del vínculo entre ambas clasificaciones, aparece la profesión como un factor de riesgo (clasificación de enfermedades profesionales o la nomenclatura de causas de incapacidad laboral). Surgen preguntas fundamentales en cuanto a la codificación del acta de defunción: ¿Quién debe hacer el acta de defunción? ¿Qué tipo de causas registrar (causa inicial, causa concomitante, causa inmediata)?. Y otras preguntas en cuanto a la clasificación: ¿clasificar las enfermedades por causa inicial (principio etiológico) o por el tipo de síntomas y la localización anatómica de la enfermedad (principio topográfico)?
La construcción negociada de una clasificación internacional de las enfermedades muestra como la medicina (y la Salud Pública) se encuentran en tensión permanente entre el tratamiento en singular y el tratamiento general. Sus maneras de observar y generalizar esclarecen numerosos momentos de la práctica estadística: selección de los rasgos pertinentes, constitución de categorías, modelización con miras a la acción. No nos olvidemos que muchos de los estadísticos del siglo XIX eran médicos (Farr, Bertillón)
Modelizar y ajustar. Keynes vs Pearson
Mediante la confluencia de varias areas científicas, cómo la Estadistica y la Economia politica, y el surgimiento de nuevos instrumentos «de medida», sugen los modelos macroeconómicos. “Intentan reducir la complejidad inagotable de la producción y del intercambio de los bienes a un pequeño número de hipótesis simples, comparables a las leyes físicas”.
El libro nos introduce en como “esta construcción fue posible por la confluencia previa de varios factores, desde el desarrollo de nuevos instrumentos estadísticos, como las series temporales, a la necesidad política de intervenir el estado en la situación de crisis económica y social de entreguerras. El creciente interés en los registros sobre renta y contabilidad nacional se inscriben en esta idea de que el estado puede intervenir sobre la economía y tiene una responsabilidad en la reducción del desempleo y las desigualdades. Figuras como Keynes aportarán los instrumentos técnicos y filosóficos necesarios para estas políticas.
En esta época asistimos a interesantes controversias, cómo la que se da entre Kart Pearson y Keynes, a propósito de un estudio del primero intentando demostrar que el alcoholismo de los padres no influye en las aptitudes físicas e intelectuales de los hijos. Se empieza a denunciar el uso del análisis de las correlaciones múltiples sin haber determinado previamente una lista completa de las causas determinantes. También Keynes llama la atención sobre la dificultad de incluir factores determinantes pero no mensurables como las variables psicológicas, políticas o sociales o los estados de confianza.
Despierta sensación de familiaridad y cierta ternura la lectura en el libro de una cita, que nos cuenta cómo Keynes otorgaba más confianza a la intuición que a las cifras que suministraban los estadísticos. Si la cifra no le convenía, la modificaba, y si por casualidad le satisfacía, se asombraba: “¡vaya, habéis dado con la cifra buena!”
Responsabilidad individual o responsabilidad pública
Decíamos al principio que la Salud Pública esta sometida a la tensión entre lo técnico y lo político. El otro eje de tensión es entre lo individual y lo colectivo. “La estadística es una alquimia que ha permitido transformar el azar individual en objetos colectivos estables, susceptibles de ser evaluados y debatidos públicamente. (…) Transforma los actos individuales libres y aleatorios en agregados determinados y estables. (…) Suministra puntos de referencia, objetos transmisibles al debate porque son exteriores a las personas”. Objetos colectivos para la acción colectiva, es decir, para la acción política.
“El calculo de las medias y el examen de las estabilidades formulado por Quetelet hacia 1830, fue un instrumento central en esta transformación. Las cuestiones de higiene publica, epidemiología, delincuencia implican medidas (en el sentido de decisiones) administrativas y políticas, cuya discusión y justificación pueden apoyarse en medidas (en el sentido de cuantificaciones) de los fines a alcanzar y los medios que le son consagrados”.
Merced a la estadística de los accidentes laborales, éstos pasan en el siglo XIX de la responsabilidad individual definida por el código civil a la responsabilidad de la empresa, basada en cálculo de probabilidades y medias. Los sistemas de seguros y protección social están fundados en esta domesticación del azar.
Los debates entre frecuentistas y bayesianos
A través del libro también podemos ver como el actual debate entre frecuentistas y bayesianos tiene mas de 200 años de existencia.
Ya entonces existían dos formas de acercarse al lenguaje de las probabilidades. La primera, llamada subjetiva (o bayesiana), dominante en el siglo XVIII y especialmente en Bayes y Laplace, aborda la probabilidad como un estado mental, una “razón para creer”, una estimación del grado de la confianza que merece una aseveración incierta referida tanto al pasado (por ejemplo, la culpabilidad del acusado), como al futuro.
La segunda, en cambio, llamada objetiva (o frecuentista), ve en la probabilidad un estado de la naturaleza, observable tan solo mediante la reiteración frecuente de un mismo suceso.
El impacto que tienen los trabajos de Quetelet y la generalización del uso de la ley gaussiana dejan los enfoques bayesianos en segundo plano en el siglo XIX. En particular la idea de la “probabilidad a priori”, que implica el razonamiento bayesiano para evaluar la probabilidad de una causa teniendo en cuenta un efecto observado, es rechazad como arbitraria. En el siglo XX las formulaciones probabilísticas solo reaparecen en el momento en que las hipótesis que fundamentan la perspectiva frecuentista (es decir “los grandes números”) son manifiestamente irrealistas. Especialmente con Gosset (llamado Student) y Fisher, que trabajan sobre problemas que implican un numero limitado de observaciones.
Ronald Aylmer Fisher, (17 de febrero de 1890 – 29 de julio de 1962)
Los productos estadísticos se basaron en una u otra visión: test de hipótesis (frecuentista), estimación de parámetros (subjetivo), etc.
Alain Desrosières
Para acabar de «contextualizar», terminaremos con unas notas sobre el autor del libro. Nacido en Lyon, Francia (1940). Se diplomó en la Escuela Politécnica en 1960 y en la Escuela Nacional de Estadística y Administración Económicas (ENSAE) en 1965. En ese mismo año pasó a formar parte del Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos francés (INSEE), para el que ha dirigido numerosas investigaciones y del que todavía es miembro activo. Desde 1973 a 1974 fue redactor jefe de la revista Economie et Statistique del INSEE y de 1983 a 1987 fue director de la Divisón de Estudios Sociales de esta misma entidad.
De entre sus publicaciones, destacan Les catégories socioprofessionnelles (1988), escrita en colaboración con Laurent Thévenot, y La política de los grandes números. Historia de la razón estadística (1993), además de numerosos artículos y ensayos para revistas especializadas como Economie et Statistique, Courrier des Statistiques, Critiques de l’économie politique, Revue Française de Sociologie, La Nouvelle Revue Socialiste, Raisons pratiques, Autrement, Genèses, International Statistical Review…
Actualmente es profesor de historia de la estadística en ENSAE (desde 1992), y responsable de la coordinación estadística y relaciones internacionales del INSEE (desde 2001). También es investigador del Centro de Investigación en Economía y Estadística y participa en las actividades del Grupo de Sociología Política y Moral (École des Hautes Études en Sciences Sociales y CNRS).
Desde 1989 es miembro del Instituto Internacional de Estadística. Si quereis saber más de él o entrar en contacto por e-mail, teneis este enlace:
http://www.koyre.cnrs.fr/article.php3?id_article=284
Espero que estas lineas, hayan sido suficientes para despertar las ganas de leer el libro a algunos/as de vosotros/as. No os arrepentiréis. Si queréis más información sobre el libro, leeros esta reseña:
http://www.melusina.com/rcs_gene/5-001.pdf
Javier Segura del Pozo
Médico salubrista
INTEResANte