13) Más y más preguntas (I).

Modelado informático de la estructura tridimensional de la proinsulina (Imagen generada y cedida por Mario García de Lacoba, CIB-CSIC).

Seguro que antes de leer este blog ya sabías lo que es la insulina, aunque fuera de forma coloquial: “lo que se inyectan los diabéticos”. Este gran avance terapéutico fue posible gracias a los trabajos de Frederick G. Banting, John J. R. MacLeod y Charles H. Best quienes, en el año 1921, lograron aislar una sustancia del páncreas canino que, inyectada en perros diabéticos, controlaba la enfermedad. Este fue un proyecto orientado a resolver un problema clínico, cuyo éxito ha supuesto un enorme avance para la salud humana. Millones de personas tratadas con insulina han mejorado su calidad y sus expectativas de vida. Banting y MacLeod recibieron el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1923.

Pero a pesar de su larga historia, de los casi trescientos mil artículos científicos publicados sobre la insulina, y de su amplio uso, no te creas que se sabe todo sobre esta proteína. Jesse Roth, en los años 80 investigador jefe de la “Diabetes Branch” de los Institutos Nacionales de la Salud de EE.UU., se preguntó si quedaban aspectos cruciales por conocer y que pudieran redundar en el mejor tratamiento de los pacientes. La capacidad de Jesse Roth de cuestionar lo conocido y lo establecido, una actitud consustancial con la investigación, ha llevado a descubrir que la insulina había aparecido evolutivamente mucho antes que el páncreas, siendo, por tanto, su función como hormona pancreática una especialización relativamente reciente en la evolución.

Aún más, el trabajo de nuestro grupo llegó a confirmar que la proinsulina, la molécula precursora, era la forma activa durante el desarrollo embrionario, al menos en el pollo y en el ratón. Si bien se procesa a insulina en el páncreas de forma rápida y efectiva, fuera del páncreas permanece tal cual se sintetiza originalmente. Al ir contra la corriente mayoritaria en el campo de investigación, que considera a la proinsulina como un precursor metabólicamente poco activo de la insulina, hemos tenido que documentar de forma mucho más meticulosa nuestros hallazgos. Y, también, sufrir algunas críticas. Pero la proinsulina está ahí: antes de que el páncreas aparezca en la evolución; antes de que el páncreas aparezca en el desarrollo del embrión; y en varios órganos y tejidos, además del páncreas. Para descubrirlo solo había que no darlo todo por sabido y hacerse nuevas preguntas. Al fin y al cabo la ciencia es más una lista de preguntas, que no de respuestas.  

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