25) Recapitulando.

Aunque el camino sea difícil, pon tu límite en el horizonte.

Hace casi exactamente un año que empecé este blog. A lo largo de él te he ido contando de forma resumida el camino que nos ha llevado de estudiar el desarrollo embrionario de la retina a estar intentando curar una ceguera hereditaria, incurable a día de hoy. Lo primero, un proyecto de pura ciencia básica. Lo segundo, un desarrollo de un medicamento. En estas páginas también he intentado ilustrarte sobre el proceso creativo de la investigación y sobre nuestras motivaciones como científicos. Más importante aún, tomando prestado el título de la biografía de Severo Ochoa, transmitirte un poco de la “Emoción de descubrir”. Espero haberte convencido de que, al menos en mi caso, la emoción que he sentido con mis descubrimientos más básicos en nada es diferente a la que he sentido con cada paso que nos acerca a una posible terapia. Y, aunque he procurado no quejarme demasiado, no podía ignorar la situación de la investigación científica en España.

El camino es largo y, tras casi ocho años y medio de vida de la empresa, aún no vislumbramos el final. Dificultades, muchas, aunque es de destacar que las científicas han sido las menos complicadas de solucionar. ¡Al fin y al cabo, es para lo que estamos formados! Las más difíciles de solucionar, las que han venido del ámbito financiero. Y las insolubles hasta el momento, las que han afectado a la proyección del grupo y al avance de mi carrera. A pesar de ello, como declaré en la primera entrada, “lo volvería a hacer”.

¿Por qué? Porque los pacientes lo necesitan. De hecho, lo necesitamos, de acuerdo con el lema del I Congreso Europeo de Pacientes (2007), “Todos somos pacientes potenciales”. Porque la economía española necesita desarrollar sectores de mayor valor añadido, para que la próxima crisis no sea tan profunda como la actual. No es que ProRetina Therapeutics vaya a elevar el PIB español, pero hay que dar ejemplo, a los jóvenes, a los colegas y, ¡ojalá!, a los políticos. Y porque el desarrollo de una terapia ha resultado un reto científico apasionante.

Al comparar la visión que tenía “desde mi torre de marfil” con lo que he aprendido “al bajar de la misma”, he visto perspectivas que no se observan igual solo desde arriba o desde abajo. ¿Me dejas seguir contándotelas?

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