41) ¡No sin evidencia!

La iniciativa “No sin evidencia*” se gestó en el Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina para protestar por la regulación de los productos homeopáticos por parte de la Agencia Estatal de Medicamentos y Productos Sanitarios.

En mi entrada anterior reivindicaba el papel del pensamiento científico y del pensamiento crítico para evitar la manipulación a la que estamos sometidos por parte de la pseudociencia. Esto también se aplica a otros muchos campos, pero me voy a centrar en la ciencia, que es lo mío.

Seguro que recuerdas alguna situación en la que te hubiese gustado saber un poco más a la hora de tomar una decisión. O en la que te han entrado dudas, viendo o leyendo algún reportaje, sobre si lo que te estaban contando era cierto. El cambio climático, el potencial peligro de las radiaciones electromagnéticas, la efectividad de la homeopatía o de la acupuntura, el supuesto riesgo de las vacunas, etc., son algunos temas, entre muchos otros, que suscitan polémica.

Es imposible que una persona sepa lo suficiente de climatología, física, fisiología, farmacología, inmunología, microbiología, etc., para tener una opinión fundada sobre todos esos asuntos, incluso aunque sea un relevante científico. No, la solución para que no te engañen no está en acumular conocimiento. La solución está en lo que tan bien explicaba Carl Sagan: “La ciencia es más que un simple conjunto de conocimientos: es una manera de pensar”. A esto me refiero cuando hablo de pensamiento científico y pensamiento crítico.

Lo que subyace a dicha “manera de pensar” es la exigencia de que cualquier aseveración, para considerarse científica, tiene que estar apoyada en evidencias conseguidas mediante la aplicación, en lo que sea posible, del método científico. Esto tiene varios aspectos interesantes de desarrollar, pero déjame explicarte para acabar esta entrada el que me parece más relevante y, posiblemente, el menos conocido por la población en general.

Tiene muy poco valor cualquier afirmación apoyada en una evidencia o interpretación aisladas, obtenidas por un único científico o laboratorio, aunque sea premio Nobel. La aseveración va ganando valor y peso científico según otros científicos y laboratorios la van corroborando con nuevas observaciones y, normalmente, matizándola o, con cierta frecuencia, refutándola. Para la ciencia no vale el “a mí me funciona”, sino presentar evidencias de que regularmente funciona.

https://nosinevidencia.wordpress.com/manifiesto/

 

 

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