MÁS INVESTIGACIÓN, MÁS ALARMA, MÁS OPCIONES…

La investigación y los nuevos datos acerca de la famosa gripe aviar no dejan de gotearnos desde todos los medios de comunicación. Jamás en la historia, que yo recuerde, un agente infeccioso que en los últimos 10 años haya causado menos de 100 muertes en humanos (me refiero, lógicamente, al H5N1) y cuya transmisión entre nuestra especie sigue siendo una hipótesis de futuro, ha tenido tan «pendientes» a la mayoría de las personas de los países occidentales. Curiosamente, en los países con mayor incidencia y presencia del H5N1, donde SIDA, Malaria o simplemente el Hambre castigan con dureza, la preocupación por la gripe aviaria parece algo… exótico. ¿Está realmente justificada tanta alarma ante unos… patos con gripe?

Hace unos días, recibía por uno de esos mensajes electrónicos encadenados una curiosa reflexión acerca de la gripe aviaria, el tamiflú y su conexión con algunos altos dirigentes norteamericanos vinculados con empresas farmacéuticas. En dicho «e-milio» se comentaba lo curioso que era el hecho de apostar por un fármaco que todavía estaba lejos de demostrar su eficacia contra la gripe y, lógicamente, mucho menos cuando todavía no había gripe H5N1 humana contra la que luchar. Asimismo, se hacía eco de lo extraño que podía parecer a los ojos de un profano la alarma creada por un virus que en casi 10 años solo había causado poco más de 100 casos en humanos cuando la malaria, por ejemplo, causaba millones. Tras toda esta «puesta en escena mundial» estaría, según el comunicado electrónico, intereses y una gran campaña mundial de marketing de algún que otro miembro de la administración Bush con intereses personales en las compañías farmacéuticas que elaborarían el controvertido antiviral tamiflú…

Bien, personalmente también considero que se está creando un estado exagerado de alerta entre la población occidental sobre el H5N1 aunque, nuevamente, hay que insistir que de momento sigue siendo una cuestión de sanidad animal. El consumo de aves de corral ha descendido en algunos países europeos y la tensión social y mediática que se está produciendo cada vez que aparece un «pájaro» muerto puede llegar a ser preocupante…

Sin embargo, el H5N1 está ahí, evolucionando, mutando como hacen muchos virus con su mismo tipo de material genético. Ha provocado la muerte, directa o indirectamente, de cientos de millones de aves; sobretodo, en países donde la economía precaria obligaba a muchas familias a depender, prácticamente en exclusiva, de dichas aves para su subsistencia. Por ello, además de un problema de sanidad animal, H5N1 se está afianzando como una grave amenaza económica. Todo ello sin descartar que en cualquier momento pegue el tan temido y esperado salto a nuestra especie. Por lo tanto, y sin crear más alarmismo del necesario, la investigación y vigilancia epidemiológica, así como el desarrollo de nuevos posibles agentes antivirales (preventivos o paliativos) seguiría estando justificada.

En este sentido, últimas noticias llegadas desde las mejores revistas científicas del mundo, Science y Nature, nos traen nuevas aportaciones sobre las razones últimas de la incapacidad del virus para transmitirse entre humanos: su tropismo por células del «profundo» sistema respiratorio inferior. El virus no encuentra dianas celulares en las vías respiratorias superiores, desde donde podría pasar, al toser o en aerosoles, de unas personas a otras. De momento, su replicación en humanos se ha centrado en un tipo de neumocito y macrófagos alveolares, dentro de los pulmones. Sin embargo, el panorama podría cambiar; la Conferencia Internacional de Enfermedades Emergentes acaba de comunicar que ya se han desarrollado dos cepas distintas de H5N1 susceptibles de infectar humanos, por lo que aumentan las posibilidades de una adaptación a nuestra especie y, por consiguiente, habrá que tenerlas en cuenta a la hora de elaborar posibles vacunas y fármacos antivirales.

Finalmente, continúa la lucha para determinar las posibles modificaciones genéticas que el virus tendría que sufrir para infectar humanos con éxito y… peligro. Además de los estudios con proteínas virales no estructurales, especialistas del Scripps Research Institute de la Jolla (California) han caracterizado unas secuencias críticas de la proteína Hemaglutinina (la H del H5N1) para la virulencia. Algo que ya se había observado anteriormente empieza a estar, molecularmente, definido… Todo descubrimiento molecular en este sentido constituye una buena noticia… Debemos seguir investigando, sin alarmismos innecesarios, pero sin «bajar la guardia»…

Por cierto… vaya desde aquí mi enhorabuena a Ana Martín Villalba, investigadora del Centro Alemán de Investigaciones Oncológicas (DKFZ) de Heidelberg (donde tuve la suerte de trabajar varios años…) por su fabulosa publicación en Nature Medicine sobre los mecanismos apoptóticos producidos en lesiones medulares, investigación que le ha supuesto el prestigioso premio Paul Ehrlich para jóvenes (menores de 40 años) científicos.

   JAL (CBM)

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