La Biología en la pantalla … o preparar una muestra de microscopio con una probeta de dos litros (II)

Al final de mi entrada anterior dije que, al margen del cine de serie B, había producciones costosas de cine y televisión que podían producir hilaridad a los científicos, o en ocasiones desprecio o incluso cabreo. Entre esta entrada y la siguiente veremos a qué me refería…

 

Hace unos días leía lo que decía Margarita Salas a los medios de comunicación: “¿El cine? Me gusta, pero no la ciencia ficción; no puedo creérmela, está muy lejos de ser ciencia”. Y casi al mismo tiempo el astronauta Edwin «Buzz» Aldrin  culpaba a la CiFi del escaso interés existente en la actualidad por la exploración espacial.

 

Yo creo que ambos comentarios están fuera de contexto: la ciencia ficción no pretende ser ciencia sino entretenimiento, ocio y, eventualmente… especulación, pero siempre dentro del ámbito de la ficción. Vamos, que no es un sucedáneo científico ni un modo de publicación que iría por detrás de la divulgación, los documentales o los libros de texto en cuanto a complejidad pero circunscribiéndose al rigor de la realidad. En absoluto. La ciencia ficción es un subgénero que se incluye dentro de la literatura y el cine fantásticos —dejando a un lado la televisión, el cómic y los videojuegos—, y que a su vez comprende muchos sub-sub-géneros. Y sus límites son fuente de controversia. Los más puristas excluyen, por ejemplo, a Star Wars, que iría dentro de la fantasía; otros, por el contrario, meten en el saco incluso la ufología y otras disciplinas esotéricas varias, aunque esto no es lo común. En cualquier caso ni debe ser creída ni pretende ser ciencia ni tiene por qué interferir con el interés por la exploración espacial. Es mera ficción y, al igual que el resto de los géneros de ficción, tiene unos componentes imaginativos, de evasión, exageración y fantasía considerables.

 

Sin embargo, una parte de la ciencia ficción, aquella que algunos gustan denominar ficción especulativa o de anticipación, sí debería atenerse a cierto rigor científico y mostrar una coherencia científico-tecnológica y/o social. Y es que si queremos que lo que estamos contando “cuele“(el famoso eufemismo de «la suspensión de la incredulidad»), el contexto debe ser lo más verosímil posible, y nada hay más creíble que la propia realidad. Excepto si, como en Matrix, Dark City, Nivel 13, eXistenZ, etc., la propia realidad no existe, claro. Pero en fin, no nos distraigamos, sigamos con lo que estábamos: si se consigue infundir al espectador una sensación de realidad, éste se introducirá en la historia y se sentirá conforme con lo que vea en la película. Es más —y ahora vamos con la literatura—, el autor conseguirá, de vez en cuando, anticiparse o especular de manera acertada. La literatura de CiFi ha anticipado el submarino, las videoconferencias, Internet, el trasplante de órganos, la robótica, las misiones espaciales, la inteligencia artificial, el MP3, la pantalla táctil y tantas y tantas cosas… (aquí hay 1645 ejemplos). No obstante, no las ha inventado, ni ha puesto los cimientos para ello, ni lo pretendía. De hecho es la propia ciencia la que pone las bases para que la ficción se adelante a los hechos.

 

Peeero en el campo de la Biología todo parece entrar más en el terreno de la fantasía que del realismo coherente. Debo dejar de lado las novelas, donde en ocasiones se procura ser más riguroso, aunque casi siempre contando con esos Deus ex Machina intermedios que permiten realizar lo irrealizable o saltarse un paso cuya explicación haría muy latosa la narración. Centrémonos en las pantallas grande y pequeña: ¿alguien recuerda alguna película o serie de televisión en la que hagan un Western Blot o un PCR, o que apliquen un Knock-out o mencionen cualquier otra técnica o método de forma más o menos fiable para fundamentar lo que están haciendo y diciendo? No me refiero a que expliquen con bases científicas correctas de qué va el asunto que desarrollan (que tampoco), me refiero a que de verdad se vea que hacen las cosas como se harían en un laboratorio de Biología Molecular real. Y cuando se intenta es casi peor. Yo he visto a la agente especial Scully sacarse una muestra de sangre y durante la misma noche llevar a cabo todas las técnicas necesarias para identificar un virus alienígena partiendo de cero —y eso incluye todo, desde hacer la PCR, preparar las muestras y montar y correr la electroforesis, hasta hibridar (¿con qué?) y revelar, y en medio hacer sus incubaciones, sus… todo, y sin tener patrones de ese virus alienígena; pero allí salía ella, maravillosa, cargando los pocillos y revelando la autorradiografía al final, antes del amanecer; años 90.

 

Expediente-X

 

¿Y qué me decís de la metodología de Will Smith en Soy Leyenda? Todo parece muy fácil visto así, ¿verdad? Y los que se pasan la vida con la PCR en la boca son los de ReGenesis, serie que a los avezados científicos profesionales recomiendo ver armándose de cierta dosis de tolerancia, ya que por ejemplo da a entender que los editores de Nature y Science están esperando que los investigadores de NORBAC —los mejores del mundo en sus respectivos campos (sic)— les envíen los artículos para publicarlos en el siguiente número de la revista, cosa que ellos hacen a toda prisa, terminando los experimentos momentos antes y firmando individualmente para que salga en la edición de la mañana —y poco después de leer las tesis de tres en tres, y además haciendo labores de campo bajo el fuego de alguna guerrilla del tercer mundo, a ver si aprendemos…—. Al menos en la serie mencionan los plásmidos, cosa que es de agradecer.

ReGenesis 

Sin embargo esto no es de lo peor. De hecho, tanto Expediente X como ReGenesis son series que me gusta recomendar. En la siguiente entrada veremos algunos ejemplos de escenas más o menos comunes que podríamos incluir dentro del montón de series y películas (casi todas) que tienen el dudoso honor de tratar a patadas a la comunidad científica… y no todas se incluirían en la ciencia ficción.

Federico G. Witt

Bioquímico. Administrador de Portal de Ciencia Ficción

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6 comentarios

  1. Estimado compañero,
    quiero iniciar estos comentarios para dos cosillas:

    1. Agradecerte estos elegantes, completos, instructivos y divertidos post. Realmente son una maravilla.

    2. Aportar mi granito de arena…
    Debo decir que ficción o no, rigor o no, hay dos películas que me fastinan (incluso por su contexto científico) y las suelo utilizar para charlas y cineforos:

    – GATTACA, con sus múltiples juegos de palabras simbólicos: la secuencia de insercción del ADN "mejorado", el nombre de la prota, Irene Cassini, con el astrónomo que descubrió Titán… En fin… que aunque una secuencia no se hace, hoy por hoy, en unos milisegundos, no me negarás que de los 20 años que comentaban al principio del proyecto Genoma, a las pocas semanas que ya anuncia una empresa holandesa… algo hemos mejorado… Por cierto, Watson, aunque ni mucho menos es santo de mi devoción, hablaba de esta peli largo y tendido en un libro que también me gustó leer (ADN. El secreto de la vida. Ed. Taurus).

    -Los niños del Brasil. Hace poco hablé de ella con mis alumnos. Teniendo en cuenta que la peli es del 76, es increíble la charla que tiene un científico con el cazanazis, casi al final de la cinta, acerca de la posible clonación humana y los métodos utilizados para ello: NI MÁS NI MENOS QUE LA CLONACIÓN TERAPÉUTICA… Ahí es ná…

    Te invito, querido Fede, a que las comentes, si las has visto. Tu sabio e informado punto de vista será gratificante…
    Un abrazo.
    JAL

  2. Vale, tomo nota. Ambas películas me parecen muy interesantes. Ninguna de ellas se mete en berenjenales científicos, ni falta que les hace, sino que enfocan sus historias hacia las consecuencias sociales y éticas que podrían ser consecuencia de los avances en la genética. Desde luego, es un modo de ir a lo que realmente importa de la historia que se pretende contar sin faltar al rigor de la ciencia.

    De GATTACA sólo diré por adelantado que me toca un poco las narices la moralina, muy americana, por cierto, de "si deseas algo y te esfuerzas mucho mucho, pero mucho mucho por conseguirlo, al final lo conseguirás, por imposible que parezca". Pero es que ninguna película es perfecta 😉

    Este sub-subgénero se llama "biopunk" (el "ciberpunk" ha tenido un par de hermanos que reciben el nombre según su temática, ya he mencionado el "steampunk" en los comentarios del post anterior). La de Los niños del Brasil no caería en este género, ya que no se trata de una antiutopía, pero lo roza.

    Otra muy buena, del estilo de estas dos, que pasó de puntillas por las salas de cine, es una producción inglesa de 2003 que se tituló "Código 46"
    http://www.portal-cifi.com/scifi/content/view/115/43/

    Buenísima.

    Y no podemos olvidar a otras en las que se mezclan varios conceptos, como "12 monos" en los que a la manipulación genética y la antiutopía de turno se une el hecho de la imposibilidad de evitar el destino, o "Minority Report", en la que los "precogs"…

    Pero mejor lo dejamos, que no es cuestión de meter un post dentro de otro.

  3. Como adicto a la ciencia ficción y estudiante de ciencia, puedo decir q lo mejor de ver una peli de ciencia ficción es saber lo suficiente como para descubrir los fallos y asombrar con tus explicaciones a tus a amigos de derecho. ¡Es como ver a Juan Tamariz y saberte todos sus trucos! Pero si la peli es entretenida, ¿qué más da los bulos que metan?

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