Las ciudades libres de publicidad: el ejemplo de París

No sólo cuando hay elecciones políticas se llenan nuestras calles de publicidad. En este blog somos partidarios de la publicidad, de la buena publicidad. Los que vivimos en Madrid, nos hemos dado cuenta de que estos días aparecen nuevos paneles invadiendo nuestro paseo por las aceras: «Ello me miran», reza su eslogan que en breve se convertirá en anuncios de empresas. Lo que aquí se denuncia es la invasión a la que nos somenten. Es, pues, hora de hacer una reflexión y ver como otras ciudades toman ejemplo de lo contrario. Pasen y lean. Pasen y comenten.

El próximo 17 de diciembre se someterá a votación el texto que durante estos últimos cuatro años han estado elaborando conjuntamente representantes del Estado y órganos municipales parisinos con la finalidad de reducir y relegar la publicidad en la villa a lugares concretos. El 60% de los carteles que se ven hoy en la capital francesa podría desaparecer en un par de años.

Algunas de las medidas que pretenden aprobarse afectan al lugar de colocación de la publicidad urbana, como la prohibición de que se haga en el histórico barrio de Montmartre, en las inmediaciones de los centros escolares o en los pilares de los puentes. El reglamento afectará también al tipo de formato y a la disposición de los carteles; por ejemplo, la altura máxima de los mismos será de 7,5 metros y la distancia entre cartel y cartel entre dos edificios será siempre de sesenta metros. Además, plantean la posibilidad de reducir los mupis en un 20%.

La repuesta de los principales anunciantes no se ha hecho esperar: Clear Channel, CBS Outdoor o JCDecaux, según fuentes del diario Le Figaro, habrían ya presentado un recurso administrativo ante la prefectura debido al malestar generado por la situación.


Fuente:
marketingdirecto.com

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10 comentarios

  1. Que envidia. Hay actvidades que no se justifican en si mismas, sino por los margenes en los que se mueven, y desde luego las ciudades espñolas son un ejemplo de marginalidad publicitaria.

    Es una agresión injustificada para los vecinos de Madrid, y una perdida de valor imposible de cuantificar, el deterioro de la imagen de ciudad que suponen los incomodos y pertubadores chirimbolos y asimilados.

  2. Pues no es ninguna tonteria el preoyecto que pretenden llevar a cabo los parisinos. Me parece buena idea controlar en cierta medida la publicidad, ya que nuestras calles están atestadas de publicidad y hay muchas cosas que no se respetan. Esta claro que todas las empresas quieren hacer negocio pero hay que tener en cuenta al ciudadano. Además la calle es un lugar público y por tanto es menester de todos mantenerla limpia y bonita, lo que conlleva a no utilizar todos los huecos para poner publicidad.

    También creo que esto beneficia a los publicistas, ya que actualmente con tanto cartel publicitario no se le presta atención a ninguno, por tanto si hay menos carteles seran más llamativos.

  3. Las grandes ciudades han llegado al colapso publicitario.Y Madrid es un claro ejemplo con esos nuevos "chirimbolos" que el Ayuntamiento está terminando de colocar.Estéticamente feos,arruinan ciertas vistas de la capital.Esta claro que quieren recoger beneficios por donde sea para paliar la ruina económica que el Ayuntamiento tiene,y se acogen a la publicidad para rellenar las arcas municipales.

    Pero pienso que,como París,se debería de legislar normas para evitar este colapso publicitario,aunque también es cierto que se debe hacer pensando en las partes,tanto en el ciudadano como en los publicistas.

    Buena idea que como siempre no surge en España.Tomen nota señores políticos.

    (pablosanz87@hotmail.com)

  4. Creo que es una medida beneficiosa tanto para el ciudadano como para las empresas publicitarias, pues tanta información visual que se nos presenta en la calle, acaban por saturarnos y no decirnos nada.Además la mayoría de la publicidad colocada en las calles no se retira, por lo que el paso del tiempo hace que se deterioren y con ella la ciudad. Es una buena medida colocar la publicidad con más sentido.

  5. Yo estoy estudiando publicidad y por supuesto soy partidaria de ella, pero es cierto que estamos tan saturados de publicidad que no nos fijamos en ella un anuncio tiene que ser muy bueno para que se nos quede grabado en nuestra mente, por lo que me parece bien esa reducción de carteles.Esto será beneficioso para los publicistas porque sus anuncios serán más nombrados y para los consumidores que tendrán menos saturación.

  6. La medida llevada a cabo por los parisinos me parece bien y además creo que es eficaz. Considero que la publicidad está bien pero que el exceso(como en casi todo) no es buena. En el caso de Madrid la publicidad que se ofrece es demasiada y por lo tanto, pasa desapercibida. Pienso que mejor poco y bien que mucho y peor.

  7. Lo de que haya publicidad viene bien a la administración y a los anunciantes que pueden ser visionados por el público. Pero es bueno establecer unos límites, lo que no puede ser es que seamos avasallados y que algunos de estos anuncios lleguen a provocar accidentes de tráfico. Me parece una buena medida el que la rehabilitación de algunos edificios de las ciudades sean financiados por determinadas empresas a cambio de colocar en el tiempo que se desarrolle esa rehabilitación un anuncio tapando la fachada del lugar. Por otro lado la publicidad queda de por vida asociada a determiandos lugares, por ejemplo todo el mundo que va a la puerta del Sol busca el anucio de "Tío Pepe".

  8. Considero que, la medida que se quieren tomar en París con respecto a los soportes exteriores de la publicidad, es bastante adecuada al momento en el que vivimos. Por lo general, la mayoría de las personas están saturadas de tanta información, de tal manera que, esta medida que se pretende imponer, no es sólo una manera de evitar posibles accidentes por distracción, sino también, una manera de proteger a los propios consumidores de toda la información que reciben.

  9. El problema de la publicidad exterior creo que ha sido el no saber ponerse freno. Con tanta cartelería, vallas, pantallas, etc., la publicidad ha llegado a saturarnos. Además, hemos llegado a un punto en el que no se respeta el entorno arquitectónico, y la publicidad "invade" los monumentos. Recuerdo el ejemplo de una pantalla que cubría totalmente una estatua en la calle O´Donell, en Madrid. No digo con esto que la publicidad exterior sea mala, perjudicial, o que moleste. Simplemente digo que hace falta una mayor regulación de ésta. Además, creo que reduciéndola todos saldremos ganando: los mensajes serán más efectivos, al no saturar al receptor, y las ciudades no parecerán auténticos escaparates, detrás de cuyos productos se encuentran escondidos los monumentos.

  10. Lo cierto es que las medidas llevadas a cabo por los parisinos no son ninguna tontería. A pesar de que resulte contradictorio porque estamos estudiando para dedicarnos profesionalmente a ello, la publicidad en las ciudades puede llegar a ser escesiva. A nadie le molestan unos enormes paneles en las autopistas o postes de publicidad en los centros de las calles más concurridas. Sin embargo, apoyo la medida de los franceses de retirar la publicidad de loas cascos antiguos y zonas tan recogidas como Montmartre, que se podía aplicar a muchas ciudades españolas, donde la ciudad está fuera de lugar. Por otro lado, no está mal lo de establecer ciertas medidas como límite papra la publicidad urbana, para que no cause ese feísmo al que muchas veces estamos sometidos.

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