El viaje de Carol (Imanol Uribe, 2002)

Reseña de Álvaro Albert

Es una película sobre la Guerra Civil está vista a través de los ojos de una niña donde  y el conflicto sólo está de fondo. Este tipo de historias, la visión de los adultos a través de los ojos de los niños, tiene una larga tradición en la historia del cine. Despertar a la vida, a la libertad, a la amistad, a las pasiones y envidias de los mayores, es un tema universal.[1]

 

A través de estas palabras nos introduce Imanol Uribe en su octava producción cinematográfica, El viaje de Carol, una obra ambientada en la Guerra Civil Española  que cuenta la historia de Carol, una joven rebelde, despierta y soñadora que llega a la polémica España, aún en guerra, tras haber vivido en Nueva York con su padre. La película está basada en la exitosa novela de Ángel García Roldán que lleva el mismo título.

 

El aclamado director guipuzcoano nació el 28 de febrero de 1950 en San Salvador y desde muy joven comenzó a dar sus primeros pasos en la industria del cine. Inició sus estudios en Madrid, en la Escuela Oficial de Periodismo de Madrid y pocos años más tarde recibió el titulo de Director de la Escuela de Cinematografía de Madrid. A la edad de 25 años ya había fundado la productora Zeppo Films, a los 29 Cobra Films y poco tiempo después, Aiete Films S.A.

 

Bajo este telón comenzaba ya a destacar como un joven entusiasmado director cuyas películas trataron fundamentalmente la situación político-social del País Vasco. La temática general de sus obras sufrió duras criticas por un lado, como El proceso de Burgos, y otras, sin embargo, fueron muy exitosas e industriales como El Rey pasmado. Según recoge el libro “El cine de Imanol Uribe”: No puede decirse, por consiguiente , que la filmografía de Uribe haya pasado desapercibida en el devenir del grueso cinematográfico  la filmografía española que asiste a los últimos compases de transición y que recorre, en medio de las inevitables contradicciones, la década de los años ochenta. [2]

 

Dentro del contexto de la película, nos encontramos a una jovencísima Clara Lago interpretando el papel de Carol, “el bicho raro” que llega al pueblo natal de su madre y será ahí donde conozca a su primer gran amor Tomiche (Juan José Ballesta), un joven rebelde y de padres republicanos con el cual la protagonista iniciará ese viaje, descubriendo los valores de la amistad, la soledad, la valentía y el amor.

Con el viaje de Carol entramos en un universo inédito de la filmografía de Imanol Uribe. Es la primera vez que afronta una película con niños como protagonistas. [3]

A lo largo de la historia, Carol comprende la realidad del momento y poco a poco su personaje madura durante su estancia en el pueblo. Observará muchas actitudes de los personajes que la rodean como su abuelo (Alvaro de Luna), que huye del recuerdo de su mujer, o su madre (María Barranco) que ansía morir en su pueblo natal sin importarle las consecuencias para su hija Carol. Será un camino lleno de experiencias agridulces.

 

Junto con la ayuda del gran Tomiche, Carol tendrá un compañero a lo largo de ese intenso viaje. Un compañero en el que confía y con el que comparte sus inquietudes y  sueños. Y esto es parte fundamental de la historia, ya que la presencia de Tomiche es decisiva para la madurez de la protagonista. Expertos en psicología como Florentino Moreno Martin y Luis Muiño apuntan: La confianza en los otros no sólo no es negativa, sino básica y enormemente gratificante. En el caso de los niños no solo es necesaria para su desarrollo social adecuado, sino que es imprescindible para la construcción de una personalidad sana que permita sentar las bases de la felicidad.[4]

De este modo, Imanol Uribe mira al pasado para mostrarnos una realidad histórica de gran conflicto social, político y humano. El director nos muestra a través de Carol la derrota  del bando vencido. El tema de la guerra se refleja como telón, como fondo de la verdadera historia que prima en esta obra que es el descubrimiento del amor y la amistad, pero también de la maldad y del dolor, de la necesidad del afecto y de la angustia de la ausencia, del vacío y de la pérdida.

 

Inevitablemente, se nos plantean cuestiones acerca del porqué de la película, como en muchas de sus obras donde se abren debates como el encabezado por los autores del libro “El cine de Imanol Uribe”: ¿hasta que punto la obra de Uribe se despliega con una coherencia autoral?¿cuánto pesa la ficción y cuanto el documental, cuánto la reflexión personal y cuánto la enunciación industrial en los diferentes capítulos de su discurso?[5] Cuestiones aún sin resolver que parecen estar vivas dentro de este cineasta.

 

La excelente interpretación de todo el elenco de actores de este film hace que el espectador se sumerja en la profunda historia del personaje principal, de su madurez, llegando a olvidar la temática de la guerra.

 

Uribe crea una obra en la que parece que los niños toman el control y consiguen enternecer al publico de la mano de sus inocentes miradas infantiles. El hilo de esta exposición Amparo Aliaga Sanchis comenta: Ingenuidad que,  si nos fijamos, es tan sólo aparente, pues la mirada infantil está cargada de la intención ideológica del régimen franquista.[6]

 

Una vez que el cine ha alcanzado este nivel de complicidad entre las presencias infantiles y el público se empieza a hablar del llamado “cine con niño”, que es la utilización de los paralelismos para señalar la ideología que representan los niños, que en esta película aparecen ligados a la ideología republicana. Podemos observar como Carol comienza a darse cuenta de la situación del país a través de conversaciones que escucha o de las historias que comparten sus amigos acerca de los fusilamientos y la  “caza” de humanos.

 

Es una fórmula que el director utiliza para conseguir efectivamente que el espectador se sienta “identificado” con ese punto de vista, desde el lado de Carol, en lugar del lado de los franquistas.

 

Y esto lo consigue perfectamente dotando a la protagonista de esa ruptura con las convenciones sociales, que podemos observar a lo largo de toda la película. Por ejemplo, en la manera de vestir de Carol, o cuando acepta hacer la comunión sólo si va vestida de marinero.

 

Como se detalla en el libro “Luces y sombras en el cine de Imanol Uribe”, el director explica como seleccionó el entorno para su película: Fuimos hacia el norte, hacia un lugar donde se pudiera mostrar con cierta dosis de fantasía el mundo arquetípico de los mayores, muchas veces espejo de lo ruin, y la alegría e inocencia de los niños que quieren vivir y disfrutar de sus juegos. He querido hacer una película amable, atractiva de ver, sin acentuar o exagerar las miserias de la guerra.[7]

 

Esta poderosa técnica que se emplea en la película es la que consigue que el centro de atención este centrado en la joven Clara Lago y hace que de algún modo, nos sintamos, pensemos y juzguemos como lo hace ella, a través de esa profunda mirada.

 

En numerosas ocasiones se ha llegado a establecer una comparación entre El viaje de Carol, de Uribe con El laberinto del Fauno (Guillermo del Toro, 2006). Y en efecto, si nos detenemos, observamos como ambas películas anteponen las experiencias de las niñas protagonistas a los temas sociales y políticos, como es la guerra civil. Ambas películas vuelcan subjetividad y nos colocan detrás de las miradas de las jóvenes protagonistas y hacen que veamos las cosas a su manera, desde su perspectiva, hasta el punto de llegar a conectar con el espectador.

Pero estos no son los únicos ejemplos del conocido “cine con niño”: esta modalidad de cine comenzó en los años 50 y 60. Un perfecto ejemplo es el de la joven y exitosa actriz Marisol (Josefa Flores González), protagonista de decenas de películas, entre ellas Tómbola (1962), donde se mostraba la etapa infantil de aquella promesa del cine.

Tómbola es la consagración de Luís Lucia de una formula utilizada en el cine con niños y en el caso de Marisol de una formula utilizada en las dos películas anteriores de la actriz malagueña, son por definición películas amables que lo único que intentan es entretener al publico de la España del momento.[8]

Si nos fijamos bien, en este tipo de películas llamadas populares, se hacen latentes los principales elementos de la sociedad española ya que reflejan los temas relativos a la figura de la iglesia, la importancia del ejercito, la separación de sexos y la autoridad policial

Los historiadores del cine como Miguel A. Pérez Gómez afirman: De entre todos los realizadores españoles fue Luis Lucía el que más empeño puso en el trabajo con niños, de sus manos salieron: Pepito Moratalla, Jaime Blanch, Marisol, Rocío Durcal (Canción de juventud, 1962), Ana Belén (Zampo y yo, 1965) y Nino (Grandes Amigos, 1966). [9]

 

Periodistas, historiadores y cineastas no dudan en calificar esta época de gloriosa, donde el alzamiento de los jóvenes rostros conmovían al espectador. Estos llamados “niños prodigio” forman una parte muy importante del cine español y algunos han caído en el olvido.

Un artículo publicado en el periódico “El Confidencial” apunta: Todos estos actores se merecen tener este espacio y que vuelvan a la actualidad porque han aportado mucho y merecen nuestro reconocimiento.[10]

En definitiva podemos afirmar que a lo largo de la historia del cine los niños han sido protagonistas y transmisores de la realidad que los directores deseaban reflejar. La inocencia infantil enmascaraba la realidad histórica del cruel, injusto y doloroso pasado de España. El viaje de Carol es y ha sido un estereotipo de “cine con niño”. Una obra fundamental sobre la España de posguerra que permitió a Uribe mostrar una estampa de la sociedad mediante la mirada de un niña de doce años. Una sagaz vía de evasión para el espectador adulto del momento.

 

 

Bibliografía

 

AGUILAR, Jose: Los niños prodigio del cine español, T&B, Madrid, 2013.

AGUIRRESAROBE, Javier: Luces y sombras en el cine de IMANOL URIBE, Sociedad General de Autores y Editores; Fundación Autor, Valladolid, 2004.

ALDARONDO, Ricardo; DEVESA, Dolores; MIGUEL GUTIERREZ, Juan, LLINÁS, Francisco; MARÍAS, Miguel; ONAINDIA, Mario; POTES, Alicia; VIDAL ESTEVEZ, Manuel; ZUNZUNEGUI, Santos: El cine de Imanol Uribe, Filmoteca Vasca, San Sebastián, 1994.

GARCIA ROLDAN, Ángel; URIBE, Imanol: El viaje de Carol, Ocho y Medio, Madrid, 2002.

MORENO MARTIN, Florentino; MUIÑO, Luis: El factor humano en la pantalla, Editorial Complutense, Madrid, 2003.

PEREZ GOMEZ, Miguel A: Tómbola como paradigma del cine con niño español, Frame, Madrid, 2010.



[1] El País. 2002. ‘El viaje de Carol’, de Imanol Uribe, aplaudida por el público canadiense. Madrid. Disponible en http://elpais.com/diario/2002/08/28/revistaverano/1030485604_850215.html. Consultado 1 de Abril 2013.

 

[2] ALDARONDO, Ricardo; DEVESA, Dolores; MIGUEL GUTIERREZ, Juan, LLINÁS, Francisco; MARÍAS, Miguel; ONAINDIA, Mario; POTES, Alicia; VIDAL ESTEVEZ, Manuel; ZUNZUNEGUI, Santos: El cine de Imanol Uribe, Filmoteca Vasca, San Sebastián, 1994. Pág. 14.

 

[3] AGUIRRESAROBE, Javier: Luces y sombras en el cine de IMANOL URIBE, Sociedad General de Autores y Editores; Fundación Autor, Valladolid, 2004. Pág. 211.

 

[4] MORENO MARTIN, Florentino; MUIÑO, Luis: El factor humano en la pantalla, Editorial Complutense, Madrid, 2003.

[5] ALDARONDO, Ricardo; DEVESA, Dolores; MIGUEL GUTIERREZ, Juan, LLINÁS, Francisco; MARÍAS, Miguel; ONAINDIA, Mario; POTES, Alicia; VIDAL ESTEVEZ, Manuel; ZUNZUNEGUI, Santos: El cine de Imanol Uribe, Filmoteca Vasca, San Sebastián, 1994. Pág. 14.

 

[6] ALIAGA SANCHIS, Amparo. 2008. La memoria de la guerra civil en El viaje de Carol (Imanol Uribe) y El laberinto del fauno (Guillermo del Toro). Universidad de Valencia, España. Disponible en http://www.ub.edu/ceha-2008/pdfs/09-m01-s01-com_07-aas.pdf. Consultado 15 de Abril 2013.

 

[7] AGUIRRESAROBE, Javier: Luces y sombras en el cine de IMANOL URIBE, Sociedad General de Autores y Editores; Fundación Autor, Valladolid, 2004. Pág. 217.

 

[8] PEREZ GOMEZ, Miguel A: Tómbola como paradigma del cine con niño español, Frame, Madrid, 2010.

 

[9] PEREZ GOMEZ, Miguel A: Tómbola como paradigma del cine con niño español, Frame, Madrid, 2010.

[10] El Confidencial. 2013. Juan José Ballesta o Jorge Sanz, niños prodigio del cine español. Madrid. Disponible en http://www.elconfidencial.com/ultima-hora-en-vivo/2013/03/ballesta-jorge-ninos-prodigio-espanol-20130322-117099.html. Consultado 10 de Abril 2013.

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Un comentario

  1. ¡Hola!

    En el texto que citáis, me refiero a que la ideología franquista está representada por los protagonistas infantiles de las películas de los años 50-60, el llamado «cine con niño», mientras que los personajes de Carol y Ofelia también encarnan principios ideológicos, pero a diferencia del “cine con niño”, se muestran directamente y corresponden a valores republicanos.

    ¡Enhorabuena por vuestro blog!

    ¡¡Saludos!!

    Amparo

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