Las costas españolas

El desastre de las costas españolas

 

Los españoles, o al menos algunos españoles,  seguimos considerando lo que nos rodea, el ambiente en que vivimos. como propiedad particular.

Seguimos en el estadio del animal que ve el mundo como botín, como un recurso a explotar, en vez de contemplarlo como un bien propio para disfrutar.  Hoy día podemos extraer energía sin problemas del Sol, podemos transformarla en la industria, y podemos reducir el cultivo a una cantidad limitada de terreno, El resto de nuestro planeta podemos disfrutarlo sin necesidad de  explotarlo al 100%.

 

Pero no: Es preciso rellenar al máximo, al 100%,  las costas españolas, (ver el artículo: «Fuerte polémica por la compra de suelo litoral por Costas», en www.huelvainformacion.es, del 12 de Noviembre de 2005)  llenando incluso, si nos dejan, el propio mar, e incluso debemos reclamar que el resto de la sociedad nos ayude a pagar la arena que desaparece de las playas: Tenemos que hacer negocio, levantar bloques de pisos para que sus habitantes se entretengan en divertirse de la forma mas animalmente humana posible: Con motos y discotecas ambulantes de 200 db.

 

¿Es realmente necesario hacer dinero deshaciendo las costas, llenándolas de ladrillos y hormigón? ¿No podrían esos empresarios ganar el mismo dinero montando centrales solares y creando fábricas de hidrógeno? O invirtiendo su dinero en empresas de software, plantando árboles para hacer bosques, en industrias limpias, en educación, en tantas cosas que se pueden hacer y que no son especulación inmobiliaria y destrucción de nuestro habitat?

 

Estamos locos, rematadamente locos.

 

Hoy he escuchado, en la radio, 5 minutos de historia de la España del siglo XVII.  La conclusión de esos cinco minutos era que gracias a algunos esforzados marinos España retrasó 60 años la pérdida de sus colonias. Y yo me pregunto, ¿valió la pena? ¿No hubiera sido mejor pactar con ellas acuerdos comerciales  y culturales que hubiesen proporcionado lo mismo sin guerras cruentas y que, finalmente, no trajeron nada real?  ¿No nos ha ido mucho mejor en España en estos últimos 60 años sin guerras ni conquistas de lo que nos fue mientras la preocupación era mantener unas colonias que nos podían dar mucho mas en paz que en guerra?

 

Lo que subyace a estas filosofías de acaparar riquezas destrozando lo que se pueda, es la idea de que la vida existe solo mientras existe la vida individual de cada persona: Es el rechazo del ser humano como un ente individual en un continuo social que se extiende en el espacio y en el tiempo. Es ver como ventaja la supervivencia de hoy en detrimento de la de mañana. A estos empresarios de Huelva que reclaman la libertad total para destrozar aún más el litoral no les interesa ni el presente de esas costas como bien de la humanidad, de ellos mismos incluidos, ni les interesa el futuro de sus hijos y de sus copersonas: Solo están interesados en la perspectiva de negocio, en la oportunidad de hacer un dinero que, hagan lo que hagan, les durará 60 años, como mucho. Quizá mi problema para entender estos comportamientos, los de los políticos incluidos es mi visión de las escalas temporales. Para mi las escalas de micro-segundos son tan válidas e interesantes como las de segundos, horas, años, días, siglos, miles y millones de años. Es una cuestión de ampliar el interés de cada uno de nosotros ampliando así nuestra calidad de vida. Al vivir en todas las escalas vivimos el mismo número de años pero en esos años vivimos muchas vidas. 

 

Vivir solo para mañana no tiene sentido, pero vivir solo para hoy es casi criminal, pues ignora las necesidades de los que vienen con nosotros. Si yo disfruto de mi vida y no dejo nada para el futuro,¿qué sentido ha tenido mi vida? Los placeres se han disipado en el momento que han acabado, las riquezas han permitido el disfrute de unas ventajas efímeras y esa vida ha discurrido como la del papión jefe de la manada  que deja a ésta exactamente igual cuando es destronado que como la encontró él cuando destronó al jefe anterior. En el caso de esos empresarios de Huelva, dejan a sus costas en un estado infinitamente peor que antes de su actuación.

 

¿Es  tan necesario hacer dinero destrozando nuestra propia casa?

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