Las estafas y la vida fácil

Hay el sábado 20 de Mayo (2006) una buena columna de Lucía Méndez en El Mundo (edición impresa) sobre las 40 millones de personas estafadas al haber comprado “El Código da Vinci”. Como novela parece ser horrible, y como película, de muy baja calidad. En España hay unos 350.000 ahorradores estafados mediante el timo de la estampita, alias sellos. En los periódicos se anuncian carreras universitarias para hacer en un año sin esfuerzo.

Algunos  políticos nos estafan cada 4 años, prometiéndonos unas cosas que no cumplen, y haciendo otras que no han propuesto, y viviendo ricamente de nuestros impuestos.  En la clausura de curso reciente en un Colegio Mayor de la Universidad de Madrid, los graduados lo eran en carreras tales como Podología, Masajismo, Deporte, Publicidad.

 

Los seres humanos siempre hemos buscado ser estafados, timados. Lo buscamos porque queremos duros a cuatro pesetas, porque buscamos vivir sin esfuerzo, disfrutar sin trabajo.  Hace ya mucho tiempo que empezó esto de los timos, hace tanto tiempo que hemos perdido la memoria de ello y por tanto seguimos cayendo una y otra vez en la trampa que individuos avispados descubren de nuevo en cada generación o cada 4 años.

Al ser humano se le ha prometido de todo, y el ser humano ha creído casi todo. Empezaron los faraones en Egipto, que lograban  una vida regalada a cambio de conseguir de los “dioses” que el Nilo tuviese la inundación anual y así permitir  a los trabajadores que se rompían el lomo cada día en los campos pagarles por nada. Siguieron los babilonios, y los jefes de Israel, que convencieron a los trabajadores que era bueno pagarles por un futuro tras la muerte.  Y así hasta ahora.  “Madrid va a quedar precioso, paguen ustedes  a las constructoras”. “Si ustedes quieren negocio en Lugo, paguen a los que lo controlan”.  “Les damos dinero a cambio del suyo: Primero me lo dan a mi, luego yo se lo devuelvo a ustedes”.

 

Los libros de Harry Potter se venden como rosquillas, las astrólogas hacen su agosto.

 

La realidad es muy dura: El único dinero real sale de los rayos del sol que caen sobre las plantas que nos alimentan y alimentan a los animales. El único dinero real sale de la Tierra, en forma de energía fósil, de minerales, de arcilla y cemento.

 

De las promesas no sale nada.

 

¿Seguimos apoyando a los estafadores?

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