España eterna: El odio hacia la ciencia

(Publicado tambien en elmundo.es, blog clima)

Se odia la ciencia porque es libre, individual, personal. En España solo se acepta el esquema tribal, 100.ooo personas en el Camp Nou, un millón en EL Rocío, x mil en San Fermín. Las cofradias, las peñas. No se puede crear nada nuevo, todo tiene que ser »según se ha hecho», según las normas. En una asignatura que comparto con ingenieros estos enseñan los alumnos nada más que en qué lugares se pueden encontrar las normas oficiales que se refieren al tema en cuestión. Innovación, ¿en España? Emprendedores ¿en España?

He estado leyendo los comentarios de los lectores de  elmundo.es a un artículo sobre el estrangulamiento de la investigación en España. Puesto que los políticos (incluida la posible corrupción y deriva de dinero público a bolsillos privados, Bárcenas, Gurtel, EREs, Palaus y demás) solo son caja de resonancia de los ciudadanos, es decir, hacen lo que una buena cantidad de ciudadanos querría hacer,  se entiende de maravilla que la Secretaría de Estado de Investigación tenga el mandato de destrozar esa disciplina en España.

Es curioso que hasta los »directores» de los centros de investigación disculpen la destrucción de ésta en España. Un director es alguien que quiere seguir subiendo en la escala política, y las críticas a los bosses son malas para ello. Se saca siempre a colación »las circunstancias económicas», y debo ser muy borde, a pesar de 30 años en ciencia, pero no consigo entender esto de »las circunstancias económicas».  Se han dado unos 160.000 millones a los bancos, tirados al desagüe. Y miles de millones para muchas otras cosas como ¿gastos electorales? y televisiones decuplicadas. ¿No hay 1000 millones para la ciencia?

Desde 1300, por lo menos, los ciudadanos españoles, sin intervalos ni fisuras, han rechazado el estudio y la investigación, salvo los que se referían a preguntas tan interesantes como cuantas almas hay en el infierno, cuanto tiempo se pasa uno en el purgatorio, y cuantos ángeles caben en la cabeza de un alfiler. Hasta un rector de una universidad española, la de Salamanca, elogiaba el interés por la »espiritualidad» rechazando como tarea de menestrales indigna de hidalgos y eclesiásticos el estudio de la materia y la energía.

Al español medio (con maravillosas excepciones) le pasa lo que al autor del Génesis: El cosmos, el mundo, le da para 7 líneas, y jamás se pregunta sobre cómo esta hecho, cómo empezó, cómo funciona. Existe, y vale ya.  Hay preguntas chorras y preguntas realmente importantes cómo las del párrafo anterior.

Cuando una persona que hoy ostenta responsabilidades relativamente importantes (solo relativamente, España es, cómo California, o Florida, uno más de los estados de la Unión) hablaba de hilillos negros refiriéndose al Prestige, o mostraba su rechazo a la realidad del cambio climático (o  a la realidad en general) representaba a millones de españoles para los cuales hay cosas (aún no se sabe cuales), mucho más importantes.

Quizás esas cosas sean la riqueza de España y los españoles. ¿Cómo se consigue esa riqueza?  Estoy leyendo estos días un libro sobre las innovaciones en las guerras europeas: »The military revolution: Military innovation and the rise of the West», de Geoffrey Parker. Deberían leerlo los españoles. Habla de »el ascenso de Occidente» pero podía haber escrito: »y la decadencia española».  En la época de Enrique VIII, el de las Bolenas, y Tomas Moro,  el gobierno inglés invirtió una cierta cantidad de dinero en diseñar cañones ligeros y potentes, y en estudiar cómo se montaban en barcos no muy grandes. La idea era crear una estructura naval flexible, maniobrable y rápida, cómo hizo Temístocles en Atenas frente a la amenaza persa. España no invirtió dinero en innovación y utilizaba grandes y pesados galeones y cañones casi inmanejables. Eso sí, en la Armada Invencible viajaban 180 eclesiásticos, entre sacerdotes y monjes.

La inversión dió resultado. A los ingleses. (Lo mismo pasó luego con Gibraltar, y llevamos 300 años.)

Tras ese desastre España se encerró aún más dentro de sí misma rechazando toda nueva idea, toda apertura de la mente al mundo, todo esquema de innovación mental.  Mientras Holanda e Inglaterra se abrían a todas las nuevas tecnologías, sin miedo, sin rechazo y buscándolas, en España aquellos que trataban de hacer eso eran, quizás no quemados, pero sí denigrados y apestados en la sociedad. Basta con recordar lo que aquí ya he contado (es claro que me repito, pero en esto sigo a Ansón, y su teoría de la gota de agua que horada la piedra) del rechazo al canal del Tajo Lisboa-Toledo.   Así hasta Unamuno.  En el siglo XX ha habido dos renacimientos científicos, y ambos se abortaron cuando empezaban a dar frutos. Uno de ellos, ahora, en 2013.

Lo mismo que hoy falta un objetivo claro para la evolución de España (ahora solo tenemos parches y parches para controlar el déficit de cada día,  ¡vaya un objetivo!) en la historia de España desde 1500 no hemos tenido otro objetivo, cuando ha existido, que »defender la ¿verdadera? (¿cómo se puede probar que es la verdadera?)  religión, hasta en 1945 cuando Alvareda animaba a los jóvenes a investigar ‘para mayor gloria de Dios’.

¿Que dicen los comentaristas del artículo de ElMundo.es que señalo?

»Tanto invertir, ¿para qué nos ha servido?»

»Las universidades son el mayor foco de corrupción de España»

»El dinero de proyectos sirve para viajar»

»Pedir dinero a las empresas …»

»Cuando el Estado invierte en I+D es una ¿escusa? para el electorado…»

»Extraer impuestos para dárselos a los científicos…»

»Los proyectos sirven para ‘pillar’ pasta y contratar a los ‘amiguetes’ …»

»Las publicaciones no suelen valer para nada…..»

…….

Hoy no se defiende la religión frente a la ciencia. Sencillamente se rechaza ésta porque »no sirve para nada, mas que para contratar amiguetes».

Esto de los amiguetes, familiares, etc.  es una constante no solo en los comentarios de ElMundo.es, sino en los propios artículos. Yo llevo toda mi vida en la Universidad  y amiguetes, aquí como en las empresas mas competitivas, en Alemania cómo en los EEUU y en la China.  Es más, he visto como personas de enorme valía eran rechazadas en la universidad por ser familiares de uno o amigas de otro .

Dejando esto aparte, ¿Qué quieren estos comentaristas, y otros millones de ciudadanos que piensan cómo ellos aunque no escriban? Si lo que quieren en una miseria generalizada, pero todos exactamente iguales entre sí (es decir, un mundo de clones del mediocre más mediocre que nunca haya habido), lo demuestran claramente en sus comentarios.

O quizás quieran riqueza para todos. Supongamos esto último.

Empecemos por cómo los holandeses y los ingleses crearon realmente el pool de riqueza que les permitió lanzar el capitalismo.  Antes de 1700, digamos, el ganado duraba en Europa 9 meses. En invierno no podía comer y había que sacrificarlo por San Martín.  Esto era tirar la riqueza por el desagüe.  Los holandeses se dedicaron a experimentar, como experimentaron los primeros agricultores que sacaron a los seres humanos del estadio cazador-recolector.  Dieron con el simple hecho (simple, como casi todos los descubrimientos) de que los nabos podían alimentar al ganado durante el invierno, de manera que éste, en vez de mantenerse en un pequeño número de animales, podía aumentar exponencialmente. Y al experimentar con los nabos, descubrieron la idea de la rotación de cultivos entre cereal, alfalfa y nabos, que permitía producir al menos tres veces más que sin ella. Los ingleses les siguieron y mejoraron el invento.

Con el capital generado por el surplus de producción se incrementó exponencialmente la demanda de tejidos, y los artesanos ingleses descubrieron cómo producir mucho más. Sin el incremento de demanda, Arkwright no hubiese pensado que valía la pena experimentar con su máquina. A partir de aquí se desarrolló la máquina de vapor para mover los telares, y el resto de los descubrimientos que han hecho posible la vida que llevan todos estos que rechazan la investigación; éstos qué, cómo Unamuno, piensan que lo importante es la literatura de la miseria escrita por personas a la luz de una vela con un kilo de pan por todo alimento diario.

España, espiritual, rechazó de plano la idea de los nabos, la alfalfa y la rotación de cultivos hasta bien entrado el siglo XX. Y como con ésto, casi con todo. Eran inventos ‘protestantes’, o ‘materialistas’.

¿Que sugieren los comentaristas,  que parece que quiere el pueblo español? Desde el Génesis, la idea tribal es que las cosas »están ahí». Esta noción la tiene hasta el principal gestor de impuestos de la España de hoy.  Que la riqueza no se crea, sino que se coge de la alacena y se reparte a quien, por no ser amiguete, y sin saber hacer la O con un canuto, tiene derecho (porque la tribu debe repartir lo que tenga por igual) a las sinecuras que cada uno estime oportuno disfrutar, eso sí, sin ser amiguete.

Es preciso fajarse, buscar cada día cosas nuevas, y sobre todo buscar no cosas, sino cada día nuevas formas de actuar, de pensar, ideas que organicen los recursos existentes para sacar el mayor rendimiento de los mismos y sacar el mayor numero de recursos nuevos.

Y esto, señores comentaristas representantes de los ciudadanos, solo se consigue con un trabajo muy duro, de 12 horas 7 días a la semana pensando y experimentando sin parar. Investigando.

Sé que no cambiaremos.

Pero por lo menos que quede descrita la realidad, la realidad de cómo acceder a la riqueza.

La pobreza puede ser agradable: Puede uno pasarse el día entero tumbado debajo del olivo esperando a que le caiga la aceituna en la boca. Pero los olivos se secan, se queman.

Y entonces, ¿qué?

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