Tempus fugit – El tiempo se escapa

Hoy celebramos el, digamos, entierro del año que acaba, y esta noche, en una fiesta similar a la Saturnalia romana, celebraremos el año que empieza.  Hace una semana celebrábamos el solsticio de invierno, el hecho de que sol no sigue desapareciendo del cielo que vemos.  Quien haya visto la película »Nadie quiere la noche» de Isabel Coixet entenderá porque festejamos ese solsticio.

Esta semana es aquella en la que entendemos el tiempo del reloj. Cómo pasa, como huye entre nuestros dedos, como el helio líquido que no puede encerrarse en ningún contenedor pues escapa por todas las rendijas, incluso entre los átomos de la caja.

¿Que es el tiempo? ¿Hay tiempo dentro de una caja hermética, impermeable a las radiaciones electromagnéticas, ondas de radio, luz, hasta a los rayos X, que flota en medio del espacio intergaláctico?

El tiempo es un índice de las interacciones de los entes naturales unos con otros.

Una piedra, puesta debajo de un poro en las rocas que deja caer una gota de agua pura a un ritmo constante, termina con un agujero donde cae la gota.

¿Pasa el tiempo para la piedra?

Conciencia no tiene, pero si el agujero es el adecuado, la piedra termina por romperse en dos, o disolverse si es calcárea.

Cómo digo, el tiempo es un parámetro de medida de las interacciones entre los entes naturales dotados de masa. Los fotones de la luz no experimentan tiempo, salvo que desaparecen al ceder su energía a un electrón dentro de, la celda fotovoltaica que enciende la luz al entrar en la casa, por ejemplo.

El tiempo en la mente es la relación de imágenes grabadas en el cerebro. Yo viví parte de mi infancia en Murcia.  Cuando veo en la mente la imagen del Malecón, o el puente con la imagen de la Fuensanta sobre él,  y al lado la imagen de mi madre, o del hermano Aurelio del colegio de los Maristas, pienso que han pasado años. Me veo a mi mismo cogido con la mano de mis dos hermanos con unos 7 años, volviendo andando del colegio Estudio cerrado (habíamos llegado tarde) en la calle de Oquendo de Madrid hasta la de Mateo Inúrria, y veo en la mente el tranvía que pasaba por esta última calle y sé que han pasado años.

El tiempo de hoy: La coincidencia de una conversación con una noticia con un e-mail con una llamada de teléfono.

Yo  visualizo, de vez en cuando, imágenes de un paseo que di cuando niño, de los escalones de una cortada que escalaba, de las butacas de un cine en Alemania hace 40 años.  El cerebro guarda todas  las sensaciones que recibe desde que empiezan a funcionar los sentidos dentro del útero. Se pueden localizar y extraer, con esfuerzo, pero están ahí y se puede aprender a localizarlas.

El cerebro tiene unos ochenta y seis mil millones de neuronas, y por tanto alrededor de siete mil trillones españoles (millones de millones de millones) de conexiones.  Puesto que cada circuito entre neuronas es una memoria de algo detectado por alguno de los sentidos, o alguna imagen nueva, recombinación de elementos ya grabados, tenemos sitio mas que sobra para memorizar como imágenes grabadas absolutamente todo lo que hemos experimentado desde antes de nacer. Hay personas que en la vejez ven con total claridad imágenes de su infancia. Todos podemos hacerlo.

El tiempo es la coordinación de esas imágenes grabadas. Pero las imágenes deben ser distintas unas de otras.  Deben ser de interacciones cambiantes con lo que nos rodea, cercano o muy lejano, pero interacciones cambiantes.

Experimentos con personas dejadas dos meses dentro de una cueva absolutamente negra y silenciosa muestran la desaparición del tiempo para ellas al desaparecer las múltiples interacciones con el exterior del cerebro.

Son las secuencias interactivas las que están indexadas por la variable que denominamos tiempo. Por eso el tiempo de nuestras mentes va mas deprisa cuando el número de interacciones es alto, o se arrastra lento cuando »no pasa nada».

El tiempo es la variable índice de nuestra interacción con el exterior (nuestra o de la piedra y la gota).  Una gota cada día, o un chorro violento cada segundo.

¿Pena por el tiempo huido? Debemos tener pena si desaparece el tiempo, porque eso quiere decir que no vivimos, que no interaccionamos. Una vida rica es una vida donde el tiempo fluye como el río que cae por la montaña, una vida pobre es aquella en la que el tiempo casi no fluye, en la que no hay interacciones variables, en donde el día entero pasa en la soledad frente a un cuadro inmóvil en la pared, sin libros, sin noticias, sin teléfono, sin visitas.

Mañana empieza de nuevo a fluir el tiempo (aunque no ha parado nunca). Podemos tener un tiempo alegre, o un tiempo triste. ¿Cual elegimos?

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