La revolución que se avecina en la comunicación científica y su ciberinfraestructura

Tenéis que leer el número 3, vol. 3 del CTWatch Quaterlyque salió en agosto. Acabo de descubrirlo y no nos lo podemosperder. Os resumo (y traduzco) parte de su contenido:

Aestas alturas parece ya un hecho probado que la comunicación científica estáinmersa en un tremendo estado de agitación. Esto resulta excitante para algunosy aterrador para otros. Lo que parece menos obvio es qué va a significar estaprofunda transformación para la comunidad científica y el avance de la cienciaen general. Con el objetivo de captar mejor las tendencias y el impactopotencial en estas áreas, este número ha reunido una impresionante constelaciónde nombres punteros en el tema así como importantes voces, y les ha pedido quetraten las cuestiones clave para el futuro de la comunicación científicaderivadas de la intersección de los conceptos de ciberinfraestructura, investigacióncientífica y “Open access”. Todas las señales de cambio son aparentes: lasactitudes están cambiando, los papeles ajustándose, los modelos de negociotrasladándose, y lo que quizás sea más significativo, las conductasindividuales y colectivas están evolucionando, aunque más despacio de loesperado. Cada uno de los autores presenta una variedad de visiones yaproximaciones, algunas consideraciones prácticas y en algunos casos prototiposespecíficos que nos ayudarán a apuntar el camino.

 Comomuestra de lo que váis a encontrar:

 Consu artículo, “Next generation implications of Open Access” Paul Ginsparg nosproporciona una valiosa perspectiva del estado de la cuestión,  siendo uno de los fundadores del movimiento Open Access, habiendoinventado de hecho el concepto de archivo abierto cuando creó, en 1991, ArXiv.

 HerbertVan de Sompel y Carl Lagoze son los creadores del protocolo OAI-PMH. Ahoraestán desarrollando una serie de especificaciones para la interoperabilidad, eldescubrimiento, el uso y la reutilización de las unidades de comunicacióncientífica en la web. La novedad, entre otras, es que esa unidad decomunicación, cuando nos instalamos en el universo digital, ya no son sólo lasrevistas y los artículos; la transmisión del conocimiento se ha extendido yahora incluye también desde datos en bruto hasta datasets completos, desde unsimple párrafo hasta una serie de artículos sobre un concepto específico; ypresentaciones, vídeos, simulaciones, o cualquier otro formato relacionado conla difusión de un concepto dado. Y estas unidades no son estáticas, sino que secomportan como objetos “vivos”, tienen diferentes ubicaciones, se agregan ydesagregan, mantienen relaciones entre sí, son objetos complejos. Absolutamentefascinante.

 Ytambién, como no podía ser menos, está el “inefable” Stevan Harnad (y otros),presentándonos nuevos mecanismos para incentivar la publicación en la web enOpen Access. Y Peter Super, otro “pope” del Open Access (si alguien realmentequiere saber lo que pasa en el mundo entero, cada día, en relación con el OpenAccess, que visite el blog de Peter Suber), nos ofrece una mirada hacia lastendencias que parecen estar favoreciendo la implantación del movimiento.

 Finalmente, está John Wilbanks, presidente de ScienceCommons, una iniciativa de Creative Commons. Los contenidos y los data están ahí,pero no tenemos aún la infraestructura necesaria para compartirlos. ScienceCommons fue creada para afrontar algunos de los impedimentos, como el acceso alos data y materiales experimentales. La experiencia “Neurocommons” nos da unaposible dirección al respecto.

 Yhay otros. Que os aproveche!

Compartir:

Un comentario

Deja un comentario