Fecha
Fuente
El Confidencial
Autor
Jesús Díaz

La NASA desarrolla un tren flotante en la Luna

La NASA cree que este sistema ferroviario lunar —que sería el primero en la historia— es vital para la supervivencia de su primera colonia para la década de los 2030

La NASA está estudiando la posibilidad de construir el primer tren en la Luna, un sistema de transporte totalmente autónomo para conectar edificios de la primera colonia del ser humano en nuestro satélite.

El proyecto se llama FLOAT. Según su creador —el ingeniero del NASA Jet Propulsion Laboratory Ethan Schaler—, FLOAT aspira a ser “el primer sistema ferroviario en la Luna, que proveerá de un método de transporte de mercancías seguro, autónomo y eficiente”. El sistema, afirma Schaller, será crítico para las operaciones diarias de una base lunar sostenible que la NASA planea tener establecida en la década de los 2030.

FLOAT —cuya primera fase ha sido aprobada dentro del programa de conceptos innovadores avanzados de la NASA (NIAC en sus siglas en inglés)— tendrá como objetivo el transporte continuo del regolito lunar extraído por robots mineros así como el transporte de objetos de todo tipo entre los hábitats de la base lunar, las plataformas de aterrizaje y avanzadillas remotas.

Cómo funciona FLOAT

Según Schaler, FLOAT utiliza robots que levitan sobre vías flexibles que pueden desplegarse fácilmente sobre el suelo lunar. Esta vía flexible tendrá tres capas. La primera es de grafito, que permitirá a los robots flotar con facilidad gracias al fenómeno de la levitación diamagnética, una propiedad de algunos materiales que repelen los campos magnéticos observada por Sebald Justinus Brugmans en 1778 y detallada por Michael Faraday casi 100 años más tarde.

La segunda capa genera un flujo electromagnético que, de forma similar al mecanismo de los trenes flotantes maglev, controla el movimiento de los robots de transporte sobre la vía.

Finalmente, la tercera capa situada en la parte superior de la vía flexible son células solares que alimentarán a la vía para generar esos campos electromagnéticos. Esta capa, afirma Schaler, sería opcional porque las vías se podrían alimentar de forma centralizada usando paneles solares o baterías nucleares como la de los 'rovers' Perseverance o Curiosity.

Aunque Schaler no lo menciona en el resumen de su proyecto, es de suponer que estos robots utilizan imanes de neodimio, ya que el grafito pirolítico usado en las vías flexibles repele estos imanes más que ningún otro material a temperatura ambiente. Usar este sistema diamagnético a temperatura ambiente es posible por la baja gravedad lunar. En la Tierra, como sabemos por los trenes maglev japoneses y chinos, es necesario utilizar superconductores enfriados por helio o nitrógeno líquido. Esto sería imposible de poner en marcha en la Luna, por lo menos en las primeras décadas de actividad humana.

La belleza del sistema está en su increíble simplicidad. Primero, no tiene ninguna parte móvil, con lo que su mantenimiento sería casi cero. Después, no habría fricción ni levantaría polvo como sí lo hacen los 'rovers' lunares, ya sean tripulados o autónomos. Y, finalmente, el mapa de las vías podría modificarse fácilmente para adaptarse a la evolución de la colonia lunar. Las vías podrían colocarse directamente sobre el suelo lunar sin apenas modificaciones sobre el terreno.

Vital para la supervivencia en la Luna

Tener un sistema de transporte continuo y seguro, asegura Schaler, será imprescindible para que la base lunar sea posible. Un flujo continuo de regolito, por ejemplo, será necesario para la extracción de sustancias químicas básicas para la supervivencia de la colonia, como el agua, el oxígeno líquido (tanto para respirar como combustible de las naves espaciales) e hidrógeno líquido (también necesario como combustible). El regolito también será un material fundamental para la construcción de hábitats con impresoras 3D como los propuestos por la compañía Icon y el estudio de arquitectura Big.

Aunque es un sistema de levitación magnética que funciona con un concepto similar a los últimos trenes de alta velocidad maglev, sería muy rápido: solo 0,5 metros por segundo o 1,8 kilómetros por hora. Como comparación, la velocidad punta alcanzada por los 'rovers' de las misiones Apolo fue de 12,8 kilómetros a la hora (tampoco para tirar cohetes).

Tampoco podrían llevar cantidades masivas de material. La estimación preliminar apunta a 33 kilogramos por metro cuadrado en cada robot.

Pero la velocidad y el peso por robot de este sistema ferroviario no son importantes para la base. Lo vital es la constancia para tener cientos de robots en movimiento con un flujo continuo de materiales y un bajo coste energético. Schaler afirma que, usando menos de 40 kilovatios al día, la cadena de robots del sistema FLOAT tiene el potencial de transportar cientos de miles de kilogramos de regolito y objetos al día. La verdadera definición de “lento pero seguro”.

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