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El primer cráneo casi intacto de un embrión de saurópodo en 3D revela rasgos faciales inesperados

Estos dinosaurios presentaban un cuerno facial, visión binocular y aperturas nasales tras la eclosión del huevo

Hace 25 años, un equipo de investigadores descubrieron en el yacimiento de Auca Mahuevo (Patagonia argentina) los primeros embriones de dinosaurio en una enorme zona de anidación de dinosaurios titanosáuridos, que vivieron hace 80 millones de años.

Ahora, un trabajo publicado en el último número de Current Biology describe el primer cráneo embrionario casi intacto de un ejemplar de sauropodomorfo, un grupo de dinosaurios caracterizados por un cuello y cola de gran longitud y una pequeña cabeza. De entre ellos, el brontosaurio es el ejemplo más popular. La investigación sugiere que estos animales pudieron contar con rasgos faciales especializados en su etapa de cría que cambiaban cuando se convertían en adultos.

Martin Kundrát, científico principal del artículo y responsable del PaleoBioImaging Lab de la Universidad Pavol Jozef Šafárik (Eslovaquia), asegura que este ejemplar estudiado “representa el primer cráneo embrionario preservado en 3D de un saurópodo sauropodomorfo”.

“El rasgo más destacado es la apariencia de la cabeza, que implica que las crías de dinosaurios gigantes pueden presentar diferencias dependiendo de dónde y cómo vivían en sus primeras etapas de vida”, subraya Kundrát, que no descarta que este cráneo represente una nueva especie de dinosaurio titanosáurido “por las diferencias que presenta en anatomía facial y tamaño respecto a los embriones de saurópodos de Auca Mahuevo”.

El equipo de Kundrát ha usado una innovadora tecnología de tratamiento de imágenes denominada microtomografía sincrotrón, que permite estudiar la estructura interna de los huesos, la dentadura y tejidos blandos.

Gracias a estos escaneos, se han encontrado algunos detalles ocultos del ejemplar, como pequeños dientes preservados en diminutas cavidades de la mandíbula, elementos parcialmente calcificados del cerebro embrionario y posibles restos de músculos temporales de la mandíbula.

De esta manera, los investigadores han podido reconstruir la apariencia más plausible de cómo es el cráneo de los saurópodos antes de la eclosión de su huevo. Estos detalles, según explican los científicos, resultan útiles para realizar taxonomías o comparativas evolutivas entre dinosaurios similares.

Una apariencia alternativa de estos gigantes patagónicos

Este descubrimiento sugiere que los saurópodos podían salir de sus huevos con la ayuda de una especie de prominencia epidérmica. De igual modo, también se evidencia que estos dinosaurios embrionarios usaban el calcio derivado de las cáscaras mucho antes de que estuvieran listos para eclosionar.

Kundrát explica que estos descubrimientos sugieren que los saurópodos tenían una “apariencia alternativa” de la cabeza en su etapa más joven. Así, concluyen que las crías salían del cascarón presentando un cuerno temporal, aberturas retraídas en la nariz y visión binocular temprana. Por otro lado, el trabajo sugiere que los saurópodos jóvenes tenían una cabeza y rostro que se transformaban con su maduración adulta.

Este hallazgos, explica el investigador principal, “revela nuevos aspectos de la vida embrionaria de los dinosaurios herbívoros más grandes que han vivido en nuestro planeta”. Un cuerno facial y visión binocular “son características muy diferentes de lo que esperábamos en dinosaurios titanosáuridos”, agrega.

“Para mí, los huevos de dinosaurio son como cápsulas del tiempo que envían un mensaje del pasado. En este caso, el espécimen nos cuenta una historia de los gigantes de la Patagonia antes de su nacimiento”, concluye el investigador principal.

De exportación ilegal a importante material científico

Este nuevo espécimen de embrión de dinosaurio es, al igual que los embriones descubiertos hace 25 años, de la Patagonia, aunque su origen específico es desconocido debido a que el huevo fue exportado ilegalmente de Argentina y llamó la atención de los investigadores posteriormente.

Cuando Terry Manning, coautor del trabajo, se dio cuenta de la importancia científica y conservación extraordinaria del espécimen, envió de vuelta este fósil a Argentina para realizar estudios adicionales.

Actualmente, el fósil se encuentra conservado por Rodolfo Coria, coautor de este trabajo e investigador de Paleobiología y Geología del Museo Municipal Carmen Funes (Argentina).


Referencia bibliográfica:

Kundrat et al.: "Specialized Craniofacial Anatomy of a Titanosaurian Embryo from Argentina". Current Biology.

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