¿Qué nos hace diferentes?

La clasificación de las especies con arreglo a su historia evolutiva no sólo nos informa de las relaciones de parentesco entre los seres vivos sino que, puesto en su entorno geográfico, nos da pistas sobre cuestiones ecológicas importantes. En este contexto se enmarca un trabajo recientemente publicado por un grupo del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados.

“Si ignoras el nombre de las cosas desaparece también lo que sabes de ellas”. Esta sentencia de Carl von Linné resume su filosofía y la de muchos otros, antes y después de él, que intentaron e intentan todavía sistematizar todas las formas de vida de la Tierra. Linneo puso a punto un sistema de nomenclatura binomial con el que nombrar de forma precisa a los seres vivos, evitando así ambigüedades debidas a distintos nombres regionales del mismo espécimen. Él inició su sistema para animales y, sobre todo, plantas (no hay que olvidar que era botánico) pero también lo sugirió para minerales, aunque en este caso no se ha seguido su método. Además, agrupó las especies en género, familias, órdenes, clases…

 

Sin embargo, no fue Linneo el primero en intentar una clasificación de la vida (hay que recordar que ya Aristóteles lo procuró), ciencia ésta que se denomina Taxonomía y que pertenece a otra más amplia llamada Biología Sistemática. La Biología Sistemática implica una clasificación de las especies con arreglo a su historia evolutiva (filogenia).

 

En principio, nos puede resultar sencillo y hasta aburrido ponernos a clasificar formas de vida pero esta ciencia nos lleva a preguntas que pueden resultar de trascendencia filosófica. Así, la pregunta ¿qué nos hace diferentes?, nos lleva a la definición de especie, algo muy debatido a lo largo de los tiempos y aún en la actualidad. Todos podemos diferenciar a un ratón de un elefante, e incluso a un chimpancé de un humano (pese a que comparten el 99% de su información genética) pero según nos adentramos en el estudio de determinados grupos las diferencias se hacen tan pequeñas que es difícil decidir si se tratan de dos especies distintas o de variantes dentro de una especie.

 

El tema de las especies puede tornarse mucho más difícil en el ámbito de la microbiología debido a que se hace necesario el empleo de técnicas de observación indirecta. No obstante, gracias a los modernos métodos de Biología Molecular, la clasificación no es demasiado complicada a menos que, de nuevo, nos adentremos en pormenores. En este campo de los detalles específicos resulta importante resaltar la cuestión de los “rasgos”. Denominamos rasgo a un detalle, dentro de un microorganismo concreto, que puede ser variable según su localización geográfica y su contexto evolutivo. Estos estudios nos pueden aportar mucha información ecológica como las distintas estrategias de supervivencia o las distintas respuestas a los cambios ambientales (algo que nos puede resultar muy informativo si tenemos en cuenta los tiempos de cambio ambiental que estamos viviendo).

 

De entre los distintos rasgos que se han ido estudiando a nivel microbiológico resulta interesante resaltar la metabolómica, es decir, los metabolitos intermediarios que posee el microorganismo y que definen sus reacciones químicas vitales. En este contexto resulta interesante resaltar el trabajo de R.A. Rosselló-Mora perteneciente al grupo de Microbiología Marina del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados, en colaboración con un grupo de Alicante y otro de Alemania, que, usando técnicas biofísicas de gran resolución, demuestran que determinados rasgos metabólicos de la bacteria cosmopolita Salinibacter ruber se pueden correlacionar con su situación geográfica, llegando a encontrar marcadores característicos de regiones mediterráneas, de las islas Canarias o de los Andes Peruvianos. La importancia radica en el hecho que no fue posible esta diferenciación en el ámbito de estudios genéticos, es decir, que a nivel de ADN los aislados son iguales pero el metabolismo de cada uno posee diferencias, con todo lo que ello implica en ecología.

 

Toda contribución a esta importante cuestión biológica es bienvenida pero si se trata de un grupo español nos satisface aún más.

 

 

Olga Zafra

Centro de Astrobiología (INTA-CSIC)

 

Nota: pincha en «enviar comentario» y en «escuchar» para acceder a unas grabaciones del programa Afectos Matinales de RNE sobre bacterias…

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14 comentarios

  1. Excelente contribución, Olga. Pero ya que hablamos de afán clasificatorio y ómicas, ¿no crees que la metagenómica deja atrás el interés por saber qué organismo tenemos entre manos y atiende más a una sopa de genes de diversa procedencia, para seleccionar aquellos que puedan ser de interés?. Cuando imagino a Craig Venter tomando muestras por los océanos del mundo, lo veo como un pescador de genes y no como un nuevo Linneo…

  2. Hola Matilde.
    Yo tampoco veo a Craig Venter como un moderno Linneo, de hecho creo que él mismo se ve más como un cazador de genes que como un "Linneo", tal y como dices.
    Son contribuciones distintas, las que nos aportan las "ómicas" y la taxonomía, aunque muchas veces van de la mano porque hay multitud de publicaciones en las que se describen estudios metagenómicos junto con estudios de filogenia (normalmente DGGE y secuenciación del rRNA 16S). Aunque actualmente se escucha más de metagenómica, metaproteómica… no creo que se deba descuidar la filogenia y la taxonomía.
    Un abrazo
    Olga

  3. Pues yo os veo como unas snobs faltas de algún hervor madurativo, que se imagiman científicas por emplear palabras como "ómica" o "metagenómica" y que hablan con desenfado de Linneo y sus colegas y epígonos por su "afán clasificatorio". Da la impresión de que estas chicas se olvidan de la historia de la ciencia, una gesta que ha sido tanto más heróica por cuanto que en general ha sido llevada a cabo contra el Poder y el Dogma. El mismo Linneo ignoraba voluntariamente la noción de genealogía porque era "fijista", es decir, creyente; las especies fueron creadas por dios de una vez para siempre según relata el Géneis y punto. Esa circunstancia le impedía tomar en consideración otros enfoques. No en vano era hijo de un vicario luterano y yerno de un Pastor protestante y tuvo que emplear algunas tretas para eludir el destino de clérigo que le tenían reservado. No siempre fué como hoy, donde científicos que innovan en algún sector "de moda" se convierten rápidamente en glorias nacionales. Linneo era tambien hijo de su tiempo y desconocía el concepto de genética y mucho menos del gen codificante y se basaba en criterios estrictamente morfológicos. Aunque al final de su vida tuvo ciertas dudas. Del heroismo de la ciencia dan fé numerosos ejemplos de científicos que padecieron incontables penurias y peligros por accidentes sufridos en la ejecución de ensayos y experimentos: Herschel, Curí, Celsius, Kepler, Vetering, Lamarck…este último, pobre y ciego, convertido en antiejemplo de su propia teoría. En fin, se compagina mal el ánimo científico con la falta de admiración y amor hacia los que nos precedieron. No por haber nacido despues ya somos más listos.

  4. Yo tampoco veo a Craig Venter como un moderno Linneo, de hecho creo que él mismo se ve más como un cazador de genes que como un "Linneo", tal y como dices.
    Son contribuciones distintas, las que nos aportan las "ómicas" y la taxonomía, aunque muchas veces van de la mano porque hay multitud de publicaciones en las que se describen estudios metagenómicos junto con estudios de filogenia (normalmente DGGE y secuenciación del rRNA 16S). Aunque actualmente se escucha más de metagenómica, metaproteómica… no creo que se deba descuidar la filogenia y la taxonomía.

  5. QUE ESTAS PAJINAS SON MUY INTEREASANTES PARA TODOS LOS JOVENES QUE QUEREMOS SABER PARA QUE SALGAMOS DE DUDAS

  6. BUENO PUES MUY BIEN PERO LA VERDAD ESTA ALGO COMPLICADO AUNQUE BIEN JEJE
    ESTA CHIDO

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