Calle sin sol. Rafael Gil, 1948.

Análisis de Rosalía de Santos:

“La calle sin sol”, es una película de 1948, dirigida por Rafael Gil, con guión y argumento de Miguel Mihura. Es la primera vez que trabajan juntos, aunque podría haber sido antes, cuando Mihura quiso que Gil llevara al cine su obra de teatro “El caso de la mujer asesinadita” en 1946. Para el guionista es uno de sus primeros largometrajes, mientras que el director ya había tenido éxito en 1943 con “Eloísa está debajo de un almendro”.

A primera vista, podemos decir que esta obra pertenece al neorrealismo italiano, pero mirando más allá, deducimos que tiene más relación con el realismo poético francés de los años 30. Además tiene un sentido melodramático, con el que consigue dar más dramatismo a la historia, aunque acaba con un final feliz.

En este film, se trata el problema de la extranjería e inmigración, ya que Mauricio es un ciudadano parisino, que se ve obligado a huir. En su huida llega a Barcelona, donde la policía le está buscando y él decide ir a buscar cobijo en un hostal de la ciudad. A lo largo de toda la película, con gran tensión, se intenta descubrir porque huyó de Francia, aunque se piensa que es porque mató a su amante. Pero hasta pocos minutos antes del final –para dar más suspense- no sabemos que es lo que en realidad ocurrió.

En el hostal se hace amigo de Pilar, que le ayuda a hablar español, pese a que se muestra muy reservado. Como no trabaja tiene que abandonar la casa, y es en ese momento, es cuando Pilar se da cuenta de sus sentimientos hacia él. Pero Mauricio vuelve a los pocos días, muy cambiado, como si fuera un señor de clase alta, justo cuando una anciana aparece asesinada en el barrio. En este momento, entra a jugar un papel muy importante de la película, las habladurías y el cotilleo propio de las clases bajas de la sociedad del país, es decir, como no saben porque está en España, presuponen que él es el que ha asesinado a la anciana. Muchos de estos comentarios afectan a Pilar, y empieza a sospechar de él, pero en su foro interno sabe que eso no puede ser posible. De esta manera, podemos darnos cuenta de un mal de la sociedad, el hablar mal de la gente sin conocerles.

En esta película, se presentan a los españoles como la gente buena, que no tienen nada de lo que avergonzarse, y en cambio, los extranjeros son los malos, los que traen los malos sucesos y ellos son los que realizan las malas acciones de las que se tienen que sentir avergonzados. El protagonista viene a España porque se intenta transmitir –otra expresión- la idea de que aquí se puede convertir en un hombre honrado y correcto. Pero al final, descubrimos que él no tiene nada de que avergonzarse, porque Mauricio era una persona conocida y respetada en su país por su trabajo como pintor, y no es el asesino de la anciana.

Otro asunto que trata, es el tema de la infidelidad y los celos, en su forma más extrema de tratarla, ya que Mauricio intentó asesinar a su modelo –amante y madre de su hijo fallecido- pero solo ha hirió, pero pese a todo huye. En esta parte, la censura intervino en el guión, ya que en su lectura previa no aceptó que Mauricio estuviera casado, y Susan –su amante- venía a pedirle el divorcio. Entonces como final alternativo propusieron que fueran amantes, y así Mauricio podía tener su final feliz con Pilar.

También juega un papel importante el tema de no herir los sentimientos de los demás, como lo podemos ver cuando Mauricio se despide de Pilar porque no quiere hacerla daño con las habladurías del barrio, las cuales podrían hundir su reputación también.

Tanto Miguel Mihura como Rafael Gil afirman en este film que las personas más humildes y marginadas de la sociedad también quieren conseguir su propia felicidad y la de las personas que les rodean, aunque para ello tengan que hacer cosas que no están bien vistas; como es el caso de Luis, que mata a la anciana para que su mujer, que estaba muy enferma, pudiera comer algo. Pero para que esta acción no quede sin justicia o sin castigo, Luis confiesa cuando su mujer Elvira muere en un incendio. Todo esto se deja ver en la película, pero sin abandonar las ideologías anticomunistas del guionista.

Al final de la película, ambos protagonistas –Mauricio y Pilar- se reconcilian ya que la reputación de él está limpia otra vez.

En este film, trabajan los mejores actores del momento, como es el caso de Amparo Rivelles (Pilar), que se encuentra en el punto culmine de su carrera artística. Mauricio, interpretado por Antonio Vilar, no destaca tanto debido al mal doblaje cuando habla en francés, y el poco acento francés que tiene cuando habla en castellano.

Otro de los temas que trata, es que la guerra solo ha traído destrucción a todo el mundo, para Mauricio mató a su hijo, y a Pilar le cambió la vida, ya que antes era una señorita con dinero y ahora tiene que estar trabajando con su tío en el hostal.

En toda la trama vemos que todas las acciones tienen que estar justificadas, para bien o para mal. En este último caso, no se quedarán impunes, puesto que los ciudadanos del régimen de Franco en esa época, han de ser ciudadanos ejemplares.

El título de esta película viene dado, por una frase concreta de los diálogos, donde se hace referencia a la calle donde se encuentra el hostal, ya que apenas hay un minuto de luz al día. Pero esto, también podemos identificarlo con la idea de que nuestro destino ya está escrito, y por mucho que se intente cambiarlo, no se puede –como es el caso de la calle, que cambia con el sol, pero cuando se va vuelve a ser igual que siempre-.

“La calle sin sol” es una película considerada como una de las mejores de Rafael Gil y Miguel Mihura trabajando juntos. La obra obtuvo la categoría de “Interés Nacional”, aunque más tarde el público no la recibió de la misma manera y tuvo un discreto resultado en taquilla.

Rosalía de Santos. Mayo, 2010.

Compartir:

Deja un comentario