La bilioteca pública vista por el escritor Antonio Muñoz Molina

Hace unos días, otro de los blogs de MadriMasd que tratan el mundo de los libros, lecturas y bibliotecas: Los futuros del libro, de Joaquín Rodriguez nos invitaba a leer un excelente artículo de Vicente Verdú: ¿Para que tanto leer?, publicado en El País. En realidad, frente a los videojuegos, la televisión e Internet, la lectura no ocupa un lugar importante en la vida de los ciudadanos. Pues, bien, hoy proponemos otro artículo del mismo periódico y de otro escritor que recurre de vez en cuando a las bibliotecas. Se trata de Antonio Muñoz Molina: «De una biblioteca a otra«. Se recomienda a los alumnos la lectura de ambos artículos y una reflexión sobre el libro y las bibliotecas. Desde luego, los de Biblioteconomía y Documentación deberían recitar estos textos como si del Padre Nuestro se tratara. Pasen y lean. Pasen y comenten.

Por Antonio Muñoz Molina

Una biblioteca pública no es sólo un lugar para el conocimiento y el disfrute de los libros: también es uno de los espacios cardinales de la ciudadanía. Es en la biblioteca pública donde el libro manifiesta con plenitud su capacidad de multiplicarse en tantas voces como lectores tengan sus páginas; donde se ve más claro que escribir y leer, dos actos solitarios, lo incluyen a uno sin embargo en una fraternidad que se basa en lo más verdadero y lo más íntimo que hay en cada uno de nosotros y que no tiene límites en el espacio ni en el tiempo.
La lectura, los libros, empezaron siendo privilegio de unos pocos, herramientas de poder y de control de las conciencias. La imprenta, al permitir de pronto la multiplicación casi ilimitada de lo que antes era único y difícil de copiar, hizo estallar desde dentro la ciudadela hermética de las palabras escritas, alentando una revolución que empezó por reconocer en cada uno el derecho soberano a leer la Biblia en su propia lengua y en la intimidad de su casa, sin la mediación autoritaria de una jerarquía. Gentes que leían libros albergaron ideas inusitadas: que el mérito y el talento personal y no el origen distinguían a los seres humanos que todos por igual tenían derecho a la instrucción, a la libertad y a la justicia.
La escuela pública, la biblioteca pública, son el resultado de esas ideas emancipadoras: también son su fundamento. Con egoísmo legítimo uno compra un libro, lo lee, lo lleva consigo, lo guarda en casa, vuelve a leerlo al cabo de un tiempo o ya no lo abre nunca. En la biblioteca pública el mismo libro revive una y otra vez con cada uno de los lectores que lo han elegido, multiplicado tan milagrosamente como los panes y los peces del evangelio: un alimento que nutre y sin embargo no se consume; que forma parte de una vida y luego de otra y siendo el mismo palabra por palabra cambia en la imaginación de cada lector.
En la librería no todos somos iguales; en la biblioteca universitaria el grado de educación y la tarjeta de identidad académica establecen graves limitaciones de acceso; sólo en la biblioteca pública la igualdad en el derecho a los libros se corresponde con la profunda democracia de la literatura, que sólo exige a quien se acerca a ella que sepa leer y sea capaz de prestar una atención intensa a las palabras escritas.
En el reino de la literatura no hay privilegios de nacimiento ni acreditaciones oficiales, ni jerarquías de ninguna clase ante las que haya que bajar la cabeza: nadie tiene la obligación de leer una determinada obra maestra; y no hay libro tan difícil que pueda ser inaccesible para un lector con vocación y constancia. Pomposos catedráticos resultan ser lectores ineptos: cualquier persona con sentido común es capaz de degustar las más delgadas sutilezas de un libro. En el cuarto de trabajo o de estudio con frecuencia uno está demasiado solo: en la biblioteca pública se disfruta un equilibrio perfecto entre el ensimismamiento y la compañía, entre la quietud necesaria para la lectura y la grata conciencia de la vida real que sigue sucediendo a nuestro alrededor.
Los barrios de Nueva York están punteados de sucursales de la gran Biblioteca Pública de la Quinta Avenida. El edificio central tiene una escala imponente: los mármoles, la escalinata, las columnas, los dos grandes leones benévolos. Las bibliotecas de barrio son mucho más modestas en apariencia, pero no esconden menos tesoros, y son igual de acogedoras. La que yo visito casi cada mañana está en una zona de pequeños negocios puertorriqueños, de peluquerías rancias de caballeros, de puestos de frutas del Caribe, de casas de comidas baratas que tienen nombres como La Caridad o La Flor de Mayo. El trámite para hacerse socio dura unos cinco minutos y es gratis. Con su tarjeta uno puede solicitar cualquier libro, disco o película y en unos pocos días le avisarán de que puede ir a recogerlo.
Pero para entrar en la biblioteca y pasarse en ella las horas no hace falta ni siquiera una acreditación, en una ciudad donde hay tantas barreras de seguridad que puede ser tan inhóspita para el que no tiene dinero. A mi alrededor, en las otras mesas de la biblioteca, hay universitarios obsesivos que han venido a estudiar y jubilados que leen tranquilamente el periódico, un chico que mueve la cabeza y los hombros al ritmo de la música que escucha en el iPod mientras sonríe para sí leyendo una novela gráfica, una muchacha asiática sumergida en una biografía de Virginia Wolf, una abuela a la que una empleada le enseña con ilimitada paciencia cómo acceder a su cuenta de correo electrónico en la fila de ordenadores de la sala, una mujer demente que se ha sentado cerca de mí dejando caer sobre la mesa, como si fuera una lápida, un diccionario enorme de psiquiatría.
Yo leo, trabajo, miro el correo, escribo alguna postal, gustosamente solo y a la vez acompañado, mecido por el rumor cauteloso de la gente. Vengo a trabajar en una biblioteca pública y me acuerdo siempre de la primera que conocí, en la que empecé a educarme, tan lejos ahora y tan presente en la memoria, la biblioteca municipal de Úbeda, que descubrí cuando tenía unos doce años. La mirada infantil, como la poesía épica, agranda los lugares, magnifica las cosas: yo nunca había visto salas tan grandes, estanterías llenas de libros que llegaban a los techos, sumergidas parcialmente en una penumbra en la que brillaban con intensidad misteriosa las lámparas bajas sobre las mesas de lectura. En cualquier otro lugar mis deseos y mis aficiones estaban limitados por la falta de dinero: en la biblioteca yo era un potentado. Fuera de allí las cosas pertenecían a alguien, casi siempre a otro: en la biblioteca eran mías y a la vez de todos. No existe mejor escuela de ciudadanía.
Sin aquella biblioteca hoy yo no estaría en ésta. Y como ahora las palabras pueden viajar tan instantáneamente como vuelven a la conciencia las imágenes del pasado remoto, cuando abro el portátil para mirar el correo encuentro un manifiesto en defensa de la biblioteca municipal de Úbeda, dañada por el abandono, por esa idea festera y despilfarradora que tiene cualquier política cultural en España, donde no hay límite para el gasto público a condición de que éste sea superfluo. Cualquier municipio español gasta millones en contratar artistas de moda o alentar paletadas vernáculas: pero en una pequeña biblioteca no hay dinero para comprar libros, y si lo hubiera no quedaría espacio donde mostrarlos; cada vez existirá menos la posibilidad de que alguien encuentre en ella el refugio y la iluminación de los libros; de que un niño fantasioso entre en la biblioteca pública como Simbad en la gruta del tesoro. Pongo mi firma al pie de ese manifiesto de ciudadanos ilustrados y por un momento la lejanía no existe y la mesa de lectura en la que estoy sentado pertenece a aquella biblioteca que no he pisado en tantos años.

Fuente: El País. “Babelia” 3 de mayo de 2008.

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167 comentarios

  1. Es curioso cómo puede hacerte añorar algo que creías no echabas de menos unas palabras escritas, en este caso, en una pantalla. Suelo ir bastante a la biblioteca, pero ahora normalmente voy a la de mi facultad. Sin embargo, me he pasado todo el verano acudiendo a la de mi barrio, mi biblioteca de toda la vida, bien para estudiar, bien para encontrar alguna novela u obra de teatro que devorar. Puede simplemente que me haya recordado a mi casa, bastante lejos ahora, pero resulta gratificante recordar esa compañía silenciosa de esa biblioteca pequeñita que me queda a 10 minutos andando de casa.

  2. No debemos dejar de conducirnos a la democratización de la cultura; no debe ser selecta sino que debe tratar a todos por igual. Bajo esa premisa tan llena de significado y simple a la vez se asientan las bases de la cultura pública. Todos tenemos las mismas oportunidades de crecer para ser grandes por dentro.

    Nos da sensación de seguridad saber que hay alguien ahí dedicado a ordenar y conservar nuestra historia ya que cada pieza es un trozo de ella. En la vida real, puede que no seas un usuario habitual de las bibliotecas públicas pero sabes que, cuando las necesites, estarán ahí. Y muy probable la necesitarás ya sea para probar con una novela o buscar algún libro de temática específica. La riqueza que tiene una biblioteca es su pluralidad y accesibilidad y en manos de cada uno están las ganas de descubrirla.

  3. Hablar de bibliotecas es referirnos a un lugar que acumula toda nuestra cultura y nuestra historia y en definitiva nuestro pasado. Sin embargo no somos conscientes de la importancia y la riqueza que poseen esas salas y no sabemos valorarlas.

    Es muy difícil que hoy en día saquemos tiempo de nuestra vida tan ajetreada para dedicarnos un poco de tiempo y acudir a una biblioteca para disfrutar; únicamente acudimos a ella en momentos de estrés para preparar exámenes, consultar rápidamente libros para un trabajo o meternos en internet.

    Debemos concienciarnos de que una biblioteca es mucho más, es un centro que rebosa saber y cultura y sería muy bueno para todos que empezasemos a descubrir la magia de ellas. Encontrar archivos de lo más curiosos, todo tipo de libros, biografías, revistas y periódicos antiguos y un largo etcétera. Además las bibliotecas han evolucionado junto con la sociedad y actualmente podemos encontrar gran material multimedia como música o películas.

    Saber también que podemos encontrarnos una gran variedad de talleres tanto para adultos como para niños: libro-fórum, animación a la lectura, cuentacuentos…una manera de que los más pequeños comiencen a leer y a ver los libros y las bibliotecas como un medio más de diversión y a su vez que los adultos nos demos cuenta de que pasar una tarde en una biblioteca y disfrutar son conceptos de lo más compatibles.

  4. No voy a hablar de la importancia que tienen las bibliotecas públicas y el beneficio que éstas aportan a la ciudadanía. No voy a decir que este servicio al ciudadano es importantísimo, porque seamos quienes seamos, tenemos libre acceso sin títulos ni dinero al conocimiento, siempre al alcance y gratis.

    Por tanto no voy a hablar de los beneficios aportados, no, eso ya lo hacen escritores como Antonio Muñoz Molina, y muy bien por cierto.

    En una sociedad donde la tendencia es hacia la privatización de todo, no cabe duda que la existencia de un espacio común, público, y de libre acceso a todos los ciudadanos como son las bibliotecas públicas parece una especie en extinción.

    Realmente no le damos el valor que tiene ese espacio lleno de libros y no valoramos que es el máximo exponente de la igualdad de todos los hombres.

    Volvamos a la Edad Media donde la cultura estaba encerrada en las grandes habitaciones de los monasterios y cuidada por monjes que sabían realmente el valor de esos papeles escritos que se esmeraban en copiar. Hoy en el siglo XXI tenemos la gran suerte de tener acceso a esos y otros libros que guardan para nosotros, los lectores, el porqué de lo que somos. Es la cultura al alcance de todos, algo que ha costado muchos siglos conseguir.

  5. Una biblioteca es algo que ha existido desde siempre, desde la biblioteca de Alejandría hasta la, anteriormente nombrada, biblioteca pública de la quinta avenida. Es algo del que no se puede privar a las personas, un lugar de placer en el que puedes encontrar, si buscas, libros que te lleven a mundos inimaginables.

    Por ejemplo, yo soy incapaz de acostarme sin leer aunque sea dos paginas, y los libros de mi casa o no me llaman o no quiero leerlos… ¿de donde saco esa lectura nocturna? De la biblioteca de mi pueblo, no es muy grande tampoco pero tienen mucha voluntad y muchas veces te traen de otros lados los libros que quieres.

    Es por esto que creo que las bibliotecas deberían de existir siempre y de forma gratuita.

  6. A las bibliotecas públicas si que acuden muchísimas personas, pero casi todos estudiantes, que ocupan los puestos de lectura para coger sus apuntes en épocas de exámenes y clavar los codos, en esas épocas, no es raro escuchar a un estudiante decir: “quedamos en la biblioteca” Pero ya estamos dejando de lado una de las características vitales de las bibliotecas, difundir la lectura, poder coger un libro, o una novela y entretenerte. Siempre habrá la típica ama de casa que va a la biblioteca a coger libros de amor, el jubilado que va cada dos semanas porque ya se ha leído los libros que se llevó para matar el tiempo. Pero la gente más joven, los chicos, poco uso hacen de este servicio, sí, si que se llevan a Harry Potter, a Mortadelo… y sobre todo las películas. Cuántas personas habré visto casi todas las semanas en la biblioteca y sólo se llevaban películas, como si no hubiera más estanterías por las que pasearse y sumergirse para encontrar un buen libro.

  7. La biblioteca pública, medio de transporte para que la sabiduría de unos pocos llegue a todos, un sitio que nos

    iguala, nos pone a todos a la misma altura, un sitio donde se está en acompañada soledad disfrutando del ensordecedor

    silencio, del silbido de las páginas al pasar. Es el sitio donde las historias renacen una y otra vez, un sitio que jamás

    debería dejarse morir, debería cuidarse puesto que es el sitio donde se guardan las auténticas razones de porqué somos,

    de cómo somos, un sitio para formarte, para aprender, disfrutar, amueblar tu mente.

    Es vergonzoso el derroche de dinero que se hace en bienes superfluos, gastos que corren del político corrupto de turno,

    el nulo mantenimiento de bibliotecas que han sido cuna de erudición durante años y que ahora solo quedan edificios

    antiguos y molestos para aquel que solo quiere el enriquecimiento material propio para robarnos el enriquecimiento

    cultural a TODOS. La falta de cuidado de las bibliotecas nos afecta a todos. Es algo que por desgracia la mayoria ha olvidado.

  8. Al leer este artículo me he sentido privilegiada de poseer una gran biblioteca pública en mi ciudad y en mi universidad. Me siento identificada con el autor, ya que como estudiante me he pasado horas con mis compañeros y amigos en la biblioteca estudiando, haciendo un trabajo, leyendo un libro o simplemente escuchando música. La motivación que me lleva a ir y creo que es el sentimiento vital de las bibliotecas es verte acompañado por las demás personas que están estudiando como tú, te dan ese empujoncito para seguir con el duro trabajo, poder coger un libro que necesites en cualquier momento y que este a tu alcance tan fácilmente, subir a la sala de ordenadores, ver una película, informarte de los actos culturales que dan en tu ciudad…En fin, creo que la biblioteca pública no debe faltar en ninguna ciudad porque es el centro de saber más accesible para todos los jóvenes y que disponen de los medios suficientes para satisfacer cualquier necesidad cultural, informativa, disciplinar que deseemos.

  9. Con una descripción así, las bibliotecas llegan a perder ese "punto" frío que a veces se identifica con ellas.

    Al abrir las puertas de una biblioteca pasas del mundanal ruido cotidiano, lleno de prisas, "clacsons", frenazos, el metro, el semáforo….. a un mundo en el que todo va a cámara lenta…allí no corre el tiempo…no hay una voz más alta que otra…nadie grita..y yo creo que hasta allí dentro la gente anda más despacio…es como una película, que poco a poco todos debemos ir haciendo más familiar.

  10. Si quieres leer, estudiar o, incluso, evadirte del mundo, vete, sin duda, a una biblioteca pública. En ella podrás encontrar todo esto y mucho más. Yo debo admitir que no empecé a ir a bibliotecas hasta que la necesidad me lo exigió. Si lo vemos desde este punto de vista, me alegro de haber tenido que estudiar tanto en 2º de bachiller, ya que me permitió descubrir las bibliotecas públicas y me convirtió en una visitante asidua de las mismas.

  11. A día de hoy no concibo mi actual vida universitaria, y ya mi pasada vida de colegio sin la biblioteca pública de mi barrio. Convertida en mi segunda casa en épocas de exámenes y en momentos de duda y búsqueda son infinitas las horas y los momentos vividos allí dentro estudiando, leyendo, aprendiendo, decubriendo nuevos mundos e informaciones que nos aportan los libros,hablando, riendo, llorando, haciendo amigos y lo más importante para mí reuniéndome con mis amigos de toda la vida que debido a la elección de caminos diferentes hace que éste seà nuestro lugar de encuentro en ultitud de ocasiones. A parte de ésto creo que muchos de los artículos aquí expuestos están relacionados..que si la gente no lee, que si alquilar libros va a dejar de ser gratuito, si no hay dinero para mantener bibliotecas… creo que como una amiga me dijo esta tarde "el saber nos hace libres" por ello este lugar del que nace conocimiento sin cesar, debe ser más respetado por todos y valorado.

  12. La visión que tiene el escritor a cerca de la biblioteca pública abarca todos los aspectos que en ella podemos encontrar.

    Por mi parte, destacaría la mención que hace sobre la vida del libro en la biblioteca, es cierto que cuando compramos un libro y lo leemos en el fondo es como si muriese, rara vez lo volvemos a consultar. Pero en el caso de la biblioteca, ese ejemplar, sea cual sea, pasa de mano en mano, transmitiendo lo que en su interior lleva escrito, es una forma de que el saber circule y que no quede estancado en ningún momento

    En mi opinión, la biblioteca conforma un vínculo entre los que escriben y los que leen, haciendo que ambos personajes intercambien o puedan intercambier sus papales. Por lo que significa el nexo de conocimiento generación tras generación.

  13. Lo cierto es, que para mi la biblioteca no había existido prácticamente hasta que entre en la universidad, y eso que tenía una en mi colegio. Pero al llegar a la universidad descubres,los que no lo habiamos hecho, que es un lugar muy útil para encontrar libros a la hora de hacer trabajos, y para mucha gente también es un lugar para estudiar sin distracciones (en mi caso esto no es así, porque siempre hay gente cuchicheando, o chicas guapas que pasan delante de mi y no puedo evitar subir la vista).

    Hasta aquí llegaba mi visión de la biblioteca, pero la verdad es que al leer esto me he dado cuenta, que es verdad, si te fijas, que la biblioteca es para mucho más que para estudiar o encontrar libros, siempre hay gente dibujando, o escuchando música mientras lee, o haciendo otras cosas aparte de leer libros. Yo mismo ultimamente he estado yendo para usar los ordenadores y hacer unos trabajos, o mirar mi email, como muchos otros alumnos. Es curioso como hace falta, que alguien te abrá los ojos para descubrir cosas nuevas.

  14. Biblioteca, que hermosa palabra, cuantas reminiscencias se adentran de golpe en mi cabeza al pronunciar o leer esta palabra, y es que la biblioteca supone un sitio para el refugio, el descanso, la compañía y al mismo tiempo la soledad, para concentrarse y desconcentrarse al mismo tiempo…

    Pero sobre todos que grandes momentos me trae en mi mente, sobre todo el primer año en el que empecé a acudir con asiduidad a la biblioteca, tenia 16 o 17 años, no lo recuerdo muy bien,estaba cursando 1º de Bachillerato,y todas las tardes quedábamos a las 5 de la tarde para ir a la biblioteca, y estábamos allí hasta las 9 de la noche, en esas 4 horas estudiábamos, reíamos, hablábamos, susurrábamos y nos comunicábamos entre todos con una simple mirada.Y la verdad, es que la biblioteca hizo estudiar a más de un holgazán, a la vez que nos aportó valores como el compañerismoy la amistad. Nos hizo ver, que juntos estudiábamos más y mejor, que las dudas entre 6 u 8 personas eran menos dudas, y sobre todo nos enseñó, que existían libros que proporcionaban realmente placer al leerlos, lejos de esos tochos de historia o de latín.

    Ahora transcurrido el tiempo, la biblioteca la utilizo más para evadirme, concentrarme, pero sobre todo para adentrarme en cuantas aventuras me tengan preparadas los libros.

    Estoy totalmente de acuerdo con las ideas plasmadas en el texto, la biblioteca es un lugar en el que a la vez estás solo y acompañado, un lugar en el que cada persona lo aprovecha de una manera, y en el qué todos cabemos y tenemos los mismos derechos y deberes, no hay ni más privilegios ni más distinciones, que tener ganas de formar parte de ese mundo tan maravilloso de la biblioteca y que tan bien nos describe Antonio Muñoz Molina

  15. Respeto su opinión, pero no la comparto del todo, pues habla de la igualdad de manera muy drástica.

    En las librerías ¡claro que existe igualdad!. La gente es libre de comprarse un libro o de ir a la biblioteca pública para que se lo presten.

    No hay nada de malo en querer crear tu propia biblioteca en casa, y no por ello, los libros se van a quedar en una esquina, cogiendo polvo, sino que estarán ahí, para poder leerlos siempre que quieras y dejárselos a los más allegados.

    Por otra parte, habla del silencio de la biblioteca como si de un "templo" se tratase. Admito que en época de estudio te anima ver a otros como tú estudiando, pero en muchos momentos reclamas ese pequeño ratito de soledad, que mas bien diría yo de tranquilidad y de calma, y que logra evadirte del ajetreo de la calle, refujiándote a la vez, en un buen libro.

    Afirma que, no hay libro tan difícil que pueda ser inaccesible para un lector con vocación y constancia, y ésto no es así, ya que no son los únicos requisitos para leer un libro, y sino ¡lea El Quijote!.

    Finalmente, comentar la importancia de la imprenta, invento sin el cual, miles de historias hubieran desaparecido a lo largo del tiempo, sin la posiblidad de ser leidas por tantas y tantas personas.

  16. Sin duda alguna, Antonio Muñoz Molina ama la biblioteca y en este texto consigue transmitir ese amor. Estoy de acuerdo con lo que dice este escritor ya que la biblioteca pública es un bien común, que iguala a todos. No sólo nos ofrece un lugar de estudio y tranquilidad, sino el material necesario para enriquecer nuestro conocimiento.

  17. No sé que hubiera sido de mí si en mi infancia no huibiera existido la biblioteca, recuerdo que tardaba 30 minutos andana¡do desde mi casa,pero iba siempre con mis amigos hacer todos los trabajos del mundo,leer infinitos libros…aún recuerdo la película de Farenheit 451º (o algo similar) donde tener libros era un delito,y los bomberos entraban a las casas registrando haber si tenían libros,y luego los unían todos y los quemaban,era una ciudad donde estaba PROHIBIDO LEER LIBROS porque nadie podía ser más culto que otro.Esta película me impacto y por eso creo que es un lujo las bibliotecas de nuestro país donde cualquier persona puede acceder, como Antonio Muñoz dice que la lectura no hay privilegios de personas,es fascinante.

  18. Como bien dice el texto una biblioteca pública no es sólo un lugar para el conocimiento y el disfrute de los libros: también es uno de los espacios cardinales de la ciudadanía. A la biblioteca pública puede acudir cualquier persona sin excepción, es un lugar público y no es necesario pagar para entrar. Para poder utilizar los servicios que se ofrecen tan sólo es necesario tener un carnet que es gratuito y no se tarda más de cinco minutos en hacerlo, pero sin ese carnet también se puede acceder a la biblioteca y pasar allí el tiempo que se quiera observando libros, periódicos o revistas, o incluso estudiar tus propios apuntes. Es verdad que a las bibliotecas actualmente la gente las relaciona con el estudio y, es en épocas de exámenes, cuando más personas acuden a ella buscando un lugar tranquilo, silencioso en el que poder concentrarse en sus estudios, pero en realidad la biblioteca tiene muchos más servicios que la sala de lectura. Quizá se deberían hacer más cosas para que la gente conozca todos los servicios de una biblioteca pública y se conciencien que es necesario conservarlas por todo lo que contienen y porque es un sitio del que todos podemos disfrutar.

  19. Las bibliotecas,esos centros cultrales del saber…

    La verdad es que desde que era pequeña he acudido a la biblioteca.

    Primero iba a la municipal,para dar paso después a la del instituto y finalmente a la de la facultad.

    En ellas siempre es lo mismo,sabes lo que te vas a encontrar y practicamente nunca cambia.Gente leeyendo,otros estudiando,consultando manuales,…todo ello acompañado de un silencio absoluto, a veces roto por la tos de alguien,o por el sonido de las sillas al acercarse a la mesa,…

    Pero la biblioteca es,como dice Antonio Muñoz Molina, el lugar en el que reina la igualdad, no hay distinciones de raza, sexo o cultura, cualquiera puede acceder y formar parte de ella, da igual si eres viejo o joven, rico o pobre, lo importante es que puedes disfrutarla y degustarla poco a poco.

  20. Sinceramente no he sido chica de biblioteca ni de libros, pero este verano tuve la fuerza de voluntad de leer un libro y desde ese momento no paro de leer, así como de informarme en bibliotecas…por eso me parece excelente como este escritor define y describe las bibliotecas públicas, porque son de esa forma cómo deberiamos de verlas, es decir, lugar donde solo nosotros adentrados en nuestra imaginacion somos capaces de traducir un libro a nuestra manera, y como esta especie de "alimento" no se consume (dicho por Antonio Muñoz Molina).

    Sólo este elemento tiene la capacidad de hacer, no unicamente a una sola persona, sino a muchas, el imaginar, crear, vivir y llevar a cabo ideas propias de un libro a la realidad, y aún siendo fantástico la idea de que para cada persona, el contenido es muy diferente.

  21. La biblioteca pública la observo como una sede de recónditas criaturas que se cobijan y se ocultan bajo esos libros llenos de entusiasmadas fantasías y lugares inalcanzables, donde tan solo el ser humano que posa sus frágiles manos en los libros es merecedor de toda historia que en estos libros abunda.

    Un lugar donde los que entran saben disfrutarlo, haciéndoles partícipe de todo lo que allí habita; libros, cultura, talleres, …

    Un mundo donde no hay distinciones de personas ni de valores, donde lo único que importa es la cultura.

  22. Hace poco visité la Biblioteca del Congreso (Library of Congress), de Estados Unidos, situada en Washington DC y fundada en 1800. Distribuida en tres edificios y con más de 138 millones documentos (en 470 idiomas distintos) es la más grande del mundo. Cuenta con veintinueve salas de lectura, una de las cuales es la Sala Hispánica de Lectura. Impresionante, colosal. Aun así me quedo con cualquiera de las tres bibliotecas que hay alrededor de mi casa, por su sencillez, por su familiaridad. Porque en mi biblioteca hay un señor que lleva ahí toda la vida y me conoce por mi nombre, no es un bibliotecario del congreso nombrado por el presidente del país. Por otra parte, que pretendan cobrar el préstamo en las bibliotecas públicas creo que es un retroceso a la antigüedad, donde los libros eran privilegio de unos pocos. No se podría llamar préstamo de libros, seria una venta de libros pero algo más barato que comprarlo en una tienda. La biblioteca pública perdería una parte de lo que significa ser pública, la gratuidad. Y volveríamos a darle la cultura sólo a unos pocos, a los que puedan pagar. Las bibliotecas públicas dan la oportunidad a todos por igual de poder leer libros y revistas, utilizar internet, ver películas y documentales, escuchar música…por el módico precio de cinco minutos de suscripción y una sonrisa a cambio.

  23. Creo que pocas personas pueden definir mejor la vida que hay dentro de una biblioteca. Sobran las palabras para explicar su importancia y lo que a muchos nos aporta. Lo que de verdad me da envidia, es que ojala yo algún día, también pueda tener la mitad de devoción y admiración, saber definir con tantísimo sentimiento mi vocación; el autor demuestra de corazón que su vida no vale nada sin las bibliotecas.

  24. Al entrar en las bibliotecas públicas, los cinco sentidos del ser humano se activan. Con ello me refiero a que dentro de estos lugares(hogares de desarrollo de una parte muy importante de la ciudadanía, como el autor cita), tanto la iluminación que por nuestra vista entra, como los olores peculiares que por allí pululan, los silencios que abundan por las salas de lectura, y el tacto y degustación que sentimos al coger un libro y leerlo, crean en las bibliotecas, de una forma generalizada, un ambiente dentro del cual el hombre puede moverse en todo su ser.

    Si a ello le sumamos la peculiaridad de funcionar como un servicio público, entonces a esos cinco sentidos anteriores podríamos añadirle una cualidad más; algo que podría ser interpretado como un "sexto sentido", este papel lo ocuparía lo que conocemos como empatía. Y ¿por qué referirme a la empatía como un nuevo sentido? pues porque al hablar de algo público, en este caso de las bibliotecas, ese sitio físico dentro del cual nos encontramos debe ser compartido democráticamente por todos… y para ello existen unas normas de comportamiento, por ejemplo el silencio, el ayudar al otro. Y si no sentimos cierta empatía con el que se encuentra a nuestro lado, difícilmente podremos crear un ambiente dentro del cual todos funcionemos por igual. Y creo que es por esto que el autor se refiere a las bibliotecas públicas como un elemento adicional de sustento para la educación ciudadana.

  25. Las bibliotecas en nuestra sociedad están menospreciadas, la mayoría de la gente no sabe valorarlas, no ve la riqueza cultural que poseen. Estos lugares nos ofrecen la posibilidad de pasar un rato agradable leyendo un libro, un periódico, una revista… Además la lectura que se realiza en estos espacios es mucho más placentera, de hecho no existe mejor lugar para disfrutar de un libro que una biblioteca. Estos emplazamientos deberían ser visitados por más personas que cuando descubran sus encantos no dejarán de acudir a ellas.

  26. Biblioteca… lugar de culto… lugar de ocio… santuario para la imaginación… Tan necesaria para unos y tan desconocida por otros muchos… Por este último motivo creo que se debería fomentar el conocimiento de las bibliotecas así como su correcto uso. Para TODOS, estudiantes, tenderos, camareros, empresarios, amas de casa, niños y no tan niños… TÚ que también tienes tu libro en ella esperando. Sin duda es una gran herramienta para formar el alma con fantasía, cultura, curiosidades y todo lo que desees.

  27. Una biblioteca es un lugar mágico, tanto por la gran cantidad de libros de que consta, como por los ordenadores, DVDs… introducidos en los últimos años. En ella parece que el tiempo se detiene, que las personas ya no son aquellas que gritan como locas en las calles, es otra realidad caracterizada por un ambiente de paz, tranquilidad, y conformada por tesoros que nos reportan conocimiento, diversión…

  28. Las bibliotecas públicas no han existido ni han sido siempre así, sino que han sufrido una evolución y un desarrollo de acuerdo con el de la sociedad. Y en este proceso es necesaria la pieza clave, la esencia que las llena y les da sentido: el libro.

    El conocimiento está en cada rincón, entre sus paredes, en cada estante repleto de libros en los que nos aguarda la sabiduría; páginas que se ofrecen a ser descubiertas y exploradas… Pero, por fortuna, no por quien más nivel adquisitivo posee sino por aquel que simplemente lo desee.

    Este lugar nos permite llegar a la cultura, formarnos ya no solo con la ayuda de los libros sino también con otros tipos de soportes como revistas, CD-ROM… Son un centro para trabajar, para formarnos, para reflexionar, para evadirnos, para disfrutar…Una ayuda para crecer como personas.

    Por todo ello es necesaria su conservación y su defensa.

  29. Estoy de acuerdo con las primeras líneas de Muñoz Molina, las bibliotecas son lugares únicos que te aportan algo más que conocimientos ,como pueden ser vivencias, historias… Yo no voy mucho a las bibliotecas, sólo cuando es necesario pero son lugares importantes aunque muchas veces no los tenemos en cuenta y nos olvidamos de ellos y además contiene miles de libros que han pasado por tantas manos como los han elegido y cada uno de esos libros ha conocido una reacción diferente de cada uno de sus lectores.

  30. Leyendo artículos como este, incitan a cualquiera a ir a la biblioteca más cercana y querer vivirla como el autor de este artículo. La biblioteca es algo que podemos visitar y usar siempre que queramos, y al final solo nos acordamos de ella en exámenes y no nos damos cuenta del tesoro que hay en ellas.

  31. No era necesario para mi leer este artículo para descubrir las bibliotecas, pero si me ha hecho recordar los buenos matices que tienen. Desde hace años frecuento la biblioteca de mi barrio y pese a que en principio voy sin ilusión por el hecho de tener que estudiar, siempre encuentro un hueco, una mesa y una silla, donde esta tarea acaba siendo menos ardua de lo que en principio parecía. El silencio reinante, la concentración de los visitantes, hacen de ella un lugar idóneo para el estudio. Si además contamos con la posibilidad de leer los libros que se nos antojen con la única condición de tener un carné, tenemos a nuestro alcance una fuente de cultura de la cual casi ninguno sabemos beber.

  32. De acuerdo con el autor Antonio Muñoz Molina,las bibliotecas están destinadas a la conservación y lectura continua de libros.Este ciclo nunca acaba,ya que son una persona tras otra las que vuelven a leer el mismo libro creando diferentes sensaciones en cada una de ellas.Las bibliotecas públicas nos ofrece una amplia variedad de actividades las cuales fomentan nuestro conocimiento mediante la lectura y/o el estudio.No es un espacio aburrido,sino un lugar dónde puedes enriquecerte continuamente y sin pausa.

  33. Este artículo es una prueba más de la importancia de los libros como grandes soportes del conocimiento y de la necesidad de poder acceder a ellos de forma gratuita y libre (se puede tener acceso a todos los libros de los que disponen las bibliotecas sin estar determinado por el nivel económico o social). Los únicos requisitos son saber leer, comprender lo leído y abrir la mente a nuevas ideas.

  34. Las bibliotecas son los grandes centros del conocimiento gratuito, tan solo por tener un carnet con tu foto, puedes acceder a la mayor parte de los materiales en cualquier formato. Por supuesto, esto no ha sido siempre así; las bibliotecas han sufrido una gran evolución a lo largo de la historia, en la antigüedad, incluso habiendo muy pocas pero interesantes bibliotecas, sólo tenían acceso a ellas unos pocos. Hoy en día deberíamos estar agradecidos por el gran volumen de cultura gratuita a la que tenemos acceso, y por ello, deberíamos valorar e intentar contribuir a su buen funcionamiento y conservación.

  35. Es cierto que vivimos en un mundo de constante progreso tecnológico. Nos modernizamos a pasos agigantados sin ni siquiera enterarnos. Nuestro progreso cultural sin embargo, retrocede en infinidad de ocasiones. El consumismo nos desborda y olvidamos los pequeños placeres de la vida, los lugares que, mereciendo ser considerados tesoros son infravalorados de una manera casi ofensiva.

    En una biblioteca toda la información que te plazca está a tu alcance. Solo con extender el brazo puedes adentrarte en una aventura, conocer el significado de esa palabra que ronda tu cabeza o llorar de emoción ante esa historia que consigue tocar tu "vena sensible".

  36. La primera vez que entre en una biblioteca pública, fue en la más conocida de mi ciudad. Me acuerdo perfectamente de que, aunque no tan impresionante como la descrita en el artículo, si que se encuentra en uno de los edificios antiguos y bonitos de la ciudad. Aquella vez, fui con una amiga para hacer un trabajo. La biblioteca estaba dividida en dos plantas separadas,en la baja estaba la llamada "sección infantil-juvenil" y en la primera planta, se encontraba la de "adultos", que conocí algo más tarde. Me sorprendió la diferencia en el mobiliario y la diferencia de luz y color que había entre ellas, aunque despues lo entendí.

    Este año, mientras preparaba la selectividad, me dí cuenta de la variedad de usos que tienen las bibliotecas y que, aunque es difícil, cada barrio tendría que tener una biblioteca a la que acceder sin limites sus habitantes.

  37. Cuando en nuestra mente aparece la palabra biblioteca, solemos asociarla con un lugar tranquilo, silencioso y en calma, donde habitan cientos de libros a los que se les unen nuevos compañeros como DVD’s y CD’s. Pero no sólo es un lugar donde vive la cultura, que recobra vida cuando se despiertan los libros, sino que se ha convertido en un centro de reunión para muchos que van a estudiar allí. La biblioteca es un lugar de todos y debemos cuidarla. Leer está en tus manos, colaborar en la de todos.

  38. Nosotros, en los tiempos en que vivimos, tenemos la suerte de poder acceder fácilmente a la cultura. Los métodos para hacerlo se han diversificado mucho, especialmente con la aparación de internet.

    A pesar de todo, la biblioteca pública sigue constituyendo el elemento fundamental en la difusión del conocimiento y la cultura,es el epicentro del aprendizaje, que a pesar de todos sus años de historia y de los continuos avances de la tecnología no ha perdido ni una pizca de relevancia.

    Debemos sentirnos agradecidos de tener algo con tanto valor a nuestra disposición, y es deber de todos apreciarla y ayudar en lo que se puede a conservarla.

  39. Letras y lector se unen en los majestuosos palacios de conocimiento, también conocidos como «bibliotecas». Son el vínculo que permite a los curiosos y lectófilos hacerles cosquillas a esos pequeños seres llamados «libros» mientras repasan sus precisos tatuajes con la mirada, todo en una coreografía intelectual en la que las ideas reovlotean dispersas en los folios y acaban posandose en la mente de alguien. Sin embargo, aparte del placer que atribuyo a la lectura, encuentro las bibliotecas demasiado interesantes: nunca sé por dónde empezar. Terminar un libro supone llenarme un poquito más, pero también abrirme un hueco más grande que tengo que rellenar con otras lecturas.

  40. Una biblioteca es mucho más que un local en el que se encuentra un número considerable de libros ordenados de una u otra manera, las bibliotecas son y han sido, el principal medio de propagación cultural.

    Más allá del nivel adquisitivo del lector, más allá de su formación, se encuentra lo realmente relevante, que es, ese interés por los ideales e historias que en ella podemos encontrar.

    El problema radica en la falta de conciencia general de las bibliotecas como base de la educación ciudadana. El fomento de la lectura de carácter público es probablemente la única solución capaz de poner fin a dicho problema. Promovamos la lectura, no permitamos que las historias se apaguen.

  41. Nunca nada como el sepulcral silencio de una biblioteca,tan solo infringido por el seco sonido del paso de las páginas de un libro,nos ha podido decir y contar tanto. Una biblioteca no son un conjunto de pasillos repletos de libros, no es un depósito de obras literarias recogidas a lo largo de la historia, es un centro neurálgico para la cultura de nuestro país, nuestra ciudad o nuestro barrio. Es un punto donde de forma libre y gratuita,podemos disfrutar de un acceso ilimitado a la cultura,que al mismo tiempo se convierte en un centro atemporal donde nosotros podemos disfrutarla, nuestros antepasados la disfrutaron y si nada contrario a la razón lo evita,nuestras futuras generaciones lo podrán disfrutar al completo.

  42. Las bibliotecas públicas son la verdadera plasmación de la democracia, gracias a su capacidad difusora de conocimiento que permite a cada uno de los individuos de las sociedad hilvanar sus propias ideas y manifestarlas libremente.

    De esta manera, si no existiera la posibilidad gratuita y libre de acceder a una biblioteca el hombre quedaría privado de varios derechos legitimos, destacando el derecho a la información y a una educación.

  43. En las palabras de Antonio Muñoz Molina veo reflejada, de una manera sensacional, sentimientos que yo ya había experimentado antes con respecto a las bibliotecas. En especial, tres puntos clave que toca en su artículo me llaman de manera especial la atención por ver en ellos plasmados parte de mis anteriores reflexiones. En primer lugar, el hecho de que los libros, pese a sus comienzos en los que constituían una forma de control y opresión, se convierten en una puerta a la cultura gracias a los cuáles nos volvemos libres. La cultura nos hace libres. Cuanto más sé, más tolerante soy, más puedo opinar y en más redes de relaciones sociales me puedo involucrar. Por otro lado me encanta pensar en la idea de que el libro que yo cojo prestado en una biblioteca ha vivido una y mil historias en manos de las personas más diferentes y que, sin embargo, encuentran en este libro un lugar común. Por último, es la biblioteca pública el lugar que más me ha gustado siempre para trabajar, según el autor “equilibrio perfecto entre el ensimismamiento y la melancolía”, es un lugar en el que, a pesar de estar concentrada y,en cierto modo, marginada en mi trabajo, me siento acompañada.

    Por otro lado, me encuentro en total desacuerdo con las ideas plasmadas por Vicente Verdú en su artículo “¿Para qué tanto leer?”. Con esta afirmación, quizá algo radical, me refiero a que, si bien el artículo de Antonio Muñoz Molina es esperanzador, el de Vicente Verdú invita a un pesimismo absoluto. ¿De verdad pretende que los niños de doce años lean libros sesudos sobre física cuántica en vez de Harry Potter? ¿Es realmente malo leer en el metro o en los ratos libres? ¿Está desapareciendo el “hábitat” en el que el libro es pieza fundamental de la cultura?…Espero que no pretenda más que despertar el sentimiento que yo he experimentado y que me invita a no hacer caso al título de su artículo.

  44. A pesar de las muchas innovaciones tecnológicas que nos permiten estar constantemente informados sin apenas movernos del sofá de casa, pocos sitios con tantos años a sus espaldas mantienen su vigencia como lo hacen las bibliotecas. Pocos sitios más saben aprovechar lo bueno que las nuevas tecnologías, como Internet, pueden ofrecer, sin perder un ápice de su tradición y de su esencia cultural. Pocos lugares permiten aislarnos y concentrarnos dentro de una multitud como lo consiguen las bibliotecas. Sin embargo, lo más importante de las bibliotecas radica en su capacidad para alejarnos de prejuicios, cánones o jerarquías para unirnos bajo una misma meta: empaparnos de cultura y enriquecernos con todo el conocimiento que emana de ellas.

  45. Debemos sentirnos afortunados por vivir en la sociedad en la que vivimos hoy en día.

    Pensar que antes, solo unos pocos podían acceder al saber, solo los privilegiados tenían la oportunidad de leer, de conocer, de aprender… y hoy en día todo el mundo tiene esa posibilidad, solo hay que tener interés, no hace falta nada más. La biblioteca pública es como un reflejo del progreso que estamos sufriendo, cada día tenemos más oportunidades, somos más iguales entre nosotros, somos más libres…

  46. La biblioteca pública es la mejor y más barata agencia de viajes a la que podamos asistir en busca de nuevas vivencias. Nos permite trasladarnos a cualquier lugar, conocerlo, adentrarnos en su mundo…¡Y sin gastar un solo euro! Y dada la variedad de ofertas, muchas veces no sabemos por cual decantarnos y volvemos a casa con varios billetes, todos reutilizables por nosotros mismos o por miles de personas más.

  47. Leyendo el artículo me he dado cuenta del sentimiento que tengo por mi biblioteca, y digo "mi" biblioteca, porque yo la he hecho mía. Allí he llorado y he reido con los distintos libros que leía. Pero, sobretodo, he aprendido, no solo de los libros de consulta, sino de aquellos que venían a consultarlos. Es el lugar donde voy para escapar de mis problemas. En definitiva mi biblioteca es, en algun sentido, mi casa.

  48. Es increíble como algo tan aparentemente sencillo como un lugar público y lleno de libros despierta sentimientos que, descritos con asombrosa minuciosidad, pueden conmover hasta al menos lector de los no lectores.

    Cuando al pasar por delante de la biblioteca pública días después, aquel que tenía el concepto aburrido y monótono de la biblioteca, se acuerda de ese artículo que tan peculiar le resultó y decide entrar para curiosear por azar acerca de lo que había leído, se produce ese momento, ese segundo en el que las palabras cobran vida gracias a la pluma de su autor y, decididas, toman el poder para preservar el templo de su eterna vida, la biblioteca pública.

  49. La biblioteca pública es un espacio donde nos reunimos con el saber, pero también con nosotros mismos. Ese silencio sepulcral te deja abrir la mente y conocerte un poco más; y todo ello de forma gratuita.

    Nunca es tarde para entrar en una biblioteca, nunca te prohibirán el paso porque la biblioteca no entiende de edades, sexos o procedencias.

  50. Tal y como muestra el artículo una Biblioteca Pública no sólo ofrece el préstamo de libros, discos, etc. sino que también se trata de un hogar dónde poder desarrollar nuestros conocimientos ya sea por educación escolar o por propio disfrute de uno mismo. Por todo ello, las Bibliotecas Públicas merecen el apoyo de cada ciudadano.

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