La bilioteca pública vista por el escritor Antonio Muñoz Molina

Hace unos días, otro de los blogs de MadriMasd que tratan el mundo de los libros, lecturas y bibliotecas: Los futuros del libro, de Joaquín Rodriguez nos invitaba a leer un excelente artículo de Vicente Verdú: ¿Para que tanto leer?, publicado en El País. En realidad, frente a los videojuegos, la televisión e Internet, la lectura no ocupa un lugar importante en la vida de los ciudadanos. Pues, bien, hoy proponemos otro artículo del mismo periódico y de otro escritor que recurre de vez en cuando a las bibliotecas. Se trata de Antonio Muñoz Molina: «De una biblioteca a otra«. Se recomienda a los alumnos la lectura de ambos artículos y una reflexión sobre el libro y las bibliotecas. Desde luego, los de Biblioteconomía y Documentación deberían recitar estos textos como si del Padre Nuestro se tratara. Pasen y lean. Pasen y comenten.

Por Antonio Muñoz Molina

Una biblioteca pública no es sólo un lugar para el conocimiento y el disfrute de los libros: también es uno de los espacios cardinales de la ciudadanía. Es en la biblioteca pública donde el libro manifiesta con plenitud su capacidad de multiplicarse en tantas voces como lectores tengan sus páginas; donde se ve más claro que escribir y leer, dos actos solitarios, lo incluyen a uno sin embargo en una fraternidad que se basa en lo más verdadero y lo más íntimo que hay en cada uno de nosotros y que no tiene límites en el espacio ni en el tiempo.
La lectura, los libros, empezaron siendo privilegio de unos pocos, herramientas de poder y de control de las conciencias. La imprenta, al permitir de pronto la multiplicación casi ilimitada de lo que antes era único y difícil de copiar, hizo estallar desde dentro la ciudadela hermética de las palabras escritas, alentando una revolución que empezó por reconocer en cada uno el derecho soberano a leer la Biblia en su propia lengua y en la intimidad de su casa, sin la mediación autoritaria de una jerarquía. Gentes que leían libros albergaron ideas inusitadas: que el mérito y el talento personal y no el origen distinguían a los seres humanos que todos por igual tenían derecho a la instrucción, a la libertad y a la justicia.
La escuela pública, la biblioteca pública, son el resultado de esas ideas emancipadoras: también son su fundamento. Con egoísmo legítimo uno compra un libro, lo lee, lo lleva consigo, lo guarda en casa, vuelve a leerlo al cabo de un tiempo o ya no lo abre nunca. En la biblioteca pública el mismo libro revive una y otra vez con cada uno de los lectores que lo han elegido, multiplicado tan milagrosamente como los panes y los peces del evangelio: un alimento que nutre y sin embargo no se consume; que forma parte de una vida y luego de otra y siendo el mismo palabra por palabra cambia en la imaginación de cada lector.
En la librería no todos somos iguales; en la biblioteca universitaria el grado de educación y la tarjeta de identidad académica establecen graves limitaciones de acceso; sólo en la biblioteca pública la igualdad en el derecho a los libros se corresponde con la profunda democracia de la literatura, que sólo exige a quien se acerca a ella que sepa leer y sea capaz de prestar una atención intensa a las palabras escritas.
En el reino de la literatura no hay privilegios de nacimiento ni acreditaciones oficiales, ni jerarquías de ninguna clase ante las que haya que bajar la cabeza: nadie tiene la obligación de leer una determinada obra maestra; y no hay libro tan difícil que pueda ser inaccesible para un lector con vocación y constancia. Pomposos catedráticos resultan ser lectores ineptos: cualquier persona con sentido común es capaz de degustar las más delgadas sutilezas de un libro. En el cuarto de trabajo o de estudio con frecuencia uno está demasiado solo: en la biblioteca pública se disfruta un equilibrio perfecto entre el ensimismamiento y la compañía, entre la quietud necesaria para la lectura y la grata conciencia de la vida real que sigue sucediendo a nuestro alrededor.
Los barrios de Nueva York están punteados de sucursales de la gran Biblioteca Pública de la Quinta Avenida. El edificio central tiene una escala imponente: los mármoles, la escalinata, las columnas, los dos grandes leones benévolos. Las bibliotecas de barrio son mucho más modestas en apariencia, pero no esconden menos tesoros, y son igual de acogedoras. La que yo visito casi cada mañana está en una zona de pequeños negocios puertorriqueños, de peluquerías rancias de caballeros, de puestos de frutas del Caribe, de casas de comidas baratas que tienen nombres como La Caridad o La Flor de Mayo. El trámite para hacerse socio dura unos cinco minutos y es gratis. Con su tarjeta uno puede solicitar cualquier libro, disco o película y en unos pocos días le avisarán de que puede ir a recogerlo.
Pero para entrar en la biblioteca y pasarse en ella las horas no hace falta ni siquiera una acreditación, en una ciudad donde hay tantas barreras de seguridad que puede ser tan inhóspita para el que no tiene dinero. A mi alrededor, en las otras mesas de la biblioteca, hay universitarios obsesivos que han venido a estudiar y jubilados que leen tranquilamente el periódico, un chico que mueve la cabeza y los hombros al ritmo de la música que escucha en el iPod mientras sonríe para sí leyendo una novela gráfica, una muchacha asiática sumergida en una biografía de Virginia Wolf, una abuela a la que una empleada le enseña con ilimitada paciencia cómo acceder a su cuenta de correo electrónico en la fila de ordenadores de la sala, una mujer demente que se ha sentado cerca de mí dejando caer sobre la mesa, como si fuera una lápida, un diccionario enorme de psiquiatría.
Yo leo, trabajo, miro el correo, escribo alguna postal, gustosamente solo y a la vez acompañado, mecido por el rumor cauteloso de la gente. Vengo a trabajar en una biblioteca pública y me acuerdo siempre de la primera que conocí, en la que empecé a educarme, tan lejos ahora y tan presente en la memoria, la biblioteca municipal de Úbeda, que descubrí cuando tenía unos doce años. La mirada infantil, como la poesía épica, agranda los lugares, magnifica las cosas: yo nunca había visto salas tan grandes, estanterías llenas de libros que llegaban a los techos, sumergidas parcialmente en una penumbra en la que brillaban con intensidad misteriosa las lámparas bajas sobre las mesas de lectura. En cualquier otro lugar mis deseos y mis aficiones estaban limitados por la falta de dinero: en la biblioteca yo era un potentado. Fuera de allí las cosas pertenecían a alguien, casi siempre a otro: en la biblioteca eran mías y a la vez de todos. No existe mejor escuela de ciudadanía.
Sin aquella biblioteca hoy yo no estaría en ésta. Y como ahora las palabras pueden viajar tan instantáneamente como vuelven a la conciencia las imágenes del pasado remoto, cuando abro el portátil para mirar el correo encuentro un manifiesto en defensa de la biblioteca municipal de Úbeda, dañada por el abandono, por esa idea festera y despilfarradora que tiene cualquier política cultural en España, donde no hay límite para el gasto público a condición de que éste sea superfluo. Cualquier municipio español gasta millones en contratar artistas de moda o alentar paletadas vernáculas: pero en una pequeña biblioteca no hay dinero para comprar libros, y si lo hubiera no quedaría espacio donde mostrarlos; cada vez existirá menos la posibilidad de que alguien encuentre en ella el refugio y la iluminación de los libros; de que un niño fantasioso entre en la biblioteca pública como Simbad en la gruta del tesoro. Pongo mi firma al pie de ese manifiesto de ciudadanos ilustrados y por un momento la lejanía no existe y la mesa de lectura en la que estoy sentado pertenece a aquella biblioteca que no he pisado en tantos años.

Fuente: El País. “Babelia” 3 de mayo de 2008.

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167 comentarios

  1. Expresar con palabras lo que significa para un alumno de biblioteconomía y documentación que es una biblioteca es difícil de definir.

    Uno de los mejores recuerdos que guardo de mi infancia, es recordar los viernes por la tarde mi visita a la biblioteca municipal de mi ciudad.

    Aún esta en mi memoria conversaciones con la señora bibliotecaria que me recomendaba libros infantiles para leer (la colección del pequeño vampiro, puck …) fueron libros que me marcaron y que en cierta medida me han hecho ser la persona que ahora soy.

    Por eso me decidí a estudiar esta carrera en su día, porque la biblioteca es uno de los lugares mas entrañables que uno puede encontrarse en nuestras ciudades, generalmente tan ruidosas y donde el tiempo transcurre tan deprisa. Aquí parece que el tiempo se detiene y somos libres para sumergirnos en la lectura, sea del tema que sea.

    Para concluir, solo destacar que por todo esto y mucho más se deberían invertir en conservar un espacio que para muchos es maravilloso.

  2. Lo más cierto de este artículo es que en la biblioteca cabe de todo, empezando por los libros que hay como por las personas que allí trabajan, pasando por los que la visitan.

    Tantas historias humanas reales como imaginarias en cuatro paredes, entre pasillos y estanterías. Pero eso no significa que lo que describe el autor sea lo mismo que podemos decir nosotros sobre las bibliotecas. Además las hay de todo tipo, algunas hasta resultan acogedoras y otras un tanto tenebrosas por su grandeza (esta vez por su tamaño y no por su contenido, que también es grande.)

    El mérito que para mí tiene una biblioteca es tener una colección enorme de libros, de los cuales puedes escoger el que quieras, y sí, es un lugar muy tranquilo, pero a veces yo prefiero un parque (el centro del Retiro, por ejemplo, donde no se oye a la civilización).

    Es por ello, que el valor de la biblioteca es estar ahí para ser “destripada” ya sea dentro de ella o en cualquier otro lugar.

  3. La primera vez que entre a una biblioteca recuerdo que me sorprendio, ver aquellas paredes alzadas llegando al techo repletas de aquellos mundos llamados "libros", en ese momento y con mi diminuto cuerpecillo sentia e imaginaba que los libros se elevaban casi hasta el cielo y me parecia increíble; para mi cada lomo me decìa algo que querìa saber ( desde pequeña he tenido una curiosodad muy inquieta y aventurera), cada vez que abría sus paginas y veía sus dibujos me envolvía una historia diferente y mi imaginacion volaba haciendo parte de ella; pero no era solo esto lo que me encantaba de ese lugar tan mágico para mí era el sentir haber encontrado un grupo, una fraternidad que compartía mi misma aficciòn, mi mismo secreto…y me sentía unida a ellos,pero a la vez libre para ir y viajar a donde fuera, con mi compañero de al lado, con "Peter Pan" o con mi amiga de la mano de "Blancanieves". Había encontrado un sitio que me permitia soñar con lo que querìa ser y hacer todo lo que deseaba, con permiso de mi madre ( era aquella travesura permitida) y aùn mas con sus elogios,y el conocer por mi misma nuevas cosas. Conforme fuí creciendo, pasando de una "Cenicienta" a un "Árbol de la ciencia"…

    Asì recuerdo la biblioteca de pequeña, hoy en día mi idea y perspectiva de ella no ha cambiado mucho, aun me parece un lugar fantastico donde estoy compartiendo en silencio algo con aquellas personas que al igual que yo la visitan,y tambien sigo viendo los libros como mundos diferentes llenos de sabiduria, cultura,conocimeinto y caminos de sueños. Estoy de acuerdo en que la biblioteca pública es esa fuente de cultura, donde todo es de todos, donde todos aprendemos, donde no necesitas ser alguien o tener algo, es el cumplimiento del inverosimil de "gratis" en un mundo capitalista y el cumplimiento de la utopia socialista todo es de todos" sin propiedad privada.

  4. Es una pena que se esté perdiendo el hábito de leer y de ir a las bibliotecas. Pero una cosa conduce a la otra. Estamos asistiendo a un cambio en las costumbres de la población. Leer un libro ya no se considera como ocio, no se concibe leer para pasar el rato, sobre todo entre los jóvenes que han crecido entre pantallas. Estamos en la era de la inmediatez, todo va a un “click”, todo es zapping, todo se quiere ya. Y claro, un libro no proporciona esa rapidez a la que las nuevas generaciones están acostumbradas. Por otro lado, y cada vez más, los jóvenes ven la lectura como algo obligatorio, y muchas veces en los propios colegios o instituciones no se acierta con las lecturas adecuadas para los chavales, hecho que fomenta que se tenga tirria a los libros. Yo creo que disfrutar de la lectura es algo que cada uno tiene que descubrir, tiene que salir de nosotros. Por tanto, si no se tiene un hábito lector bien arraigado, a nadie se le va a ocurrir ir a una biblioteca. Antes bien, como dice Vicente Verdú en su artículo, los jóvenes prefieren ver la televisión o los videojuegos a leer, y salir al cine o a tomar algo en lugar de ir a la biblioteca. Personalmente por la gente que me rodea, pongo como ejemplo a mi hermana pequeña y sus amigos, esto es algo muy palpable. Hay muchas otras cosas que hacer (“más divertidas”) antes que leer un libro. Antes, cuando no teníamos videojuegos, Internet, ni siquiera ordenador, muchas veces no nos quedaba otro remedio que leer, pero hoy en día se encuentran otras muchas cosas que hacer para pasar el rato. Por último, pienso que además las bibliotecas se están relegando únicamente a lugares de estudio, en los que casi hay que “coger número” en las épocas de exámenes, pero que el resto del año sufren un notable descenso de afluencia. Creo que muchas veces no se tiene en cuenta la importancia de los fondos, y se deja un poco de lado lo que realmente supone una biblioteca.

  5. La decadencia y la falta de uso continuado de las bibliotecas deja claro una idea que posee la juventud y que se está acentuando mas y mas, y es el hecho de que leer y la cultura no esta de moda. La biblioteca publica deberia ser un lugar de uso comun, donde el 90% de la sociedad deberia ir a resolver sus dudas e inquietudes, tanto en el ámbito laboral como en el de ocio. Pero desgraciadamente eso no es asi, y la cosa va a peor. yo seguiré yendo como siempre 2 veces por semana a la biblioteca de mi barrio, espero que vosotros hagais lo mismo en el vuestro.

  6. Las bibliotecas públicas son un lugar para fomentar la cultura, la lectura y la inmersión en un mundo de libros y documentos a pleno alcance para todos. Deberían estar más extendidas y hacer llamamientos de incitación a la lectura; sobre todo a la gente joven.

    Además de bibliotecas públicas creo que sería muy interesante promover aulas de lectura donde poder llevarte tu libro y leer tranquilamente, o consultar libros propios de la sala. Yo he pasado muy buenos momentos en la sala de lectura de mi pueblo, además de leer, para mi fue un buen lugar de reunión.

  7. Una biblioteca púbilca y el metro. Desconocidos a escasos metros sumergidos en mundos paralelos, buscando 15 minutos de soledad mientras que cogen la linea5 y luego la 1 hasta su casa, en el que le esperan sus hijos y su mujer o simplemente sus padres. Hay silencio, libros y alguna que otra mirada distraida entre jovenes que estallan sus ojos y luego los retiran con una media sonrisa.

    Aprciolas bibliotecas públicas, creo que son una especie de templos, la gente interioriza en cuanto acaba un parrafo, lea lo que lea, están solos, sin nadie que les pueda invadir ese momento de soledad, salvo un par de miradas que filtrean, sin embargo resulta enormemente agradable, y creo que cuanto mas grandes mejor, sin embargo no creo en los amagos de pequeñas bibliotecas como el fnac donde la mayoría son ejecutivos que a la hora de la comida se cogen un sandwich vegetal con pollo y cogen un libro que creen que puede separarles de la vida escasamente extasiada que llevan, buscando un poco de emoción mientras el trozo de pollo se le queda entre los dientes y piensan en el el cepillo especial para este tipo de percales que ha sacado colgate y que han olvidado en la chaqueta de etro en casa de su suegra.

    Es interesante pues leer consigue avivar la imaginación y eso a corto, medio o largo plazo resulta enormemente divertido, cada uno tiene su historia, sin embargo el tipo alto y largirucho que tienes enfrente y que lee algo de fisica cuantica, comienzos y desarrollo tiene una historia detrás que nunca llegarás a conocer pero si llegarás a crear inevitablemente mientras cierras la tapa de tu libro y metes las gafas en la funda.

  8. Las bibliotecas suelen ser esos espacios a los que solo se acude en caso de emergencia, es decir, cuando un profesor pone un espantoso trabajo que solo te puede solucionar el libro que está perdido en la última estantería. Bajo mi humilde opinión pienso que esta mala fama se la ha ganado debido a el silencio sepulcral que la envuelve. En las bibliotecas debería haber espacios habilitados para gente que no solo quiere leer sino compartir con un compañero algo que ha leído. De esta forma, este lugar se podría convertir en un espacio mucho más atractivo. Estos sitios públicos están mal aprovechados.

  9. La biblioteca pública, pobre de ella, en el abandono desarraigado en el cual se encuentra, todo por ser un espacio de libertad en el que cualquier persona se puede resguardar de la sociedad y sentirse libre por unas horas, dando paso a su imaginación y a su lectura desenfrenada.

    El descuido, la poca práctica a la hora de invertir en el bien común, sin olvidar que la biblioteca pública es reflejo de la población en la cual se encuentra. Si se apreciara más este tesoro que poseemos, la ciudadanía tendría la oportunidad de tener una mayor diversidad cuando se acude a estos templos del saber popular.

  10. Como insinúa la perfeta metáfora de Vicente Verdú, no somos nosotros, sino nosotros absorvidos por el actual modo de vida, los que no nos permitimos dejar unas horas para la lectura, desaprovechamos la principal virtud del libro, imaginar. Porque nadie puede meterse en el papel con 20 personas alrededor a primera hora de la mañana, que es el único momento que las nuevas tecnologías, los avances que nos hacen mejores que otros que no los tienen,nos prestan para abrir un libro. El mejor monumento al libro, la biblioteca pública, ya no tiene tantos afiliados entre la población, seguramente porque es más divertido quedarse en casa delante de la pantalla de un ordenador, con la espalda medio rota y la vista cansada.

    Si no va gente a las bibliotecas públicas; no hay demanda,por lo tanto el Estado no oferta. Las bibliotecas, estos baules gigantes de libros, ya no reciben tanto dinero para mejorar y ampliarse, y entramos en el mismo círculo vicioso. Parece que la Ley del más fuerte también se da entre los libros y las nuevas tecnologías.

  11. Bajo un pequeño foco de luz, estoy sentada en un rincón de la biblioteca; entonces pienso para mis adentros respetando el silencio que allí habita, en todos aquellos momentos que en este mismo lugar viví, recuerdo tardes enteras con mis amigos haciendo algún trabajo, horas de estudio en las que también había tiempo para reir y para hablar en lo que nosotras acogimos como "nuestros breves descansos". Por ello hoy, huyendo de uno de mis mayores temores: la soledad, me refugio en un lugar que aunque a simple vista parezca frío , a mi me sabe abrigar. Me cobijo en el calor que me proporcionan mis libros y en el cruce de miradas que todos los allí presentes, nos brindamos para certificar que de alguna manera, estamos unidos.

    Comparto, por tanto, la visión que ha ofrecido Antonio Muñoz Molina sobre la Biblioteca, pues su relato me iba dejando atónita al tiempo que lo leía, porque quizás yo también lo sienta así, pues por primera vez, no encontré restricciones para acceder al lugar en el que salvaguardaba mi felicidad. Quizás haya gente que no añore un libro, cuando entre ambos haya distancia temporal; pero es que yo rechazo las etiquetas, por ello, no creo que haya que bautizar a nadie como lector o como no lector, pues afortunadamente y gracias, en gran medida, a las bibliotecas públicas, el leer es un derecho que nos pertenece a todos y que está a la mano de aquel que decida voluntariamente hacer uso o por el contrario no, de éste mismo. Se han de respetar, asimismo, los gustos que cada persona pueda tener a la hora de escoger un libro u otro, y esto no debe ser tomado como un condicionante, para considerársele o más lector o menos lector. Hagámos un pequeño homenaje, a ese lugar, en el que muchos hemos encontrado a una pequeña familia.

  12. en estas sociedad tan frenetica en la que vivimos, no queda lugar a la tranquilidad, vamos de un lado para otro corriendo, sin tiempo de hacer nada, ayudado por las tecnologias, y encima en los pocos momentos de tiempo libre recurrimos a internet, la television, escuchar musica, etc. con esta situacion el simple hecho de relajarse un rato a leer parece cada vez mas complicado, y que mas de decir de las bibliotecas publicas, las cuales yo solo veo llenas cuando es epoca de examenes y todos los estudiantes vamos a estudiar todo el dia entero, ya que no nos queda caasi tiempo para los examenes, esos dias nos peleamos incluso por un sitio en la biblioteca, pero el resto de los dias,¿ que pasa?, el resto del año, esta vacia, solitara, con algun que otro que esta ahi "perdido", pero realmente, esta abandonada, ya que nuestro ritmo de vida actual nos dificulta mucho, tener un hueco para poder ir a ese lugar donde reina la tranquilidad.

  13. ¿La biblioteca publica o las cuevas de Altamira? Claramente no tiene nada que ver una cosa con la otra, pero parece que es esta imagen de antigua u oscura la que atribuimos a un centro que tiene tanto que ofrecernos. Realmente, es todo lo contrario, ya que su modernización se da día a día siempre que la aprovechemos. Como dice el escritor Antonio Muñoz Molina, un mismo libro cambia en función de quién lo lee y con este nuevo lector,aparecen nuevas ideas, nuevos pensamientos revolucionarios e innovadores… ¿Y respecto a la imagen aburrida y oscura que atribuimos a la biblioteca? No existe espacio tan agradable que ofrezca tanto, no sólo un amplio abanico de libros de fácil acceso, sino un ambiente cálido envuelto en una atmósfera pensante, en consatante movimiento, reflexión y excitación con la actividad.

  14. Las bibliotecas son un lugar de paz, de relajación, de educación, cultura y saber, además de diversión. Estoy de acuerdo con la compañera que hace s comentario justo antes que yo, el ritmo de vida que vivimos es el causante de nuestro abandono de las bibliotecas y de muchos otros llugares en os que se respira paz y disfrute. La tecnología está reemplazando al libro, a el deber de transportarnos a otro lugar para poder acceder a la información que requerimos, es una pena, pero es así. La gran parte de los estudiantes universitarios no utilizan la bibiteca pública para consultar libros, sino sólo para estudiar, en todo caso utilizan sólo la biblioteca de su facultad o Internet para informarse de aquello que desean. Es la nueva sociedad de la tecnlogía que seguirá avanzando imparable y que seguirá relegando a la bibioteca a un segundo plano, es la vida del futuro, la vida impersonal

  15. La biblioteca pública, como bien nos muestra Antonio Muñoz Molina en el articulo “De una biblioteca a otra”, no es sólo un lugar para el entretenimiento y la lectura, es mucho más que eso. La biblioteca pública es un lugar de encuentro entre las personas que necesitan la ayuda de los libros para formarse académicamente, o que simplemente necesitan de los libros para evadirse de otras cosas, y tener nuevas experiencias.

    Creo que la biblioteca pública no está olvidada ni mucho menos. Desde que somos pequeños, hemos frecuentado la biblioteca en busca de aquellos libros que nos inquietaban y nos llamaban la atención. Cuando vamos creciendo nuestros intereses van cambiando, así como los libros que necesitamos, pero la biblioteca nos ofrece todas estas posibilidades ya que la gama de lecturas que nos ofrece es interminable y se ha ido adaptando a los avances tecnológicos. Siempre hay personas de todas las edades que necesitan información y formarse culturalmente, por ello no creo que la biblioteca pública este llegando a su fin.

  16. Niña ¿a dónde vas? no puedes salir, ¿no te acuerdas de que estás castigada?

    No mamá si no voy a salir, si es que tengo que ir a la biblioteca a hacer un trabajo y los libros que necesito no los tenemos en casa.

    Dios mío que magnifica excusa para poder salir de casa con el beneplácito materno, luego… la libertad.

    Lástima que mis hijos no tengan la posibilidad de usarla (la excusa me refiero), malditas bibliotecas 2.0, habéis acabado con un modo eficaz de tener a los padres contentos.

    Claro que analizando soy consciente del uso que daba Muñoz Molina (y me parece que vosotros) a las bibliotecas y el uso que le daba yo y me queda claro que, por eso Muñoz Molina es Muñoz Molina y yo…una simple bibliotecaria.

  17. La biblioteca pública es la casa de todos (o de casi todos) los libros. Es un universo aparte, donde miles de libros están esperando, impacientes, a que un nuevo lector les elija para contarle sus secretos y enseñanzas.

    Su ambiente es tranquilo, donde puedes evadirte del bullicio de las calles y pasar un rato bueno en compañía de libros, revistas, películas… porque no solo puedes leer, la biblioteca tiene diversas actividades para sus usuarios (conexión a Internet, ver una película…)

    Otro ejemplo, los cuentacuentos y otras actividades divertidas donde se pretende acercar la biblioteca a los más pequeños para el fomento de la lectura y su uso en otro tipo de actividades culturales.

    Además, desde los colegios también se fomenta la asistencia a la biblioteca organizando visitas escolares y asociándolos, haciéndoles ver a los más pequeños que son importantes y tienen carné como los mayores.

  18. Es imposible permanecer impasible ante estas profundas y hermosas palabras de Antonio Muñoz Molina. Hay que ser de piedra si después de leer esto uno no se siente profundamente vinculado con su contenido, si no siente la necesidad de adscribirse a todas las campañas en favor de la biblioteca pública. La biblioteca pública es un agente socializador de la cultura y como bien dice Muñoz Molina, no existe mejor escuela de ciudadanía. Es un elemento esencial para una sociedad libre. Es uno de los estandartes del derecho de acceso a la información y la cultura.

    Tomo prestadas unas palabras del artículo que Juan Sánchez Sánchez, escribió en el libro Palabras por la Biblioteca: “Una de las virtudes de la democracia es que los mediocres y quienes no desempeñan correctamente su cargo público suelen sufrir un varapalo de los ciudadanos en las siguientes elecciones. Por ello, para terminar, un consejo: no voten a quienes desdeñan la biblioteca pública; no apoyen a quienes teniendo responsabilidades en las políticas culturales consideran que la biblioteca pública es un servicio que no precisa recursos y que es un lujo que no puede estar al alcance de todos los ciudadanos. Vamos, que quienes no crean en la biblioteca pública se alejen de responsabilidades públicas que no se merecen…”

  19. Mis padres son, los dos, grandes aficionados a la lectura. Y cuando digo esto, es porque me resultaría imposible contar el número de libros que se han podido leer desde que tengo uso de razón, o simplemente, desde hace un año hasta ahora. Sin embargo, jamás les he visto poner un pie en una biblioteca. Yo también soy una lectora frecuente, y tengo que decir, que no descubrí la biblioteca hasta que entré en la universidad.

    No sé si será por mi entorno o circunstancias, pero me da la impresión de que hoy en día, una biblioteca pública se limita a cumplir la función de sala de estudio, con la única diferencia de que el estudiante puede, en un momento dado, consultar alguna duda en algún libro o diccionario de dicha biblioteca.

    No tengo nada en contra de ellas, todo lo contrario, me parecen imprescindibles. Sin embargo, creo que la sociedad en general (a parte de los estudiantes), no tiene conciencia de que estos centros existen, especialmente aquellos que no tienen medios para comprarse cada libro que se le antoje. Esto me lleva a pensar, que este desconocimiento puede ser una de las grandes causas del bajo índice de lectura en nuestro país.

  20. El concepto de biblioteca entendido simplemente como el lugar donde de conservan libros, se dejó de lado tiempo atrás. Actualmente la biblioteca ha adquirido un nuevo roll que llega más allá del mero préstamo o consulta de fondos. En nuestros días la biblioteca a alcanzado dimensión social, siendo éste un lugar donde la gente puede relacionarse, participar en actividades o familiarizarse con las nuevas tecnologías. En cierta medida este nuevo papel alcanzado por las bibliotecas se debe a las tareas de formación de usuarios desarrolladas por cada centro. Con ellas el usuario se convierte en uno de los elementos fundamentales de las bibliotecas, desarrollándose distintas actividades dedicadas a todos los usuarios, desde los prelectores hasta los usuarios adultos.

    En la biblioteca pública todo el mundo es bien recibido, no existe discriminación social, cultural o étnica. La biblioteca pública recoge todo tipo de documentos, seleccionados todos y cada uno de ellos de manera objetiva, es decir, en la biblioteca pública se da cabida a todas las ideologías o creencias (al menos en los países democráticos).

    Es una labor de todos mantener las bibliotecas y hacer de éstas cada vez un lugar más rico, un referente para la sociedad, un lugar para la lectura, para el conocimiento, para la formación, para la diversión…

  21. Precisamente ahora, que tenemos acceso a información desde tantos puntos distintos, no podemos olvidar el calor de las bibliotecas, donde la democratización de la información se dio en primer lugar.

    Muchos de nosotros recordamos, al igual que el autor, alguna en especial, de nuestra ciudad o nuestro pueblo, el primer lugar para leer y compartir dicha experiencia con los demás sin compartirla, en silencio, individualmente pero en esa atmósfera de enriquecimiento y recreo vivida por todos. Esas cosas no se olvidan.

  22. La biblioteca publica es sinónimo de multiculturalidad, donde no importa la edad, el nivel económico, donde se trabaje, que se estudia, donde se haya nacido, etc. Muchos usuarios de la biblioteca no son conscientes de todas las actividades que se ofrecen en ellas; exposiciones, talleres, charlas… Generalmente vemos a la biblioteca como un lugar de estudio o de préstamo de libros, pero la biblioteca pública es un punto de encuentro donde la cultura cobra su mayor protagonismo.

    La próxima vez que nos acerquemos a una biblioteca pública, no la miremos como un edificio donde se prestan libros, cuando observemos su entorno, nos daremos cuenta que entramos en un lugar donde no importa quien seamos fuera, en él, todos somos iguales, todos buscamos conocimiento, información, cultura.

  23. Sara Carmona Pérez OP UCM 2008

    La idea del ensimismamiento mientras se comparte un mismo espacio es una realidad muy frecuente en aspectos de la vida cotidiana: cuando vamos en el autobús, cuando esperamos la cola del supermercado…sin embargo cambia radicalmente cuando explicamos el fin que ese espacio tiene para cada uno. Todos los que allí asistimos valoramos lo importante que es este lugar que nos acoge sin pedirnos nada a cambio. La biblioteca es la mejor academia del respeto, en ella el silencio se hace símbolo del cobijo, con su deterioro por el paso de los años y la escasez de medidas para apaliar este nos veremos muy pobres de Educación en el sentido amplio de la palabra

  24. La biblioteca pública la observo como una sede de recónditas criaturas que se cobijan y se ocultan bajo esos libros llenos de entusiasmadas fantasías y lugares inalcanzables, donde tan solo el ser humano que posa sus frágiles manos en los libros es merecedor de toda historia que en estos libros abunda.

    Un lugar donde los que entran saben disfrutarlo, haciéndoles partícipe de todo lo que allí habita; libros, cultura, talleres, …

    Un mundo donde no hay distinciones de personas ni de valores, donde lo único que importa es la cultura.

  25. Me parece muy curioso esta reflexión que hace el autor sobre la biblioteca pública, ya que muy poca gente a día de hoy habla de ellas y mucho menos, con ese tono de melancolía y añoranza. Yo recuerdo las primeras veces que visité la biblioteca de mi barrio; eran sobre todo para hacer trabajos de clase y observaba la mezcla de gentes que había allí, cada uno a lo suyo, y todos en ese mismo espacio acogedor.

    Es un sitio donde leer, escribir, estudiar, y por qué no, compartir conocimientos con los demás no sólo verbalmente, sino a través de un libro. Creo que lo más especial es eso, saber que el libro que estás apunto de abrir, ha sido leido por un número desconocido de personas que quizá, o seguramente, buscaban obtener la misma información que tú.

    Una biblioteca es un sitio donde todos somos iguales ante los libros, sin distinciones.

  26. Me parece muy curioso esta reflexión que hace el autor sobre la biblioteca pública, ya que muy poca gente a día de hoy habla de ellas y mucho menos, con ese tono de melancolía y añoranza. Yo recuerdo las primeras veces que visité la biblioteca de mi barrio; eran sobre todo para hacer trabajos de clase y observaba la mezcla de gentes que había allí, cada uno a lo suyo, y todos en ese mismo espacio acogedor.

    Es un sitio donde leer, escribir, y por qué no, compartir conocimientos con los demás no sólo verbalmente, sino a través de un libro. Creo que lo más especial es eso, saber que el libro que estás apunto de abrir, ha sido leido por un número desconocido de personas que quizá, o seguramente, buscaban obtener la misma información que tú.

    Una biblioteca es un sitio donde todos somos iguales ante los libros, sin distinciones.

  27. Un lugar donde no existe el tiempo, en el que son los libros los que te eligen a ti.

    No es muy común pisar las bibliotecas si no es con un objetivo fijo, bien para ir a coger un libro concreto, bien un lugar para ir a estudiar, o bien un lugar para quedar y conocer gente. Pero no siempre es un lugar cercano, familiar ya que hay veces que para poder preguntar al bibliotecario uno tiene que darse un tiempo de reflexión para no importunarle y solo preguntarle en caso de extremada necesidad. Olvidamos el centenar de tesoros que tienen guardados, que no sabemos encontrar en muchos casos y en otros muchos que no queremos ni ver. Hoy en día el decir que uno se va a la biblioteca no es sinónimo de conocer este maravillosos sitio, sino que se convierte en un lugar en el llegas, te sientas, te fijas en la gente que va de un lado a otro, recoges y te vas. Y te vas sin haber conocido nada, un lugar de paso, porque ahí los que mandan son lo libros, son ellos los que te eligen a ti y si no estás atenta no los vas a escuchar.

  28. Cuantas personas deberian leer este artículo para que se pusiera de manifiesto en la sociedad el gran valor de las bibliotecas públicas, sus funcionesy usos, y el gran provecho que nosotros podemos hacer de ella.

    Desgraciadamente la realidad es otra, hoy en dia la biblioteca pública es generalmente conocida por el lugar donde se va a estudiar con el fin de aprobar exámenes, donde podemos utilizar ordenadores, o incluso pedir prestado un DVD o CD. Cada vez más los textos son sustituidos por la imagen, dejando a un lado los libros, la literatura, e incluso a lo que conocemos todos como el usuario lector. Las tecnologías nos invaden y se llevan lo que siempre ha convivido con nosotros.

    Todo esto afecta en gran medida a las bibliotecas públicas, los usuarios no hacen uso de ellas porque su concepto es otro, y si lo hacen es para darles un uso que realmente no es, ¿dónde quedan entonces las visitas a estos centros para leer un libro, para disfrutar de los libros, del silencio y la tranquilidad que ayudan a sumergirnos en millones de historias narradas?.

    La decadencia en ámbitos generales es fruto de todo ello, la falta de valores y una base educacional sobre todo entre los más jovenes y las tecnologías son los factores que marcan a las bibliotecas publicas con un falso concepto de inutilidad y valor.

  29. Parece que con el auge de las nuevas tecnologias de la información las bibliotecas públicas están pasando a un segundo plano, ya que estas nuevas tecnologías podemos emplearlas desde nuestra propia casa. Sin embargo, no nos damos cuenta de que la biblioteca es más que un lugar donde obtener información, sino que más bien es un lugar mágico y casi espiritual donde tenemos a nuestro alcance miles de libros que han sido consultados por otros miles de lectores. Ese encanto no debería perderse.

  30. Las bibliotecas públicas son un lugar de acceso sin discriminación. Es una buena oportunidad para aquellos que no cuentan con las posibilidades económicas el poder adquirir todo aquello que se oferta en una biblioteca pública. Todos los que entren y quieran tener acceso a tantos libros, películas, cds de música, etc, es posible en un solo par de minutos y de manera muy fácil y sobre todo de forma gratuita. Gracias a estos sistemas la gente cuenta con un espacio en el que todo es de todos y todo es de nadie. En el que los productos no se consumen y se desechan sino que pasan de persona a persona, de generación en generación.

  31. He disfrutado mucho leyendo este artículo.

    Nadie duda de la importancia de las bibliotecas, de que su función se convierte en una gran labor social y, que son las responsables de ese ‘primer contacto’ que todo niño debería tener: la emoción de entrar en un lugar de culto, con libros hasta el techo y repleto de historias escondidas a la espera de ser encontradas y disfrutadas al abrir la tapa de cualquiera de ellos.

    Nada más comenzar a leer este artículo me ha recordado un escrito de Paulo Coelho en su libro "Como el rio que fluye" y he ido directo a la estantería de mi cuarto para volver a releerlo. Comparto con ustedes alguna de sus líneas porque creo que son realmente esclarecedoras:

    ‘Claro que continúo comprando libros: no existe un medio electrónico que consiga sustituirlos. pero, en cuanto los termino, dejo que viajen, los regalo a alguien o los entrego en una biblioteca pública. Mi intención no es la de salvar los bosques o la de ser generoso: sólo creo que un libro tiene un recorrido propio y no puede ser condenado a permanecer inmóvil en un estante’

    Y para terminar, un poema de Borges:

    ‘Hay una línea de Verlaine que no volveré a recordar.

    Hay una calle próxima que está vedada a mis pasos.

    Hay un espejo que me ha visto por última vez.

    Hay una puerta que he cerrado hasta el fin del mundo.

    Entre los libros de mi biblioteca (estoy viéndolos)

    hay alguno que ya nunca abriré’.

    No permitamos que los libros mueran y sus historias caigan en el olvido. ¡Dejemos que nuestros libros viajen!

    ¿Y qué mejor lugar que en una biblioteca?

  32. Después de este artículo, no son muchas las palabras que pueden salir sobre las bibliotecas, realmente me han dejado tocada las palabras de Antonio Muñoz Molina, explican a la perfección el sentido de las bibliotecas y la necesidad de estas. Estoy totalmente de acuerdo con que la vida de los libros es ilimitada en una biblioteca, las historias que nos cuentan, los mundos que nos muestran reviven una y otra vez en cada lector. A una menor escala se puede ver en la biblioteca de un colegio mayor…me acuerdo en especial cuando el año pasado llego a mi colegio mayor el libro del “pijama de rayas”, fue pasando por las manos de todas la colegialas semana tras semana cada una vivía esa historia de una forma única inigualable y cuando comentábamos el libro todas lo veíamos de una forma semejante pero nunca igual. Este tesoro y este invento “las bibliotecas” tendría que ser mucho más cuidado y protegido pero en primer lugar valorado, es un trocito de mundo donde todos “vamos a lo mismo” y somos “lo mismo”.

  33. Con este artículo he podido descubrir, que es realmente una biblioteca. Si se mira a simple vista es un espacio lleno de libros, pero si miramos más profundamente es un espacio donde varias generaciones se unen, algunos miramos el correo, o leemos el periódico, estudiamos o simplemente leemos por el placer de hacerlo, todos tenemos algo en común…estamos en un mismo espacio que se puede usar para distintas cosas, pero donde la cultura es el denominador común.

    Parece increíble como en tan solo 5 minutos y con una simple tarjeta, puedes tener acceso a mundos que no conocerías, noticias que desconoces, simple conocimiento o soledad para meditar.

    Si los ciudadanos no somos capaces de cuidar, mimar las bibliotecas una parte de nuestro pasado desaparecerá y parte de nuestro futuro no será creado. Tenemos que obligar a las Instituciones Públicas a que hagan más por nuestra cultura, esta muy bien que se hagan conciertos, se hagan fiestas con importantes famosos… pero si no invertimos en la cultura que se puede tocar o ver, de algún modo todos desapareceremos.

  34. ¿Es acaso la biblioteca pública un lugar para que caiga en el olvido? Esta es la gran pregunta. Un lugar lleno de tranquilidad , rebosante de mentes abducidas por mundos literarios que les hacen ir a lugares nunca imaginados y rincón preferido de muchos que adoran deborar libros y libros y compartir con todos lo que de ellos han aprendido. Tenemos que pensar que pocas Instituciones nos brindan el privilegio de acudir a un espacio ocupado por libros de toda clase y culturas muy dispares , que existen muy pocos sitios en los que nada más entrar accedes a un mundo de silencio y tiempo para tí y un ejemplar lietrario de forma altruísta y gratutita…..tenemos que ser conscientes de que en nuestras manos está conservar esta tradición que nació mucho tiempo atrás y de la que todos podemos beneficiarnos intelectual y personalmente. Hemos de tomar conciencia de la importancia que tiene todo esto , de que sin la biblioteca pública nos están poniendo freno a algo a cuál tenemos derecho a acceder…. a la imaginación , al desarrolo de nuestra capacidad intelectual , al ocio de la lectura. Pensemos en cuántas personas han leído el libro que elegimos cuando vamos a una biblioteca y en todas las emociones , seguramente muy distintas a las nuestras , que ha evocado en ellas y que seguro vamos a poder compartir , si reflexionamos sobre esto conoceremos el por qué de las bibliotecas públicas , nos sentiremos un poquito más responsables de ellas y conseguiremos transmitir a los que de verdad tienen en sus manos el mantenimiento de las bibliotecas que no podemos hacer otra cosa que no dejar que éstas caigan en el olvido.

  35. Al leer este texto me he ido poniendo en situación, he estado reviviendo cada experiencia suya en mis recuerdos de biblioteca pública, es exactamente con define, las personas, las situaciones y demás. La verdad es que tengo ganas de volver nada más para ver todo eso, me gusta cuadno comenta que es un sitio libre donde hay gent de todo tipo y donde todo es de todos, todo se comparte, es como un mundillo a parte de los problemas y enfrentamientos del exterior, nadie pisa a nadie por un libro, todo es de todos. De puertas hacia adentro todo es diferente. Son instituciones públicas que nos tenemos que encargar de conservar por su gran valor, pero no el físico sino el que produce dentro de cada persona.

  36. Lo enfocamos de forma diferente porque somos estudiantes de un master de bibliotecas y documentación. Pero la gente va a las bibliotecas a lo que todos sabemos: Libros, revistas, películas y música gratis, sin pasar por caja; y como mucho un lugar para estudiar tranquilo. En una sociedad tan consumista como esta, la biblioteca ha pasado de ser el baluarte de la sabiduría a un todo a cien descafeinado.

    “Me llevo esta “peli” y me la grabo en casa” Si no he escuchado esto cien veces en la biblioteca pública que tengo al lado de casa… No tienen suficiente con poder coger la película de forma gratuita tantas veces como quieran que encima la tienen que copiar.

    Y creo que no soy el único que ha sacado un libro de la biblioteca pintarrajeado y subrayado por todos lados y con tinta…

    La biblioteca no transmite magia, o por lo menos no ahora: Los libros si. La gente no aprecia la biblioteca como un bibliotecario o el propio autor de este texto lo hacen y así le va a la biblioteca pública española. Es necesaria una sensibilización desde pequeños de lo que nos aporta y enriquece una biblioteca pública, a todos sus niveles, si queremos que vuelvan a ser “uno de los espacios cardinales de la ciudadanía”

  37. Tenía que buscar un libro, uno que me inspirara, uno cuyas fotos me hablaran, uno cuyos versos me conmovieran, estaba en nueva york, ¿dónde acudir? saliendo de la universidad pregunto a un señor, me indica como llegar a la biblioteca pública, que como bien dice Antonio Muñoz Medina se alza mastodónticamente en pleno corazón de Manhattan, en la 5ª avenida, no queda lejos, hecho a andar, durante el breve trayecto voy pensando si me dejaran entrar, si podré fotocopiar el libro, verlo siquiera, una ráfaga de pánico recorre mi espinazo, tan lejos de casa, sin ordenador, ¿que hacer si me rechazan, por española, por no ser socia, por lo que sea? con mi habitual agobio vital subo las majestuosas escaleras, recorro los amarmolados corredores y me acerco al mostrador de información donde dos amables ancianas se deshacen en sonrisas. Pregunto, mi inglés se traba cada media frase, intento explicar que soy extranjera pero que me urge encontrar un libro, No problem! exclaman, mi cara cambia, oh Thank you! respondo, no puede ser tan fácil, pienso, me da un mapa y me señala el camino que debo recorrer hasta el mostrador de registro, yo no la creo, creo que no me ha entendido, ¿cómo me van a dejar cotillear en las entrañas de su biblioteca, sus cimientos, sus saberes al completo así de fácilmente? Llego hasta donde debo registrarme, lo hago yo sola con un ordenador que se me facilita, su DNI, por favor, se lo tiendo a una joven, me sonríe, me lo devuelve junto con mi carné de biblioteca, lo miro aturdida, me siento afortunada, aceptada, como si compartiera un gran secreto. Todo fue comodísimo, con lo que me cuesta a mi dejar un libro, desprenderme de él por miedo a que no me sea devuelto, la biblioteca pública se convierte en un lugar donde no se me juzga, no se me mira con recelo, se me ceden libro con placer, como si desearan que lo tuvieras y disfrutaras. Llámalo altruismo, llámalo amor.

  38. Qué más decir de las bibliotecas, santuarios deinfinitos y distintons conocimientos, refugio para el estudio y la reflexión en un mundo que no para quieto…La biblioteca es uno de los pocos lugares de la ciudad donde poder disfrutar del silencio, de un clima sosegado y recogido, fuera de las prisas el estrés y el rudio. La biblioteca además no entiende de edades, religiones, razas, sexo o cualquier otro diferenciador… todos somos iguales cuando estamos en ella. Me gusta la sensación que describe el autor de esa sensación de estar sólo pero a la vez acompañado…pocas cosas o lugares consiguen esa sensación.

  39. "La libertad, la prosperidad y el desarrollo de la sociedad y de los individuos son valores humanos fundamentales. Estos sólo podrán alcanzarse mediante la capacidad de ciudadanos bien informados para ejercer sus derechos democráticos y desempeñar un papel activo en la sociedad. La participación constructiva y la consolidación de la democracia dependen tanto de una educación satisfactoria como de un acceso libre y sin límites al conocimiento, el pensamiento, la cultura y la información.

    La Biblioteca Pública, puerta local hacia el conocimiento, constituye un requisito básico para el aprendizaje a lo largo de los años, para la toma independiente de decisiones y el progreso cultural del individuo y los grupos sociales".

    Manifiesto de la UNESCO sobre la Biblioteca Pública (1994)

    Esto es muy importante ya que como bien nos dice el autor de este artículo, antiguamente los libros, la lectura y el saber comenzaron siendo sólo de unos pocos, además de ser empleados como herramientas de poder y de control de las conciencias.

    Una biblioteca pública es, pues, el centro público de información más importante, donde se lleva a cabo una actividad de carácter cultural, un lugar de comunicación e intercambio que está al alcance de todos principalmente debido a su gratuidad. Es un lugar donde se presta un servicio dirigido a todos los ciudadanos sin discriminación de ningún tipo.

    La biblioteca pública recoge obras de todo tipo de materias, adaptadas a diversos niveles educativos. Debe incluir materiales especiales para personas con dificultades de aprendizaje o de lectura. Además mantiene su colección en continua actualización, incorporando a la misma las novedades que van surgiendo, así como las obras que demandan los ciudadanos, para adaptarse a las cambiantes necesidades de la sociedad.

    Es, pues, también una forma de ocio que en estos momentos de crisis, o mejor dicho de recesión económica, probablemente estén viendo incrementado su público visitante y principalmente el número de préstamos, ya que gracias a su cualidad de gratuidad permiten a los individuos (que así lo deseen) disfrutar no sólo de los libros, sino que también de muchos otros servicios tales como: revistas, periódicos, acceso a internet, películas, CDs de música…

    Las bibliotecas públicas nos permiten disfrutar de diversos privilegios al mismo tiempo…de todos aquellos materiales que en ella se albergan, de la paz y el silencio que allí se respiran, de la diversidad de gente que acude a ella…facilita una multiculturalidad en el más amplio sentido de la palabra. A su vez, es un lugar mágico que permite evadirnos de la realidad que nos rodea por unos momentos…pero que al mismo tiempo hace que no perdamos ese contacto real…

  40. La biblioteca pública es una parte esencial de la cultura de los ciudadanos. Además de la educación que se imparten en los colegios y universidades, tiene que haber una vía de libre acceso a la cultura y eso junto a los museos son las bibliotecas públicas. Todo el mundo puede acceder a una, sin restricciones, puede sumergirse en la lectura y empaparse de conocimiento sin más esfuerzo que el trasladarse hasta ella. Siempre gusta comprar libros y conservarlos en casa y releerlos de vez en cuando e incluso compartirlos con tus allegados, pero con las bibliotecas públicas se te abre un abanico de posibilidades en las que puedes encontrar todo tipo de libros y no tienes que invertir dinero, puedes leerlo y releerlo las veces que quieras y compartir un clima de lectura con mucha gente. Quien sí debería invertir en la biblioteca es el Estado, que está descuidando una parte muy valiosa de nuestra cultura y educación y también de nuestro ocio. Creo que deberíamos preocuparnos más en que todo ciudadano pueda tener acceso a una amplia variedad de ejemplares y mantener las bibliotecas en las condiciones que merecen.

  41. Sin duda, es curioso. “Los libros, empezaron siendo privilegio de unos pocos”, simplemente leyendo esto nos deberíamos dar cuenta de la importancia de la lectura. A lo largo de la historia, hay gente que incluso murió por salvaguardar numerosos escritos… en resumen: la cultura. Si todas esas personas (monjes, escribanos, filósofos, maestros…) vieran ahora todo lo que tenemos y lo poquito que lo aprovechamos, nos dirían algo más que finas palabras. ¡Hay que leer!, tenemos que levantarnos del sofá y entrar en una biblioteca; allí cada libro conlleva una historia, seguramente más de un sufrimiento; y todo, para que pudiera ser leído por otras personas y transmitir esos sentimientos. Las bibliotecas son cuna de nuestra cultura, tienen un encanto especial, pero nunca las valoraremos; es más, irónicamente es ahora cuando, puede que empiecen a cobrar en estos sitios, el momento en que la gente comienza a pronunciar la palabra “biblioteca”, justo cuando tocan su bolsillo, incluso aunque no pise nunca una de éstas.

    Es un lugar que no valoramos, yo cuando me quedo a estudiar en la biblioteca, hay momentos que me despistan tantas asignaturas que me quedo ensimismada con los títulos que se encuentran a la altura de mis ojos, cada cual me fascina más; pero el problema es que si fuéramos con la idea y el tiempo de sobra para dejarnos seducir por esos títulos, sería distinto. Al final siempre tengo que recoger mis apuntes y mis ganas frustradas de tantos libros que querría leer.

  42. Las bibliotecas son el lugar público en el que es posible concentrarse a la hora de estudiar, leer o reflexionar. Es uno de los pocos lugares hoy en día en los que se puede disfrutar del necesario silencio que todos anhelamos de vez en cuando.

    Es un lugar muy especial, donde además de un clima agradable podemos encontrar numerosas obras para enriquecer nuestro conocimiento, consultar información, “alquilarla“…

    Pienso que es un recurso fundamental para todo estudiante o investigador, ya que el tiempo de trabajo de éstos es mucho mejor aprovechado en dichas circunstancias, por otro lado, en una biblioteca prima también el respeto por las demás personas que hacen uso de ella, convirtiéndolo así en un sitio que todos deberíamos valorar.

  43. Creo que, como el autor expone en la argumentación de este articulo, en sociedades como la norteamericana (en el este caso), los ciudadanos llegan a dar un mayor uso de las bibliotecas públicas que nosotros en nuestro país.

    Lo que conseguimos al ignorarlas en cierto modo es que lleguen a desaparecer y entonces eso que sabíamos que teníamos como posibilidad segura, solo formara parte del recuerdo.

    Cierto es, que las bibliotecas son lugares de culto al intelecto y al saber, pero en mi opinión están desaprovechadas, eventos culturales, grupos de discusión, debates o más noches blancas, conseguirían atraer a un mayor número de usuarios públicos, que desde hace un tiempo han cambiado “el trabajo de biblioteca” por la búsqueda en Internet.

    Las posibilidades que nos brindan las bibliotecas públicas son inmensas desde el hecho de poder ser propietario de un libro distinto cada semana sin necesidad de haberlo comprado, hasta la posibilidad de tener en nuestras manos joyas históricas de la literatura, tratados o manuscritos que de otra forma nunca podríamos tocar.

    Es necesario reinventarse y eso también es aplicable a sectores públicos y en nuestro caso a la bibliotecas, estos lugares que en mi opinión no deberían descuidarse por su importancia dentro de nuestras sociedades.

  44. Entiendo que el valor de las bibliotecas públicas va mucho más allá de poder acceder a un libro concreto en un momento puntual.

    Es un servicio de calidad social, que le brinda al ciudadano tener a su alcance todos aquellos documentos que necesite a lo largo de su vida, sin pagar cuotas y sin ser algo elitista.

    Es función de cualquier sociedad que se preste mimar sus archivos y mantenerlos actualizados y organizados.

    A mí personalmente me gusta poseer mis libros favoritos, porque anoto, subrayo o me compro ediciones bonitas para disfrutar de cada frase que leo. Comprendo que no todo el mundo puede hacerlo, teniendo el mismo derecho que yo, a sumergirse en la literatura.

    Lo que más me gusta de las bibliotecas públicas es ese acercamiento a todas las personas que la demanden y el cariño que sienten sus trabajadores por todo lo que guardan en sus estanterías.

  45. Permitirme la expresión "JODER" como las clavó todas este escritor.

    Es increible y cierto, que la biblioteca es uno de los pocos o el único lugar en dónde no hay roles ni jerarquías marcadas, es como la máxima expresión de libertad. Ademas nadie te dice lo que tenes que leer, ni cómo, ni cómo has de imaginarte la historia.

    Gracias a la biblioteca los libros son productos que consumimos pero no los acabamos, sustituye el almacenamiento de libros personal dónde solo puede acceder el propietario, por el almacenamiento con opción de utilizarlo por cualquier persona que lo solicite. Esto si que es una medida que realmente beneficia a la sociedad.

    Me recuerda en cierta medida al trabajo que hacen los bancos en coger el ahorro de las personas que les sobra ( y sino existiera el banco quedarian guardados inutilizados por un tiempo ) y darselo a los que lo necesitan, para que todos puedan consumir y pueda funcionar la sociedad. Con las bibliotecas públicas pasa lo mismo, gracias al almacenamiento en ellas todos podemos acudir a los libros que hay allí, y documentarnos en lo que nosotros deseemos.

    No tenemos barreras de conocimiento, el tema que despierte nuestro interés va a estar representado en éstas en forma de libro.

    Por lo tanto es muy triste e injusto que no se las considere como centros importantes ni se las cuide como centros de educacion fundamentales, simplemente porque entre sus acciones y requisitos no aparecen los intereses económicos.

  46. l tema que aquí se expone ha sido cuestión de polémica en el ámbito público, en incontables ocasiones; y es que cómo mantener a flote todas y cada una de las bibliotecas públicas, gracias a fondos cada vez más reducidos, se plantea como una cuestión con dificil solución a corto, medio y largo plazo.

    Como he leido en diferentes cometarios, deberíamos plantearnos la falta de ayudas para estos espacios públicos como algo puramente social; ya que como muy bien expone Antonio Muñoz Molina, el conocimiento no es algo para lo que debiéramos fijar un precio. La posibilidad que las bibliotecas públicas nos ofrecen es la del accecso gratutito al conocimiento, cuestión por otra parte fundamental en cualquier sociedad, para la formación sus "cívicos" ciudadanos.

    Yo me confieso dentro de lo que el autor considera "el grupo de egoistas que adquieren sus propios libros", libros que quizá no vuelvan a ser leidos, pero esto responde a manías personales. Sin embargo, en el caso de querer o necesitar un libro antiguo o de dificil localización, lo primero que se me pasa por la mente es acudir a uno de estos puntos, ricos en material escrito de todo tipo y clase.

    Considero que el archivo que muchas de ellas cobijan entre sus cuatro paredes, es insustituible.

    Este es el caso de la Biblioteca Nacional, que alberga textos antiquísimos a los que sólo unos pocos tienen acceso. Pero todo espacio que contenga cultura, en cualquiera de sus manifestaciones, deberia ser reconcido y contar con su merecido empujoncito; ya sea en cuanto a usuarios o a las tan necesitadas ayudas económicas.

    Termino expresando mi deseo de que todas y cada una delas Bibliotecas que tienen pocas expectativas de supervivencia, finalmente continuen con nosotros, por el valor incalculable de las experiencias, sentimientos y conocimientos que un día generaron en sus "clientes".

  47. Hoy en día la era de las tecnologías se ha superpuesto a la de las bibliotecas. No quiere decir que esté conforme con ello sino todo lo contrario, pero hemos de admitir que, con el invento de Internet ya no se recurren tanto a estos preciados lugares porque nos conformamos con la información rápida y no tenemos tiempo de ni tan siquiera pararnos a leer un libro. Tal vez sea por la vida tan ocupada que llevamos porque, al menos en mi caso, sólo nos damos cuenta de que las bibliotecas existen cuando no tenemos otro sitio al que recurrir bien sea para documentarte o para estudiar. Y la verdad es que es una pena porque, ¿qué mejor sitio para leer que un lugar habilitado específicamente para ello?, donde te ausentas de ruidos, voces, interrupciones y te sumerges en un ambiente de lo más calmado, apropiado para dejar volar tu imaginación con los cientos y cientos de libros que te rodean.

    Por este y otros muchos motivos, deberíamos conservar las bibliotecas eternamente por su alto grado de historia y cultura, ya que su contenido siempre es útil y no sabemos cuando lo vamos a necesitar.

  48. Tras leer el artículo de este autor…¡me han entrado ganas de ir a cualquier biblioteca!creo que la magia, lo especial y el misterion que supone cada biblioteca reside en que lo que se contiene en ellas es de todos, y, a la vez, propio de cada uno. Me da mucha pena que se esté subestimando su función de centro culturarl, y se llene de estudiantes que la convierten más en una tertulia, o en una sala de estudio, pero, al fin y al cabo lo importante es que sigamos acudiendo a ellas.

    Pocos vemos en las bibliotecas un lujar de lujo, pero, d hecho, es uno de los pocos que, por ahora, no tiene discriminaciones culturales.

  49. Se podria hablar durante horas y horas de cuanto sea importante la función de las bibliotecas publica entre el contexto ciudaniano. Constituyen uno de los primeros instrumentos para la divulgación de la cultura y además las promotion de alcunas iniciativas de que todos podemos disfrutar.

    Que tu prefieras la mera consultación o eligas el préstamo, en la biblioteca tu puedes encontrar la maniera para satisfacer tu aprovecho.

    Pero no hay solo eso, hay mucho mas. Y es propio eso lo que pasa por las palabras del escritor Antonio Munoz Molina. Una especie de encanto en el cual yo misma he reconocido mi personal experiencia.

    Tuve mi primer contacto con esa cuando todavía era nina, como llegaban bibliotecarios a la escuela elementare aprestando en una aula una collecion de libros: nos permetiban de andar entre ellos y elegir uno para aprovecharnos a sus lecturas durante una ora…por supuesto no íbamos a acabar nuestro cuento y eramos expresamente envitados a recarnos a la biblioteca para coger el préstamo del mismo! Es asì que llegando a la biblioteca nos abriba un mundo nuevo, encantado para nuestros ojitos, donde reinaba un mágico silencio.

    Crescendo he seguito a disfrutar de esta posibilidad a veces para mis curiosidades, a veces para mis libros del instituto y luego de la universidad… y además para transcurir mi tiempo de estudios entre sus cuatros paredes. Y aquí, finalmente, he potido vivir su ulterior ofrecimiento. La biblioteca se convirte en un “Meltin pot”, donde todas las diferentes personas encuentran una cosa en común. Nascen amistades con los sentados cerca de ti, confruentos sobre argumentos, o porquè no antipatías por el chico tan estraneo que nos molesta son su tic nervioso… pero bueno, lo magnifico es que es realmente una proieccion de la vida de la ciudad que pero tienes un pacifico, hermosissimo, minimo común denominator: el libro, y el sacro respecto por el.

  50. He de reconocer que no siempre he sido muy aficionado a la lectura. Tarde en encontrar el libro que iba a lograr aficionarme a ella.

    En este caso dio la casualidad que fue un libro comprado, no de la biblioteca, pero he de reconocer que la gran mayoría de los libros que vinieron después, salieron de la biblioteca. Probablemente, si todos esos libros que han colaborado a crear cierto aprecio y afición por la lectura, no los hubiese encontrado en la biblioteca, ahora mismo no podría hablar de afición, pues el acceso gratuito a ellos es uno de los principales motivos por el cual he leído mas libros. De no ser así, probablemente me hubiese estancado en leer algo de vez en cuando, bien comprado, regalado o prestado, solo que con el inconveniente de que si comienzas una lectura que no te gusta no puedes dejar el libro y cambiarlo por otro como se puede hacer en las bibliotecas.

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